sábado, 7 de mayo de 2022

Van der Graaf Generator - Teatro Politeama (Génova), 2 de mayo del 2022

 

Haciendo retrospectiva de 20 años yendo a conciertos he de reconocer que el balance de grupos y artistas que he visto entre mis favoritos es más que positivo y muy superior a lo que imaginaba. A raíz de eso, hace tiempo me paré a pensar qué grupos o artistas de mis predilectos que estuvieran vivos o en activo cuando me metí en esto de la música no había podido ver en directo. Realmente no me salieron demasiados. El caso más sangrante - y que creo que ya es demasiado tarde - es David Gilmour, aunque a cambio he visto a Roger Waters y Nick Mason, al que le seguirían tres bandas que no suelen actuar fuera de Estados Unidos: los Grateful Dead en alguna de sus versiones actuales, los ya extintos Allman Brothers (a cambio vi a Dickey Betts hace este mes exactamente 10 años, caray como pasa el tiempo) y la Marshall Tucker Band. Hasta ahora había otro grupo que estaba en el puesto número 1 de la lista: Van der Graaf Generator, una banda que con el tiempo se ha ido convirtiendo en una de mis favoritas y que, aunque casi nunca tocan en España, siguen en activo por Europa. Había que ponerle remedio.

Cuando anunciaron un nuevo tour eché un vistazo a las fechas de la gira en busca de alguna que fuera asequible a mi bolsillo y no me fue demasiado complicado por un motivo muy sencillo: Van der Graaf Generator son adorados en Italia, que es un país donde los conciertos no están demasiado caros y no es muy caro viajar y alojarse allá. Esto es algo que siempre me ha parecido curioso, pero en los 70 el rock progresivo tuvo en dicho país un éxito descomunal. OK, igual pasaba en muchos otros países europeos como Francia o España mismamente, pero el nivel de euforia que despertaba en Italia era algo inaudito, hasta el punto de que en su primera época Van der Graaf Generator era una banda de culto desconocida en su país natal, Inglaterra, mientras que en Italia tenían un éxito apabullante pese a que su música era muy compleja. Esto ha hecho que existiera durante décadas un vínculo muy estrecho entre el líder del grupo, el cantante-teclista-guitarrista Peter Hammill, e Italia.

En fin, que yo tenía mi entrada para ver a Van der Graaf Generator en Génova el 5 de abril del 2020 pero... algo extraño sucedió. Sí, la dichosa pandemia mundial de la que deben estar hartos de leer, así que saltémonos esa parte. El concierto de pospuso al 2021, y luego otra vez a 2022. Algunas bandas optaron directamente por cancelar sus tours antes que seguir moviéndolos, por suerte Van der Graaf los mantuvieron. Me esperé lo máximo posible a comprar el billete de avión por si acaso - no en vano Yes acaban de anunciar que posponen otra vez su gira europea que llevan posponiendo desde el 2020 - pero por suerte mayo de 2022 iba a ser la fecha en que cumpliría uno de mis grandes sueños musicales.

De entrada hay un aspecto importante a tener en cuenta si uno va a ver a Van der Graaf Generator y que yo ya tenía presente, y es que para bien y para mal son un grupo que apuesta mucho por sus discos nuevos. El grupo se separó a finales de los 70 y se volvió a reunir a principios del siglo XXI. Desde esa reunificación han ido publicando nuevos álbums, la mayoría de ellos ya no en la formación cuarteto que han tenido habitualmente, sino en formato trío sin el saxofonista David Jackson, un miembro esencial del sonido clásico que además parece un tipo bastante extraño. ¿Saben la forma de distinguir un músico que publica discos nuevos por inercia y otro que realmente todavía cree que lo que hace tiene poso? El primero solo toca temas de su nuevo álbum en la gira del presentación del mismo pero en las siguientes lo olvidará por completo en favor de su siguiente obra, el segundo mantendrá canciones de sus nuevas obras en los setlists y, no solo eso, sino que las irá variando, no en plan "mantengo en el setlist el tema bueno que había en mi anterior disco". Ojo, ¡esto no es necesariamente algo bueno! ¡Miren si no a los Red Hot Chili Peppers! Para mí el hecho de que un grupo siga apostando por sus últimos discos no es en sí algo intrínsicamente positivo, solo cuando la música lo es. Por suerte en el caso de Van der Graaf Generator, sus discos de retorno están francamente bien, especialmente los dos primeros: Present (2005) y Trisector (2008). El segundo de hecho ha sido uno de mis descubrimientos musicales del año y lo he estado oyendo a menudo.


