miércoles, 24 de marzo de 2021

Supertramp - Crime of the Century (1974)

 

Después de encadenar dos sonoros fracasos de ventas como su debut homónimo e Indelibly Stamped (1971), de perder el mecenazgo que les había brindado hasta entonces un excéntrico millonario y de que toda su banda les abandonara por segunda vez, unos Rick Davies y Roger Hodgson ya desencantados pensaron que lo mejor era dejarlo. Por suerte hubo dos cosas que les animaron a darse una última oportunidad: tenían un montón de canciones nuevas que sonaban bastante mejor que las que habían compuesto hasta la fecha (algunas de hecho databan de antes pero las habían perfilado) y su nuevo bajista, Dougie Thomson, trajo a la banda una dosis de entusiasmo más que necesaria y les animó a seguir adelante un poco más, después de todo sería una pena dejarlo antes de publicar estos nuevos temas tan prometedores.

OK, en este caso sí que puede decirse que a la tercera va la vencida. De entrada un factor decisivo es que por fin formaron una banda estable y que encajaba 100% con el sonido que buscaban. Se incorpora el batería Bob Siebenberg, de estilo siempre enfocado a reforzar la canción y no al lucimiento personal, y el saxofonista John Helliwell, cuyo marcado sentido del humor le dio un punto extra, lo cual me hace recordar esa escena de Los siete samurais de Akira Kurosawa en que uno de los cabecillas del grupo decide reclutar a un samurai entre otras cosas porque está siempre diciendo ocurrencias graciosas y "uno necesita tener a alguien así para animarle en los momentos difíciles". Y si algo necesitaba urgentemente Supertramp en aquellos momentos era alguien que les animara - y ya de paso la locuacidad de Helliwell le convertiría automáticamente en el frontman del grupo en todos los conciertos, un papel que los tímidos Rick y Roger se resistían a asumir.

Tenemos pues la combinación ganadora: buenos temas y una formación adecuada para ellos. Nuestros amigos se tomaron la cosa en serio y pasaron un largo tiempo conviviendo juntos para conocerse y trabajar todas las canciones nuevas antes de meterse en un estudio, de modo que este nuevo repertorio estaba más que trabajado y ensayado cuando tuvieron que defenderlo en vivo y en estudio.

Hay un aspecto que me fascina de esta historia y es el cambio tan súbito que dieron Supertramp de sus dos primeros discos a Crime of the Century (1974), no solo en términos de calidad sino de estilo. En sus anteriores obras apenas percibimos destellos del que sería su famoso sonido clásico, y de repente en el tercer álbum no es que hubieran encontrado su sonido... ¡es que lo exhibían totalmente definido y perfeccionado hasta el más mínimo detalle! ¡Está ya todo ahí! Lo normal es algo como por ejemplo lo que le sucedió a sus contemporáneos Queen, que desde su debut hasta A Night at the Opera (1975) fueron gradualmente descubriendo su sonido de forma escalonada. ¡Lo de Supertramp es como si Queen hubieran pasado de su debut con tintes heavy metal directamente a Opera sin todo lo que hubo en medio! En todo caso, tenían ya los temas y el sonido propio, solo hizo faltar convencer al gran productor Ken Scott para que les produjera el álbum y empezó la grabación del que considero la obra cumbre de su carrera.

Otro de los aspectos que más me llama la atención de Crime of the Century es que fue un disco bastante costoso y laborioso para los estándares de la época, lo cual resulta chocante si pensamos que lo grabó una banda que había encadenado dos fracasos de ventas seguidos y que llevaba 3 años girando sin mucho éxito. Eso es algo que dice mucho a favor de cómo funcionaban muchas de las discográficas en la época, que estaban dispuestas a apostar por grupos o artistas que no acababan de despegar basándose en la música que tenían a ofrecer. En el caso de Supertramp cuando éstos acudieron a la discográfica a pedir que les financiaran su tercer álbum, al principio todos se pensaban que habían ido para anunciar que se separaban, ya que era una de sus muchas bandas del montón que no llegaban a ninguna parte. ¡Cuál fue su sorpresa cuando Rick y Roger les dijeron que querían grabar un tercer disco! Y si aceptaron pese a lo mal que se habían vendido los anteriores es porque éstos les mostraron algunas de las maquetas que habían preparado y confiaron en el potencial de esas nuevas canciones. No voy a idealizar la industria discográfica de los 70, que seguía explotando y robando a muchos de sus artistas, pero al menos se guiaban también por la idea de apostar por la música, y no solo por lo que diera beneficios seguros.

