domingo, 30 de octubre de 2016

Convirtamos el The Great Deceiver de King Crimson en un mítico directo doble

Siempre me ha dado rabia cuando un gran grupo de los 70s que además destacara especialmente por sus directos nos deja a los fans sin el clásico directo doble, el típico doble vinilo que puedes abrir y disfrutar de sus imágenes mientras lo escuchas.

Uno de los grupos culpables de este pecado es King Crimson, quienes a mediados de los 70 estaban en plena efervescencia creativa, con unos conciertos repletos de improvisaciones apasionantes. Pero lo único que nos dejaron de esa época es un directo, USA (1975) que no llega ni a los tres cuartos de hora. A cambio, Fripp editó en los 90 The Great Deceiver, que incluía cuatro CDs de esos años y sirve para contentar a cualquier fan de los King Crimson clásicos, mostrándonos a una formación impecable en absoluto estado de gracia.

No obstante me cuesta considerarlo un disco en directo, más que nada porque son dos discos dobles y repiten muchos temas, lo veo más como un repaso a lo que hacía esta gente sobre el escenario que quizá se antoje algo excesiva a los que no sean muy fans. De modo que pensé que sería interesante hacer una recopilación de algunos temas de esos CDs y convertirlo en un doble CD que podría colar como el gran "doble mítico en directo" de King Crimson.

Divido el tracklist por lo que sería cada cara del vinilo, aunque estrictamente hablando no encajaría del todo porque algunas se me van a los 25 minutos, pero vamos, es solo un juego. Ésta sería mi selección, donde añado además el CD del cual cogería cada tema:



"Walk On ... No Pussyfooting" (Robert Fripp, Brian Eno) – 0:52 CD1
"Larks' Tongues in Aspic, Part Two" (Fripp) – 6:12 CD1
"Improv - Daniel Dust" (Cross, Fripp, Wetton, Bruford) – 4:40 CD3
"The Night Watch" (Fripp, Wetton, Palmer-James) – 4:18 CD3
"Easy Money" (Fripp, Wetton, Palmer-James) – 7:14 CD1

"Improv - A Voyage to the Centre of the Cosmos" – 14:41 CD1
"Starless" (Cross, Fripp, Wetton, Bruford Palmer-James) – 11:36 CD3

"Walk On ... No Pussyfooting" (Fripp, Eno) – 1:15 CD3
"The Great Deceiver" (Fripp, Wetton, Palmer-James) – 3:32 CD3
"Improv - The Golden Walnut" (Cross, Fripp, Wetton, Bruford) – 11:14 CD4
"Improv - Bartley Butsfordd" (Cross, Fripp, Wetton, Bruford) – 3:13 CD3
"Exiles" (Cross, Fripp, Palmer-James) – 6:23 CD3

"Improv - Some Pussyfooting" (Cross, Fripp, Wetton, Bruford) – 2:23 CD4
"Larks' Tongues in Aspic, Part One" – 7:41 CD4
"Fracture" (Fripp) – 10:48 CD4
"21st Century Schizoid Man" (Fripp, Sinfield) – 7:32 CD2


CD 1= 4
CD 2 = 1
CD 3 = 7
CD 4 = 3

viernes, 23 de septiembre de 2016

Mi verano del 2016

Mis discos de este bonito verano:



(portadón)




(portadón 2)






Bandas por excelencia del verano: Santana y Deep Purple.

Y algunas canciones a remarcar:










Aparte de esta obra maestra que ya conocía pero que me sigue enamorando:


sábado, 17 de septiembre de 2016

King Crimson - Forum Karlin (Praga), 14 de septiembre del 2016

Hay que ver cómo cambian las cosas. Hace tiempo leí una entrevista a Robert Fripp en que afirmaba que la idea de tocar temas viejos le parecía literalmente "repelente", y mírenlo ahora. Desde hace dos años está haciendo giras con repertorio de discos de los 70 al que hacía décadas que daba conscientemente la espalda. La máxima de King Crimson de no mirar atrás y negarse a tocar temas de su etapa más mítica se vino abajo. Quizá influya el hecho de que a día de hoy Fripp sea una persona feliz y se haya relajado un poco respecto al concepto tan rígido que él mismo se impuso de King Crimson. En todo caso, los fans de su primera etapa estamos más que de enhorabuena, como ya constaté en el impresionante concierto que vi el año pasado en París.

Este año King Crimson repitieron gira y al no haber ninguna fecha en España decidí repetir experiencia dirigiéndome a Praga, una ciudad que siempre he querido visitar (posteriormente acabaron añadiendo dos fechas en Barcelona pero no hay problema en repetir una vez más). La principal diferencia respecto a la gira pasada es que uno de los baterías, Billy Rieflin, fue sustituido por un tal Jeremy Stacey, que por lo que veo tiene una larga carrera a sus espaldas en diferentes proyectos.



Por lo demás era de esperar que el repertorio volvería a apoyarse en su época clásica y así fue. De hecho resulta curioso comparar los setlists que han ido haciendo a lo largo de estos años. Desde la gira del 2014 en Estados Unidos (la que dio la sorpresa de incorporar por primera vez bastantes temas antiguos) la tendencia ha sido ir añadiendo más clásicos en el setlist y no a ir apartándolos por temas nuevos o más modernos, que es lo que me temía el año pasado.

Si empezamos por el primer concierto de estos tours, ahí ya estaba la sorpresa de rescatar temas del Islands (1972) o el Larks Tongues in Aspic (1973) que no se tocaban desde sus giras, así como la monumental "Starless" y la novedad de interpretar por primera vez en su carrera "One More Red Nightmare" en directo. Cuando el año pasado compré mi entrada para el tour europeo temí que aquella gira americana fuera fruto de un extraño arrebato de Fripp y que la cosa fuera a menos, pero resultó al revés: entró "Easy Money" y dos temas de su maravilloso debut que el propio Fripp llevaba dejando de lado desde los mismos 70 (excepto "21st Century Schizoid Man").

Pues sí, amigos, Fripp es un hombre más feliz y relajado. Cuando entré al recinto Forum Karlin encontré las siguientes pancartas sobre el escenario que confirmaban que su manía antifotografías seguía intacta... pero luego el mensaje que nos pusieron por megafonía desprendía un tono mucho más amable. Básicamente el bajista Tony Levin nos animaba a disfrutar del show sin cámaras (incluso dijo literalmente la expresión "Let's have a party!", que jamás asociaría al universo King Crimson) y, he aquí la novedad, nos dijo que podríamos hacer fotos una vez acabara el concierto, cuando él sacara su cámara de fotos para retratarnos al público. ¿Qué fue de esa banda progresiva fría e intelectual que parecía casi despreciar a su audiencia?



Sale la banda, Fripp repitió el gesto del año pasado de mirar a la audiencia como sorprendido y empezó el show con "Larks Tongues in Aspic 1" seguida de una absolutamente increíble "Pictures of a City". Pero aquí empezaron las sorpresas... ¡"Cirkus"! del olvidadísimo Lizard y que llevaba sin interpretarse desde la gira del Islands. No obstante eso no fue nada comparado con la siguiente sorpresa, una de mis debilidades crimsonianas que más ilusión me hacía oír en directo: "Fracture", esa absoluta maravilla del infravaloradísimo Starless and Bible Black (1974). Con solo oír los primeros acordes del tema me sentí tremendamente feliz, y ese final tan oscuro fue de mis momentos favoritos de la noche.

