jueves, 24 de diciembre de 2015

Miles Electric

Llevo un par de meses obsesionado con la música de este señor:


No soy un entendido en jazz. De hecho, no tengo ni idea. Pero de lo poco que he ido escuchando, nada me ha impactado tanto como Miles Davis (lo cual es muy poco original, me temo). Pero sobre todo el Miles Davis que se inicia en Bitches Brew (1969), que es el que siempre me ha apasionado.

Mi primer contacto con él fue a los 18 años, y es de esas primeras escuchas que se me han quedado grabadas para siempre. Era una de mis primeras semanas en la universidad y, cómo no, el metro se averió y me retrasé más de media hora. Cuando llegué al campus la primera clase de la mañana ya iba por la mitad, y pensé que puesto que iba a tener que pedir apuntes de todos modos era absurdo entrar a la mitad, así que me fui a la biblioteca a matar la media hora que faltaba. Estuve chafardeando entre los CDs y me topé con la portada del Bitches Brew:


La portada de por sí me atraía mucho por motivos obvios, con ese artwork tan sugerente y misterioso. No había oído nada de Miles Davis ni sabía nada sobre él.  Obviamente me sonaba el nombre, sabía que era un tipo importante pero no tenía ni idea de por qué ni qué había hecho. Así que totalmente virgen en música jazz, cogí este disco, me fui a uno de los equipos de música que había en la biblioteca, puse el CD, me coloqué los auriculares y lo primero que oí del señor Davis fue esto:

Miles Davis - Pharaoh's Dance.mp3

No era lo que esperaba, no era la idea que yo tenía de jazz. Sonaba disperso, pero no en el mal sentido, sino como algo "abierto". El teclado eléctrico me recordaba a un montón de grupos de rock que conocía. Me gustó, definitivamente.
Llegué a escuchar los primeros minutos del tema "Bitches Brew", que ya me noqueó por completo... esas trompetas tan extrañas repitiéndose en eco... realmente esto molaba MUCHO. No tardé en grabarme el disco y oírlo compulsivamente.

Tiempo después he ido escuchando otros álbums de Miles Davis que me han gustado mucho como Kind of Blue (1959) o In a Silent Way (1969), pero ninguno me ha superado la magia de Bitches Brew.

Es cierto que muchos fans del jazz aborrecen este disco y la etapa que le siguió, pero quizá por no ser un fanático del género a mí es la época que más me gusta. Este año decidí atreverme con el imponente Live/Evil (1971), un disco doble repleto de temas largos... y de nuevo fue otra primera escucha que se me quedó marcada de la impresión desde la primera canción:


Guau, es el mismo rollo que Bitches Brew pero con más guitarra eléctrica y más pasado de vueltas. Desde la primera escucha fue mi gran descubrimiento del año que me ha llevado a un par de meses obsesionado con el Miles Davis de primeros de los 70.

Quizá el gran motivo por el que me cuesta acabar de entrar en el jazz es que he empezado demasiado arriba con estos discos. O quizá que lo que más me gusta del género son un tipo de discos con un sonido muy específico que parece que solo Miles y su banda lograron transmitir.

Y ya el último paso fue cuando descubrí este vídeo en Youtube:


Éste es ya otro paso más respecto al Live/Evil, con un sonido cacofónico al borde de lo escuchable. En ese directo Miles ya casi hace menos de trompetista y más de director de orquesta. Los resquicios jazz están bajo mínimos y lo que saca de su banda es un estilo que no sabría definir, a medio camino entre el rock, el funk y otras historias.

Entiendo que a muchos fans del jazz no les guste nada esto. Quizá realmente no es jazz. Pero sea lo que sea, me encanta.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Redescubriendo canciones: Banco del Mutuo Soccorso - R.I.P.

 

Es fantástico cuando rescatas un disco que tenías olvidado desde hace tiempo y al reescucharlo te fijas en una canción que conocías - o creías conocer - y te das cuenta de que era un temazo. ¿Cómo podía habérseme pasado por alto?

Esto me sucedió hace un mes con el debut homónimo de la banda progresiva italiana Banco del Mutuo Soccorso, del que recordaba básicamente el extenso tema "Il Giardino del Mago" y poco más. Reescuchándolo me di cuenta de que había otra composición fenomenal que no recordaba tanto, "R.I.P.". Pero lo que me dejó de piedra fue un momento concreto de la canción, la melodía que aparece en el minuto 5:50, cuando el tema se relaja y se convierte en una balada absolutamente preciosa, con una interpretación conmovedora de Francesco Di Giacomo.

¿Cómo pude no darme cuenta de ello antes? ¿Cómo no me enamoré de un momento tan hermoso? Amigos, nunca hay que dejar de reescuchar discos...

domingo, 18 de octubre de 2015

King Crimson - Olympia (París), 22 de Septiembre del 2015



No hay derecho, no, no lo hay. ¿Acaso se piensa Robert Fripp, líder y guitarrista de King Crimson que le vamos a permitir algo así? Más de veinte años siguiendo al pie de la letra la filosofía crimsoniana de mirar siempre para adelante, nunca hacia atrás. Basando los setlists de sus conciertos en sus últimos discos y dejando la época más conocida y apreciada por el gran público, los 70, en una o dos canciones testimoniales (en su última gira por España creo que solo tocaba "Red" y como bis simbólico, casi como quien da a los perros las sobras de la comida por pena). Diciendo textualmente en entrevistas que nada le repugnaría más que volver al material de sus primeras obras. Cambiando continuamente de formación y de concepto para evitar quedarse estancado. Más de veinte años así... y de repente el año pasado se embarcó en un tour americano con un setlist repleto de ¡¡temas clásicos!! ¡¡Canciones que no se tocaban desde principios de los 70!! ¿Qué mosca le ha picado, señor Fripp?



Resulta que ahora Fripp es un hombre feliz, en palabras suyas. Aparece en un concurso televisivo con su mujer dejándonos a los fans sin palabras (¿es ése el creador de "Fracture" famoso por lo exigente y duro que era trabajar con él? Vean el vídeo, a mí me parece acojonante). Actualiza un blog en el que nos da noticias sobre un conejito blanco que ha adoptado como mascota. Y vuelve a tocar temas antiguos.

En realidad a estas alturas la decisión de volver a sus clásicos podría verse como algo más subversivo que seguir sin mirar al pasado. Quiero decir, no frecuento foros de rock progresivo pero nada podría molestar a sus fans más radicales que esto (aun cuando en el fondo muchos matarían por escuchar esos temas en directo). Pero lo que sucede es que sencillamente el propio Fripp ha reconocido que le agotaba esa norma autoimpuesta de mirar siempre hacia adelante y no tirar del pasado. Y supongo que como cambio refrescante se le ocurrió montar una nueva formación y desempolvar esos viejos temas que, vistos ahora con perspectiva (hablo desde su punto de vista, claro), tampoco estaban tan mal.



He aquí la nueva formación: Robert (obvio), Jakko Jakszyk a la voz y guitarra, Tony Levin al bajo, Mel Collins a los instrumentos de viento y no uno ni dos, sino tres baterías, Bill Rieflin, Gavin Harrison y Pat Mastelotto - la cabra que vieron en la foto no pudo salir de tour por desacuerdos con su manager. Dos cosas interesantes que ya debieron dar pistas a los fans sobre por dónde irían los tiros: el retorno histórico de un miembro de los King Crimson de los 70, Mel Collins, y la primera vez en 30 años que Fripp trabaja en King Crimson sin el guitarrista Adrian Belew, que es el otro gran artífice de los Crimson post-70s. Como curiosidad adicional, en esta gira las tres baterías estaban en primer plano y el resto de la banda al fondo, lo cual dice mucho sobre el enfoque pensado por Fripp.

Cuando un servidor vio los setlists que dieron esta gente en América el 2014 y supe que harían un tour por Europa, decidí que eso era algo que no podía perderme y me dirigí hacia París confiando en que la selección de canciones seguiría siendo la misma (ya que yo no soy un verdadero fan de King Crimson y lo que me motiva son sus discos de los 70, lo siento, amigos).