Así pues, 12 años después de haberme hecho fan de ellos (los conocía de antes pero me parecían algo inescuchables) y 2 después de las continuas cancelaciones sufridas por el coronavirus, a las nueve de la noche salieron al escenario Peter Hammill, el teclista Hugh Banton y el batería Guy Evans. Hammill, sonriente dijo al público en italiano "Bueno, finalmente..." haciendo referencia a los dos aplazamientos y se lanzó con dos de los temas más destacados de los Van der Graaf Generator del siglo XXI: "Interference Patterns" y "Every Bloody Emperor". Me encanta el contraste que ofrece este hombre cuando canta y cuando habla con el público. Su forma de cantar es muy personal y uno de los motivos por los que a mucha gente se le atraganta el grupo: furiosamente expresiva y teatral, a veces rozando lo excesivo pero sin llegar a ello (a los que somos fans nos parece en cambio uno de los mejores cantantes de la historia del rock, y sin duda uno de los más personales). La música de Van der Graaf Generator, infestada de teclados, y más ahora sin la presencia de Jackson al saxofón, es densa, dramática y a menudo oscura. Y no obstante, después de hacernos pasar por esos viajes musicales tan intensos, Hammill entre temas se muestra como un tipo tan deliciosamente educado, encantador y afable que se hace achuchable. Habló todo el rato en un italiano que como mínimo sonaba fluido (siendo tan popular aquí imagino que por fuerza ha acabado aprendiendo el idioma de tanto venir a tocar), hacía pequeñas bromas e incluso pidió disculpas por no poder quedarse a firmar autógrafos al final del show a causa del coronavirus.

El setlist era literalmente una mitad de temas de los discos nuevos y otra de la época clásica. De los nuevos Van der Graaf lamenté que solo tocaran un tema de Trisector, y más cuando en otras fechas de la gira le da más cancha (sin ir más lejos al día siguiente tocó tres, incluyendo una que me hacía mucha ilusión, "Over the Hill"). No obstante de los seis escogidos creo que solo dos bajaron algo el nivel del concierto: "Lifetime" y "Your Time Starts Now", temas lentos que no están tampoco mal pero deslucen al lado del resto. Los ya citados "Interference Patterns" y "Every Bloody Emperor" creo que el propio Hammill ya los considera dos pequeños clásicos de su carrera, y no le faltaría razón. Por otro lado "Room 1210" seguramente es de las mejores composiciones de su último álbum Do Not Disturb y en cuanto a "Alfa Berlina" fue curioso ver cómo le dieron un tono diferente al disco, que es más melancólico, y en directo optó por imprimirle más fuerza.

Es normal que un hombre tan increíblemente prolífico como Peter Hamill se resista a quedarse anclado en una época muy concreta de su carrera (ojo al dato, aparte de 14 los discos que grabó con Van der Graaf Generator, su carrera en solitario consta de 45 álbums; el 2021 de hecho sacó ¡dos! uno de los cuales con una portada un tanto... curiosa). Pero no es menos cierto que, aunque muchos de sus temas recientes funcionan perfectamente en vivo, los momentos cumbre de la noche pertenecen a su etapa clásica. La primera que cayó fue mi gran sorpresa del concierto: el mejor tema de su disco en solitario Chameleon in the Shadow of the Night (1973), que por pura casualidad escuché por primera vez el año pasado y también en Italia. Me refiero a "(In The) Black Room", que él presentó como una rareza que había decidido incorporar al repertorio Van der Graaf, aunque yo no lo veo así: por mucho que salga en un disco suyo en solitario, suena totalmente a la banda madre, y les quedó magnífica.

