sábado, 30 de marzo de 2013

Woodstock (I): desmitificando Woodstock


Woodstock 69 es uno de los grandes símbolos emblemáticos del rock, el festival por excelencia, el gran acontecimiento de los 60. Y desde luego el cartel de artistas que congregó es una maravilla, pero en lugar de dedicarme a babear durante párrafos sobre cómo moló Woodstock y que ojalá hubiera estado ahí, voy a defender una idea que tengo desde hace bastante tiempo, y es que Woodstock 69 ha sido mitificado en exceso.

De hecho, aunque hoy día se le considera como el gran festival emblemático del espíritu de los 60, no fue así en su época. En aquel entonces, el gran festival representativo de los 60 y que se consideró que marcó un antes y después fue el Monterey Pop Festival del 67. ¿Por qué entonces hoy día es mucho más recordado Woodstock? Yo me atrevería a decir que por algo muy simple: por la película del festival. De hecho, no soy el único que piensa así, he leído a gente que vivió aquellos años afirmando que en su momento lo consideraron otro festival más, y que no fue hasta que se estrenó la película que adquirió este estatus mítico.

Antes de empezar a despreciarme y considerarme un pedante, estimado lector, quiero remarcar que: A) considero que en Woodstock hubo no pocas actuaciones brutales y B) me habría gustado estar allí aún pese a ciertos detalles que mencionaré seguidamente. Bien, continuemos.

Woodstock 69 no es el momento emblema del hippismo y la contracultura, de hecho en 1969 ambos movimientos ya empezaban a estar de capa caída. Ese mérito le pertenecería seguramente al Monterey Pop Festival del 1967, que cronológicamente surgió en pleno auge de esa escena. Woodstock representa más bien el momento cumbre de esos movimientos como moda. Cuando la gente ve en el film de Woodstock todos esos hippies viviendo en armonía, practicando el amor libre y predicando la paz para cambiar el mundo seguramente piense en lo guay que fue el hippismo y sus ideales mientras duraron. Yo cuando veo eso me pregunto donde estaban todos esos tíos tan solo 1 o 2 años después, cuando ese movimiento ya desapareció. ¿No lo sabéis? Ya os lo digo yo: retomaron sus carreras en la universidad después de haber jugado un poco a ser rebeldes antisistema e hincharse a marihuana y se convirtieron en los futuros yuppies de los 80, que seguramente votaron a Ronald Reagan y recuerdan esos años como un entrañable y vergonzoso error de juventud. O simplemente se quedaron en pequeños empleos manteniendo esa actitud liberal frente al capitalismo pero desde la comodidad de un hogar con televisión y coche.

Eso es Woodstock, ese movimiento contracultural que en un principio era legítimo y lleno de esperanzas convertido en una moda, de ahí la brutalísima asistencia masiva al festival desbordando todas las previsiones.


Por otro lado, hay un segundo aspecto de Woodstock que no es recordado tanto como se debería. Uno de los motivos por los que fue algo tan memorable para sus organizadores es porque no murió casi nadie. Tal cual suena. Porque fue tal caos organizativo (y eso el film lo refleja muy bien) que si no hubo una revuelta ni ninguna desgracia masiva, fue por pura potra. 
Pero la realidad es que el festival fue un auténtico peligro. El momento en que cayó una fuerte lluvia, más de uno se temió que todo el entramado eléctrico que había mal montado sobre el escenario provocara una desgracia. Por suerte no fue así. La gente nadaba en barro, no había servicios mínimos para todos porque no se preveía tal afluencia de público, y sin embargo no hubo ninguna protesta general. Eso sí que es muy 60s, y por desgracia es el único aspecto de Woodstock que parece haber llegado hoy día a los festivales de rock de este país.