Las expectativas que tenía era tan elevadas que temía que virtualmente el concierto no pudiera estar a la altura de lo esperado. El extraño inicio algo anticlimático no hizo más que aumentar mis nervios: cuando aún faltaba bastante gente para sentarse salió un tipo a decirnos que oiríamos una composición de Robert Fripp, y nos pusieron una grabación ambiental de unos 20 minutos bastante repetitiva que todos nos pensábamos que sería la intro. Pero no, acabó el tema y nos dijeron que teníamos 10 minutos de descanso. Al parecer esa grabación era el telonero.

Ahora parecía que sí. Una introducción grabada por el grupo nos pedía que por favor no hiciéramos fotos ni vídeos del concierto, que disfrutáramos del espectáculo tranquilamente y no a través de la diminuta pantalla del móvil... no era en el tono molesto que uno esperaría de Fripp (conozco una anécdota de años atrás en un concierto en que abandonó el escenario después de que alguien le hiciera una foto con flash), sino más bien divertido y amable. Y entonces salió la banda y pudimos verle a él, al famoso Fripp... que contra todo pronóstico parecía un anciano tímido pero ligeramente simpático, que lanzó una mirada a todo el público como sorprendiéndose de que hubiera tanta gente, para después acomodarse en su asiento, en un rincón, del que no se movería en todo el show. Mientras tanto sonaba como introducción el final del tema "Islands" en que se escucha una conversación en el estudio.

Y después de que los miembros de la banda juguetearan un poco con los instrumentos marcado el clímax inicial, Fripp empezó a insinuar con su guitarra esa inconfundible melodía que en el estudio hacía un violín y que daba pie a "Larks' Tongues in Aspic, Part One". En el momento en que entró el furioso riff casi de heavy metal quedó claro de qué iba la cosa. Cuando Mel Collins reemplazó a la perfección el solo de violín por uno de flauta se despejó cualquier duda sobre cómo se adaptaría a las canciones. La acústica del recinto era perfecta: las tres baterías se adueñaban de buena parte del protagonismo pero no tapaban al resto de instrumentos. Sencillamente todo parecía indicar que sería una noche memorable y lo fue.


De hecho, hablando claro, para mí ha sido uno de los mejores conciertos que he visto en los últimos años. La primera parte del concierto se centraba en temas nuevos o de discos de los 90 que desconocía en su mayor parte salvo "VROOOM", y no se me hizo nada aburrida. Solo hubo un tema de todo el concierto, "The Light of the Day", que me diera la sensación de bajón. El resto solo por disfrutar de sus interpretaciones me hicieron disfrutar muchísimo, y creo que ésa fue la clave del concierto. Rock progresivo en su máxima expresión.

Solo con presenciar la interacción de los tres baterías uno podía quedarse embelesado. Es algo que jamás había visto: la coordinación tan precisa entre los tres y la forma como, en un mismo tema, pasaban a desmarcarse centrándose cada uno en unas partes de percusión concretas, pero sin exhibicionismos, dándole a los temas aún mayor riqueza. Era algo asombroso.

Si ya con las canciones me tuvieron ganado, con la ración de clásicos (que no nos engañemos, es a lo que habíamos venido) toqué el cielo: una furiosa "Pictures of a City" con un solo de saxofón que le valió un aplauso al veterano Mel Collins, las infalibles "Easy Money" o "One More Red Nightmare" y los dos temas del Islands, sin duda de los momentos cumbre de la noche.


Un par de sorpresas: dos temas inesperados del adorado debut del grupo que no esperaba en absoluto porque no las tocaban en Norteamérica y porque no veía cómo las tocarían sin mellotron, "Epitaph" e "In the Court of the Crimson King". Bien, el truco estaba en que uno de los baterías, Bill Rieflin, tocaba el teclado en algunos temas dejando "solos" a los dos baterías. De modo que cuando escuché el inicio de "Epitaph" a medio concierto literalmente no me lo pude creer. Sé que es el tema típico que gusta a gente que no es fan del grupo, pero yo lo adoro igualmente y me emocionó mucho. Lo mismo digo del inicio del bis con esa inconfundible melodía evocándonos la corte del rey carmesí. ¿Cómo podía Fripp dejar temas tan buenos de lado y quedarse tan tranquilo durante décadas?

El fin del concierto principal era la esperadísima "Starless", con toda seguridad el momento cumbre de la noche porque con una canción tan perfecta y tan dada a ser bordada en directo por una buena banda no podía salir mal. El final del tema con el escenario oscurecido y la banda iluminada en un tono rojizo fue de pelos de punta. Y por supuesto qué mejor desenlace para la velada que la furiosa "21st Century Schizoid Man". Solo un pequeño reproche: introducir en medio un solo de batería individual de Gavin Harrison - durante todo el concierto hicieron algunos solos los tres baterías a la vez que eran una pasada, ¿qué sentido tiene introducir uno individual al final? - que además reemplazó el solo de guitarra (!). Pero bah, se lo perdono tras una noche tan inolvidable.

Sí, amigos, Robert Fripp ahora es feliz y, gracias a eso, yo un poco más también.


Larks' Tongues in Aspic, Part One
VROOOM
Radical Action (To Unseat the Hold of Monkey Mind)
Meltdown
Hell Hounds of Krim
Suitable Grounds for the Blues
The ConstruKction of Light
Interlude
Pictures of a City
Epitaph
Banshee Legs Bell Hassle
Easy Money
The Letters
Sailor's Tale
The Light of Day
One More Red Nightmare
Starless

Devil Dogs Of Tessellation Row
The Court of the Crimson King
21st Century Schizoid Man

PD: habrán notado que he llenado el artículo de fotos del conejo de Robert Fripp. No hay explicación para ello.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Queen - Hot Space (1982)


Todos los grupos tienen uno o varios discos controvertidos, oficialmente apestados y que históricamente se han considerado como ovejas negras, ese punto en común en que coinciden todos los fans a la hora de decidir el peor momento de una banda. En el caso de Queen el disco en cuestión es Hot Space (1982), o quizá lo era, ya que hoy día está siendo "rehabilitado" por algunos fans bajo la premisa de que tampoco era tan malo como se decía y por la nostalgia que supone ver recientemente un nuevo disco de Queen sin Freddie - The Cosmos Rocks (2005) - cuyo estilo tan insípido provoca que hasta uno eche en falta los desvaríos discotequeros de Freddie. A nivel cualitativo yo creo que están a la par, pero The Cosmos Rocks, en su estilo amuermado, complaciente e inofensivo parece una obra totalmente prescindible sin nada que decir, simplemente creada para oficializar la reunión Queen + Paul Rodgers; en cambio, Hot Space realmente tiene algo que decir. Puede que sea algo terriblemente equivocado, pero como mínimo se nota que aquí querían transmitirnos una idea.

Situémonos: Queen en realidad comenzaron la década con muy buen pie, con uno de esos discos que literalmente salvan carreras, The Game (1980). En los 70 se habían comido el mundo, y su último disco de estudio, Jazz (1978), no hacía presagiar problemas en el seno del grupo. Pero los tiempos estaban cambiando y difícilmente en 1980 podrían repetir la jugada de sacar como single un tema como "Bicycle Race" (aunque lo de utilizar un tema de rockabilly no es tampoco especialmente obvio, si lo pensamos bien). Queen, que no eran ajenos a ello, optaron por un cambio en The Game. Adiós a los excesos de los 70 y bienvenidos a la era del "menos es más", promovida por su ingeniero de sonido Reinhold Mack, figura clave en los Queen de los 80. Temas más sencillos, menos sobredosis de coros y entrada en juego de nuevos elementos como los sintetizadores y la música funk. Y lo mejor de todo es que les funcionó. El disco vendió muy bien y conseguía algo tan difícil como mantener su estilo personal al mismo tiempo que variaban su sonido. Todo parecía ir por buen camino. Y curiosamente, si en 1980 lanzaron uno de esos discos que salvan carreras, dos años después estrenaron el que casi hunde la suya. ¿Cómo podía pasarse en 2 años de tal acierto a tamaño error?