Hago una pequeña pausa para comentar la banda. Ya me deshice en elogios en el post del año pasado, así que simplemente reitero lo que dijo y añado un par de detalles. El primero es lo increíblemente bien que se integra Mel Collins con sus instrumentos de viento a los temas que no tenían este tipo de sonidos en estudio (sobre todo lo remarqué en "Fracture" y "Red"). El segundo es que el nuevo batería se encargaba también del mellotron y teclados, que cobraron mucha más importancia que el año pasado. Pero si he de destacar a alguien es a esa bestia parda llamada Pat Mastelotto. En esta ocasión estuve sentado delante de él y pude corroborar cómo su papel a menudo es el de emular a Jamie Muir (percusionista de la época del Larks Tongues in Aspic) tocando todo tipo de instrumentos diferentes en un mismo tema. Era espectacular verle en acción. Y de fondo pude ver en todo momento al bueno de Fripp, ya que estaba sentado mirando en dirección a donde estaba yo. Tenía una expresión de abuelito simpático y afable (muchos lo describen como apariencia de veterano profesor de instituto), e incluso en algún momento llegaba hasta a sonreír tímidamente. Era extraño oír esa apisonadora de grupo en acción y pensar que el gran responsable de todo eso era ese simpático ancianito del fondo.



Sigamos con el show. Ninguno de los temas nuevos o post-70s me supuso un bajón (como sí me lo dio uno del año pasado), y de los clásicos que vi en París aquí se quedaron fuera "One More Red Nightmare" y "Sailor's Tale". La primera no me importó, me gusta más "Red" y creo que quedó mucho mejor, de hecho fue uno de los mejores momentos de este tramo del show junto a "Easy Money". El tema del Islands ya me supo peor perdérmelo, pero a cambio en "The Letters" tuvimos un momento fantástico: los versos finales cantados a cappella por Jakko Jakszyk con el público en absoluto silencio.

Tras hora y 25 minutos y una pausa de 20 minutos, la banda volvió y, tras una introducción instrumental, me ofreció la gran sorpresa de la noche: ¡¡"Lizard"!! Bueno, no el tema entero, solo la tercera parte, pero no es poco, ya que jamás se interpretó en vivo. De hecho parece ser la gran novedad de la gira, puesto que en algunos conciertos empiezan con él, y debo decir que aunque no es de mis predilectos me gustó mucho como lo adaptaron, más que en estudio de hecho. No obstante los dos momentos cumbre del segundo set todos sabemos cuáles fueron. El primero fue una absolutamente apoteósica "Larks Tongues in Aspic 2", que fue el gran clásico que me perdí en París, y que sonó atronadora. El trabajo de Mastelotto aquí fue demencial, era increíble verle cómo tocaba de todo mientras el tema iba en crescendo.  El segundo gran momento fue obviamente "Starless", una canción tan perfecta y tan apropiada para el directo que casi da rabia que Fripp la tuviera guardada en un cajón durante décadas. El clímax final con el escenario iluminado de rojo fue inolvidable.

El bis tuvo una pequeña sorpresa que yo medio me esperaba por intuición, y fue una versión de "Heroes", que en realidad no es tan sorpresiva puesto que Fripp ya la tocaba con King Crimson años atrás (el motivo por entonces era que él hace las guitarras en la versión de estudio, a día de hoy obviamente entiendo que es un bonito homenaje), a la que le siguió obviamente la frenética "21st Century Schizoid Man".

Tras el show, Levin sacó su cámara y nos hizo unas fotos al público, permitiéndonos a nosotros hacer lo mismo con la banda, pero lo más curioso fue ver a Fripp sacando también fotos e incluso ¡haciéndose un selfie! Decididamente Fripp es ahora un hombre feliz. Y nosotros también durante tres horas gracias a él.

La fotografía no es muy buena pero a la derecha tienen la prueba: Fripp haciendo fotos al público.


Hell Hounds of Krim
Larks' Tongues in Aspic, Part One
Pictures of a City
Cirkus
Fracture
Interlude
The Court of the Crimson King
Radical Action (To Unseat the Hold of Monkey Mind)
Meltdown
Easy Money
The Letters
Red

Devil Dogs of Tessellation Row
Lizard ('The Battle of Glass Tears')
Radical Action II
Level Five
Epitaph
The ConstruKction of Light
Suitable Grounds for the Blues
The Talking Drum
Larks' Tongues in Aspic, Part Two
Starless

Banshee Legs Bell Hassle
"Heroes"
21st Century Schizoid Man

domingo, 11 de septiembre de 2016

Status Quo - Tarraco Arena Plaça (Tarragona), 20 de Agosto del 2016



Cuando empecé a tratar con otros melómanos por internet uno de los muchos misterios que me encontré y no acabé de entender era qué pasaba con Status Quo. Podía entender el odio hacia bandas como Supertramp - a los que por otra parte adoro - pero no hacia lo que yo veía como una banda currante y honesta de hard-rock en el sentido de que no engañaba a nadie ni habían hecho nada especial que mereciera semejante actitud. ¿Indiferencia? De acuerdo. Pero ¿tenerles manía? Y más extraño era aún para mí descubrir cómo bandas jóvenes de hard-rock estilo 70s de medio pelo se llevaban tantas alabanzas.

Se le puede achacar a Status Quo su estilo de boogie rock machacón sin mucha originalidad, y de hecho por lo poco que he tanteado su carrera tengo la impresión de que a partir de cierto punto se han vuelto tan reiterativos como dicta el tópico. Pero los tres discos suyos que conozco a fondo me parecen intachables - Piledriver (1972), Hello! (1973) y On the Level (1975) -, y además tiene pinta de que todavía me quedan aún un par o tres más por descubrir llenos de interés, lo cual hace que no sea tan mal balance poniéndonos en lo peor.

El caso es que su total ausencia en listas de álbums a descubrir y en conversaciones entre los ambientes en que me muevo ha hecho que aunque me agradaba lo que escuchaba de ellos tardé un tanto en ponerme en serio con su carrera. El 2009 hicieron una gira por mi ciudad y me planteé ir a verles, pero aquel era un mal año para mi precaria economía y tuve que dejarlos pasar... una pena.

Ya en pleno 2016 me encuentro que anuncian que van a hacer su última gira en formato eléctrico y la fecha más cercana que tengo a mano es la del 20 de agosto en Tarragona. Aunque me queda algo lejos, no me parece mal plan pasar el día por la zona en pleno verano y luego ver a los Quo, así que me lanzo a por mi entrada (bueno, falso: en un error que podía haber sido terrible estuve convencido de haberla comprado y no fue hasta una semana antes, cuando busqué el mail para imprimirla, que me di cuenta de que no había llegado a hacerlo; por suerte no habían agotado).

No obstante, a mediados de año una mala noticia que agua un poco las expectativas: el co-líder y guitarrista Rick Parfitt sufrió un infarto grave en mitad del tour y tuvo que ser sustituido. A día de hoy la razón de ser de Status Quo es el dúo de guitarrista Parfitt y Francis Rossi, pero mejor esto que nada. Un detalle curioso: en vez de esconder esta ausencia tan importante, en el recinto se anunció por megafonía antes del show a modo de disculpas a la audiencia, y luego a medio concierto Rossi reiteró las disculpas y dijo que Parfitt nos enviaba su amor (¡gracias!). Teniendo en cuenta que buena parte del público no sabe ni quién es Parfitt, fue un detalle por su parte.



Antes de empezar el recital me invadió una cierta nostalgia hacia esta clase de conciertos a los que antes iba tan a menudo: bandas míticas de los 70 en recintos grandes o medianos que me obligaban a hacer cola horas antes para guardar sitio, las carreras por llegar antes a la primera fila, los vaivenes a lo largo del setlist entre los temas clásicos y los del último disco, que uno siempre pone de su parte para aceptarlo pero que acaba en el olvido tras el concierto en el 90% de ocasiones. Si cada vez voy menos a ese tipo de conciertos es sencillamente porque ese tipo de bandas van desapareciendo fruto de la edad o ya no giran por este país. El signo de los tiempos.

