miércoles, 23 de abril de 2014

Big Star - Daisy Glaze

No soy un fanático de Big Star pero esta canción es impresionante, de mis temas de pop favoritos:


jueves, 17 de abril de 2014

Nirvana - Live at Reading 1992


Creo que ya lo dije en algún sitio de por aquí, pero Nirvana es un grupo que a día de hoy apenas escucho, pero eso no quita que me sigan pareciendo muy buenos. Una vez o dos al año me da por rescatar algunos de sus discos y siempre compruebo con alivio que me siguen pareciendo muy muy buenos, y que por tanto mi inapetencia por escucharlos no es tanto a causa de su falta de calidad como de mis cambios de gusto musicales.

En el último ramalazo Nirvana que me ha dado - a raíz del aniversario de la muerte de Kurt Cobain - he decidido echar un vistazo al directo que editaron hace unos años de Live at Reading 1992, que reemplazaba al From the Muddy Banks of the Wishkah el título de gran directo oficial del grupo en formato eléctrico. Y es que la gracia del Reading es que nos muestra a Nirvana promocionando todavía el Nevermind, cuando aún estaban a medio camino entre la inocencia y espontaneidad de sus primeros años y su estatus de una de las grandes bandas de la época.

Concierto entero cortesía de Youtube, disfrútenlo antes de que lo hagan quitar.

Me lo he ido poniendo un par de días y he echado algunos vistazos al vídeo, y me han venido a la mente algunas reflexiones inocuas al respecto:
- Lo primero de todo, obviamente, recordar hasta qué punto significaron tanto Nirvana para mí en su momento y las sensaciones que me evoca escuchar su música todavía.
- Qué tema tan enorme es "Aneurysm" y sin embargo se vio relegado a ser una rareza apareciendo en el disco recopilatorio de caras B y demás cosas por el estilo Incesticide.
- Aquellos que siempre utilizan como argumento contra Nirvana sus limitaciones musicales no tienen ni idea de lo que hablan. El sonido tan compacto que tienen aquí de guitarra-bajo-batería es una de las cosas más cool que se pueden oír. Sonaban perfectos para la música que hacían: contundentes y cada instrumento en su sitio. Y por cierto, qué buen batería era Dave Grohl.
- Un detalle crucial para mí de este directo es el sentido del humor y la espontaneidad que refleja la banda. Se nota lo que son: tres chavales que de repente han tenido un éxito internacional pero que siguen comportándose como tal, tres veinteañeros pasándolo bien sin tomarse muy en serio, haciendo bromas. El inicio es una prueba clarísima de ello. Pese a ser un concierto importante y que iba a ser grabado (o quizás precisamente a causa de eso), la entrada del grupo a escena es pura pantomima: Kurt entra en escena en silla de ruedas con una peluca ridícula, se levanta, canta al micrófono un verso de una balada espantosamente empalagosa ("Some Say Love" de Bette Midler) y se tira al suelo. Es maravilloso.
- Siguiendo con el rollo este tan espontáneo y divertido, es de destacar que antes de "Smells Like Teen Spirit" toquen un trozo de "More than a Feeling", una broma muy cachonda teniendo en cuenta que en su momento le dijeron que el riff se parecía mucho a la canción de Boston. De nuevo, no es lo que uno esperaría en aquel momento en el concierto.
- Me mola mucho la versión que hacían de "Love Buzz" y que combinen versiones de temas punk underground con el de una banda de pop-rock danesa olvidada.
- Me encanta el momento en que Kurt dedica la canción a su hija recién nacida y pide a la audiencia que grite "Courtney we love you" dedicado a su esposa. Obviamente sabiendo la imagen que tiene Courtney Love hoy día la percepción de ese momento cambia, pero sigue siendo conmovedor.
- No sé si comprarme el disco o no. Lo lógico sería no hacerlo, ya que apenas les rescato hoy día, pero al igual que hice con el Bleach (lo compré demasiado tarde, sin ser ya muy fan del grupo), me tienta hacerme con él por los viejos tiempos. Quién sabe...

viernes, 11 de abril de 2014

The Faces - Ooh La La (1973)



El último disco de los Faces es uno de esos álbums que me han ganado mucho con el tiempo, curiosamente por una cualidad suya que al principio para mí jugaba en su contra: su modestia.