Al menos el merchandising molaba

La gestación de Hot Space fue ciertamente muy complicada y tuvo lugar en un clima bastante tenso, incluso para los estándares de Queen. En aquellos años Freddie estaba en su fase de mayores excesos en todos los sentidos y sentía un enorme interés por el pop ochentero, la música disco y otro tipo de sonidos completamente alejados de Queen. El bajista John Deacon, introductor oficial del funk en el grupo con "Another Ones Bites the Dust", estaba encantado con ese panorama. Mack y el manager personal de Freddie alentaban esas tendencias (el segundo de hecho quería sacar a Freddie de Queen, pero ése es otro tema). Brian May, el único que quería seguir aferrándose al sonido rock y a su guitarra eléctrica se encontraba en minoría. El batería Roger Taylor, que sería su aliado lógico, en aquellos años pasaba de todo y se involucró lo mínimo en el disco (de hecho algunas baterías están hechas con cajas de ritmos).

En realidad ese paso a un sonido más funkie que había tenido lugar en The Game no había sido solo cosa de Deacon: Brian había aportado la genial funk-rock "Dragon Attack", Freddie experimentaba con otros sonidos en "Don't Try Suicide" y, curiosamente, fue Roger el que rompió por primera vez la regla de no usar sintetizadores trayéndose uno al estudio. Pero The Game seguía manteniendo, pese a todo eso, una sólida base rock y el sonido Queen. Y eso es lo que se pierde en Hot Space. En algunos temas como el single "Body Language" no había literalmente partes de guitarra eléctrica. Deacon se quejaba a Brian se que no hacía los solos que él quería para sus temas. Freddie estaba todo el día de juerga y le encantaba este cambio de rumbo. Brian, en minoría, acabó recurriendo a este tipo de excesos como válvula de escape (el solo de "Put Out the Fire" lo grabó borracho, un punto a su favor dado el resultado).

A cambio, si alguien destaca con abrumadora diferencia aquí es Freddie. Es un disco donde tengo la impresión de que su voz acapara el protagonismo más que de costumbre, quizá ayudado por el estilo más sencillo en que no compite con tantos coros y guitarras. De hecho es la primera vez en su carrera (sin contar el Flash, que es una banda sonora) en que Brian y Roger no cantan ninguno de sus temas. Roger como dijimos estaba de vueltas de todo y ya se reservaba sus dotes de cantante para sus discos en solitario. Y Brian, que siempre interpretaba alguna balada suya, aquí aparentemente estaba demasiado desganado para entonar "Las palabras de amor" o quizá creyó que su voz no pegaba. Quién sabe, en todo caso ninguno de los dos volvió a ser la voz principal en ningún tema futuro de Queen estando Freddie.

Los dos grandes culpables del invento. Les seguimos queriendo igualmente.

Ciertamente, el fan de la época debió flipar mucho cuando puso su nuevo disco de Queen y éste empezó con un tema funk con acompañamiento de trompetas, "Staying Power". Y si pensaba mientras miraba la carpeta "Buf, menos mal que ahora viene un tema de Brian", ahí estaba "Dancer", cuyo horroroso título nos describe a la perfección su contenido y nos hace pensar que Brian quizá también intentó a regañadientes pasar a ese nuevo estilo. El single de John "Back Chat" como mínimo reconozco que es pegadizo, pero me sigue pareciendo del montón (a cambio el videoclip es entrañablemente ochentero), y sobre esa abominación llamada "Body Language" mejor no hablo (la cara que pone Brian en el videoclip ya lo dice todo).

Curiosamente, Roger Taylor, que en sus discos en solitario se entregaba a los mayores horrores ochenteros, en este álbum es el más conservador de todos. "Calling All Girls" es un tema que por algún motivo siempre me ha desagradado mucho, pero a día de hoy la veo como una canción pop-rock inocua del montón (eso sí con uno de los videoclips más maravillosamente ridículos de Queen). En cuanto a "Action this Day" es terriblemente simplona pero me cae algo en gracia, creo que por el estribillo. Aun así ambas están muy por debajo de los estándares de Roger, aunque no sean horribles.

Esto pretendía ser un homenaje a THX 1138 de George Lucas. Quedó en parodia.

Se suele decir que la clave del disco está en la cara B, que es donde vuelven los Queen clásicos. Y aunque en rigor para que fuera así habría que intercambiar "Cool Cat" por "Action this Day", tiene gran parte de verdad. Así pues, tenemos aquí una buena y una mala noticia: la buena es que la mitad del disco nos ofrece a unos Queen menos ochenteros, la mala es que esta parte del álbum nos confirma que si Hot Space es tan flojo no es solo por el giro estilístico sino porque compositivamente el grupo ya no daba más de sí.

Tomemos por ejemplo "Las palabras de amor", una balada de Brian que creo que se ha denostado mucho aquí simplemente por su ridículo su estribillo en español - un apunte: me parece un contrasentido divertidísimo que para un tema dedicado a sus fanes japoneses, Queen cantaran todo el estribillo en dicho idioma, pero que en cambio cuando el mismo Brian decide escribir una letra con partes en español solo incluya dos ridículos versos pese a ser un idioma que manejaba con cierta soltura. Yo siempre he defendido que es una buena canción pero si la comparamos con "Save Me" de su anterior disco se queda en nada. También nos ofrece nuestro guitarrista melenudo "Put Out the Fire", uno de los más sólidos argumentos a favor que esgrimen los defensores del disco, ya que es un tema rockero que resulta refrescante entre tanto horror discotequero. Recuerda mucho a la futura "Tear It Up" pero, al igual que ésta, es un hard-rock à la Brian May menor sin la personalidad de un "Dragon Attack" - nótese que estoy comparando siempre con su anterior disco de estudio, no me remonto más atrás porque tampoco es justo, pero al lado de sus grandes álbums las comparaciones serían aún más odiosas.

En cuanto a Freddie, nos ofrece aquí mi tema oculto favorito del disco, la balada dedicada a John Lennon "Life Is Real", que tiene cierto tono tristón melancólico que me agrada mucho... pero difícilmente nadie la citará como una de sus mejores baladas y está claramente por debajo de "Play the Game".

Y si miramos hacia adelante las comparaciones siguen siendo reveladoras ("Hammer to Fall" o "It's a Hard Life", casi nada). Incluso los temas de Roger, el compositor más flojo de todos, están por debajo de los dos de The Game, que no eran maravillas pero estaban muy bien.


No, amigos, desengañémonos. Por mucho que fantaseemos sobre cómo habría sido el disco grabado de forma más convencional, la realidad es que el grupo estaba ya desgastado. Solo hay un tema que realmente puede competir con el resto del catálogo del grupo, y ustedes ya saben cual es: "Under Pressure", fácilmente su mejor tema de los 80. No creo que sea casual el hecho de que fuera una composición muy anterior al resto del disco, no solo por inspiración sino por estilo. Tampoco que el otro co-autor sea ni más ni menos que David Bowie. No deja de parecerme curioso aun así que tras un clásico inmortal de ese calibre Queen tocaran fondo con Hot Space y Bowie con Let's Dance (1983). Teniendo en cuenta que este single se lanzó bastante antes al resto del disco, no quiero imaginar la cara de decepción de los fans al oír el LP por primera vez, expectantes después de que "Under Pressure" les hiciera suponer que el grupo seguía en plena forma (de todos modos, el single "Body Language" imagino que ya hizo saltar todas las alarmas).