La grabación de Crime of the Century fue una experiencia extenuante en gran parte por el perfeccionismo enfermizo del productor Ken Scott, el hombre clave en el sonido del disco. Es uno de esos álbums que están repletos de pequeños detalles que, por separado pueden parecer tonterías, pero que en conjunto le dan una mayor riqueza a la música. Además éste fue un disco que se elaboró pensando en el álbum como un todo y no como una mera suma de canciones. Por entonces Supertramp tenían bastantes más temas nuevos de los que acabaron en el tracklist final y tuvieron que hacer una rigurosa selección de los que entrarían. Cuando lleguemos a Crisis? What Crisis? (1975) nos preguntaremos cómo algunas de esas canciones tan buenas fueron descartadas de Crime of the Century, pero en realidad ya adelanto la respuesta: los temas que seleccionaron se hicieron no solo en base a su calidad sino a que encajaran mejor en ese puzzle de canciones que era ese disco, de modo que dejaron fuera algunas canciones que les parecían magníficas pero que no sabían cómo encajarlas en el Crime. Parece ser que la forma como hicieron este difícil cribaje fue en primer lugar escoger qué temas de Rick entrarían (ya que Roger tenía muchas más composiciones donde escoger y sería más complejo hacer esta primera selección) y luego ver qué canciones de Roger se complementaban mejor con éstas, siguiendo la estructura que luego repetirían en sus siguientes álbums de alternar temas de Rick y Roger para darle más heterogeneidad a la música y explotar uno de los fuertes de Supertramp, que era la combinación de dos voces y estilos tan distintos. Se dedicaron incontables horas en trabajar qué canciones elegían y mirar en qué orden colocarlas para que la experiencia sonora fluyera lo mejor posible, y es algo que se nota mucho: Crime of the Century es de esos discos en que cada canción desemboca a la siguiente con tanta naturalidad que sabe mal parar el álbum a medias, ya que cada composición parece un complemento o respuesta musical a la anterior.

El álbum se abre con uno de los temas definitivos de Supertramp, "School", la gran aportación musical de Roger al disco en que narra sus experiencias en el instituto y que se trata de la única canción del disco que realmente compuso a medias con Rick. Sí, para entonces Rick y Roger ya escribían completamente separados porque habían encontrado cada uno sus estilos propios, pero en este tema de Roger su compañero hizo unas aportaciones decisivas: el célebre solo de armónica inicial, el solo de piano y la parte intermedia en que dialoga con Roger. Tan importantes son estas pequeñas grandes contribuciones de Rick que cuando años después Roger se empeñó en separar qué canciones eran suyas y cuáles de Rick (como si dicha distinción no fuera obvia...), en el caso de "School" la aceptó como una canción de los dos.

Le sigue la más rockera "Bloody Well Right", que durante bastante tiempo no me entusiasmaba hasta que le cogí el punto sobre todo por las partes de guitarra eléctrica, breves pero que le dan un poco más de dureza en contraste con su estribillo tan melódico. Ya en estos dos temas distinguimos los dos estilos tan diferenciados entre Rick y Roger: Roger es mucho más melódico, e incluso cuando tira hacia temas más progresivos siempre se apoya mucho en la melodía; Rick tiene menos rango vocal que su compañero y un timbre menos reconocible pero a cambio tiene más mojo, y sus temas se mueven en un sonido más especial que bebe de influencias blues, progresivas y pop. De los dos quien tiene más las de ganar es Roger, pero a mí no me hagáis escoger, adoro a ambos y ya reivindiqué por aquí a Rick hace años.

"Hide in your Shell" es lo más parecido que conozco a algo que podríamos llamar pop progresivo, con una base melódica muy marcada pero un trabajo brutal de coros, teclados y diferentes efectos (la forma como suena la batería, el uso de ¡un serrucho! de fondo en el estribillo, etc.) y la letra es de mis favoritas. En contraste viene el gran tema oculto del disco, "Asylum", la canción que más suele pasar desapercibida por no ser tan pegadiza ni tener grandes golpes de efecto pero que con el tiempo se revela como un momento magistral por varios motivos: tiene la mejor interpretación vocal de Rick en el disco (fijaos cómo canta el trozo final mientras insiste que no está loco), la letra siempre me ha gustado bastante y los arreglos orquestales son una absoluta maravilla. Permitid que dedique unas palabras a esos arreglos porque son uno de los elementos clave del álbum. Me recuerdan a los que usaba Elton John en su época clásica por el hecho de que complementan las canciones a la perfección sin abusar ni volverse empalagosos o cobrar demasiado protagonismo, el punto intermedio justo que a veces es tan difícil de encontrar. En los últimos temas de la cara B se volverán aún más importantes.