Pero no nos pongamos sentimentales, ya que estamos hablando de un concierto de Status Quo. Los setlists de la banda no tienen secreto, de hecho comparando los de giras pasadas parece que lleven 10 años tocando exactamente los mismos temas, pero siendo la primera vez que los veo y (desgraciadamente) casi seguro la última, no voy a quejarme. Abrieron de forma contundente con la pegadiza "Caroline", siguieron con la más normalita "The Wanderer" y continuaron sin frenar con "Paper Plane", uno de mis momentos favoritos de la noche que me hizo exhalar un grito de alegría al oír el inicio.


Rossi se mostró como un frontman muy simpático y comunicativo, haciendo bromas constantemente con el público y moviéndose con soltura por el escenario a sus 70 años. Mi otro favorito de la noche fue el bajista John Edwards, que lleva con ellos 30 años (desde que se fue Alan Lancaster, un miembro bastante importante de su edad de oro), seguido por el multiinstrumentista Andy Bown, músico más longevo de la banda aparte del dúo dinámico (desde 1976, cuando decidieron añadir un teclista), que se centró en los teclados pero también tocaba en otros temas la guitarra o la armónica. 

Del tramo central destacar un medley magnífico que empezó con una de las canciones más celebradas de la noche, "What You're Proposing", y la simpática "Gerdundula", un guiño a sus sonidos iniciales más alejados del boogie rock. Aunque el público celebró mucho más la siguiente, uno de sus mayores hits, "In the Army Now", un tema que tiene todo para no gustarme y que, no obstante, no me desagrada (quizá por ser una de las primeras canciones suyas que escuché).

Uno de mis primeros contactos con el grupo fue este CD que daban con un periódico y que incluía cinco temas suyos (¡y ninguno era "Whatever You Want"!).
El primero era, en efecto, "In the Army Now".


Y por último, como era de prever, un tramo final destinado a darlo todo antes de despedirse: "Down Down" (imposible no dejarse contagiar por su buen rollo), la inmortal "Whatever You Want" y su mítica versión de "Rockin' all over the World", a los que les siguió un bis con su hit ochentero "Burning Bridges" que sonó menos pachanguero en directo y sus infaltables versiones de Chuck Berry. La única ausencia grave que lamenté es "Big Fat Mama", una de mis canciones favoritísimas suyas y que suelen tocar casi siempre. Lástima...

Un concierto rejuvenedor, de ésos que te transmite buen rollo durante todo el recital y te devuelve la esencia más puramente lúdica del rock 'n' roll. No cometan el error de menospreciar tan a la ligera esa faceta y a bandas como Status Quo.

Caroline
The Wanderer
Paper Plane
Hold You Back
Beginning of the End
What You're Proposing / Down the Dustpipe / Wild Side of Life / Railroad
Don't Waste My Time
The Oriental
Gerdundula
In the Army Now/Drum Solo (The Caveman)
Roll Over Lay Down
Down Down
Whatever You Want
Rockin' All Over the World

Burning Bridges
Rock and Roll Music / Bye Bye Johnny

lunes, 15 de agosto de 2016

Deep Purple: MK IV

Cuando empecé a interesarme por el rock de adolescente, la idea que me llegó de Deep Purple era que lo realmente bueno de la banda era la formación del Made in Japan (1972), es decir, el MK II: Ian Gillan (voces), Ritchie Blackmore (guitarra), Jon Lord (teclados), Ian Paice (batería) y Roger Glover (bajo). Sabía que después se hicieron otros discos con otro cantante - e incluso que había otros álbums más misteriosos en su primera época sesentera - que estaban muy bien pero ya no eran lo mismo. Luego supe que en realidad ese otro cantante era una estrella por derecho propio, David Coverdale, y que esa formación incluía además un bajista con suficiente personalidad como era Glenn Hughes. Pero de todos modos creo que el MK III se ha revalorizado mucho en los últimos 10 años, cuando cada vez más gente dice sin tapujos que lo prefiere a la era Gillan, algo que yo en mis inicios jamás había oído decir a nadie.

¡No obstante había más! Una misteriosa formación que fue la última de los 70 en que no estaban... ¡ni Gillan ni Blackmore! Eran los tipos del MK III con otro guitarrista que a mí ni me sonaba remotamente. Dicha formación grabó un disco y después se disolvió la banda. No parecía muy prometedor. De hecho la fama que tenía este último álbum era de ser un cierre algo flojo de lo que venía siendo una gran trayectoria, una despedida pálida de los brillantes Deep Purple clásicos. Pero, de nuevo, el tiempo lo ha revalorizado y en estos años ya es algo habitual hablar con muy buenas palabras de esta breve etapa del grupo. Aprovechando que llevo unas semanas enganchadísimo a estos Deep Purple he decidido dedicar una extensa entrada para reivindicar lo que sería el MK IV.



Adiós Ritchie, adiós


A principios y mediados de los 70, Deep Purple era una de las bandas más populares del mundo. Puede parecer una obviedad, pero al estar hoy día algo de capa caída a veces se tiende a olvidar que en esos años eran absolutamente gigantes. No obstante, las cosas se pusieron feas cuando la formación que consiguió el éxito se fue a tomar por saco: Ian Gillan se fue por no soportar a Blackmore y este último exigió además que echaran a Glover, no por nada, sino porque había entrado con Ian y por tanto debía irse con él (¿?) - en los 90, cuando se volvió a reunir esta formación, optaron por la idea más astuta de dejar que fuera el colgado de Blackmore el que abandonara la banda, y que Ian y Roger se quedaran.

Pese a ello, los nuevos Deep Purple deslumbraron al mundo con ese discazo que es Burn (1974), donde quedaba de manifiesto el talento de sus dos nuevos fichajes: David Coverdale y Glenn Hughes. Todo parecía viento en popa, pero las cosas se complicaron durante la grabación de su siguiente disco, Stormbringer (1974). Porque si bien en Burn ya se notaban influencias funk - cortesía de Hughes y su increíble labor como bajista y vocalista - la tendencia en su nueva obra llegaba a extremos inimaginables solo un año atrás. De repente teníamos a unos Deep Purple con influencia directa de música negra tipo funk o incluso soul.


Aunque contra todo pronóstico el disco funcionaba - a mí me gusta muchísimo sin ser fan de esos géneros - en el seno del grupo no todos estaban conformes con esta nueva dirección. Más concretamente Blackmore se sentía totalmente alienado respecto a este nuevo enfoque, y no se cortó ni un pelo en decir a la prensa que a él no le gustaba ese tipo de música. En paralelo, Lord también admitía que habían tomado un viraje algo extraño y prometía que el nuevo disco sería rockero... ¡bonita forma de promocionar su nuevo trabajo! Resulta extraño que un tipo tan dominante como Blackmore dejara que se le escaparan las riendas del grupo, pero en esos años estaba pasando un mal momento por estar separándose de su mujer y eso le impidió demostrar al resto quién mandaba ahí.

Pronto surgió otro motivo de conflicto cuando Blackmore se empeñó en que la banda debería grabar una versión de un tema llamado "Black Sheep of the Family" de unos tales Quatermass. El resto no parecieron muy interesados en la idea y Blackmore se lo tomó a mal. Durante el tour, el bueno de Ritchie empezó a pensar en grabar un disco en solitario donde incluiría ese tema, y no tardó en acercarse al cantante de la banda que los teloneaba, unos tales Elf donde se encontraba Ronnie James Dio. El resto de Deep Purple no lo sabían, pero Blackmore había dicho a los managers que dejaría el grupo y estaba ultimando con Dio los detalles para formar Rainbow.