Al disco le seguiría el consabido tour que ha quedado reflejado en el excelente directo en el Hollywood Bowl de 1982. A menudo creo que los discos y los conciertos que retratan a un grupo en estado de crisis y dudas pueden ser muy interesantes, y creo que éste es el caso. Acababan de sacar un álbum de música disco que no vendió del todo bien y tenían que trasladarlo al directo. Bonito dilema. En el Hollywood Bowl puede verse cómo faltan dos de los singles que se sacaron del álbum y que se habían probado en directo pero no duraron mucho en el repertorio ("Body Language" y "Calling All Girls"). Sencillamente no funcionaban. Y si creen que en el fondo es sano que el grupo mostrara la inquietud de ir rotando temas y alejarse de los singles de presentación, les recuerdo que el tour en que más cambios han hecho en sus setlists, con diferencia abrumadora, fue presentando el disco peor recibido de su carrera: The Cosmos Rocks (2005). No, Queen estaban dubitativos. El inicio del Hollywood Bowl con esas versiones tan adrenalíticas de "Flash" y "The Hero" parecen una reafirmación en plan "seguimos rockeando, de verdad, que nos os quepa ninguna duda". Y por si no queda claro, en cierto momento Freddie se dirige al público para hacer totalmente explícita esa idea (lo cual parece una extraña broma, ya que justo después de anunciar que siguen rockeando se enfrentan a la terrible "Stayin' Power"). Estaba claro que Queen se habían metido en un callejón sin salida: no podían seguir siendo ellos mismos tirando por este camino, pero tampoco parecían estar por la labor (al menos Freddie y John) de seguir anclados al pasado.

De todos modos, lo que casi acabó con Queen no fue tanto el poco éxito del disco (quedó muy por detrás de todos sus otros álbums pero vendió bien, simplemente estaba por debajo de los estándares de Queen) como la penosa y larga gestación del mismo. Si ya de por sí estaban hartos de convivir juntos durante 10 largos años de giras y grabaciones continuas, las discrepancias artísticas de Hot Space hicieron estallar la situación. Tras la gira de presentación, la banda se dio un tiempo de descanso que podía desembocar en una ruptura o en un retorno. Fue lo segundo. Y The Works (1984) - la solución a ese dilema de adaptarse a los 80 y seguir siendo ellos mismos - junto a su famosa actuación en el Live Aid les reactivó por completo. Para cuando grabaron A Kind of Magic (1986) habían llegado a una especie de armonía entre ellos y volvieron a reinar comercialmente como una de las grandes bandas de estadio de la época. Quizá el resbalón de Hot Space fue necesario para aprender de sus errores y encontrar el camino apropiado.

domingo, 26 de julio de 2015

Graffiti - Graffiti (1968)



El mundo de los discos underground de psicodelia o hard-rock de los 60-70 que hoy día se han rescatado en la comunidad bloggera (¿recuerdan a ChrisGoesRock? Dios le bendiga) es un caso aparte. Por un lado la gente que contribuye a sacar a la luz estas joyas hace un trabajo excepcional de reivindicar grandes discos y bandas perdidos en la historia, y que en la era pre-internet solo podían ser conocidos por entendidos que los sacaban no sé exactamente de dónde. Pero por el otro, a veces creo que se cae un poco en la generalización de considerar cualquier buen disco oculto de esos años como una obra maestra olvidada, elevando a los altares álbums que muchas veces yo considero medianías; que para los fans del género son de un gran interés y tienen el encanto extra de ese sonido menos pulido de los discos de las grandes bandas, pero que en la mayoría de ocasiones no son obras maestras reales. Esta tendencia lo que ha hecho ha sido provocar que los grandes discos underground de verdad, los que realmente son obras maestras, queden ocultos al no significar ya nada la calificación "forgotten masterpiece". Pues bien, amigos, el único disco de Graffiti es uno de esos casos en que les aseguro que es realmente una obra maestra oculta.

Yo llegué a esta gente una aburrida mañana en el trabajo en que se me antojaba escuchar discos de psicodelia underground de la época y opté por el que a día de hoy es el mejor método para descubrir joyas ocultas: Youtube. Es tan fácil como llegar a un album que esté subido completo y al instante te aparecen en el lateral como recomendaciones un buen puñado de otros discos desconocidos del estilo. A lo tonto uno puede pasarse la mañana entera saltando de un disco a otro mediante las recomendaciones y, por supuesto, gracias al esfuerzo de la gente que se dedica a subirlos.

Esa cabecera psicodélica y la imagen lateral del motorista eran sinónimos de cientos de joyas ocultas.
Por cierto, ¡el tipo sigue en activo!


Aquel día mi cuerpo me pedía discos de ese tipo y escuché varios pero solo hubo unos pocos que me dieron ganas de descargar posteriormente en casa. Uno de ellos era esta banda que no me sonaba de nada, unos tales Graffiti que grabaron este maravilloso debut y desaparecieron. Mirando los nombres de los componentes tampoco se me ocurre una conexión de éstos con otras bandas más conocidas, por tanto para mí son una banda 100% oculta.

Lo que hace tan interesante y maravilloso su disco es que Graffiti es una obra rebosante de ideas. Los temas son breves pero tienen concentrados un montón de melodías y giros sorprendentes que hacen que más de uno los califique (quizá algo aventuradamente) como protoprog. Lo que me encanta de este disco es ante todo que posee una cualidad que adoro: canciones con cambios continuos de melodía, que te llevan de un sitio a otro cogiéndote por sorpresa. Eso, bien hecho, es algo que me tiene ganado de antemano, y éste es el caso.

Cojan por ejemplo el tema inicial, "Father Protector". Empieza con una guitarra española muy evocadora, extraño inicio para un disco psicodélico, pero pronto se le añade la guitarra fuzz, bien. Le sigue una parte con unos coros que me parecen cojonudos y luego mi melodía favorita de la canción cuando suena de fondo el piano hacia el minuto 2; tras la cual llega el que suponemos que es el estribillo (lo supongo porque menciona el título del tema), uno de los peores estribillos que he oído de hecho. Pero no pasa nada, sigue un solo molón de guitarra y una parte acústica rarísima que me flipa. Todo este galimatías ha sucedido en cuatro minutos. No se repite apenas ninguna melodía ni ningún segmento, y sin embargo todo encaja. De eso va el disco.

Sobre cada tema podríamos hacer un listado de mejores momentos porque casi cada composición tiene giros sorprendentes que cambian por completo la melodía inicial. Por ejemplo "The Capture of Me" me empieza algo light pero luego llega un estribillo que melódicamente es de mis favoritos y tiene un pequeño momento épico ("Someone is caaalling...") hasta al final volver sorprendentemente a la melodía del estribillo. Luego hay momentos más misteriosos como el inicio de "Lifeblood" (fenomenal trabajo vocal, en estos grupos underground solían fallar mucho las voces) y el de "Girl on Fire", o toques más jazz como la parte instrumental de "Jingle Jangle". Algunos temas que inicialmente no me matan acaban sorprendiéndome con un cambio melódico que me gusta mucho más ("New Life"), y otros al contrario, tienen un inicio tan poderoso que el resto del tema no me parece a la altura aunque siga siendo bueno ("Coldwater").

Es en definitiva un disco que no se agota en un par de escuchas y con mucho que ofrecer. Realmente vale la pena oírlo a fondo y con cariño, porque hay mucho que rascar aquí. Graffiti, una de las recomendaciones que les hacemos para este verano.


sábado, 30 de mayo de 2015

Creedence Clearwater Revival - Mardi Gras (1972)


A la hora de escoger el mejor disco de la Creedence Clearwater Revival son bastante diversas las opciones por las que suelen decantarse los fans. Si bien quizá el más mítico es Cosmo's Factory (1970), no falta gente que prefiere el Willy and the Poor Boys (1969) - como un servidor - o el Green River (1969), incluso el que yo considero el menos acertado de su época clásica, Pendulum (1970), es el favorito de muchos. Pero así como no hay unanimidad para escoger el predilecto, sí que la hay a la hora de decidir el peor, y ése es Mardi Gras (1972). A día de hoy no he leído a NADIE que no lo considere el álbum más flojo de su carrera, y eso quiere decir necesariamente que la diferencia cualitativa respecto a los anteriores será muy marcada.