La cara B se abre con el gran hit del disco, "Dreamer", que a mí es quizá el tema que menos me entusiasma sin desagradarme (en su faceta puramente pop prefiero otras canciones de Roger). Un detalle a resaltar es que aunque Ken Scott era un productor enfermizamente perfeccionista, tampoco perdía de vista que en un disco de rock la perfección no lo es todo, y en el caso de "Dreamer" se dieron cuenta de que por más que lo intentaran no lograban captar la frescura que tenía el tema en la maqueta que había grabado Roger años atrás. ¿Solución? En este caso construyeron el tema sobre la maqueta, añadiendo el resto de instrumentos y elementos y puliendo el sonido.

Seguimos avanzando y ahora nos encontramos con una composición que son palabras mayores: "Rudy" no es solo la mejor del disco, podría ser el mejor tema de Supertramp en general, un tema magistral de Rick con una de mis letras favoritas del rock en que un viaje en tren sirve de metáfora sobre el paso del tiempo y cómo la vida va pasando sin que el personaje que da nombre al tema haya sabido aprovecharla. Es el tema más puramente progresivo del álbum sin un estribillo propiamente dicho y con un segmento central que recrea el viaje en tren que me parece inconmesurable. La conexión que había entre Rick al piano y Roger a la guitarra complementados por los otros tres músicos pocas veces funcionó mejor que aquí, y la emoción con que Rick canta los últimos versos mientras se oyen las violines siempre me pone los pelos de punta.

El tramo final empieza con la gran joya oculta de Roger en este álbum, "If Everyone Was Listening", un tema terriblemente olvidado entre tantas grandes canciones pero que a mí me encanta. Es una de esas canciones con un feeling especial melancólico sin llegar a sonar triste y cuya clave es que sencillamente tienen algo que no sabría describir pero que sin duda está ahí. No en vano es la favorita del disco de Bob Siebenberg y una amiga fan del grupo incluso la citaba como su favorita de todo su repertorio. No obstante es la única composición del disco que no sale en su mítico directo Paris (1980) y la única que no he pillado (ni pillaré, me temo) nunca en vivo.

Y como gran cierre final tenemos otra de las grandes composiciones de Rick - éste es el único disco en que creo que supera a su compañero en cuanto a la calidad de sus temas - que es la propia "Crime of the Century", que sigue una estructura por la que siento debilidad: canciones que empiezan con unos pocos versos y luego desembocan en una larga parte instrumental (por ejemplo "The Dream's Dream" de Television sería otro ejemplo), que en este caso viene apoyada por una misteriosa melodía de piano que se va repitiendo hasta alcanzar el gran clímax del disco cuando se van sumando los arreglos orquestales y el saxofón de Helliwell, cerrando finalmente con el mismo solo de armónica que abría el álbum. Pocos cierres de disco se me ocurren a la altura de éste.

Aunque no lo parezca yo quería hacer una reseña más breve del disco - y desde luego las otras que haré no quiero que me queden tan largas - pero hay tantas cosas que decir, tantos detalles por resaltar, que me es difícil ser escueto. Me parece uno de los discos más perfectos que ha dado la historia del rock, pero además es un álbum muy emotivo y rebosante de sentimiento, y no es solo mera técnica o canciones bien construidas. Es por tanto una combinación que no siempre se da, al menos no de la forma que tenemos aquí.