Como curiosidad, un hecho muy poco difundido sobre el festival es que murieron 2 personas en él: una por sobredosis (¡sólo una! ni los organizadores se lo podían creer) y otra atropellada por un tractor (!!!). Pero lo cierto es que en su momento se temió un número muchísimo mayor de accidentes y desgracias.
El motivo de tal desastre en temas de planificación es que los organizadores no esperaban una asistencia tan masiva, que se desbordó cuando decidieron dejar de cobrar entrada y dejar que entraran gratis. Como no había control sobre la gente que acudió al ser gratuito, es difícil estimar la cifra de asistentes, pero se dice que fue entre 400.000 y 500.000 personas.


Volviendo al tema de la organización, muchos se fueron el tercer día antes de ver la actuación de Hendrix (uno de los principales reclamos) seguramente porque debía ser agotador vivir más de dos días en condiciones infrahumanas salvadas únicamente por el paz y el amor que proporcionaban las drogas y algunos revolcones con hermanos/as hippies.

En estos años de navegar por la red me encontré un día en un foro la opinión de un tipo cuyo padre fue a Woodstock. Éste le dijo que lejos de ser eso tan guay que se veía en la película, fue una experiencia muy poco gratificante. Dijo que los conciertos no se oían bien, que acabó echo un asco por la lluvia y las pésimas condiciones en que se encontraban y que por ello él y sus amigos decidieron irse a mitad del segundo día.
Puede que ésta no sea la opinión generalizada de todos los que fueron y que incluso la mayoría saliera de ahí satisfecho, pero creo que es un punto de vista a no desdeñar en absoluto porque refleja la otra cara del festival, que se intuye claramente en la película pero no se suele mencionar.

Así pues... sí, me habría encantado estar ahí por las geniales actuaciones... pero sólo por eso. Y puestos a elegir creo que escogería otros festivales de menos renombre pero con carteles igual de atrayentes.

martes, 26 de marzo de 2013

Simon Finn - Pass The Distance (1970)




Simon Finn es uno de esos músicos de culto que pasaron por el clásico proceso de no ser reconocidos en su momento y ser redescubiertos mucho tiempo después. Este músico de folk sólo grabó un disco, Pass The Distance, que estuvo muy poco tiempo en circulación por problemas legales. Después de esta obra, Finn abandonó la música y se fue a vivir a Canadá donde trabajó como profesor de karate o granjero.

Décadas después, David Tibet de la banda Current 93 descubre el disco y le obsesiona tanto que hace campaña para editarlo en CD y de paso convence a Simon Finn para que actúe en sus giras. El resto es fácil de imaginar, Pass The Distance es descubierto por un público que ni sabía que existía este hombre y el álbum se convierte en un pequeño clásico de culto del folk-rock. Simon Finn, 30 años después de haberlo grabado, se encuentra  dando pequeñas giras en solitario gracias a un álbum que seguramente ni recordaba a estas alturas.

Dejando de lado el estatus de culto de la obra, Pass The Distance es realmente un magnífico disco de folk psicodélico, un álbum en ocasiones oscuro y extraño, pero también muy atrayente. Finn trata premeditadamente las canciones a su bola, evitando a veces expresamente la estructura clásica de una canción, y otras llevándolas a extremos sorprendentes.


El tema más famoso es una prueba de este último caso: "Jerusalem". Se trata de una canción de tono grave y épico acentuado por el órgano. La letra de estilo obviamente bíblico siempre me ha gustado mucho ("Did he imagine at that moment two hundred million hypocrites would praise his name? And were he now to come down those hypocrites would crucify him again") y tiene su momento cumbre al final cuando Finn deja de cantar para literalmente chillar, vomitar palabras y aullar.

Fue éste el primer tema que oí de Simon Finn y en una sola escucha ya estaba buscando el disco entero para ver si estaba a la altura. En realidad el resto de canciones no son tan agresivas y sigue en general un estilo más reposado con esos tintes psicodélicos a los que aludí, recordándome un poco a los momentos más accesibles del Tim Buckley folkie. No obstante, sigue siendo una gran obra y me gustó enseguida, y eso que no soy un gran seguidor del folk.