Por ello a la hora de enfrentarme a este disco del cual el propio John Fogerty reniega iba con las expectativas por los suelos y mi interés por él era únicamente completista. Pero, ay amigos, por suerte la realidad es que no se trata ni mucho menos de un mal álbum, simplemente es un disco flojo que palidece aún más al lado de una discografía hasta entonces intachable. No voy a reivindicarlo como una joya infravalorada, porque no es así en absoluto, pero aunque no me agrada puntuar discos con números digamos que me parece que le pondría una nota alrededor del 6, lo cual no es en absoluto el suspenso que muchos proclaman.

Lo que ya me mosquea más son las circunstancias que hacen que este sea su álbum más flojo. Si el motivo fuera simplemente el agotamiento creativo del líder del grupo, John Fogerty, creo que nadie se lo echaría en cara. Después de todo en 3 años había grabado 6 discos impecables repletos de clásicos absolutos por doquier. Pero no, el problema de Mardi Gras fue una estúpida batalla que se montó él solito para satisfacción de su propio ego personal.


Todo surgió a raíz de las tensiones que se generaron en el seno del grupo durante su edad de oro. El bajista Stu Cook, el batería Doug Clifford y, sobre todo, el guitarrista Tom Fogerty (hermano de John) le reprochaban al cantante y líder que no les dejaran participar en la composición de temas. Efectivamente, John se había impuesto como único compositor y líder absoluto de la banda, algo que molestaba sobre todo a su hermano Tom, quien quería también meter mano en la creación de canciones. No obstante, John no dio su brazo a torcer: argumentaba que él era el que tenía mano para crear canciones mayúsculas que les llevarían a la fama y que dejarles participar a ellos haría que la calidad del grupo se resintiera. Era una afirmación bastante arrogante pero quizá tenía razón, puesto que su talento como compositor era excepcional.

En la época del sexto disco del grupo, Pendulum (1970), Tom ya había hecho algún amago de largarse harto del incesante ritmo de trabajo que imponía su hermano y de que no le dejara participar en modo alguno como compositor. Pero fue justo al acabar ese álbum cuando Tom decidió largarse de forma definitiva. Después de tres años seguidos grabando discos sin parar, en 1971 el mundo no vio un nuevo álbum de la Creedence.

Aunque John era el líder absoluto de la banda, la marcha de Tom acabó afectando de forma al grupo ni que sea de forma indirecta. De entrada decidieron que antes que fichar a otro guitarrista seguirían en formato trío. Adiós al juego de guitarras de la banda, quien en prácticamente cada álbum insertaban siempre un tema más largo donde los dos hermanos brillaban como excelsos guitarristas. Pero eso no fue lo peor de todo, ya que aquí John cometió una estupidez mayúscula. Molesto por esas recriminaciones de ser un dictador, le dijo a Doug y Stu que si tantas ganas tenían todos de aportar composiciones al grupo, perfecto, ahora sería el momento de hacerlo. Pero no era una amable invitación, sino una exigencia: él solo compondría una tercera parte de composiciones del nuevo disco, y los otros dos tendrían que llenar las otras dos terceras partes tanto si querían como si no. La idea no les gustó ni a Doug ni a Stu, ya que seguramente lo que querían era aportar algún tema suelto por disco o contribuir como co-autores de algunas canciones del resto (de hecho el que tenía más que aportar en el aspecto compositivo era Tom, quien acababa de irse), pero John se mostró inflexible: si no cumplían esa condición, disolvería el grupo.


He aquí la causa de que Mardi Gras sea tan flojo, es un disco arruinado por su propio creador, quien quiso demostrar que si no dejaba componer al resto es porque el único genio del grupo era él, y para ello estaba dispuesto a sabotear su propio álbum. ¿No es maravilloso? Efectivamente, debemos darle la razón: el disco flojea por las contribuciones del resto, pero se podría haber ahorrado la demostración. De hecho, su inquina llegó al punto de exigir no solo que compusieran dos terceras partes del disco a dos músicos que no tenían experiencia en la materia, sino que los cantaran ellos. Aquí es donde más se nota que la estrategia de Mardi Gras se hizo con toda la mala leche del mundo, después de todo si John Fogerty era el cantante del grupo y poseía una voz inconfundible e irreconocible, ¿a qué venía negarse a cantar los temas de ellos? Seguramente a que no quería que se asociara su voz a esas composiciones mediocres y que se arruinaran ellos solos.

El resultado es por tanto un disco apagado y que deja completamente a medias. No llega ni a la media hora de duración, y si bien ya sucedía eso con su obra maestra Green River (1969), ahí se podía justificar porque acababan de grabar un disco y justo después de ése vendría otro seguido. Aquí no es el caso, simplemente tenemos a unos Creedence esforzándose el mínimo posible.

Por parte de John, el gran clásico del disco es "Sweet Hitch-Hiker", un rock 'n' clásico que a mí la verdad me parece disfrutable pero algo vulgar, seguramente el single más flojo del grupo. El tema inicial "Looking for a Reason" está bastante bien y transmite un cierto buen rollo que desde luego no se correspondía con lo que sucedía en la banda. Y la tercera composición, esta vez sí, es la gran joya del álbum y una de las mejores composiciones de la Creedence, la emotivísima balada "Some Day Never Comes", el único tema del disco que realmente evoca ese espíritu del grupo que lo hace tan especial. Habría sido genial que fuera la última del álbum y acabar su carrera con una canción tan bonita, pero ni siquiera en eso acertaron:


Pasemos a los temas de Doug y Stu. Realmente no creo que sean malas canciones, pero sí flojas, los típicos temas que servirían como relleno agradable de escuchar entre temazos pero que aquí me temo que son el grueso del disco. El estilo intenta evocar el sonido de rock clásico con ramalazos country de la Creedence pero sin ser tan buenos compositores como Fogerty ni tener siquiera su voz como apoyo, de modo que realmente escuchándolos descontextualizados uno no reconoce aquí al grupo.

"Take It Like a Friend" y "Door to Door" del bajista están bien pero quedan algo arruinados por no tener una voz tan buena. "Sail Away" es mi composición favorita de las no compuestas por Fogerty, quizá porque es un tema algo ñoño al que le pega bien esa voz más carrasposa como contraste. "Need Someone to Hold" compuesta por ambos también está bastante bien pero, una vez más, pide a gritos un cantante como Fogerty. Y por último de la sección Doug Clifford, la animada "What Are You Gonna Do" está bastante bien intentando evocar el sonido Creedence, pero el country "Tearing up the Country" es la peor del álbum salvable por el solo de guitarra de Fogerty.
Para acabar de rellenar un disco tan pálido y escueto, hay una versión de "Hello Mary Lou" bastante competente aunque muy poco imaginativa que, gracias a Dios, esta vez sí se dignó a cantar John.

Se trata indudablemente del disco más flojo del grupo y un cierre de discografía bastante decepcionante. Pero oído hoy día ya sabiendo eso, no creo que sorprende negativamente a nadie. Sí que entiendo que en 1972 viniendo de tantos discos maravillosos algo como Mardi Gras debió sentar fatal en contraste, pero en todo caso no creo que sea tampoco un mal álbum, simplemente una obra floja arruinada por sus tristes circunstancias.


jueves, 30 de abril de 2015

Mejores canciones descubiertas en conciertos


La eterna duda, vas a ver a un grupo o artista que no dominas y no sabes si empaparte del que será el setlist o dejar que ellos te sorprendan. Años atrás tendía más a la primera opción, pero ahora tiro ya más por la segunda (siempre que el concierto no sea muy caro, claro, si cuesta un dineral uno quiere ir sobre seguro o bien tras un grupo que te encanta o bien asegurándose el setlist que hacen).

Es cierto que es genial poder cantar temazos que ya conoces junto al grupo en un inglés más que paupérrimo, la adrenalina de reconocer la melodía y disfrutarla en vivo... pero también es fantástico descubrir por primera vez una canción ahí mismo, en directo, dejándote boquiabierto y pensando "¿Qué puñetero tema era ése?".