En las primeras escuchas, Ooh La La me gustaba, obviamente, ¿cómo no le va a gustar uno un disco setentero con Rod Stewart, Ron Wood, Ronnie Lane, IanMcLagan y Kenney Jones? (he citado a todos los miembros del grupo a propósito, la base de los Faces es ese sonido tan molón que conseguían los cinco). Pero me sabía a poco. Apenas duraba ni media hora y las canciones duraban entre dos y tres minutos. A eso le añado el hecho de que se grabó en una época en que la banda estaba a punto de separarse, con Stewart más preocupado por sus exitosas aventuras en solitario, manteniéndose muy ausente en la grabación del disco y diciendo abiertamente que éste no le gustaba cuando se publicó. Me venía a la mente el típico álbum que se entrega desganado por cumplir pero que aún así sonaba genial por la calidad de sus implicados.


Pero no es así. La gracia de Ooh La La está en esa modestia, en esas píldoras de rock 'n' roll setentero, breves pero impecables. Los Stones por ejemplo en esos años tendían a perder algo de espontaneidad por complicar un poco algunas de sus canciones, lo cual les funcionaba bien, claro está, pero me sirve como demostración de que los Faces, moviéndose en las mismas coordenadas, quisieron ir a lo simple, lo esencial. Lo cual comporta que uno interprete erróneamente a veces eso como un defecto o algo descuidado, cuando no tiene por qué ser necesariamente así.

Fíjense por ejemplo en "Flags and Banners", una composición que es puro Ronnie Lane, con un sonido muy agradable acompañado por el órgano de McLagan... y antes de que nos demos cuenta se ha acabado. A mí al menos siempre me ha chocado ese cierre tan inesperado, tan de golpe. ¿Ya está? ¿No vas a seguir un poco más, Ronnie? Aunque es el ejemplo más radical al ser la más breve de todas (apenas dos minutos), creo que representa un poco el espíritu del disco.


El sonido se mueve entre temas rockeros marca de la casa y varias composiciones lentas, que son las que antes me costaban un poco y a las que he acabado cogiendo el punto con el tiempo. Porque obviamente, nadie en sus cabales va a poner pegas a ese inicio con "Silicone Grown" y "Cindy Incidentally". Dos canciones de puro rock buenrollista que pueden parecer simples pero que cientos de bandas actuales que copian el estilo de los 70 son incapaces de componer, y no por demérito suyo. Lo mismo diría de "Borstal Boys" o la instrumental "Fly in the Ointment" (si Rod no viene al estudio, nosotros nos apañamos sin él). De los temas lentos supongo que el que más me gusta es la melancólica "Glad and Sorry" con esa bonita melodía de piano.

Me dejo para el final la mejor del disco y directamente una de las mejores composiciones de la época. Uno de esos temas a los que muchos no se sentirían cómodos concediéndole ese título por su carácter más sencillo y entrañable, pero precisamente ahí está la magia. Hablo, claro está, de "Ooh La La". Parece ser que Rod no estuve presente en las primeras semanas de grabación y cuando llegó se quejó de que los temas no estaban adaptados a su tono. Tuvieron que volver a cambiarlos, pero en el caso de "Ooh La La" no lo hicieron y pensaron en principio pasárselo a Ronnie Lane, uno de sus coautores, que canta algunos temas del grupo. Pero al final quien lo cantó fue curiosamente su otro coautor, Ron Wood, que nunca había ejercido esa labor en los Faces. Y aunque no es un cantante tan dotado, ese timbre de voz es lo que acaba de darle encanto a esta canción tan increíblemente entrañable. Es sencillamente mágica, si no veis más que un vulgar tema acústico, no insistáis, es de esas canciones que o te enamoran o no les ves absolutamente nada:


martes, 8 de abril de 2014

Before the hype




Imagen que sale en Google cuando pongo el título del post en el buscador

En estos tiempos en que mucha gente entiende que su nivel musical se valora en función de los nuevos descubrimientos que hace o, mejor dicho, de cuánto tiempo antes descubrió a ese grupo respecto al resto; en estos tiempos en que parece que sólo tiene interés de hablar de un disco en las semanas inmediatas a su salida y cuando se realiza el tradicional top del año (a muchos les parecería absurdo que ahora me pusiera a hablar del Sky Blue Sky de Wilco y del cambio estilístico que dieron ahí o del esperadísimo Chinese Democracy que aún no he oído aunque pienso hacerlo, ¿por qué?); en estos tiempos - y ahora sí que voy a acabar la frase - de inmediatez absoluta, uno de los mayores valores añadidos que puede ostentar uno es predicar eso de "yo los descubrí con el debut antes de que se hicieran tan famosos" o "yo les vi en X sala con sólo 30 personas más antes de que fueran cabezas de cartel en festivales".

A mí todo esto básicamente me la suda. Porque no soy muy seguidor de la actualidad musical y porque no le veo ningún mérito especial a ello. No obstante, entiendo la gracia (que no mérito o valor en sí mismo, repito) de ver cómo una banda no demasiado conocida acaba despuntando. Yo he vivido un poco eso con dos grupos actuales que pude descubrir antes de que se volvieran un hype. No pretendo darme méritos, ya que como mencionaré en cada caso, los descubrí gracias a factores externos y no por mis contactos o habilidad para hallar nuevos descubrimientos.

Así pues, aquí van mis dos únicos casos de descubrimientos musicales antes del hype:



- Arcade Fire: a los canadienses en realidad tampoco los descubrí siendo unos desconocidos, sino cuando no eran TAN famosos. Ya habían publicado Funeral (2004), en muchas revistas especializadas los ponían por las nubes y eran un nombre a retener. Lo que sucede es que aún no eran EL nombre a retener ni los conocía todo Dios como hoy día, por lo que muchos verán su inclusión aquí harto discutible.
Mi forma de descubrirlos fue bastante memorable y totalmente contraria a los medios que suele emplear la gente que presume de descubrimientos: en un concierto de U2. En la gira del Vertigo Tour, la banda usaba "Wake Up" como canción inmediatamente previa a su entrada al escenario. Como la usaban en cada concierto y el público que había en la pista conmigo lo sabían como buenos fanáticos que eran del grupo. No era el caso de un servidor, que no entendía nada, pero me encantó la canción de marras y me gustó mucho ver al público corearla como locos.

Días más tarde un amigo fan de U2 me dijo cual era la canción añadiendo que los tales Arcade Fire eran el gran descubrimiento indie de la temporada. Me baje el Funeral y no me gustó mucho, pero sí "Wake Up". Con el tiempo no obstante le pillé el punto a todo el disco y finalmente una tarde lluviosa camino a la biblioteca, se produjo la conexión y me encantó. Fue creciendo en progresivas escuchas hasta que finalmente llegué a un punto en que me atreví a citarlo como mejor disco del siglo. A esto quería llegar: entre gente entendida Arcade Fire no eran unos desconocidos, pero en esos años para mí decir que Funeral era el mejor disco del siglo era casi una osadía, no sabía si la gente lo vería como una locura o si alguien coincidiría conmigo. Hoy día no tiene nada de osado.

En mis ansias por oír algo nuevo de ellos me hice con su EP debut (¿soy el único que piensa que es un disco extraordinario?) y por fin el 2007 se filtró Neon Bible, cuyo recibimiento tan masivo me hizo darme cuenta de que esta gente ya no eran otra banda alternativa sino que estaban adquiriendo una popularidad o reconocimiento por encima del resto. En su momento se dijo que ése era su mejor álbum pero yo nunca lo compartí, en todo caso ésa es otra historia...



- Wolfmother: en este caso el mérito es de un conocido que, a diferencia de mí, estaba muy puesto en novedades musicales y recomendó fervorosamente el debut de unos por entonces desconocidos Wolfmother. Creo que cuando nos lo recomendó no se había editado aún en Europa porque ni me sonaban, el caso es que no sé por qué hice caso a esta recomendación concreta en vez de a las muchas otras que hacía de grupos de influencia setentera.