Crime of the Century era la apuesta final de Supertramp, si el disco fracasaba el grupo se iba sin duda a la porra (y el escaso éxito que tuvo el single de adelanto que sacaron con esta nueva formación, "Land Ho", hizo que la apuesta pareciera cada vez más insegura). Por suerte lo lograron. Pero sabiendo lo cerca que estuvieron de separarse antes y lo razonable que habría sido que la discográfica les hubiera dado la patada, uno no puede evitar preguntarse cuántas potenciales obras maestras y grandes carreras nos hemos perdido de otros grupos que no pudieron o quisieron aguantar un poco más hasta dar con la tecla adecuada. Estuvimos muy cerca de perdernos una de las grandes obras maestras del rock, pero por suerte Rick y Roger decidieron darse una última oportunidad.


domingo, 21 de marzo de 2021

Supertramp - Indelibly Stamped (1971)

 


Cuando Supertramp se metieron a fondo en el circuito de giras para promocionar su debut se encontraron con un problema: muchas de las canciones de ese disco no se prestaban demasiado a ser interpretadas en directo. Pensemos que en esa época el grupo básicamente tocaba en clubs pequeños, festivales como grupo de final de cartel o de teloneros de otras bandas, de modo que quizá no fueran las mejores circunstancias para tocar "Maybe I'm a Beggar" ante un público que mayormente no conocía las canciones. De modo que si Supertramp (1970) fue un disco cocinado en estudio, su siguiente obra, Indelibly Stamped (1971), en realidad tiraría por el lado contrario: era un álbum pensado para funcionar en directo en estas circunstancias. Por extraño que parezca hoy día, durante esos años Supertramp dieron conciertos exhibiendo una faceta más rockera y directa para adaptarse a las circunstancias: la audiencia no sabía quiénes eran, quería pasar un buen rato rockeando, y Supertramp les daba eso confiando así ganarse una base de fans. Habría sido impagable escuchar algún bootleg de estos confusos años.

Y aunque esto aún no suena a Supertramp, aquí ya tenemos algunas pistas de lo que nos depararía el futuro cercano. Después de que los líderes del grupo, Rick Davies y Roger Hodgson, se vieran obligados a reclutar a una nueva banda enteramente nueva ante la deserción de su guitarrista y batería, dieron forma a una alineación que ya se parecía más a los Supertramp clásicos: Roger se pasa definitivamente a la guitarra, que es donde siempre tenía que haber estado, y le cedieron el puesto de bajista a otro músico; se ficha como miembro fijo del grupo a un saxofonista y Rick Davies no solo pasa a cantar la mitad de los temas sino que abandona el órgano para centrarse en el piano y el teclado eléctrico. Vamos por el buen camino, pero aún falta bastante para sonar a Supertramp.

La polémica portada ya es una muestra de la confusión que vivía el grupo. Personalmente es una portada que siempre me ha resultado algo molesta, no por el contenido sino porque me parece totalmente fuera de lugar en comparación con las cubiertas del resto de discos de Supertramp y que no refleja nada el espíritu del grupo. De hecho lo que me molesta no son los pechos sino los tatuajes, ya que Supertramp son quizá la banda de rock a la que menos me imagino haciéndose ostentosos tatuajes de ese estilo. Quizá lo que me molesta es que me parece una portada que da una imagen equivocada de lo que eran y que no entiendo muy bien a cuento de qué venía, pero vaya, tampoco tiene más importancia más allá de reflejar que, efectivamente, no sabían hacia donde tirar.

Indelibly Stamped es sin duda el disco más puramente rockero de la carrera de Supertramp, y al igual que me sucede con el debut, a veces me he preguntado si me gusta porque las canciones están bastante bien o porque me va este tipo de música, y apostaría a que son ambas cosas. De entrada el mayor detractor del álbum es el propio Roger, quien intenta justificarse diciendo que fueron años muy confusos en que no sabían qué estaban haciendo. Pero si le gusta tan poco Indelibly Stamped (un disco que, pese a que vendió menos que el debut, yo creo que es superior a éste y sin duda mucho más interesante) es en gran parte por ser un álbum dominado por la personalidad de Rick Davies. Si bien es cierto que por entonces los temas los coescribían realmente los dos, es innegable que las canciones que interpreta cada uno están muy marcadas por sus estilos personales, y quien lleva la batuta aquí es sorprendentemente Rick, quien hasta hacía poco apenas cantaba por no considerarse capacitado para ello - también debe influir el ser el disco de Supertramp donde más toca la guitarra eléctrica cuando él siempre prefirió la acústica, ¿se han fijado que la mayoría de canciones de Supertramp con guitarra eléctrica son composiciones de Rick pese a que la guitarra la toca Roger? Pues eso.