Temas como los iniciales "Very Close Friend", "The Courtyard" (mi favorita de este estilo) y "What a Day" o "Patrice" y "Where's Your Master Gone" son ejemplos de estas piezas más tranquilas, con leves acompañamientos de flauta y otros instrumentos. Finn consigue que estos temas más puramente folk tengan un tono especial por su interpretación y el tratamiento que les da, aparentemente sencillo pero muy cuidado en mi opinión. Tanto cuando opta por un estilo más bucólico ("Patrice") como cuando se vuelve más apasionado ("What a Day"), Finn resulta un intérprete muy especial.



Aunque me gustan mucho esas canciones, mis momentos favoritos son, por mis gustos personales, aquellos que se salen más del folk: "Hiawatha", de tintes más orientales, sería mi favorita del disco junto a "Jerusalem", mientras que la dramática "Big White Car" nos ofrece el segundo estallido de furia Finn del álbum.

No obstante, aunque estos temas son un porcentaje pequeño, el resto tiene un atractivo especial, un sonido propio bastante personal, que justifican el estatus de culto que ha adquirido con el paso del tiempo.


jueves, 21 de marzo de 2013

The Police y sus nada inocentes canciones de amor


The Police es uno de esos grupos que descubrí cuando estaba empezando en eso del rock. Era una elección bastante obvia: un grupo famoso con bastantes singles intachables a sus espaldas que además era considerado todo un clásico por la generación de mis padres, que por entonces eran los únicos que podían darme a conocer nueva música. Un recopilatorio grabado por mi tío - de cuando las copias de CDs eran algo raro puesto que solo unos privilegiados tenían grabadoras (!!) - fue mi puerta de entrada y lo estuve escuchando mucho durante un tiempo.

Hago este contexto personal para justificar que tardara tanto tiempo en darme cuenta de algo que me ha venido a la cabeza hoy, y es lo que dicen en realidad algunas de las letras de Police pese a la apariencia de ser un grupo de rock de radiofórmula que hablaría de los temas típicos e inofensivos. Mi nivel de inglés con 15-16 años no me permitía entender las letras de las canciones mientras la escuchaba incluso en el caso de gente como Sting que pronuncia tan bien, y por otro lado el CD que poseía de ellos era pirata y no tenía ningún libreto en el que leer las letras (algo que por entonces aún hacía, intentando entender a duras penas de qué hablaban las canciones... en realidad nunca he dado mucha importancia a las letras en el rock y en la mayoría de casos prefiero no entender del todo lo que dicen, pero ése es otro tema).


El caso es que a medida que pasaba el tiempo y ya me sabía mejor los temas de Police iba distinguiendo poco a poco versos sueltos, como me sucede en general con todos los grupos que escucho. Y poco a poco me fui dando cuenta de que algunas canciones no trataban sobre lo que yo creía a primera vista. El primer aviso me llegó cuando me di cuenta de que en "Roxanne" Sting cantaba algo sobre "walking streets for money". ¿¿Qué?? ¿Pero "Roxanne" no iba sobre la típica chica que le molaba a Sting y no le correspondía pese a ser un atractivo rubiales? Por muy inocente que fuera entonces, esa frase no daba pie a muchos equívocos. El otro verso que logré cazar de "You don't have to put the red light" confirmó mis sospechas... ¡Roxanne es una prostituta! Lo interesante para mí sin embargo no es que una canción de rock hablara de una prostituta, sino que ESA canción hablara de una prostituta. "Roxanne", un clásico radiofónico que cientos de cuarentones y cincuentones corean en los conciertos de Sting... al final resulta que toda esa gente respetable estaba coreando una oda de amor a una prostituta.

Esa es una cualidad de Police que empecé a apreciar entonces, el tener temas de pop-rock radiofónico que encantan a tus padres que a veces dicen cosas más oscuras de lo que pueda parecer. Bueno, al menos en España, en Reino Unido obviamente no colaba, y más adelante leí que la BBC quiso banear "Roxanne" por motivos obvios.