Fue curioso ver con el tiempo las primeras menciones a Wolfmother en algunos foros que me hacían sentir especial pensando "Eh, yo los conozco". Me alegraba ver que el grupo empezaba a dar que hablar... pero desde luego no esperaba que llegaran a tal nivel de popularidad. Con el tiempo se convirtieron en tema de debate continuo, sobre hasta qué punto eran hype o no. Curiosamente (o no tanto en realidad), quien me los recomendó pasó de defenderlos a muerte a mostrarse cada vez más suspicaz respecto a ellos, no pasándose al bando contrario pero sí evitando defenderlos, supongo que no tiene tanta gracia defender a una desconocida banda underground como a una que está en boca de todo el mundo.

Cuando salió su segundo disco tengo la sensación de que muchos tenían ganas de tirárseles encima o de ir predispuestos a decir que estaba por debajo del primero. Yo lo oí tiempo después y me pareció sin problema a la altura del anterior.

viernes, 4 de abril de 2014

Camel - Sala Barts (Barcelona) - 18 de Marzo del 2014

Aunque con algo de retraso, no podía dejar de escribir algo sobre el magnífico concierto de Camel que presencié hace ya un par de semanas, el 18 de marzo.

De entrada debo decir que yo no soy un fanático del grupo (al menos no todavía), y que de hecho sólo conozco sus cuatro primeros discos, que me gustan lo suficiente como para decidir ir a verlos sabiendo además que la mitad del setlist estaría centrado en uno de ellos: The Snow Goose (1975), el primer gran éxito del grupo.

Aún así, habría que ser de piedra para no dejarse contagiar por el componente emocional de esta gira por mucho que uno no sea un gran fan de la banda. Su líder y único miembro clásico, el cantante y guitarrista Andrew Latimer, llevaba muchos años con un problema de salud que se le complicó el 2007 hasta el punto de tener que cesar toda su actividad. A finales de ese mismo año se sometió a un transplante de médula ósea tras el cual estuvo años en reposo. Muchos dábamos por hecho que la carrera de Camel se acabaría aquí,  habiéndose sometido su líder a una operación tan delicada.


Pero, oh sorpresa, en pleno 2013, cinco años después de la intervención quirúrgica, nos llegaron noticias de que Camel volverían a los escenarios a dar unos pocos conciertos interpretando en su totalidad su disco instrumental The Snow Goose. Vale, unos conciertos sueltos en Reino Unido, cerca de su hogar, tenían sentido. Lo que yo no esperaba es que el año siguiente iniciaría una gira europea en toda regla que pasaba además por nuestro país, donde Camel han gozado siempre de mucha popularidad entre fans del rock. Y así es, Latimer ha vuelto a lo grande, no como un respetable y delicado anciano que apenas se mantiene en pie, sino dando conciertos de dos horas y media (lo repito por centésima vez: vergüenza para los grupos jóvenes que tocan solo hora y media, bises incluidos).

Con entradas agotadas tanto en el concierto de Madrid como el de Barcelona, el teatro Barts se llenó un público más heterogéneo de lo que pensaba, ciertamente la mayoría eran cuarentones-cincuentones pero tengo la sensación de que cada vez veo más presencia joven en los conciertos de rock progresivo clásico a los que voy (¿quizá gracias al auge de bandas tipo Opeth o Porcurpine Tree?).

A las 9 en punto, se apagaron las luces y mientras sonaba la introducción del disco la banda entró al escenario. El miembro más veterano es el bajista Colin Bass (con ese apellido no podía tocar otro instrumento), que lleva con Latimer desde inicios de los 80. El resto son incorporaciones más recientes: Denis Clement es batería suyo desde inicios de los 2000, el teclista Jason Hart se incorporó en esta gira y el otro teclista Ton Scherpenzeel ha colaborado anteriormente en alguna otra gira de Camel y ha entrado en sustitución de Guy LeBlanc, quien participó en la primera parte del tour pero ha caído enfermo.