Pensando en esos últimos casos, aquí va una lista de grandes canciones que descubrí por primera vez en directo (otro tema a tratar otro día son canciones que ya conocía pero que vi con otros ojos después de vivirlas en directo):

- Pink Floyd - Dogs (descubierta en el concierto de Roger Waters del 2002 en el Palau Sant Jordi): uno de mis ejemplos paradigmáticos. Fue uno de mis primeros conciertos, Pink Floyd eran uno de mis grupos favoritos pero por entonces aún no tenía el Animals. En el primer set, dedicado a temas de Pink Floyd, se desmarcaron con este extraño tema tan largo que me cautivó por completo... recuerdo de hecho lo mucho que me impresionó la parte instrumental de sintetizadores, en que además parte de la banda se ponía a jugar a las cartas en el escenario (¿?).
En la era pre-setlist.fm (Dios bendiga esa página) yo no tenía ni idea de saber de dónde venía y suponía erróneamente que sería un tema de Waters en solitario. Y finalmente vi la luz: encontré en una tienda de discos el bootleg del concierto y al ver el título adiviné que era uno de los temas de ese famoso disco de Pink Floyd que me faltaba por oír.


- The Rolling Stones - Can't You Hear Me Knocking (Estadi Lluís Companys, 2003): el solo de guitarra intensísimo que se marcó aquí Ron Wood me dejó huella. Ese mismo verano me hice con el Sticky Fingers porque necesitaba escuchar eso de nuevo.
Curioso cómo funciona la memoria. En ese show otro tema stoniano que no conocía y que tocaron fue "Before You Make Me Run" cantada por Keith. No escuché el Some Girls hasta casi 10 años después y cuando lo hice, juro que recordé la melodía de ese concierto, una melodía que oí sólo una vez y que no era capaz de volver a evocar pero sí de reconocer.

- Lou Reed - Vanishing Act (Auditori, 2003): un tema de su último álbum que me parece una preciosidad, pero en el que creo que no me habría fijado de no haberla escuchado antes en vivo. Lou Reed mandando silencio al público, algún pelmazo hablando y el señor Reed todo serio insistiendo en que necesitaba silencio absoluto... los primeros versos cantados casi a cappella, el piano levemente de fondo... y luego el crescendo final. Pelos de punta.



- Jane's Addiction - Mountain Song (Razzmatazz, 2003): dudaba entre ésta o "Ted, Just Admit It", ambas fueron el bis de ese gran concierto y me dejaron maravillado, la primera por su pura adrenalina y la segunda por ser una canción tan sui generis.

- Eric Clapton - Let It Rain (Palau Sant Jordi, 2004): ésta creo que habría agradecido conocerla de antemano, ya que empezó con ella y era una canción poco habitual para dar inicio al show, así que me habría hecho gracia llevarme la sorpresa. Seguramente uno de sus mejores temas en solitario, ¿no creen?


- Ten Years After - I Can't Keep from Crying Sometimes (Bikini, 2006): aunque había oído varios discos de Ten Years After desconocía que esta versión de Al Kooper era el momento cumbre de los conciertos con la orgásmica jam final que podía durar hasta más de 10 minutos. Desde entonces ha sido siempre mi momento favorito de los conciertos. No se la oí tocar a Alvin Lee, es cierto, pero el impacto fue igualmente certero.

- Creedence Clearwater Revival - Ramble Tame (John Fogerty, Royal Albert Hall, 2008): uno de los mayores impactos que he tenido en un concierto, el solo de guitarra que se marcó aquí el amigo Fogerty es de esos instantes musicales que me llevaré a la tumba.


- Sonic Youth - Pink Steam (Primavera Sound, 2009): creo que ésta ya la conocía y entraría en el otro post de canciones que redescubrí en vivo, pero no estoy seguro y en todo caso fue esta versión en vivo lo que me hizo verla con otros ojos.

- Mott The Hoople - The Journey (Apolo Hammersmith, 2009): una de las que más me gustó descubrir en directo, un temazo de casi 10 minutos que me dejó boquiabierto y del que recuerdo sobre todo las partes cañeras con Ian Hunter desgañitándose.

- Godspeed You Black Emperor - Mladic (Apolo, 2011): los canadienses tienen la simpática costumbre de tocar muchos temas nuevos aún no grabados durante sus giras, de forma que a menudo los fans descubren estas nuevas composiciones en sus climáticos conciertos. "Mladic" la descubrí en su primera gira de reunión, antes de que saliera a la luz su nuevo disco, y ciertamente puede ponerse sin problema a la altura de sus mejores temas.


- Wilco - A Shot in the Arm (Primavera Sound, 2012): una de las cosas más curiosas de descubrir canciones así es escuchar a toda la gente de tu alrededor coreando un tema mientras tú estás simplemente como oyente. Eso fue lo que me pasó en mi segundo concierto de Wilco, que acabó con esta magnífica canción que fue recibida entre ovaciones por el público. Nunca la había oído pero lo pegadizo de su estribillo y la forma como todos la cantaban me hizo intuir que debía ser seguro uno de los grandes clásicos del grupo. Ahora siempre que la oigo recuerdo ese momento en que la descubrí, y por ello es uno de mis descubrimientos en vivo favoritos, por ir ligado a este entrañable recuerdo.

viernes, 10 de abril de 2015

Algunos directos molones para alegrar la primavera

Estas semanas por algún motivo me ha dado sobre todo por escuchar discos en vivo, algunos viejos conocidos, y otros nuevos. Más concretamente éstos:

The Allman Brothers - Wipe the Windows, Check the Oil, Dollar Gas (1976)

Éste es uno de esos discos de los que no sabía que esperar porque no tiene excesiva buena fama, de hecho muchos prefieren algunos directos de los 90 o 00 con Warren Haynes y/o Derek Trucks, pero como yo no simpatizo mucho con esos Allman (no por cuestionar a Haynes o Trucks, simplemente no trago el sonido de discos de rock estilo clásico grabados en los 90 y 00) me dije que un directo de los Allman Brothers de los 70 con Dickey Betts centrado en la gira de Brothers and Sisters (1973) no puede ser malo. Y no me equivocaba, que no les engañen: es un muy buen disco.

El problema tiene nombre y apellidos: Live at Fillmore East (1970) - el cual por cierto he vuelto a rescatar, pero ahora soy incapaz de escucharlo en su edición clásica, sin su "Mountain Jam", los temas del debut y ese magnífico blues del final cantado por Elvin Bishop. A su lado queda empequeñecido. Y mucho. Pero, a ver, ¿y qué directo no? Dejando de lado comparaciones, este álbum es un muy buen directo, muy disfrutable y con momentos geniales. Por ejemplo, "Ramblin Man" en su parte cantada no es tan chula como desearía pero a cambio luego Betts se marca un solo de guitarra impresionante. Y además la selección de temas es muy acertada, evitando pisarse con el mítico Fillmore salvo "In Memory of Elizabeth Reed".
En definitiva, sí. Y creo que ni está editado en CD, una pena...

Beck, Bogert & Appice - Live in Japan (1973)

Ya deben conocer la historia, pero por si acaso ahí va: Jeff Beck planeó a principios de los 70 montar un supergrupo con Rod Stewart, el bajista Tim Bogert y el batería Carmine Appice, pero un accidente le tuvo inhabilitado un tiempo, durante el cual Rod formó los Faces y Bogert y Appice se fueron para Cactus. Beck mientras tanto formó una nueva banda buenísima e infravalorada. Pero una vez Cactus y el segundo Jeff Beck Group se separaron, por fin formaron ese grupo que habían pospuesto (Rod, obviamente, ya se daba por perdido habiéndose convertido en una estrella por derecho propio).

Esta formación, la última en que Beck explotó su faceta más hard-rockera, duró solo un disco y nos dejó este grandioso directo, que nos muestra lo que era un power trio en directo. Se centran en el álbum que habían sacado, lógicamente, y rescatan algunas versiones de discos anteriores de Jeff como el "Down Down" o "Morning Dew".
Tampoco está editado en CD que yo sepa.