Debo confesar que este es uno de los episodios más confusos para mí de la historia de Deep Purple: ¿por qué puñetas Blackmore se emperró de esa forma en grabar en estudio esa versión? Es un buen tema, pero tampoco espectacular y, sobre todo, Deep Purple hacía muchos años que habían decidido no hacer versiones en estudio. Ni siquiera la que por fin hizo con Rainbow me aporta mucha luz, está muy bien pero no es brillante ni aporta algo especialmente nuevo a la canción. También es cierto que Blackmore no es alguien fácil de entender, estamos hablando de un tipo que ha estado 20 años grabando extraños discos medievales con un sombrerito de brujo y que se ha negado a ir a la ceremonia de inclusión de Deep Purple en el Rock 'N' Roll Hall of Fame porque no se había invitado a Joe Lynn Turner, que solo estuvo en un disco de Deep Purple que no gusta a casi nadie... ¡y al que por otro lado el propio Blackmore no ha invitado para la reunificación de Rainbow (grupo en el que Turner realmente destacó)!

Así pues, en 1975 Blackmore, que dos años antes había echado a dos miembros del grupo, ahora abandonaba el barco.


En busca de un nuevo guitarrista


La marcha de uno de los miembros fundadores imprescindibles de la banda dolió mucho a Ian Paice y sobre todo Jon Lord, que decidieron que lo mejor era separar el grupo. Lo que sucedía es que los chicos nuevos, Coverdale y Hughes, estaban deseosos de continuar: mientras que Lord y Paice ya eran estrellas consagradas y con cierto nivel de vida, los otros dos eran aún jóvenes que acababan de saborear por primera vez la maravillosa vida de rockstar... ¿iban a tener que renunciar a ello solo un año después?

Ambos asediaron a Lord y Paice y les convencieron para seguir. A eso hay que sumarle que, como dije antes, Deep Purple eran increíblemente populares, de modo que había muchas presiones de managers y la discográfica para que siguieran adelante: a nadie le interesaba cerrar una marca tan lucrativa. Finalmente Lord y Paice aceptaron, una decisión que luego retrospectivamente dirían que no fue muy acertada, ya que debieron haberlo dejado cuando se fue Blackmore - claro que esto lo afirmaron influenciados por la traumática gira posterior y por el hecho de que el disco que grabaron no se ha empezado a valorar hasta hace poco.

En algún sitio he leído que su primera opción fue... ¡Jeff Beck! De ser así el guitarrista debía estar muy solicitado en esa época: ese mismo año los Stones le estaban tanteando para que ocupara la plaza vacante de solista. Más allá del señor Beck, la banda probó con varios candidatos que no acabaron de funcionar hasta que Coverdale propuso el nombre de Tommy Bolin, a quien conocía sobre todo por su trabajo en un disco de jazz fusion que le gustaba mucho: Spectrum (1973) de Billy Cobham.



Bolin en aquel entonces acababa de dejar James Gang después de grabar el excelente Miami (1974) y estaba planteándose debutar en solitario. Cuando le propusieron entrar en Deep Purple no es que estuviera especialmente emocionado, de hecho casi no conocía la música del grupo salvo los singles, pero acudió a la audición. Empezaron a improvisar y todos notaron al instante que la cosa funcionaba, incluido el reticente Bolin, que luego admitiría que no sabía que estos tipos fueran tan buenos. Se le propuso ipso facto unirse al grupo y, para que no tuviera problemas con sus planes en solitario, se acordó que podría grabar en paralelo sus discos como solista - eso difícilmente podría parecer problemático en Deep Purple, Jon Lord, había pasado de ser el principal miembro del grupo a aceptar sabiamente colocarse a un segundo plano y relegar sus inquietudes musicales (que tiraban más hacia el rock sinfónico y la música clásica que hacia el hard-rock) en discos en solitario que sacaba en paralelo a su frenética actividad con Deep Purple.

Por cierto, hace años se sacó un álbum que incluía algunas de las jams que hizo la banda en esa época llamado Days May Come que tiene una pinta tremenda pero aún no ha llegado a mis manos...


Venga y pruebe a la banda


El único álbum que grabaría este MK IV sería Come Taste the Band (1975). Resulta curioso que, habiéndose marchado Blackmore, el más reticente a ese enfoque tan funk y soul de su anterior obra, la banda no decidiera explorar más libremente ese camino. Al contrario, Lord cumplió su promesa y Come Taste the Band vuelve al sonido rock con toques funk de Burn (1974). Algo denostado históricamente, escuchado hoy día creo que se defiende solo: no hay ni un solo tema que flojee, la guitarra de Bolin se integra perfectamente en la banda y de hecho es un álbum que fluye muy bien. Es de destacar que, lejos de ser un invitado, Bolin coescribe la mayoría de temas aportando su identidad a la banda ("Lady Luck", una de las más pegadizas, de hecho la trajo Bolin pensando que pegaría bien en el disco).

Temas como "Gettin' Tighter", "I Need Love" o "Dealer" (con un puente precioso cantado por Hughes) son la continuación lógica de ese hard-rock con toques funk que hacían antes, aunque con un toque algo menos duro por la ausencia de Blackmore. "This Time Around/Owed to G" empieza con una parte muy calmada que surgió de una improvisación de Lord a la que Hughes le añadió letra, que luego se une con un tema más fusión de Bolin. Y la mejor del disco a mi gusto es la última, "You Keep on Movin'", que viene de los tiempos de Burn. La habían compuesto Hughes y Coverdale, pero cuando se la enseñaron a papá Blackmore éste les dijo que no le gustaba. Una vez el ogro Blackmore se largó, a la pareja les faltó tiempo para colarla en su primer disco sin él, y no es para menos.

En su momento el disco vendió bien (aunque es cierto que el nombre "Deep Purple" ya te garantizaba unas ventas más que respetables) y fue más o menos bien acogido, pero en general se quedó con la fama de ser uno de sus obras más flojas. A día de hoy ha envejecido muy bien y tiene suficiente personalidad como para poder colarlo en nuestro top del grupo sin parecer excéntricos.

Tour de pesadilla y fin del MK IV


Donde empezaron a complicarse seriamente las cosas fue en el tour de promoción del disco. De entrada, Glenn Hughes llevaba un ritmo de vida tan errático que se había vuelto incontrolable. De hecho en el primer tema del disco, "Comin' Home" tuvo que tocar Bolin las partes de bajo al estar Hughes ilocalizable. Antes de iniciar el tour la banda le puso un ultimátum: o frenaba sus excesos o le echarían del grupo. Hughes prometió controlarse, pero olvidó cumplir lo pactado tan pronto empezó la gira.

Bolin era otra bomba de relojería. De entrada al empezar los ensayos se sintió muy frustrado cuando le pidieron que tocara los temas viejos de Deep Purple igual que hacía Blackmore, negándole la posibilidad de interpretarlos a su forma. Eso a un músico inquieto y fan de las jams como Bolin le resultó frustrante, pero acabó aceptando. No obstante lo peor es que sus problemas con las drogas eran similares a los del bajista, de modo que enseguida se vio que en la gira había dos facciones: Hughes y Bolin absolutamente pasados de vueltas e impredecibles, y el resto intentando mantener el control de la situación. No era un panorama muy agradable.

Aparentemente las primeras fechas del tour en Oceanía, donde Bolin era muy popular, fueron las mejores, manteniendo alto el listón de Deep Purple como banda imbatible en directo. El setlist apostaba muy claramente por el nuevo disco, dejando del MK III sólo los dos temas homónimos de sus respectivos discos y con tres temas de la era MK II sacados de Machine Head: "Smoke on the Water", "Lazy" (el vehículo de lucimiento para Lord y Paice) y "Highway Star". También solían hacer algún tema del disco en solitario de Bolin.