Otro ejemplo que pillé con el tiempo que me pareció increíblemente cruel fue el de "Can't Stand Losing You", cuyos últimos versos dicen:

I guess this is our last goodbye
And you don't care so I won't cry
But you'll be sorry when I'm dead
And all this guilt will be on your head
I guess you'd call it suicide
But I'm too full to swallow my pride

La vez que pillé todo este párrafo también me quedé de piedra. Por el título pensaba que hablaba de lo típico de "no me abandones, nena", pero aquí Sting está diciendo a la chica que le rechaza que se va a suicidar y que espera que se sienta culpable de por vida. Esos versos tienen un componente de cinismo y despecho muy realistas pero que rara vez había visto tan bien reflejados en una letra de rock.


La portada del single, que enfatizaba la idea de esos versos, provocó que fuera censurado también.
Dos de los tres singles de su debut tuvieron problemas, cualquiera diría que estos tíos serían un grupo de radiofórmula con ese comienzo, ¿eh?

El tercer ejemplo es mejor aún porque aquí el tema no estaba en entender la letra sino pararse a analizar lo que decía. Hablo de "Every Breath You Take". De nuevo cualquiera diría que aquí se habla de amor, de cuánto te quiero, etc. Pero un día escuchándola me paré a pensar en lo que decía y entonces lo vi claro con un par de versos que podían parecer inocentes: "Can't you see, you belong to me" y el repetitivo "I'll be watching you". ¡Esto no es una bonita letra de amor, es un acosador hablando sobre la mujer que le obsesiona! Tiempo después me alegró escuchar en un programa a Sting confirmando que la letra iba sobre eso y que era curioso que una canción tan radiada y conocida por millones de personas tratara de algo tan sórdido.

De nuevo no puedo evitar imaginarme a miles de parejitas en un concierto de Sting coreando esos versos cogidos románticamente sin sospechar lo que están cantando en realidad. No me digan que no es divertido.

sábado, 16 de marzo de 2013

La madurez de Sonic Youth


Cuando hace unos años Sonic Youth sacaron a la venta The Eternal (2009) toda la crítica se volvió loca: "¡han vuelto!","el mejor disco de la banda en X años", etc. etc. Yo sin embargo, no pude evitar preguntarme ¿a dónde se habían ido exactamente? ¿la gente que dice que es su mejor obra en mucho tiempo ha oído con calma los álbums anteriores o se ha dejado llevar por la inercia, el hecho de que The Eternal es el disco de la banda del que más se ha hablado en este siglo? Porque, no sé si es cosa mía, pero en mi modesta opinión Sonic Youth son la banda de rock con mejor madurez que conozco (y no me refiero únicamente a que Thurston Moore parezca extrañamente jovencísimo para la edad que tiene).

Quiero decir, esta gente empezó a principios de los 80, por tanto en los 00 llevaban ya 20 años en activo. Normalmente la gran mayoría de grupos dan lo mejor de sí durante sus primeros 10 años de vida o, como mucho en algunos casos, siguen haciendo grandes discos durante 20 años, pero una vez pasada esa frontera casi todos acaban sacando discos flojos y reiterativos que son una sombra de lo que eran antes. Las excepciones son poquísimas, la única que se me ocurre aparte de Sonic Youth sería Neil Young, quien sacó el que está considerado uno de sus mejores discos tras algo más de 20 años desde su debut en el negocio - Ragged Glory (1990) - y que a día de hoy sigue sacando álbums que gustarán más o menos pero demuestran que sigue teniendo talento y cosas por decir, y que suelen gustar bastante incluso más allá de su comunidad de fans.

Volviendo a Sonic Youth, reconozco que no soy un gran conocedor de su obra, especialmente de sus discos de los 90, pero me he escuchado bastante sus discos de los 00 (no recuerdo por qué he seguido sus últimos álbums en vez de explorar más a fondo su época "clásica"...) y me parecen magníficos. Siguen sonando a ellos, pero no a una versión desprovista de interés, sino sustituyendo el sonido más salvaje y punk por otro más maduro. Y funciona. No sólo funciona, creo que mirando en global todos los discos suyos que conozco, muchas de sus mejores canciones son de este siglo. De hecho a día de hoy mis dos temas favoritos del grupo pertenecen a discos de la década pasada: "Pink Steam" y "Rain on Team".


