sábado, 2 de mayo de 2020

Mermaid - Red Led or Death (2003)


El tercer y último disco de Mermaid es un álbum al que le tengo un aprecio muy especial. No solo es un disco que me trae muy buenos recuerdos de una época muy concreta, sino que de hecho es mi álbum favorito editado en España. No es que consuma yo mucho rock español (más concretamente casi nada) pero 17 años después de descubrir Red Led or Death sigo opinando igual pese a que he dado por el camino con otros discos muy buenos editados en la Península.

Una banda como Mermaid me transporta a principios de los 2000s, cuando aún existía un complejo de inferioridad en lo que respecta a la escena rockera hispana en comparación con lo que se producía en el extranjero, cuando la frase "son tan buenos que parecen de fuera" se utilizaba bastante para defender discos de rock hechos aquí (me refiero sobre todo en lo que se refiere a rock clásico y hard-rock setentero, la escena indie hispana no creo que tuviera esa falta de respetabilidad y apoyo de los medios). Hoy día eso ya no es tanto así. Por suerte han ido surgiendo bastantes bandas reseñables en esos estilos y se les está dando una mayor visibilidad gracias a un contexto más favorable para este tipo de grupos underground: que si Spotify, que si Bandcamp, que si Youtube, etc. Con esto no estoy diciendo que hoy día los grupos pequeños tengan más facilidad para triunfar (me da la impresión de que siguen tocando en los mismos baretos y salas de siempre), pero sí que la minoría de gente que seguimos estos estilos los tenemos más presentes y nos hemos acostumbrado a toparnos con cierta frecuencia con discos muy buenos o como mínimo notables de rock/hard-rock clásico que hacen que no haga falta repetir ese axioma de "para ser españoles son realmente muy buenos".



Volvamos a Mermaid. Llegué a ellos a través de un medio que asocio también con esos años y con mi etapa formativa dentro de lo que es el rock, como es la web Riff Fanzine, gracias a la cual descubrí docenas de grupos magníficos. Recuerdo que aparecieron reseñados en una actualización que también incluía a los catalanes Tokyo Sex Destruction y por algún motivo me llamó poderosamente la entusiasta reseña del álbum y lo rastreé. No recuerdo si me costó mucho encontrarlo pero sí que sé que me enganchó al instante y enseguida di el coñazo con él entre mis amigos aficionados al rock, consiguiendo como mínimo dos adeptos más al grupo. Desafortunadamente llegué a este disco de forma algo tardía: cuando me había hecho fan del grupo, éstos se acababan de separar, y no llegué a verles en directo por unos pocos años, lo cual es aún más triste si tenemos en cuenta que sus conciertos tenían fama de ser arrolladores.

La breve carrera de los pamploneses Mermaid es bastante interesante: empezaron como una banda de stoner-rock pero poco a poco fueron cambiando su sonido hasta desembocar en Red Led or Death en un sonido más hard-rock clásico que suena de forma tan natural que parece que llevaran toda su vida tocando en ese estilo. Sus tres componentes, que utilizaban los pseudónimos de Txetxu Brainloster (guitarra y voz), Firehead (bajo y voz) y Leroy S. Starlight (batería), tenían un sonido muy potente deudor de muchas grandes power-trios de los 70 y que a mí me traen a la cabeza a bandas como Grand Funk Railroad o Thin Lizzy entre otras. No creo que hoy día hubieran llegado a triunfar, pero quizá sí que habrían encontrado un contexto más favorable para una aventura musical como ésta.

Cuesta pensar que un disco tan rematadamente bueno esté tan oculto y olvidado. Un álbum que empieza con un pelotazo como "Silver Bullet" (una de las canciones que suelo usar para cargar las pilas cuando voy a correr) definitivamente no debería pasar desapercibido: las melodías son buenas, la banda suena potentísima y además el solo de guitarra de Brainloster es una maravilla. Es el tema más contundente del disco junto a la frenética y casi adrenalítica "Luchador", cuyo estilo encaja muy bien con la letra ("I'm gonna fight, and I'm gonna win!!"). Por otro lado "I Rock" diría que es el tema con más vocación de clásico del álbum con ese ritmo tan infeccioso, y de hecho tuvo hasta un videoclip, que está colgado en Youtube y cuenta con algunos comentarios de Starlight y el director del vídeo:


Un tema aparte por cierto son las absurdas letras del grupo ("I'm a man too respetable, Lauren Bacall is on the wall" o "Are you ready for the party, are you ready for my brain"), pero para mí forman parte del encanto de la banda. Otros de mis temas predilectos del álbum son "Woman Making Machine" con ese segmento instrumental tan molón o "Gravity Goes", que es donde más se nota esa cierta influencia stoner del pasado, pero realmente es - y no estoy exagerando - de esos álbums en que todas las canciones son temazos y cada una tiene algo que la hace especial: las inesperadas trompetas en "Boots Nights", el riff de "The Last Giant" o "Believe My Diamonds Are Forever But Betrayers" con ese inicio más atmosférico hasta estallar en otra gema hard-rockera.