Por desgracia el breve paso por Indonesia fue una experiencia terrible. En Yakarta la llegada de Deep Purple fue recibida con una euforia desorbitada, hasta el punto de que las calles se colapsaron. Para frenar la multitud se puso a disposición del grupo... el ejército. Una vez ahí se les hizo saber que tendrían que tocar dos fechas en vez de una, y que no sería para 20.000 personas como estaba estipulado, sino unas 90.000. Malas vibraciones. Durante el concierto, la banda se temía lo peor: la multitud estaba apelotonada como podía y había en el foso docenas de miembros del ejército armados y con perros, pero aquella noche no sucedió nada sobre el escenario.

El drama se produjo en el hotel después del concierto, cuando dos miembros del personal de seguridad tuvieron una pelea en la habitación de Hughes y uno de éstos se fue. A la mañana siguiente vino la policía a detener a Glenn Hughes y a los otros dos miembros del personal que habían estado en la habitación: el guardaespaldas que había dejado la habitación había muerto cayendo por el hueco del ascensor y se acusaba a los otros tres de asesinato. Los tres fueron enviados a la cárcel e interrogados. Cuando se hizo la hora del segundo concierto, dejaron salir a Hughes bajo escolta para que actuara. Durante ese show sí hubo incidentes entre el público y el ejército (miembros de la banda dicen que se oía a gente gritando porque les atacaban los perros y los soldados), de modo que la banda hizo un set más corto de lo normal para escapar de ahí.

De vuelta a la comisaría las prostitutas que habían estado en la habitación del bajista aparecieron repentinamente para declarar en favor de los detenidos y se les soltó. La banda escapó como pudo del país sin ver ni un céntimo de las ganancias del concierto. Hughes y el resto están convencidos de que lo que sucedió no fue un accidente: el guardaespaldas que perdió la vida no estaba ebrio cuando salió del cuarto y la forma como se sucedieron los hechos da a pensar que estaba planificado expresamente para tenderles una trampa y evitar pagarles.



Traumatizados por todo lo sucedido, llegan a Japón donde les esperaban más problemas. Tommy Bolin, que no encontró heroína de calidad en Yakarta, se había inyectado una dosis que le había regalado una prostituta y el material estaba en tan mal estado que casi tuvo una sobredosis. Cuando se recuperó tenía el brazo paralizado, lo cual suele ser un inconveniente cuando eres un guitarrista. Se hizo lo que pudo para reanimárselo utilizando masajistas y aunque recuperó algo de movilidad para los conciertos, apenas podía tocar gran cosa.

¿Quieren saber lo mejor? Precisamente eso sucedió en los conciertos que iban a grabarse en vídeo y audio de la gira. En consecuencia durante mucho tiempo el único testimonio que tenemos del MK IV en vivo es el mediocre Last Concert in Japan (1977), el concierto en que Tommy Bolin casi no podía tocar la guitarra. En mi opinión éste es uno de los factores que han contribuido a que el MK IV estuviera denostado tanto tiempo. Uno escucha el desastre de solo de guitarra de "Highway Star" y se pregunta cómo pudieron editar eso (supongo que a la discográfica le daba igual la calidad y que el poner la palabra "Japan" en el título sería un aliciente para los fans).

He aquí una pequeña muestra, fíjense como el show se inicia con "Burn" pero con la particularidad de que el riff inicial lo toca Lord a los teclados y no Bolin. De hecho, es Lord quien salva mínimamente el show, y por sacar algo bueno de este artefacto diremos que nos confirma lo enorme músico que era el teclista y cómo podría haber sobresalido más si hubiera querido, pero en su lugar prefirió mantenerse en un modesto segundo plano... salvo cuando el guitarrista no podía tocar.



Después de estos dos incidentes, la gira americana fue sumamente irregular. Se combinaban shows excelentes con otros muy flojos (ya fuera porque esa noche Bolin y/o Hughes estuvieran muy pasados o porque sencillamente no funcionaba la cosa). Teniendo en cuenta que la gran baza de Deep Purple fueron siempre sus históricos conciertos, Lord y Paice comenzaron a sentirse decepcionados, ya que no podían aceptar dar shows que bajaran del sobresaliente. El setlist del tour fue cambiando, rotando prácticamente todos los temas del Come Taste the Band, lo cual lejos de ser una buena señal, en un grupo de setlists fijos como Purple era un síntoma de inseguridad (igual que les pasaría a Queen en su primera crisis musical).

Si esto fuera poco, las declaraciones de la banda a la prensa no eran muy halagüeñas por entonces. Hughes afirmaba que a él lo que le gustaba era la música negra, no el hard-rock al que se estaba dedicando, y Coverdale ya anunciaba que haría un disco en solitario donde podría ser él mismo y no verse obligado a hacer el papel de cantante de Deep Purple. Bolin, cuyo debut en solitario había sido un gran éxito de ventas, seguramente se preguntaba cuándo podría dedicarse de nuevo a su música.



Por suerte, con el tiempo se editaría un directo de esa parte de la gira que por fin haría justicia a las noches buenas del quinteto: On the Wings of a Russian Foxbat, un documento imprescindible para fans del grupo que demuestra que, en otras circunstancias, podrían haberse mantenido como una formación imbatible. No fue así, cuando llegaron a Reino Unido la desidia se había apoderado del grupo y después de un concierto vergonzosamente flojísimo en Liverpool - el último planeado de la gira - Coverdale dijo furioso al acabar que lo dejaba, una decisión que en realidad ya debían haber tomado Lord y Paice tiempo atrás una vez que hubieran cumplido todos sus compromisos. En ese aspecto fue una ruptura fácil: nadie quería seguir adelante.

Tras la separación, Paice y Lord montaron un grupo, Paice Ashton Lord, que solo duró un disco (que por cierto tengo mucha curiosidad por escuchar). Bolin pudo centrarse en su carrera en solitario grabando un exitoso segundo álbum, pero sus excesos le cobraron factura: murió de sobredosis en mitad de un tour al año siguiente. Hughes editó un disco en solitario y ha sobrevivido hasta nuestros días de milagro con una trayectoria algo errática teniendo en cuenta su talento. Coverdale como sabemos fue el que salió mejor parado. Quizá no sea tan talentoso como Hughes pero supo encauzar bien su talento con Whitesnake, donde por cierto llegó a reclutar a sus ex-compañeros Paice y Lord en alguna formación.

Diez años después, la formación del MK II volvió a reunirse con el celebrado Perfect Strangers (1985). La continuidad que tuvo esta nueva versión del grupo a lo largo de los años contribuyó a hacer caer en el olvido ese último episodio de los Deep Purple clásicos (eso sumado a que Gillan ha sido, salvo una espantada, un miembro estable desde entonces y el cantante no quiere ni oír hablar de esos Purple "que imitaban a Stevie Wonder"). Una pena que esta última formación que hizo música tan buena y, sobre todo, llegara a adquirir personalidad propia, se quedara en un curioso episodio suelto. La historia del rock tiene docenas de momentos semiocultos por descubrir, como afortunadamente se ha ido haciendo en estos años con el MK IV.

domingo, 7 de agosto de 2016

Deep Purple - Who Do We Think We Are? (1973)


Cuando uno ya ha pasado por los discos clásicos e imprescindibles de un grupo resulta bastante curioso enfrentarse a sus obras menores. Ya hemos visto a la banda en sus mejores momentos, ahora toca verles en una situación de debilidad, y eso es lo que sucede con el último disco del MK II de Deep Purple: Who Do We Think We Are? (1973), un álbum del que había oído hablar tan poco y de forma tan tibia que no esperaba gran cosa. Y desde luego las circunstancias en que se grabó no hacían presagiar mucho.