Neil Young & Crazy Horse - Live at Fillmore East 1970 (2006)

Bueno, qué les voy a decir de este artefacto. El testimonio de cómo se la gastaban en vivo los Crazy Horse de Danny Whitten, con versiones apabullantes de Everybody Knows This Is Nowherre (1969). Me lo compré en Dublín el día después de ver a Neil con Crazy Horse, me pareció un bonito recuerdo relacionado con el concierto. En fin, imprescindible.

Ten Years After - Recorded Live (1973)

El gran directo clásico de una de las mejores bandas en vivo que conozco. Hoy día palidece al lado del gigantesco Live at Fillmore East 1970 (vivir en Nueva York en esos años con dinero para ir al Fillmore cada semana debía ser un sueño hecho realidad para todo fan del rock), pero en su momento como testimonio de cómo se las gastaban en vivo Alvin Lee y compañía debía ser alucinante. Y aun así, oyéndolo yo ahora después del directo insuperable del Fillmore, sigue siendo un disco enorme e imprescindible.

Un pro y un contra. Pro: la edición en CD tiene de Bonus algunas improvisaciones magníficas y algunos temas que no estaban antes como un "Standing at the Station" colosal. Contra: ¿cómo demonios no hay ningún tema de su mejor disco, Cricklewood Green (1970)? A cambio, el directo de Fillmore lo representa por completo.

Led Zeppelin - BBC Sessions (1997)

Hoy día confieso que rescato poco, muy poco, a Led Zeppelin, pero se me antojó este directo hace poco que sabía que me encantaría, y no sé decir directamente si es mi favorito de ellos. Sobre todo el disco 1, retratando su faceta más bluesera de los inicios, es impresionante, e incluye algún tema muy bueno nunca grabado en estudio.

Grateful Dead - Live London 5/23/72

Aunque no sean fans, si conocen mínimamente a los Grateful Dead, sabrán de qué rollo va esto. Últimamente se me antojaba oír su época en vivo de la gira del Europe 72 (1972) y decidí tantear algún bootleg de ese tour para no volver a recurrir al mismo disco, aprovechando que los Dead han editado todos los conciertos de esa gira. Me decanté por éste porque me encanta como pasan del brutal y oscuro "Dark Star" a la melancólica "Morning Dew", que siempre les queda increíble.

Crosby Stills Nash & Young - Live 1974 (2014)

Y éste lo estoy oyendo ahora por primera vez, un triple directo de una de mis bandas favoritas. Citando el título que le quería poner Crosby al álbum: what could possibly go wrong?

miércoles, 25 de marzo de 2015

Elton John - Honky Château (1972)


Ahora sí, den la bienvenida al Elton John clásico as we know it. ¡Adiós Elton John cantautor serio! ¡Hola, Elton John estrella de rock e inminente reina del glam!

Así es, pese a que esta portada aún nos haga pensar en el Elton de su primera época, en realidad supone el primer paso serio de cara a reformularse como músico de rock. De hecho en esos años, Elton estaba más que harto de la etiqueta de cantautor serio. En directo había demostrado que sabía armar un buen espectáculo y lo que quería por entonces era centrarse en esa faceta, divertirse y dejar de ser tan serio.

Estas nuevas inquietudes coincidieron con el estallido del glam-rock sobre todo a raíz del colosal éxito de artistas como David Bowie o Marc Bolan, con el que Elton hizo buenas migas (incluso en esas fechas apareció en su documental Born to Boogie). Al igual que ellos dos, el pianista ya llevaba mucho tiempo antes en activo y se introdujo en la moda glam como forma de explotar su talento. En el caso de Elton además el movimiento glam le sirvió para quitarse de encima el principal problema que tenía para convertirse en una estrella de rock: el hecho de no parecerlo. En esos primeros años en que se debatía si venderse como cantautor o músico pop, Elton siempre fue algo receloso porque sabía que su físico no concordaba con lo que el público entendía por un rockero. No obstante el glam le dio la plataforma que necesitaba para evitar ese problema: ¡no hacía falta que fuera atractivo o pareciera auténtico, bastaba con disfrazarse de forma excéntrica sin prejuicios! La diferencia es que él nunca explotó el glam jugando con la ambigüedad sexual y el erotismo (como sí hacía Bowie) sino buscando expresamente llevarlo a lo grotesco y exagerado.


Ya solo faltaba un detalle para reconvertirse en estrella de rock: necesitaba un guitarrista, ya que las posibilidades del formato trio estaban agotadas. De nuevo acudió Gus Dudgeon en su ayuda presentándole a Davey Johnstone en las sesiones del Madman Across the Water. La elección era algo extraña, puesto que Davey tocaba en un grupo de folk progresivo Magna Carta, y no parecía el más apropiado para dar un giro rockero a la carrera de nadie. Pero sucedió que en el momento de grabar el tema homónimo del disco anterior Elton y Davey conectaron instintivamente y el guitarrista hizo su parte de guitarra en muy pocas tomas. Elton, un tipo muy impaciente y exigente que además tenía que grabar sus discos en tiempo récord, valoró muy positivamente la experiencia. Al día siguiente le ofrecieron el puesto y Davey aceptó. Con estos tres músicos se inicia la época glam-rockera de Elton John que acabó siendo la más conocida de su carrera.

Volvamos al disco que nos ocupa. Grabado en los estudios franceses a los que hace referencia su título, Honky Château se encuentra a medio camino entre la etapa anterior y la que vendría a continuación teniendo un pie puesto en cada bando.
De entrada el álbum legó a la posteridad uno de los mayores clásicos de su carrera y uno de sus primeros grandes hits: "Rocket Man", una absoluta obra maestra del rock, que por muy quemada que esté sigue pareciéndome impresionante. No solo la melodía es memorable sino el uso que hace el tema de las guitarra y los sintetizadores acaban de redondearlo dándole auténtica personalidad. Este mismo tema con el tratamiento del disco anterior sería muy bueno pero no sería tan colosal. Por muy típico que sea, es la mejor canción del álbum sin duda alguna.



Otros dos clásicos menores son "Honky Cat" y "Mona Lisas and Mad Hatters". La primera es un divertido tema muy pianístico que pedía a gritos ser interpretado en vivo con ese solo final tan virtuoso. No obstante creo que todos los fans preferimos la segunda, una de las baladas más especiales del Elton John clásico, con una sensibilidad especial que la hace conmovedora.

Entrando en la parte menos conocida del álbum encontramos un poco de todo. Por ejemplo, "Hercules""I Think I'm Going to Kill Myself" "Susie (Dramas)" ya apuntan hacia el Elton John más lúdico de futuros álbums. De estos tres me quedaría con el tercer tema, de esos en que nunca te fijas pero con el paso del tiempo te das cuenta de que es un temazo. Entre lo más destacado también deben mencionarse la preciosa balada "Salvation", con un estribillo que siempre me ha gustado como lo cantan o un retorno al country con "Slave", donde ni siquiera hay piano. 



En general Honky Château se perfila como un disco sobresaliente que mantiene el sano nivel medio de composiciones que tenía Elton John y que abre las puertas hacia otro camino. Su enorme éxito le facilitó el cambio.

Durante tres años, Elton se convirtió en una de las estrellas del momento gracias a sus magníficas composiciones y al equipo del que se rodeó: la Elton John Band clásica, capaz de cazar al vuelo sus nuevas canciones y grabarlas en un par de tomas; Gus Dudgeon, el creador del sonido Elton John y un productor excelente por méritos propios, y Bernie Taupin dándole las letras que necesitaba. Hasta entonces Elton nos dejó una serie de discos igualmente magníficos (algunos son de los mejores de su carrera) que merecen ser reivindicados más allá que como curiosidad para fans. Espero que ustedes les hagan justicia y los disfruten.



miércoles, 18 de marzo de 2015

Elton John - Madman Across The Water (1971)



Y llegamos a la que es en mi opinión la gran obra maestra no solo de esta etapa de Elton John sino de toda su carrera, habiendo desbancado en mis preferencias personales incluso al hasta entonces inamovible Goodbye Yellow Brick Road (1973).