De entrada abre el disco con el tema de más aroma a clásico, el rockero "Your Poppa Don't Mind", que podrían haber mantenido más años en los setlists sin problema, lo cual ya supone una forma clara de desmarcarse de su obra anterior (del tono melancólico dominado por la sensible voz de Roger pasamos a un disco que empieza con otro cantante que ofrece una canción más animada). El mismo tono se mantiene en "Remember" (con ese sonido de audiencia del principio que ya da pistas de que éste era un álbum pensado para ser tocado en vivo) o "Potter", cantada por el saxofonista. También tenemos alguna sorpresa como "Friend in Need" "Coming Home to See You" (durante un tiempo fue mi favorita del álbum) con su tono más ligero-divertido, pero las pistas más claras de lo que serían los futuros Supertramp los encontramos en lo dos temas lentos: "Forever" y sobre todo "Times Have Changed", una canción en la que jamás me había fijado (y hace más de 10 años que tengo el disco) y que al rescatarlo estos días se ha convertido en una obsesión. Desconozco si soy el único al que le pasa, pero a mí me encanta:


En lo que respecta a Roger, el único de los temas que canta con algo de estatus de semiclásico es la triste "Rosie Had Everything Planned", que es la canción de estos primeros discos de Supertramp que aún interpreta con regularidad en sus shows en solitario (curiosidad: es el único tema del repertorio del grupo en que no aparece Rick Davies como coautor, confirmándonos que en estos dos primeros discos realmente escribieron juntos las canciones; luego seguirían apareciendo los dos como coautores para evitar disputas pero en realidad ya escribían por separado). No obstante debo confesar que mi favorita suya aquí siempre ha sido "Travelled". Soy consciente de que es un tema menor que parte de una breve melodía y que luego deriva en un estribillo repetido hasta el final, pero tiene algo que me flipa. En cambio, el último tema, "Aries", es innegable que se trata de la más floja del álbum y que se nota lo que es: una larga improvisación acústica conducida por los cinco miembros de la banda. No obstante debo decir que me agrada, una vez más me gusta el rollo que transmiten en estos temas.

Indelibly Stamped tiene pues varios puntos a favor de Supertramp: un poco más de variedad estilística, más pistas de hacia donde se dirigía el grupo y el aliciente que supone el alternar entre dos cantantes tan diferentes como Rick y Roger, que siempre ayuda a hacer sus discos más amenos. Pero por descontado todavía faltaba hasta llegar a su sonido clásico, algo que como veremos llegó de forma sorprendentemente súbita en cuestión de un par de años y justo cuando estuvieron a punto de separarse tras la deserción paulatina de los tres nuevos músicos que habían fichado y las malas ventas de un disco más que interesante y aprovechable.

sábado, 20 de marzo de 2021

Supertramp - Supertramp (1970)

 

Pues después de un año sin apenas poder añadir contenido, he decidido a raíz de la excelente biografía de Supertramp que estoy leyendo estos días ir comentando por aquí la discografía clásica del que es uno de mis grupos favoritos álbum por álbum con algunos datos que saco de allá y reflexiones mías que me están viniendo a la mente mientras rescato sus discos. Como toda tarea que implica cierta constancia y asiduidad pero que se encuentra en la parte baja de tu lista de prioridades personales (no es por falta de ganas, sino de tiempo), no estoy seguro de si podré seguir hasta el final o si me quedaré a medias, pero me apetece intentarlo y dedicar unas cuantas entradas a los buenos de Rick Davies y Roger Hodgson, de modo que empecemos con su debut.

Los dos primeros discos de Supertramp son toda una rareza en su carrera. De entrada los únicos miembros clásicos que tenemos ahí son a los ya citados Davies y Hodgson, pero además el sonido de estos álbums no se parece en nada a lo que vino después, de modo que es fácil desdeñarlos, pero a mí me gustan bastante y creo que tienen sus virtudes. De esos dos discos el más peculiar es su debut homónimo porque es el que menos se parece al tipo de música que les haría famosos. De hecho resulta sorprendentemente alejado de lo que sería el sonido Supertramp y se nota que aún no tenían muy claro que querían hacer con sus vidas. De entrada Roger Hodgson, que más adelante aparte de vocalista sería el guitarrista y uno de los teclistas del grupo aquí toca el bajo, y no porque le apeteciera sino sencillamente porque cuando él y Davies estaban fichando músicos para la banda se encontraron con un guitarrista que les gustó, Richard Palmer-James, y el puesto de bajo tenía que ocuparlo alguien. Por otro lado el teclista Rick Davies, que en el futuro cantaría la mitad de temas, aquí solo es vocalista en una canción y con un tono de voz para mí irreconocible, y además utiliza mucho más el órgano en lugar del piano eléctrico que sería un signo de identidad del grupo. Finalmente es la única formación de Supertramp en formato cuarteto, sin instrumentos de viento, si bien Roger toca la flauta en algunos temas. Considerando esta suma de circunstancias, lo extraño sería que esto sonara a Supertramp.