Who Do We Think We Are? es el clásico producto de una situación insostenible: una banda agotada después de años de frenética actividad y con tensiones insostenibles entre sus miembros, más concretamente entre el cantante Ian Gillan y el guitarrista Ritchie Blackmore. En realidad parece ser que su relación ya se resentía desde 1971 por el clásico problemas de egos: Ritchie, como bien sabemos, no es un tipo fácil, y Gillan acaparaba demasiado protagonismo. La relación entre ambos acabó siendo cada vez peor, pero afortunadamente nada de eso se notó en sus excelentes conciertos presentando Machine Head (1972) - incluyendo el Made in Japan (1972).

Muchos grandes discos se han grabado en una situación de tensión, pero a eso hay que sumarle que la banda llevaba un ritmo de trabajo agotador. Mientras estaban de tour ya habían reservado los estudios para grabar su siguiente álbum (el cuarto en apenas tres años), pero como tuvieron que cancelar algunos shows por enfermedad, los programaron al final y eso provocó que apenas hubiera tiempo de descanso entre el tour y la grabación del disco. En conclusión, cuando llegaron a Roma no tenían material ni ganas de ponerse a ello. Según Gillan, si sus managers les hubieran permitido tomarse un tiempo de vacaciones, el MK II habría durado más tiempo. Quién sabe, en todo caso ese contexto aceleró las cosas.

De estas primeras sesiones solo salieron dos temas. El primero es el gran clásico del disco, "Woman from Tokyo", un tema de rock 'n' roll sencillo y pegadizo con un buen riff de guitarra y una letra que iba sobre el primer tour en Japón que iban a empezar en breve y que se inmortalizaría en su directo más famoso. La otras es "Painted Horse", con un tono más blues y Gillan a la armónica. Se descartó por las típicas peleas entre guitarrista y cantante: Ritchie dijo que había que grabar otra toma vocal, Ian se negó y en conclusión Ritchie dijo que entonces se iba fuera del disco. No estaba Blackmore para tonterías.


Mientras tanto, la banda tampoco se ponía de acuerdo con la dirección a tomar. Ian quería desesperadamente cambiar de estilo y tirar hacia influencias progresivas, en la línea de Fireball (1971), algo que a Blackmore - y seguramente al resto - no les interesaba. Y Blackmore por su cuenta se guardaba sus mejores composiciones para un proyecto que tenía entre manos, Baby Face (donde pensaba contar con ¡Phil Lynnott y Paul Rodgers! - al que pensaba traerse al batería de Deep Purple, Ian Paice). No era un ambiente muy prometedor.

Finalmente, tras otra tortuosa sesión consiguieron sacar algunos temas más hasta que les dio para la duración mínima 34 minutos escasos. En general el disco no aguanta comparaciones con los predecesores, pero a cambio mantiene un buen nivel medio, sin grandes picos pero tampoco ningún tema que sobre: buenos temas rockeros como"Mary Long" (como curiosidad, el único que tocaron en vivo en aquella época), "Rat Bat Blue" sostenida por un marcado ritmo de batería de Ian Paice o "Smooth Dancer" que criticaba la situación de la banda. "Place in Line" por otro lado es un blues que rompe un poco el estilo del disco y que es quizá la más floja del mismo, pero a cambio viene seguida por la mejor composición de todo el álbum: "Our Lady", con un gran trabajo de Jon Lord a los teclados.

¿Qué pasó después de este difícil parto? Ian Gillan se dio cuenta de que no podían aguantar más tiempo juntos él y Ritchie, así que comunicó a los managers que se largaba. Estos le pidieron que siguiera para unos últimos conciertos que quedaban y aceptó. Dichos shows fueron de una tensión aún más insoportable, ya que el resto de la banda sabían que Gillan no tardaría en irse y el cantante optó por viajar aparte (por otro lado, en toda la gira apenas se dirigieron nunca la palabra él y Ritchie). Para intentar que la banda no se desmoronara, los managers convencieron a Ritchie de que dejara ese proyecto aparte y que siguiera en el grupo. Este aceptó solo si se iba el bajista Roger Glover, condición que todos aceptaron. En consecuencia Glover empezó a notar que el resto le hacía el vacío también a él durante el tour... desde luego, debieron ser unos días llenos de felicidad en el seno de Deep Purple.

De todo eso ha quedado un disco sin duda menor pero bastante decente que a mí al menos me resulta más agradable e interesante de escuchar que cualquiera que hayan hecho después de los 70s. En su edad de oro, el MK II de Deep Purple era tan bueno que sencillamente no sabían sacar un mal disco.


sábado, 23 de julio de 2016

1976

Retomando una vieja costumbre, me he animado a listar mis discos favoritos que cumplen 40 años este 2016.

Parte del aliciente está en que 1976 fue un año un tanto "raro" en el mundo del rock. Los géneros que habían predominado en esa década (progresivo, glam, cierto tipo de hard-rock) empezaron a estancarse, sobre todo con el grado de saturación y excesos que estaban sufriendo ya las bandas. Todavía no había salido la vieja guardia punk a darle un soplo de aire fresco (aunque su contribución ya he comentado que se tiende a sobrevalorar o malinterpretar) y en algunos álbums de la época se puede apreciar a bandas antes exitosas buscando un nuevo sitio en estos tiempos cambiantes (Black Sabbath) mientras otros arrasaban en las radiofórmulas suavizando aún más su sonido (Eagles) y entraba en escena el famoso AOR (el debut de Boston, que no ha entrado en mi lista por los pelos).

No es un año de grandes novedades musicales, incluso estilos más bizarros como el kraut-rock empezaron a estar de capa caída y otros como el jazz-rock o fusion llegaron a unos extremos de marcianadas que a mí me cuestan de asimilar (eso incluye clásicos innegables de ese año como Romantic Warrior de Return to Forever o Wired de Jeff Beck que, ay, son demasiado para mí). Pero resulta muy interesante como muestra de una escena que estaba saturándose y como ejemplo de que pese a eso siguió habiendo grandísimos discos.



15) Blue Öyster Cult - Agents of Fortune

Aunque por estilo me pegan mucho más los discos anteriores de Blue Öyster Cult, lo cierto es que de lo que he oído de ellos simpatizo más con su primer acercamiento al AOR. Aunque no sea tanto mi rollo la sucesión de temazos que hay aquí habla por sí sola, además de tener una de mis canciones favoritas de todos los tiempos (ya saben cuál es).


14) Led Zeppelin - Presence

Titular asociado a este álbum: el inicio de la decadencia de Led Zeppelin.
Mi respuesta: ¡bendita decadencia si la de todos los grupos fuera así!
Sí, es cierto que es un bajón innegable respecto a lo que venía antes, pero incluso hoy día que los tengo más apartados reconozco que es un gran disco, incluso más allá de los dos grandes temas clásicos (¡y qué dos temas!).



13) Invisible - El Jardín de los Presentes

El músico argentino Luis Alberto Spinetta tiene el mérito de ser tan bueno que consigue que supere el para mí infranqueable obstáculo de oír música rock cantada en castellano. Un tipo apasionante que estuvo metido en varios proyectos y bandas, en Invisible optó por hacer una banda con cierta tendencia al jazz-rock (especialmente visible en la instrumental "Alarma entre los ángeles") pero que en realidad no se aleja tanto de lo que hacía antes. A destacar la inmensa "Niño condenado".




12) David Bowie - Station to Station

En estos años de incertidumbre nuestro camaleón preferido estaba en plena transición. Ya hacía un par de años que se había bajado del carro del glam antes de que el género decayera oficialmente, había probado con el soul y ahora, aunque aún quedaban resquicios de esa etapa, iba hacia nuevos caminos que desembocarían en la trilogía berlinesa, convirtiéndole en uno de los dinosaurios que mejor supo evolucionar al cambio de tiempos.