Pero el protagonista absoluto e indiscutible de la noche fue Latimer, quien ya recibió una primera ovación cuando tocó las primeras notas de flauta de "The Great Marsh". De hecho hacía muchísimo tiempo que no veía a un público tan entregado y entusiasmado como el de esa noche, y es curioso porque no me lo esperaba en absoluto. Entre algunos de los segmentos del Snow Goose hubo marcadas ovaciones y a lo largo de la noche el público se levantó de sus asientos unas tres veces para laurear a Latimer. De hecho creo que él mismo se quedó algo asombrado de tamaña recepción, puesto que en un par de momentos se le notaba visiblemente conmovido.


En su primera aparición sobre el escenario se le veía caminando con cierta dificultad (quizá fruto de su operación) pero cuando entró en calor se desenvolvió sin problemas y, desde luego, sus habilidades como músico no quedaron en ningún momento en entredicho. Aún sin ser uno de mis favoritos, creo que es uno de los mejores guitarristas que he visto en directo, manteniendo ese sonido propio tan delicado que define los discos de Camel. De hecho su interpretación dotó de interés a algunos temas lentos de sus últimos discos como "For Today", que cerró el set principal y habría sido una balada algo aburrida de no ser por su impresionante solo de guitarra.

Del set dedicado al Snow Goose cabe remarcar que introdujo algunos pequeños pasajes nuevos que funcionaron bastante bien, aunque en general se mantuvo muy fiel a la original. Lógicamente mis momentos favoritos fueron los del disco, como la melodía principal y su reprise en la emotivísima "La Princesse Perdue" con ese fondo imitando una noche estrellada, o "Fritha Alone" que sonó con un tono oscuro extra muy estimulante.

El siguiente set se abrió sobre seguro con su primer gran hit "Never Let Go", que interpretaron de forma diferente al disco: primero en formato totalmente acústico con Colin Bass a la segunda guitarra y el batería tocando el bajo, y luego introduciendo el solo eléctrico de guitarra. Estuvo bien pero en este caso hubiera preferido que fuera más fiel a la versión del disco, ya que lo que creo que hace tan especial ese tema es ese tono acústico pero al mismo tiempo interpretado con tanta fuerza, que se perdió en esta versión.


Mucho mejor fue "Song Within a Song" de Moonmadness (1976), uno de los momentos cumbre de la noche, recibido con euforia por parte del público - inolvidable el largo segmento instrumental con todos los asistentes acompañando el ritmo con palmas y algunos incluso ¡tarareando la melodía de los sintetizadores!
Le siguió otra referencia clásica, "Echoes" del Breathless (1977), tras la cual se centró sobre todo en obras más recientes. Aunque desconozco por completo esos discos en general ninguno se me hizo aburrido gracias a la interpretación de Latimer, pero sospecho que en estudio no me funcionarían tan bien sin ese aliciente. El mejor de todos fue la extensa "Fox Hill", cantada por Colin, quien además hizo la presentación del mismo. Pese a ser una composición muy reciente, el estilo de este extenso tema me sonaba a puro rock progresivo recordándome a los Genesis clásicos. El bis fue previsible y efectivo, su gran himno "Lady Fantasy" (con la cual bromeó diciendo que era una composición muy antigua, de los años 30 o 40) uno de los momentos cumbre de la noche que nos recordó la magia de los grandes himnos épicos del rock progresivo.

Ciertamente el setlist del segundo set se centró bastante en sus últimas obras (de los discos clásicos tocó solo un tema de cada uno, pero de Harbour of Tears y A Nod and a Wink cayeron dos respectivamente) y se habría agradecido que hubiera caído alguna más de sus discos de los 70, pero es cierto que Latimer siempre ha apostado bastante por sus obras más recientes y que su interpretación fue extraordinaria en todo momento.
Fueron tres horas de concierto (con 20 minutos de descanso a mitad) realmente entrañables y llenas de emotividad. ¡Andrew Latimer ha vuelto!

The Snow Goose
The Great Marsh
Rhayader
Rhayader Goes to Town
Sanctuary
Fritha
The Snow Goose
Friendship
Migration
Rhayader Alone
Flight of the Snow Goose
Preparation
Dunkirk
Epitaph
Fritha Alone
La Princesse Perdue
The Great Marsh (reprise)

Never Let Go
Song Within a Song
Echoes
The Hour Candle (A Song for My Father)
Tell Me
Watching the Bobbins
Fox Hill
For Today

Lady Fantasy