Hacia la mitad del disco encontramos los dos temas más especiales: "Southeaven Girl (Your Smile Is A Wind)" con ese aroma sureño más reposado y, sobre todo, "Forgiven in the Awaken of Sun", la gran gema del álbum, un largo tema instrumental con aires de western dominado por el órgano que al final incluye un inesperado solo de trompeta. Durante mucho tiempo ha sido mi favorita del grupo, y no debe ser cosa mía porque recuerdo tiempo atrás encontrar una versión en Youtube hecha por otra banda.



Pese a que las críticas que recibió el disco fueron unánimemente entusiastas, justo cuando el grupo se preparaba para su cuarto álbum decidieron separarse. Solo se volvieron a juntar el 2006 para un concierto homenaje al por entonces recientemente fallecido Kike Turmix. Desde entonces sus miembros han tenido varios proyectos, de los cuales los que yo he seguido más de cerca son los de Brainloster, que después de Mermaid formaría otra gran banda llamada Green Manalishi. Recuerdo la expectación que sentíamos yo y mis amigos fan del grupo en los años entre el fin de Mermaid y el debut de Green Manalishi. Leí por entonces en el foro de Ipunkrock a un ex-Mermaid (no recuerdo si Firehead o Starlight) comentando que Brainloster ya tenía el disco hecho y que estaba a la espera de poder editarlo, y que era lo mejor que había hecho nunca, lo cual hizo obviamente que nuestras expectativas se incrementaran. El 2005 vio la luz el debut homónimo de Green Manalishi, un magnífico álbum de hard-rock que seguía la senda emprendida en Red Led or Death, al que le seguiría Unknown Force (2007), otra gran obra que se movía por parámetros similares pero que iba poco a poco suavizando cada vez más su sonido. Les vi en directo en las giras de esos dos discos y fueron sendos conciertazos, pero finalmente se acabaron separando. No parece muy viable mantener un grupo sin salir del underground.

A partir de aquí Brainloster sacó un disco en solitario en el que tiraba hacia un sonido más anclado en el pop-rock americano. A lo tonto si uno mira su carrera queda una evolución musical de lo más interesante desde el stoner rock inicial al hard-rock setentero hasta finalmente este sonido más suavizado. Por otro lado Firehead me consta que ha estado también muy activo y que tiene algunos discos en solitario, pero le he seguido menos.

A la hora de hablar de mis discos favoritos de la primera década del siglo XXI siempre solía incluir éste entre mis predilectos, y reescuchándolo hoy día, con más bagaje musical y conociendo bastantes más grandes obras de estas décadas, me alegra poder decir que lo mantengo. En mi mundo personal, un clásico reciente del género.


viernes, 10 de abril de 2020

Yo y Grateful Dead


Una de las reflexiones que a veces me gusta hacerme es pensar cuáles de los grupos o discos que ahora se encuentran entre mis favoritos veía más improbable hace 15 años que ocuparían dicha posición en mis gustos personales. O al revés, qué grupos y discos que ahora no me dicen gran cosa acabarán de aquí a 10 años entre mis favoritos contra todo pronóstico. Haciendo este ejercicio mental creo que el grupo que más ha destacado en ese sentido contra todo pronóstico son los Grateful Dead.

Llegué a ellos con unos 14 o 15 años a través del mitiquísimo recopilatorio Esta noche cruzamos el Mississippi, que incluía un tema de ellos, "Sugar Magnolia". No fue un buen comienzo: no me gustaba nada, de hecho era la única canción que me saltaba del disco, de modo que si esto es lo que tenían que ofrecerme los Grateful Dead, íbamos apañados. Pero claro, en aquellos años yo estaba descubriendo el rock clásico y era un consumidor insaciable de discos y bandas de la edad de oro del rock, de modo que a lo tonto el nombre de Grateful Dead tarde o temprano volvía a aparecer y me decía que quizá les tenía que dar una oportunidad. El disco que en todas partes se mencionaba como su gran obra era un tal American Beauty (1970), de modo que lo descargué y mucho me temo que no cambió para nada mi parecer sobre el grupo, me parecía un rollo. Antes de que se me echen encima debo aclarar que en aquellos años era aficionado sobre todo al blues-rock, hard-rock clásico, el progresivo y la psicodelia, de modo que un disco de puro country-rock tenía muy pocos números para entusiasmarme. Yo sentía curiosidad por los Dead como aficionado a la psicodelia pero eso desde luego NO sonaba a psicodelia, de modo que los descarté de nuevo.