Soy consciente de que Supertramp (1970) no es un gran disco pero realmente me gusta bastante y disfruto escuchándolo aunque no suene a ellos, supongo que porque siento debilidad por el sonido que tenían aquí, ese rollo progresivo-pastoral tan característico de principios de los 70. Pero el caso es que ése no puede ser el único motivo que me haga disfrutar de este álbum, porque si bien hay muchas obras de ese estilo en esa época superiores a ésta, no son tantas las que me han motivado a reescucharlas o acabar añadiéndolas a mi colección. Por tanto, si rescato Supertramp de vez en cuando es porque algo debe haber aquí que merece la pena, que es lo que estoy intentando confusamente desgranar en este post.

Retrospectivamente, Hodgson resaltó como una de las virtudes de este disco que rebosa inocencia, y tiene razón. Se nota que aquí eran unos músicos aún descubriéndose a sí mismos, que no sabían muy bien por dónde tirar y que lógicamente se dejaron contagiar por algunos de los sonidos predominantes de la época antes de descubrirse a sí mismos. Lo curioso es que como mínimo Hodgson ya tenía compuestos muchos temas que serían futuros clásicos de Supertramp pero fue reticente a incluirlos en los dos primeros discos del grupo, como si quizá intuyera que convenía dejarlos reposar a la espera de que tuviera las cosas más claras. En su lugar el disco está formado por composiciones co-escritas por los dos artífices de Supertramp junto a letras de Richard Palmer-James, y el resultado es bastante impersonal. Son canciones que podría haber compuesto cualquier banda de ese estilo en la época, pero las redime que el nivel es bastante potable y sobre todo que Hodgson las canta con una sinceridad y sensibilidad que las hace más válidas. Puede que Supertramp fuera un disco algo forzado (cuatro músicos que no se conocían y sin mucho en común encerrados en una casa intentando componer música nueva para su proyecto, más que un grupo surgido de la espontánea química entre miembros a partir de la cual la música surgiría sola) pero no suena falso.

El único testimonio en vídeo que se conserva de los Supertramp pre-Crime of the Century. Impagable documento que nos muestra lo mucho que cambiaron en 4 años.

Hay algunos temas bastante rockeros en la línea de bandas de la época a las que ellos admiraban como Spooky Tooth, por ejemplo el magnífico "It's a Long Road", "Nothing to Show" (cuyo breve solo de teclados a medio tema es de los poquísimos precedentes que podemos rascar de algo parecido a los Supertramp clásicos) o mi favorito del disco, "Try Again", que desemboca en un climático segmento instrumental que en vivo se convertiría en el momento cumbre de los conciertos, durando a veces hasta 15 minutos. Pero en general predominan temas más melancólicos como "Words Unspoken" (con algunas partes vocales como la del estribillo que le dan algo más de interés), "Maybe I'm a Beggar" (quizá la mejor de ese estilo aunque preferiría que la cantara Roger en vez de Richard Palmer-James) o el final de "Surely" que creo que funciona bien como cierre de álbum.

Precisamente por no parecerse en nada a lo que hicieron después, Supertramp seguramente sea un disco que satisfaría más a los amantes del prog-rock o el rock de teclados de los 70s antes que a los fans del grupo, y quizá si a mí me gusta es más como fan del prog-rock o rock de teclados de los 70s que como fan de Supertramp. No es una gran joya por descubrir y resulta comprensible que en su época pasara completamente desapercibido, pero insisto, no creo que si lo siga oyendo sea simplemente porque tenga el nombre del grupo en la portada. Tiene mucho encanto, es un disco claramente inocente y de juventud bien interpretado en que unos prometedores músicos se buscaban a sí mismos. Y les llevaría aún unos años encontrarse. No desdeñemos pues esta primera formación de Supertramp y celebremos que esta efímera banda llegara a grabar un álbum como testimonio de esos años confusos.

En la gira de ese disco ya añadieron a un saxofonista, pero eso ya se verá en el siguiente capítulo.