Un pequeño paréntesis para resaltar las cualidades de la banda. Guy Evans sigue siendo un batería magnífico, cero sorpresas. Peter Hammill es quizá uno de los cantantes de los 70 que mejor ha conservado la voz. Es extraordinario oír cómo canta igual que en los discos y directos clásicos, con la misma fuerza a intensidad, e incluso pudiendo emular algunos tonos difíciles. Y el show me hizo darme cuenta de cómo Hugh Banton es seguramente el segundo miembro más importante del grupo, aunque esté algo eclipsado en la época clásica por el saxofón de Jackson. No solo es un gran teclista, sino que viendo en vivo cómo interactúan él y Hammill me di cuenta de cómo el segundo se dedica sobre todo a las partes de piano más melódicas y Banton es el que le da más textura y profundidad a las canciones. Hammill es un buen pianista, de hecho le vi en Madrid en un concierto solo que dio totalmente a piano, pero el sonido Van der Graaf creo que sale sobre todo de lo que hace Banton a las teclas. No descarto, claro está, que Banton rellenara el sonido del grupo más de lo habitual para compensar la ausencia del saxofón, que tiene una presencia muy importante en el sonido del grupo, pero en todo caso funcionó con creces.

Ah, David Jackson, pobre David Jackson. En la teoría me parecía imposible que el grupo funcionara sin él, pero me temo que lo logran con creces. Si algo me ha demostrado la experiencia es que, por mucho que alguien sea un componente importante de un grupo, si las canciones son buenas y el resto de la banda grandes músicos, se puede tirar adelante sin ese miembro en principio imprescindible. Para los fans de la Creedence la interacción entre los dos hermanos Fogerty es algo fundamental del sonido del grupo... y miren cómo John continuó adelante no ya sin su hermano Tom, sino sin otro guitarra que lo sustituyera, y además si escuchan el directo que grabaron en formato trio, Live in Europe (1973), comprobarán que funciona perfectamente. ¿Quiere decir eso que Tom Fogerty era prescindible? No, pero simplemente con ese cancionero y esos tres músicos se puede armar un gran concierto. Y eso sin olvidar que un concierto de Ten Years After sin su líder absoluto, el cantante y guitarrista Alvin Lee, ha sido uno de los mejores que he visto.

A modo de ejemplo, cuando iniciaron la que es mi favorita del Godbluff (1975), "Scorched Earth", me quedé bastante sorprendido no solo porque no la esperaba sino porque me preguntaba cómo recrearían el climático final en que el saxofón tiene un papel fundamental, pero lo cierto es que sonó genial igualmente. Del mismo modo, ¿es una contradicción decir que el momento cumbre de la noche fue al mismo tiempo el tema en que más eché en falta el saxofón? Me refiero a "Childlike Faith in Childhood's End", el extenso tema final de Still Life (1976), que fue una absoluta barbaridad. El instante decisivo fue cuando Hammill llegó al verso de "Frightened... in the silence", que lo cantó muy diferente a como hace en el disco y otros directos suyos que he oído. En vez de aullar esas frases con su estilo tan característico dejó un tenso silencio absoluto que respetó todo el teatro y apenas susurró "...silence", para luego lanzarse con toda furia a los versos siguientes y de ahí afrontar junto a los otros tres todo el tramo final del tema con una intensidad estremecedora. La enorme ovación que le dedicó el público me confirmó que no fue solo impresión mía, sino que fue el momento que más bordaron de la noche.

Finalmente, los otros temas clásicos que tocaron fueron menos sorpresivos al entrar dentro de lo que esperaba pero no por ello los recibí con menos ganas: la densa "Lemmings" con Peter a la guitarra conjugando extraños pasajes musicales laberínticos junto a Banton a los teclados y Guy Evans más jazzístico que nunca, y el cierre de la noche con el gran clásico "Still Life", la primera canción que oí del grupo y seguramente una de las más agradecidas de descubrir para los neófitos.

Por descontado, eché en falta temas en esta hora y cincuenta minutos, pero mirando setlists de la gira he visto que en general están bastante compensados los temas que entran y salen. Me supo mal perderme una de mis favoritas del grupo, "Man-Erg", que suele caer con frecuencia, y también me habría encantado oír "A Louise is not a Home"... aunque ¿la preferiría a "(In The) Black Room"? No lo sé... En todo caso hacía tiempo que no acudía a un concierto con tanta ilusión y nervios como éste, y aunque es difícil saber cuál será el futuro del grupo (Hammill está en plena forma pero es un señor de 74 años), me encantaría repetir la experiencia. ¿Será posible? Como mínimo me quité esta molesta espinita de no haber visto a uno de mis grupos favoritos y además en plena forma.

Interference Patterns

Every Bloody Emperor

(In The) Black Room 

Lemmings

Lifetime

Alfa Berlina

Childlike Faith in Childhood's End

Your Time Starts Now

Room 1210

Scorched Earth


Encore:

Still Life