Station to Station es por tanto un gran disco de transición entre etapas, que para mí tiene dos de las mayores obras maestras de su carrera - y eso es decir mucho - en el tema homónimo y "TVC15".


11) Rush - 2112

Ya comenté anteriormente la jugada-vacilada que hicieron a su discográfica con 2112, donde mandaron a la porra su demanda de volver a sonar a Led Zeppelin como en sus primeros discos y apostaron de forma aún más contundente por el rock progresivo. Y contra todo pronóstico se salieron la suya y se consagraron definitivamente.
Reconozco que la cara B necesito repescarla de vez en cuando para recordar lo buena que es, pero es que la suite homónima de la cara A (y en especial su obertura) eclipsa prácticamente cualquier cosa.


10) Be-Bop Deluxe - Sunburst Finish

Una de mis debilidades personales, Be-Bop Deluxe fue uno de esos grupos que empezó con la excusa del glam pero que luego tiró hacia lo que hoy conocemos como el cajón de sastre art-rock. El principal artífice es su cantante, guitarrista y compositor Bill Nelson, un guitarrista excelso (fíjense en el solo de "Crying to the Sky") con un gran talento además para escribir buenas canciones que en otras manos habrían optado por darle un toque más convencional. Este álbum es considerado el gran clásico de su carrera (que no es decir mucho dado lo desconocidos que son) y una buena puerta de entrada a uno de los muchos secretos por descubrir de los 70.


9) AC/DC - High Voltage (versión europea)

Mientras el hard-rock fue tirando más esos años hacia el boogie-rock o un sonido más radiofónico, en Australia dos hermanos estaban gestando una banda que volvía al sonido más crudo y primigenio del invento, y que contra todo pronóstico acabarían siendo una de las bandas más famosas de la historia. Su debut es quizá mi disco favorito suyo, repleto de himnos incendiarios de hard-rock y tintes blueseros (la inmortal "The Jack"). Descubrir en su época las guitarras de los hermanos Young y el carisma arrebatador de Bon Scott debía ser algo sensacional.


8) Elliott Murphy  - Night Lights

Cuando el señor Elliott Murphy todavía parecía tener esperanzas de consagrarse como cantautor, una especie de mezcla de sus idolatrados Bob Dylan y Lou Reed, se sacó de la manga su disco más ambicioso: Night Lights, más alejado del folk-rock clásico de sus primeros discos y apostando por una producción más ampulosa que al principio me pilló un poco por sorpresa, pero que a la práctica es su disco más redondo. Desafortunadamente no lo logró y ha quedado relegado a esa etiqueta tan simpática de músico de culto, de modo que tenemos que escarbar para llegar a él y a canciones tan inmortales como la estremecedora "You Never Know What You're in For".


7) Genesis - A Trick of the Tail

Tiempos de cambio para una de las bandas más emblemáticas del rock progresivo: su carismático cantante Peter Gabriel se larga, y en su lugar ponen a cantar a su batería, un tal Phil Collins. Nadie daría un duro por ellos en su momento, pero lo cierto es que no solo funcionó sino que consiguieron el mayor éxito de su carrera.
No me enrollaré mucho (ya lo hice en su momento) pero la clave está en dos factores: las canciones siguen siendo muy buenas y la banda apostó por unirse a esa tendencia de aquellos tiempos de tirar el rock progresivo hacia un sonido más amable (¡hola Supertramp!) que tuvo muchísimo éxito.


6) Al Stewart - The Year of the Cat

Es curioso, no he logrado profundizar en serio en la obra de Al Stewart estos años por mucho que adore este álbum, el más mítico de su carrera. Sin poder juzgar si tiene más discos a la altura, sí que diré que The Year of the Cat es una magnífica muestra de pop radiofónico bien hecho, fácil de escuchar pero con canciones sólidas. No creo que haga falta defender el tema homónimo (una de esas canciones que "lo tienen") pero hay mucho más, miren sino "Sand in your Shoes" o "Midas Shadow".
5) Camel - Moonmadness

¿Recuerdan lo que dije de Genesis? Aplíquenlo también a Camel. La banda de Andrew Latimer llegó más tarde que los otros grandes del progresivo, saltándose la época de primeros devaneos y entrando cuando el género estaba en su apogeo y sus excesos. De modo que cuando el progresivo tiró hacia un sonido más light, ellos estaban todavía en pleno crecimiento musical, y además les vino bien porque, siendo honestos, siempre habían sido una banda progresiva que tiraba más hacia sonidos amables.
Moonmadness podría ser perfectamente su mejor obra: entra de maravilla (tiene uno de mis sonidos de teclado favoritos, a modo de detalle a destacar) y canciones como las tres primeras que lo abren te enamoran al instante. No es mi faceta favorita del género, pero cuando está tan bien hecha, ¿qué le voy a reprochar?


4) Relatively Clean Rivers - Relatively Clean Rivers

La rareza de la lista: una de esas bandas underground que hicieron un solo disco rescatadas hoy día gracias a los blogs de rarezas setenteras. No sé muy bien de dónde sale esta joya, solo sé que fue un disco perpetrado por un tal Phil Pearlman, que había estado en otros proyectos que tengo pendientes de investigar, y que en su época no llegó a casi nadie porque se hicieron solo unas copias de este álbum. Bendito internet que lo ha sacado a la luz, porque a mí me encanta: tiene el sonido exacto de rock americano o folk-rock que más me gusta, con un rollo a lo Grateful Dead o Crosby Stills & Nash, y - lo más sorprendente de todo - muy buenos temas. Que una joya así quedara relegado casi a un capricho de una discográfica es algo que no puedo entender.


3) Van Der Graaf Generator - Still Life

Peter Hammill, completamente a su bola, había decidido reformar su banda Van Der Graaf Generator en una fecha tan poco propicia para el progresivo como 1975. E, ignorante de los cambios que se producían en el género, fue lanzando más grandes discos que seguían su estilo personal tan reconocible al mismo tiempo que anunciaban nuevos caminos. Still Life es una muestra de cómo el hombre iba aún sobrado de talento, como demuestra la emotivísima "Pilgrims" que abre el disco, el tema homónimo o la pequeña suite final.
Yo le tengo además un cariño especial por ser el primer disco que oí del que hoy es uno de mis grupos favoritos.


2) Queen - A Day at the Races

Considerado como el hermano menor de A Night at the Opera (1975), en realidad A Day at the Races es un disco que prueba otros derroteros, no tan excesivo y operístico como su predecesor. Y eso no quita que sea una obra maestra, y de hecho uno de los mejores álbums de Queen. Menos vistoso que los discos que le rodean, A Day at the Races es un álbum que, más allá de sus clásicos - la hard-rockera "Tie Your Mother Down" y la gospeliana "Somebody to Love" (la magia de Freddie Mercury es que adoraba a partes similares a Led Zeppelin, Liza Minnelli y, como se ve aquí, Aretha Franklin) - está repleto de clásicos ocultos del grupo esperando ser descubiertos: mi tema favorito de Roger Taylor ("Drowse"), una de las mejores baladas de Freddie ("You Take my Breath Away"), la mejor canción de John Deacon junto a "Spread Your Wings" ("You and I", que no entiendo cómo no es un clásico) y una de mis mayores debilidades, la balada folk de Brian "Long Away".


