sábado, 30 de junio de 2012

La magia de internet


OK, pongámonos en situación.
Eres un chaval de 20 y pocos años estudiando en una universidad americana a principios de los 70. En esa época conoces a mucha gente de gustos musicales similares con los que intercambias discos y un día decides dejar de practicar solo con la guitarra y formar una banda con dos colegas. Formas un power trio que aspira a capturar el sonido hard-rockero de Led Zeppelin pero con un sonido de guitarras más psicodélico. Ensayáis a menudo en cualquier sitio, primero tocando versiones y luego de vez en cuando creando con dificultad canciones propias, a las que dáis cara y ojos poco a poco de forma muy rudimentaria. Le pones un nombre cualquiera (cuanto más extravagante mejor) a tu grupo y empiezas a tocar con ellos en pequeñas fiestas y acontecimientos universitarios. No lo hacéis mal y durante una temporada no os faltan bolos a nivel local. Algún día incluso conseguís telonear a un grupo de cierto estatus en un concierto que da en tu ciudad.

Y llega ese esperado momento. De alguna forma conseguís que un estudio os preste unas horas de su precioso tiempo para que grabéis un disco. Estás emocionadísimo y ensayas continuamente con tu banda para dar lo mejor de ti en el poco tiempo que tienes de estudio. Pensáis el orden de los temas, la portada que le pondréis al álbum y su título.
El disco está grabado, distribuís todas las copias posibles a colegas y en los conciertos intentáis vender unas pocas más. Pero la cosa no llega a más.

Y entonces llega el momento de tomar una decisión: seguir invirtiendo horas y horas con tu grupo o centrarte de una vez en tu carrera para llevar una vida decente y segura. Eliges lo segundo, claro, como han hecho y harán la mayoría de jóvenes en tu situación.
Disolvéis el grupo. Descubres que en realidad nadie os echará demasiado de menos y te olvidas de este pecado de juventud mientras construyes una nueva vida con una casa, una mujer, hijos y todas esas cosas.

Pasan 30 años. Estás navegando por internet cuando de repente encuentras que en un blog que cuelga rarezas de los 70 aparece tu disco. Lo ha puesto ahí un sueco (¿de dónde rayos ha sacado tu disco un maldito sueco?) calificándolo de "Excellent Ultra rare psych-hard album". Te dedica una reseña con los pocos datos que ha podido sacar de ti y tus compañeros y dice que sois una gran obra desconocida en que se notan las influencias de Led Zeppelin y otros grupos de los que nunca habías oído hablar. En los comentarios unos tíos le dan las gracias al sueco por compartir joyas ocultas como ésta (¿tu disco una joya oculta? ¿en serio?).

Intentas localizar a tus colegas y les pasas el link emocionadísimo. Probablemente ni se acuerden de haber grabado este disco, pero ahí estáis, en un blog de internet compartiendo espacio junto a un bootleg de Mountain y ese disco de Atomic Rooster que nadie sabía que existía.

Quizá te invada un sentimiento de nostalgia recordando esos viejos tiempos y busques en el trastero la copia que tienes de tu álbum. Incluso es posible que te atrevas a rescatar tu guitarra eléctrica (si es que no la has vendido ya) e intentes volver a tocar esas canciones antiguas que ni recordabas. Pero claro, no funciona, son muchos años. En una película de Hollywood volverías a formar tu banda y haríais una gira triunfal en pequeños locales. En la vida real esto no pasa de ser una anécdota.

Pero tampoco cabe menospreciar el valor de esta anécdota. Gracias a internet no solo has recuperado la autoestima perdida 30 años atrás leyendo a internaturas (gente objetiva, no colegas) diciendo que tu álbum es bueno; sino que también puedes comprobar asombrado como personas de Suecia, Japón, Italia o Argentina se bajan tu disco, ese del que vendiste unas miserables 100 copias, y lo escuchan y disfrutan. No es un final idílico de película, pero momentos como éste ya justifican la existencia de internet, ¿no?

3 comentarios:

  1. Interesante, conocia este tipo de situaciones pero nunca me lo habia planteado desde el punto de vista de los musicos. Realmente debe de ser un shock darse cuenta de que haya gente por el mundo que considera una maravilla un disco que para ti ahora no es mas que una anecdota de juventud. Ah, tengo la impresion de que no estas generalizando ni hablando hipoteticamente, si no que esa es una historia real de algun grupo. Se puede saber de quien?

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  2. No, no es una historia real, aunque está inspirado en algo real. Hace tiempo en un afamado blog de descargas de rarezas de los 70s se colgó un disco desconocidísimo de la típica banda que solo hizo un disco y se disolvió. Entonces apareció uno de los miembros del grupo y comentó ilusionado que no se esperaba ver su disco ahí e incluso se marcó el detalle de volver a subirlo a mejor calidad para quien le interesara. Según el dueño del blog, esto le pasó algunas veces mientras lo tuvo abierto.

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  3. Ah, enterado. A partir de ahora hay que mirar bien a los de tu alrededor, porque quien sabe si tu profesor, el que te pone gasolina o tu jamonero tuvieron su gran pero efimero momento como rockeros destrozahoteles y mandalaporramaderos.

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