Escúchenlos sin prejuicios ni pensando en la fecha que fueron editados. Aún no he encontrado otra canción del grupo que supere ésas. "Pink Steam" tuve la suerte de oírla en directo en el Primavera Sound y fue para muchos el momento cumbre del concierto (y estoy hablando de un concierto donde sonaron muchísimos clásicos del grupo antes), y sobre "Rain on Tin" creo que la parte instrumental es absolutamente intachable, de lo mejor que he escuchado editado en este siglo.

Pasando a los discos, Sonic Nurse (2004) ha sido desde siempre uno de mis álbums favoritos de la primera década del siglo XXI y siento cierta debilidad hacia "I Love You Golden Blue", para mí uno de los temas más fascinantes del grupo.
Murray Street (2002) creo que ha acabado incluso gustándome más, no entra tan bien como éste (el Sonic Nurse es uno de los discos más accesibles del grupo, ideal para alguien que no sea fan) pero es una pequeña joya.
Rather Ripped (2006) es la continuación lógica de Sonic Nurse hacia un sonido más accesible, lo que provocó que muchos fans les dieran de lado acusándoles de querer volverse comerciales a estas alturas. A mí me parece un grandísimo disco.
Y finalmente tenemos el alabadísimo The Eternal (2009), del que no hace falta que suelte muchas alabanzas porque ha recibido de sobras (y bien merecidas).


Después de ese álbum, la banda sacó una banda sonora y en 2011 hizo un comunicado que dejó al grupo en una situación bastante incierta: Thurston Moore y la bajista Kim Gordon se iban a separar. Obviamente, eso no tiene por qué entrar en contradicción con seguir en la banda en que ambos llevan casi 30 años trabajando juntos, pero desde luego no facilita las cosas. Desde entonces la banda ha permanecido inactiva. No se ha disuelto oficialmente y según parece lo único que tienen en mente es estar una temporada haciendo cada uno cosas por su cuenta y ya se verá si vuelven o no. En todo caso es una pena que se separe un grupo que lleva tanto tiempo en activo y que a estas alturas haya seguido sacando discos tan buenos, no es algo que se ve cada día.

En todo caso, aunque aún me faltan por descubrir muchos discos del grupo, sigo manteniendo que su carrera en estos últimos años es magnífica y que no se les ha reconocido lo suficiente el mérito de ser una de las pocas bandas veteranas capaces de facturar discos como éstos a estas alturas.



sábado, 9 de marzo de 2013

Alvin Lee (1944 - 2013)

(1944 - 2013)

Es triste que mi primera entrada en este blog para hablar de Ten Years After sea con motivo del fallecimiento de Alvin Lee, pero es así...

Alvin Lee, cantante, guitarrista y compositor de Ten Years After, era uno de mis músicos favoritos al que confiaba ver algún día en vivo. Cuando me enteré hace unos días de su inesperada muerte (por complicaciones tras una operación rutinaria) me quedé chafadísimo. No sólo porque esperaba verle en directo, ya que sigue en activo, sino porque además es un músico al que tengo un aprecio especial. En todos estos años que llevo siguiendo el rock es quizá la ocasión en que presencio la muerte de uno de mis músicos favoritos. Y no mola.


Mi primer contacto con Ten Years After vino de la mano de un recopilatorio mitiquísimo en este país: la banda sonora del programa de televisión "Esta Noche Cruzamos el Mississippi". Ese doble CD fue de hecho mi puerta de entrada a un montón de bandas mitiquísimas que por entonces no conocía de nada. El tema era quizá su mejor canción, "Love Like a Man", cuyo inconfundible riff me encantó desde el principio. Es una composición demasiado cool como para olvidarla. Recuerdo también la descripción que daba Pepe Navarro del grupo mencionando su histórica actuación en Woodstock con una interpretación de 10 minutos de "I'm Going Home" que me hizo la boca a agua de imaginarlo. Ése fue mi segundo contacto con el grupo tiempo después al ver el documental de Woodstock. La canción me descolocó un poco porque no sonaba a lo que esperaba pero la actuación es tan incendiaria que me gustó muchísimo.