Madman Across The Water (1971) supone el momento culminante de Elton John como músico serio, es lo más lejos que pudo llegar por ese camino rozando de hecho la etiqueta de rock progresivo. Se trata de un disco repleto de composiciones memorables y de una riqueza apabullante, de ésos que quizá en unas primeras escuchas no sorprende tanto al no tener tanta variedad estilística como futuros álbums pero en que cada tema tiene suficiente fuerza y entidad propia como para que no haya ningún momento que se pueda considerar de relleno.


No obstante, solo una de sus canciones ha pasado a la posteridad, el famoso single "Tiny Dancer", con uno de los usos más míticos de falsete en una canción pop, coronando el memorable estribillo de forma emotivísima. Puede que tiente infravalorarla por tenerla muy oída, pero realmente la melodía es una preciosidad.

Lo más parecido a un clásico menor que tenemos aquí es "Levon", una canción que reconozco que infravaloraba un poco hasta que acabé, una vez más, seducido por la melodía del estribillo, de igual forma que me pasaba con "Razor Face", que a día de hoy es mi menos favorita aun siendo un temazo. Ya en estos tres primeros temas destaca para mi gusto un elemento fundamental en el disco: los arreglos de cuerda de Paul Buckmaster, que acaban de embellecer los temas pero sin saturarlos. En ningún disco cobró tanta importancia como en éste.


Pero, amigos, ahora viene lo bueno. "Madman Across the Water" podría ser perfectamente la mejor canción de la carrera de Elton John, y no exagero lo más mínimo. Tiene un toque oscuro e hipnótico que va a más con el potente estribillo realzado con la batería de Nigel Olsson. Y los arreglos orquestales de Buckmaster son impresionantes, dándole un tono solemne y luego misterioso. Jamás sonó Elton como aquí ni podría igualar la maestría de este tema, que en directo le daba pie a largas improvisaciones que podían durar hasta 10 minutos. Una auténtica obra maestra.
Ah, por cierto, en las sesiones del Tumbleweed Connection (1970) se grabó una versión con Mick Ronson a la guitarra que es también una maravilla (en el disco finalmente la guitarra la grabó Davey Johnstone, futuro miembro de su banda del que hablaremos en el siguiente post):


No menos oscuro es el siguiente tema, la tenebrosa "India Sunset", donde Taupin sigue con su obsesión hacia Norteamérica pero esta vez centrándose en los nativos americanos. Como descanso, la siguiente canción ofrece un rayo de luz. "Holiday Inn" con esa bonita mandolina y ciertos toques de sitar no es solo la gran joya oculta del álbum sino de la carrera de Elton John, una canción emocionante con un estribillo que invita a ser coreado y que debería haber sido un clásico absoluto.

"Rotten Peaches" sigue también por ese camino menos oscuro de nuevo apoyado en un memorable estribillo 100% Elton John. Y para acabar, dos baladas: "All The Nasties" con ese toque algo épico y "Goodbye", mucho más intimista y apoyada en los arreglos de Buckmaster.

Una obra maestra sin paliativos, el disco más perfecto de su carrera. En cierto modo para Elton supuso un callejón sin salida porque no podía llegar más lejos en ese estilo.
Decir además que hay por Youtube varias actuaciones en directo de la época donde toca casi todas las canciones y que demuestran el estado de gracia en que se encontraba en ese momento, explotando al máximo su faceta de músico serio y virtuoso bordando sus interpretaciones.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Elton John - 17-11-70 (1971)



El Elton John de principios de los 70 tenía un secreto celosamente guardado que solo conocían sus fans: tenía una doble faceta. Como todo superhéroe, Elton mostraba una personalidad al mundo pero luego tenía otra oculta que solo mostraba por las noches. En disco, era un formal cantautor serio, pero en directo se convertía en un auténtico músico de rock, un animal escénico. Esta dicotomía es una de las características por excelencia de la primera etapa del pianista: en sus discos en ocasiones se dejaba entrever tímidamente que este tipo podía rockear, pero en directo quedaba claro que era una faceta donde se sentía como pez en el agua.

Y qué mejor prueba de ello que este clásico directo donde elabora el concepto de "power trio con piano". No, no es una invención mía. Elton se consideraba muy fan de power trios como la Jimi Hendrix Experience o Cream, y tenía ganas de hacer algo similar pero con su piano. De modo que, secundado por sus escuderos Dee Murray (bajo) y Nigel Olsson (batería), emprendió un tour en Estados Unidos donde potenciaba ese aspecto de su sonido. El público flipó literalmente y fue a raíz de estos conciertos que empezó a hacerse un nombre.

Este concierto en concreto se grabó en directo en una emisora de radio y se comercializó mucho como pirata entre fans del gafitas (lo cual es lógico, ya que no había por entonces ningún disco suyo de estudio que reflejara esta faceta). En consecuencia, la discográfica decidió editarlo oficialmente para que al menos el dinero acabara en sus bolsillos... y voilà! Aquí tienen ni más ni menos que el mejor directo de toda su carrera.

Elton John nunca volvió a sonar tan crudo, tan directo y tan auténtico como en este álbum, de ahí que sea un disco muy especial para los fans. Las canciones ganan una intensidad extra en este formato, y Murray y Olsson están magníficos a sus instrumentos, dándole al pianista el apoyo que necesita para dar más densidad a las canciones y poder perderse en algunos pasajes instrumentales.


El orden de temas curiosamente es diferente en el CD respecto al vinilo, pero tanto uno como otro abren con dos temas igualmente apropiados: el LP con ese clásico fundamental de su primera etapa que es "Take Me to the Pilot", el CD con una cara B muy buena llamada "Bad Side of the Moon", que creo que es la que prefiero para abrir el disco. La única referencia a Friends es muy acertadamente "Can I Put You On", que sin la guitarra suena más concisa, y del disco homónimo rescata la que es la única balada de este álbum, "Sixty Years On", que es increíble cómo la cambia respecto a la de estudio, manteniendo el dramatismo pero cambiando la producción tan orquestal de la original por el sonido simple de piano, batería y bajo. También hay por cierto una muy buena versión del "Honky Tonk Woman" de los Stones y... ¡vaya! ¡un tema de 18 minutos!

Sí, amigos, la joya de la corona, el momento culminante del disco que lo coloca entre uno de los grandes directos del rock es la absoluta bestialidad que lo cierra, una rendición de 18 minutos de la que de por sí era una de las mejores composiciones de Elton John: "Burn Down the Mission". El tema por sí solo ya era una obra maestra, y tampoco es que esta versión lo supere, sino que lo reformula convirtiéndolo en un tour de force en que Elton John se desata e improvisa de una forma alucinante hasta llegar al cuarto de hora. No se hace aburrido y además incluye guiños a los Beatles y Elvis, es un cierre perfecto de concierto. En realidad, toda esta parte tan larga no es exclusiva de este tema, sino que en giras posteriores la mantuvo pero en otros temas, como por ejemplo en "Amoreena" (que por cierto aparece en la versión en CD del disco como extra). No obstante, yo creo que ninguno pega tan bien como éste.



En definitiva, el nacimiento oficial del Elton John convertido en animal escénico y frontman inigualable. Aquí le pueden disfrutar en estado de gracia, tocando y cantando como nunca.
Imprescindible.

PD: el setlist entero de la actuación parece ser que es éste:

1. I Need You To Turn To
2. Your Song
3. Bad Side Of The Moon
4. Country Comfort
5. Can I Put You On?
6. Border Song
7. Sixty Years On
8. Indian Sunset
9. Honky Tonk Women
10. Amoreena
11. Take Me To The Pilot
12. Burn Down The Mission
13. My Father's Gun (actual encore)

Por desgracia he sido incapaz de encontrar el concierto entero. ¿Algún alma caritativa lo tiene?