Cuántas grandes bandas nos descubrió Pepe Navarro..

Pasaron los años y fui descubriendo otros grupos y discos clásicos. De vez en cuando le daba otro intento a los Dead pero siempre actuaba de la misma forma, repitiendo una y otra vez el mismo estúpido error: quería probar nuevos grupos de psicodelia, leía que los Dead eran imprescindibles y a la hora de buscar un disco de ellos siempre volvía a American Beauty. ¿Por qué? Porque es el único que se resalta de verdad en enciclopedias de rock y listas de mejores álbums de la historia, algo que posteriormente descubrí que es una injusticia, pero ya llegaremos a eso. Me habría venido bien que alguien me hubiera hecho oír el Anthem of the Sun (1968), que pese a ser un disco más complejo que el Beauty a mí me habría entrado mil veces mejor y me habría convertido antes en fan del grupo, pero desafortunadamente nunca se suele citar a la hora de hablar de psicodelia. También había leído, es cierto, que lo mejor de esta gente eran sus directos, pero tenían tantos que tampoco sabía por donde empezar (también llegaremos luego a eso). De modo que mi bautismo en el universo Dead tardó más años de lo normal por ese motivo.

En todo caso, en esos años mis gustos fueron ampliándose. Con 20 años empecé a entrar tímidamente en el country-rock de la mano de esa obra maestra que es Déjà Vu (1970) de Crosby Stills Nash & Young y de mis primeros discos de Neil Young. Y fue a los 23 años cuando inicié mi entrada en el universo de los Grateful Dead. En un foro leí un post en que la gente escogía sus discos favoritos del grupo y entré por curiosidad a ver si se mencionaba alguno más aparte del de la flor, y vi que otro de los más citados era Workingman's Dead (1970), de modo que decidí bajarlo a ver qué tal. Sonó "Uncle John's Band". Eh, esto no está nada mal, ¡si realmente es como Crosby Stills & Nash! (de hecho CSN les ayudaron a hacer ese cambio de sonido dándoles algunas clases sobre cómo hacer buenos coros, de modo que la influencia es obvia). Tanteé algunos temas más y comprobé que me agradaba. ¿Me gustaría ahora por fin el dichoso American Beauty? Lo descargué, le di al Play y, hermanos, vi la luz. Desde las primeras notas de "Box of Rain" caí embelesado, me entusiasmó al instante (a día de hoy sigue siendo mi tema favorito del grupo en estudio). Me parecía un tema tan puro y de tal belleza que me conquistó enseguida. Le seguía el maravilloso country "Friend of the Devil" que se me enganchó de mala manera. En ese momento me reconcilié por completo con el disco y durante semanas me hice la misma pregunta: ¿cómo podían no haberme gustado en anteriores escuchas dos canciones TAN buenas como ésas? ¿Cómo pude desechar durante tantos años algo tan hermoso? La respuesta es obviamente que cambiamos de gustos con el tiempo, pero aun así siempre me ha resultado curioso ese cambio de disposición tan radical respecto a los Dead.



Bueno, ahora soy yo con 23 años y acabo de descubrir un nuevo grupo que me gusta pero que, obviamente, ni me planteo situar entre mis favoritos, eso vendrá con el tiempo; de momento es otra buena banda de los 60-70 a descubrir. Una vez roto el hielo indagué un poco en su discografía e hice lo que tenía que haber hecho años atrás: pasar de lo que decía todo el mundo de que "sus discos psicodélicos en estudio no valen la pena" y darles una oportunidad. Empecé con Aoxomoxoa (1969) y me gustó mucho. No a los niveles del Beauty pero lo disfruté. Luego vino Anthem of the Sun (1968) - o "¿por qué nadie más considera este álbum un clásico de la psicodelia?" - y Workingman's Dead (1970), que ya sabía que me gustaría.

A esas alturas tuve que afrontar una cuestión que estuve posponiendo un tiempo: ¿qué hacemos con los directos? Todo el mundo dice que lo mejor del grupo son los conciertos pero había tantísimo donde escoger que me abrumaba. Esto no es una tontería, fue mi segundo gran obstáculo de cara a hacerme fanático del grupo. ¿Por dónde empezar? Primero probé con un directo clásico de su etapa psicodélica, Live/Dead (1969) pero no me acabó de enganchar. Lo atribuyo al orden de las canciones, empezar con un denso "Dark Star" de 20 minutos es un poco agotador para el no iniciado por muy fan que sea de la psicodelia. Tanteé otros discos en internet evitando expresamente entrar en el pozo sin fondo que son los (literalmente) centenares de bootlegs que hay del grupo por miedo a morir ahogado y probé con el Live at Fillmore 69. Aquí sí. ¡Ojalá alguien me hubiera dado este disco y el Anthem of the Sun con 15 años! Porque esto es exactamente lo que siempre buscaba cuando insistía con los Dead esperando oír esa supuesta salvaje psicodelia. Fue mi primer directo del grupo y me encantó, son los Dead en su faceta psicodélica más desatada, lo escuché infinidad de veces y se convirtió en un clásico para salir a hacer footing.