Pero cuando entré de lleno en la banda fue un tiempo después, estando creo que en primer o segundo año de carrera, al enterarme de que Ten Years After venían a Barcelona junto a Canned Heat. Ambos eran grupos que había descubierto por el recopilatorio del Mississippi y en los que tenía pendiente profundizar. Y por entonces no lo sabía, pero ambos acabarían convirtiéndose en dos de mis grupos predilectos. Me tomé eso como una señal para escucharlos más a fondo para ver si me gustaban y así verles en concierto, y en el caso de Ten Years After me hice con este recopilatorio:


Aunque tiene algún defectillo (es extraño que no haya ni un solo tema del debut) es bastante efectivo y me convirtió en fan enseguida. A éste le siguieron Ssssh. (1969), Stonedhenge (1969) y Cricklewood Green (1970) rescatado en vinilo de la colección de un amigo de mis padres, que desde siempre ha sido mi favorito con diferencia.

No obstante había un problema: me enteré de que en los Ten Years After actuales no estaba Alvin Lee. ¿Ten Years After sin su líder absoluto? Mal asunto - y con Canned Heat pasaba más de lo mismo. Pero en vez de echarme atrás decidí darles una oportunidad y me bajé su último disco en estudio, Now (2004) y un directo de esta formación llamado Roadworks (2005). Adjudicado. Aunque el nuevo chico no era ni por asomo Alvin Lee me gustaba cómo sonaban y merecía la pena pagar por eso.

Aquí se inició entonces mi relación tan especial con Ten Years After a dos bandas. En lo que respecta a la formación actual después de los dos conciertos en que les vi (especialmente el segundo) siempre los he defendido a muerte, y de hecho su disco Now me sigue pareciendo muy bueno, de lo mejor de una banda veterana de su quinta.Y en lo que respecta a los Ten Years After, se convirtieron en una obsesión para mí. En esa época los escuchaba compulsivamente y no paraba de hablar de ellos a quien quiera que me escuchase, se convirtieron en uno de mis grupos. Su sonido a medio camino entre el blues-rock y el hard-rock setentero me encantaba, Alvin Lee se convirtió enseguida en uno de mis guitarristas predilectos y Leo Lyons y Ric Lee en una de mis bases rítmicas predilectas del rock y quizá la mejor que he visto en vivo.
Quizá el punto culminante fue cuando me hice, a los pocos meses del primer concierto, con el Live at Fillmore East grabado en 1970. Aún es a día de hoy mi disco en directo favorito.


Paradójicamente, la vez que estuve más cerca de poder ver a Alvin Lee en directo fue la misma semana que vi a Ten Years After por primera vez. En la cola oí que comentaban que tocaba ese sábado en Salt (Girona). Los días siguientes me planteé muy seriamente ir hasta ahí para verle, pero era demasiado complicado: no sabía si llegaba el transporte público hasta la sala ni podía ir en coche, además mi economía era escasa. Lo dejé pasar. Si hubiera sabido que ésa era mi única ocasión por verle quizá habría intentado forzar alguna solución o ir a la aventura, pero por entonces no podía saberlo, claro. Habría sido espectacular ver a las dos mitades del grupo en una misma semana...

En fin, con el paso del tiempo he ido añadiendo otros discos de Ten Years After a mi colección y, una vez pasada mi obsesión con ellos de aquella época, siguen manteniéndose como uno de mis grupos predilectos. Así que imagino que lo suyo es no ponerse triste y dar las gracias a Alvin Lee por toda la música que nos ha dado.

R.I.P.

martes, 5 de marzo de 2013

Steve Hillage - Fish Rising (1975)




Bueno amigos, ya es hora de que nos pongamos serios y hablemos de esta maravilla de disco, uno de los mejores discos de space-rock, prog rock cósmico o lo que sea que he oído nunca. Una obra maestra con todas de la ley que debería estar en las discotecas de todos los amantes del rock y de los peces. Fish Rising de Steve Hillage.