1) Be-Bop Deluxe - Modern Music

Me permito repetir grupo porque ambos discos de Be-Bop Deluxe merecían salir aquí. Si Sunburst Finish es su pequeño clásico, el que se cita cuando se quiere recordar a la banda de Bill Nelson, Modern Music es su obra maestra absoluta. Un disco que se me resistió durante años y ante el cual he acabado cayendo rendido, donde afinaron más que nunca ese sonido propio tan especial que - mucho me temo - dejaron más de lado en su siguiente y último álbum, donde las composiciones de Nelson están no solo más refinadas que nunca sino impecablemente secuenciadas a lo largo del disco. Sin ir más lejos la cara B es quizá una de mis suites favoritas del rock, una maravilla de principio a fin.
Qué voy a decir, uno de mis álbums favoritos de todos los tiempos.

domingo, 19 de junio de 2016

Dungen - Primavera Sound (3 de Junio) y Le Maroquinerie (5 de Junio)


Ya comenté hace tiempo lo mucho que me gustan a mí los señores Dungen, como pueden ver aquí. Y a día de hoy, cuatro años después reafirmo lo que dije en su día con unos añadidos-matices:

1) Me he reconciliado con 4 (2008) - que ahora me parece a la altura de Tio Bitar (2007) - y con Skit i allt (2010) - sin duda su disco menos bueno pero con el que he hecho los paces y que ahora disfruto bastante.

2) Dungen volvieron el año pasado, tras varios años de ausencia en que me temí que se hubieran retirado, con uno de los mejores discos de su carrera, el sobresaliente Allas sak (1015).

3) Definitivamente a día de hoy son mi banda actual favorita, incluso una de mis predilectas de las últimas décadas.


El siguiente paso era verlos de una vez en directo, esos cinco años de silencio me hicieron darme cuenta de que en cualquier momento podían separarse, pero las perspectivas de que pasen por nuestro país son casi nulas. El 'casi' es que los traiga un festival, y yo aposté porque si alguno lo traía sería el Primavera Sound. Y acerté.

Me hice ilusionadísimo con mi entrada de viernes (y ya de paso vería a Radiohead), pero luego sufrí una gran decepción al ver que el festival los programaba a la peor hora (a las 6 de la tarde, con el recinto medio vacío) y dejándoles solo 40 minutos. Me planteé vender mi entrada e irme por Europa a verles, pero al final decidí hacer doblete: les vería el viernes en el Primavera Sound y el domingo en París haciendo un set más largo. ¡Sólo se vive una vez!


Es triste pero la actuación de Dungen ha pasado totalmente desapercibida en las crónicas del festival, que a la hora de relatar la jornada del viernes empiezan casi todas con unos tales Titus Andronicus (los que iban justo después de ellos). No acompañaba la hora (a pleno sol), ni el escenario (uno de los más grandes), pero los pocos que les pudimos ver disfrutamos de un gran concierto que acabó conquistando a un público hasta la euforia, no sé si porque era tan fans como yo o porque les gustaron mucho.

El líder de la banda, Gustav Ejstes, se encontraba en medio del escenario a los teclados y de vez en cuando se levantaba para tocar la flauta o moverse libremente por el escenario (en cierto momento el guitarrista Reine Fiske bromeó pidiendo que alguien le comprara una guitarra, ya que no tenía dinero para una; dada la corta duración del set, obviaron la guitarra acústica). Abrieron muy acertamente con la instrumental "Fredag" del 4 seguida por una de las mejores de su último disco, "Åkt dit". En general el set se centró en Allas sak, y pensé en que es un placer ver a una banda presentando un disco tan bueno que te parece genial que centren el setlist en temas nuevos.

Un par de detalles más. El batería dijo unas cuantas frases en español y fue interrumpido cómicamente por Gustav diciendo en inglés que no tenía ni idea de qué estaba diciendo.Y, un rasgo que me encantó: en vez de hacer un set de canciones directas dada la poca duración de que disponían, hicieron algunas jams entre medio que a mí me encantaron, una muy zeppeliana después de la contundente "Panda" con Gustav saltando por el escenario y una más oscura hacia el final que resultó ser un tema nuevo. No hay nada como tocar por primera vez en un país teniendo solo 40 minutos y ocupar un rato a improvisaciones y un tema nuevo.

Una larguísima cuenta pendiente saldada después de 10 años.

SETLIST:

Fredag
Åkt dit
En dag på sjön
Franks kaktus
Panda/jam
Sova
Häxan



40 minutos es una duración insuficiente (e insultante en mi humilde opinión) para una banda a la que llevaba tanto tiempo queriendo ver y que desbordaban talento, así que miré su tour europeo y me lancé dos días después a verles en París, en una pequeña sala de Ménilmontant llamada La Maroquinerie.

Los teloneros era una banda local que hacían una psicodelia impregnada de sintetizadores a lo Tame Impala (lo cual me hizo pensar en lo curioso que es que un grupo así se haya puesto de moda) y un músico argentino llamado Tall Juan que hacía una especie de rockabilly acelerado muy chulo.

Entre conciertos fui al puesto de merchandising y me dio conversación el tour manager, que me explicó que el último tema de Barcelona era una composición para su nuevo disco, que esperaban sacar este otoño. Dicho álbum sería totalmente instrumental y estaría inspirado en la maravillosa película de animación Las aventuras del príncipe Achmed (1926) de Lotte Reiniger. También me explicó que estos cinco años el grupo no se había disuelto y que no había pasado nada concreto ("Just life..."), y que esperaban estar más activos y hacer otro tour europeo a finales de año.



Entrando en materia, mi segundo encuentro con los suecos en tres días superó con creces al primero convirtiéndose en uno de los mejores conciertos que he visto últimamente. En un entorno más favorable (una sala pequeña pero con fans concentrados) se les veía más sueltos en las jams y más cómodos en general, dejándose llevar en numerosos tramos instrumentales y con un público entusiasta desde el minuto uno. Mención aparte merece un hombre mayor con pintas de hippie que había en la primera fila, que debe ser el mayor fan del mundo de la banda: en cada inicio de tema daba gritos de júbilo y se pasó el concierto no tanto cantando o bailando como moviéndose, como si estuviera en continuo trance. Era tan curioso de ver que hubo gente que pasó de grabar al grupo... ¡a grabarle a él! (un detalle: la banda le conocía y de hecho Gustav le dedicó un tema, su nombre es Philip).

Pasando a la música, el inicio fue el mismo pero cambiando el segundo tema a otra canción de Allas Sak: la emotivísima balada "En gång om året". Tras ésta, una dosis de Ta Det Lugnt, "Festival", con Gustav alternando la guitarra acústica con los teclados y un retorno a su último disco con "Åkt dit" (donde por cierto el guitarrista Reine Fiske tenía un papel fundamental acompañándole al teclado durante el estribillo).



Destacar un medley que hicieron dominado por los mejores temas de Tio Bitar: la atmosférica instrumental "C visar vägen" (¡mi favorita del disco y mi mayor sorpresa del setlist!) y las maravillosas "Så blev det bestämt" y "Svart är himlen" - respondiendo a vuestra pregunta, no me sé el título de ningún tema que tenga más de dos sílabas, mi sueco no es muy bueno.

Tras un enérgico "Panda" con el público desatado, repitió el cierre de Barcelona con el nuevo tema, "Haxan" y la última de Allas Sak, "Sova", para luego hacer un pseudobis en que ni siquiera llegaron a irse con mi canción favorita del grupo: la balada "Du e för fin för mig", coreada por toda la sala cantando la letra fonéticamente como buenamente pudimos.

Ése que se ve en medio es el amigo Philip en pleno trance espiritual.


Esta vez sí, me fui satisfecho del todo tras hora y cuarto, y profundamente emocionado por haber podido ver por fin a esta enormísima banda. Ojalá sigan durante muchos años en activo manteniendo este nivel con una discografía en la que a día de hoy no tienen ni un álbum que baje del notable y unos directos sobresalientes.

SETLIST:

Fredag
En gång om året
Festival
Åkt dit
En dag på sjön
Franks kaktus
Bandhagen/C visar vägen/Så blev det bestämt/Svart är himlen
Panda
Häxan
Sova
Du e för fin för mig