El señor Hillage era en su momento un guitarrista muy reputado, surgido de la escena de Canterbury con la banda Khan tras la cual pasó a formar parte de la banda de Kevin Ayers hasta acabar siendo miembro de Gong. Cuando David Aellen dejó el grupo por problemas cósmicos, Hillage tomó las riendas en la última obra de la banda en los 70, Shamal, tras la cual abandonó el grupo para centrarse en su carrera en solitario. Pero antes ya había grabado un debut en solitario con algunos colegas de Gong llamado Fish Rising, que a mí personalmente me gusta más que los discos que he escuchado de la banda de David Aellen (reconozco que no consigo que me gusten, se les va demasiado la olla y no conecto con su universo particular). ¿Por qué acabé oyendo este álbum si no era fan de Gong? Imagino que lo encontré en alguna lista de álbums recomendados y, por supuesto, esa portada me pedía a gritos que escuchara su contenido.

Fish Rising es uno de esos álbums en que todos los temas que los componen son magistrales (salvo uno, cierto, pero dura minuto y medio y no pasa de ser anecdótico). El sonido que desarrolla aquí Hillage me fascinó desde la primera escucha: un estilo muy space-rock pero con base de rock progresivo, temas largos, mayormente instrumentales y complejos pero con un sonido muy libre, que pese a su larga duración se desarrollan con fluidez.

El único tema que no sigue esa línea es "Fish", una bizarrada de minuto y medio que quizá es la herencia más clara de su pasado en Gong. No molesta pero tampoco se puede comparar con el resto.
El otro tema breve es "Meditation of the Snake", un instrumental basado en la interacción entre Hillage a la guitarra y Tim Blake a los sintetizadores. Breve pero muy bien hecho, el ejemplo de tema de sintetizadores que me gusta.



Pasemos pues a los tres temas largos. El que abre el álbum es "Solar Musick Suite" de un cuarto de hora. Una composición magistral, que Hillage conduce dejándola fluir con naturalidad, sin permitir que se disperse pero al mismo tiempo tomándose su tiempo, consiguiendo llegar hasta los 16 minutos sin que se haga larga. Un ejemplo de progresión musical adaptado a este género magnífico.

"Aftaglid" es el otro peso pesado del disco. Es más compleja que "Solar Musick Suite" al tener cambios más radicales entre sus partes, pero por suerte bien conectados entre sí. Empieza de forma bastante potente con un riff acompañado de sintetizadores. Le sigue un segmento más acústico y relajado, casi místico, que sorpresivamente vuelve a llevar a otro trozo más rockero de pura guitarra eléctrica que se acaba fundiendo al final con los sintetizadores volviendo de nuevo al space-rock.



El tema estrella del disco es "Salmon Song", la mejor canción jamás escrita sobre salmones y uno de los temas que más he machacado estos últimos años. Empieza con un fulminante riff de guitarra muy zeppeliano que en manos de otra banda habría derivado en una canción de hard-rock chulísima, pero no en las de Steve Hillage. Él empieza de forma muy contundente apoyado en ese riff pero al poco rato desemboca en un segmento instrumental en la línea space-rock del resto del álbum que es una maravilla. El momento en que termina este segmento y vuelve a irrumpir el riff con esa batería tan potente es un instante apoteósico que encima acaba coronado en un largo y adrenalítico solo de guitarra final. Imprescindible.

En general el gran protagonista del disco es obviamente Steve Hillage demostrando sus excelentes dotes como guitarrista. Pero no es un álbum egocéntrico, es una obra orientada claramente a crear esa atmósfera tan particular, a trabajar los temas para que fluyan de la mejor forma posible y a crear ese sonido con influencias psicodélicas y progresivas ayudado por sus compañeros de Gong.

Para mí se ha convertido en un disco imprescindible a nivel personal. Obra maestra a reivindicar.