Mi siguiente directo fue Europe 72 (1972) y aquí se produjo un cambio de inflexión. En estos 3 años los Dead pasaron a gustarme cada vez más, pero fue con este álbum que creo que ya dieron el salto a ser uno de mis grupos favoritos (me enternece por cierto leer a día de hoy el post que le dediqué aquí en esa época, destila cierta inocencia hacia el universo deadhead que me resulta muy simpática). Ese directo se convirtió en una obsesión para mí, lo reescuché hasta la saciedad y me movió a adquirir un genial boxset que encontré por internet con todos sus discos de estudio y sus directos oficiales desde sus inicios hasta el 73. Y como ya saben, cuando uno compra un boxset de un grupo es como cuando se va a vivir con su pareja: quiere decir que la cosa ya va en serio. Así pues llegó el momento de enfrentarme al último obstáculo: quería (necesitaba) oír más directos de estos tipos, pero ¿cómo escoger entre tantísimos bootlegs? Aquí me fue de mucha ayuda un post que encontré en un foro donde varios expertos en el grupo iban compartiendo sus bootlegs favoritos y dejando comentarios sobre cada época del grupo y detalles a tener en cuenta. Me bajé varios de esos bootlegs como primera toma de contacto y me fueron muy útiles, si alguna vez doy con estos tipos que compartían este material desinteresadamente comentando todo les debo un par de cervezas.

Pero la clave fue también que encontré un método que me serviría durante años para escuchar bootlegs de los Dead. Me di cuenta de que si empezaba a oír directos al tun tun sería incapaz de asimilar tanta información y tantas versiones diferentes de cada tema, oiría por oír y luego no sabría destacar nada en concreto. De modo que me propuse intentar hacer una escucha ordenada: me centraba en un tour del grupo (normalmente uno que correspondía con el último disco en estudio que había oído de ellos) y buscaba en internet información sobre cuáles eran los bootlegs más recomendables de esa gira. En la red hay infinidad de foros repletos de deadheads dispuestos a compartir esa información y me di cuenta de que el problema es que no había unanimidad, y cada tipo mencionaba un directo diferente. Pero aun así me servía de esos comentarios y de algunas condiciones que me interesaba que cumpliera mi "bootleg escogido". Por ejemplo, que incluyera alguna versión de mi adorada "China Cat Sunflower/I Know You Rider", o que tuviera un "Dark Star" especialmente potente, o lo que era bastante frecuente, que incluyera muchos temas del último disco en estudio de ellos que había oído, para comparar cómo sonaban en vivo. Normalmente escuchaba algunos bootlegs que tenían buena pinta, los guardaba en mi disco duro y el que más me molaba lo pasaba a mi MP3 y pasaba a mi colección de CDs (piratas). De esta forma durante años he ido machacando a fondo algunos directos concretos* en vez de saltar de uno a otro, algo que me sería imposible de asimilar. (Todo este rollo es por si llega aquí alguien interesado en profundizar en los Dead en directo y mi método le resulta útil, a mí me llevó un tiempo cogerle el punto).

Mi formación favorita (del 72 al 78)

También descubrí que me era más útil primero escuchar y saborear sus temas en estudio antes de escucharlos en directo (sobre todo porque aun así sus directos están repletos de temas que no sabía de dónde salían), de modo que esta etapa de bootlegs vino acompañada de ir oyendo sus discos en estudio de los 70. Aquí sí que creo que cobra sentido el tópico de que donde realmente molan los Dead es en directo, porque aunque en general son buenos discos, su producción setentera post-American Beauty realmente creo que es para fans. Para mi desgracia (e incomprensión), mientras en directo exploraban caminos interesantísimos y experimentaban acercándose a veces incluso al jazz-rock, en estudio preferían tirar por un agradable soft-rock que si bien nos dejó una muy buena colección de temas, no tenía ni la magia de sus discos country ni ese extra especial de sus conciertos. Discos como Wake of the Flood (1973) - mi favorito de esta segunda etapa - o From the Mars Hotel (1974) me supieron a poco pero con el tiempo les cogí el punto. Esperaba mucho de Blues for Allah (1975) por ser la obra más reputada de esta época y, pese al espectacular inicio, no estuvo a la altura de mis expectativas, aunque de nuevo le cogí más cariño con el tiempo. De Terrapin Station (1977) en cambio ya esperaba poco y gracias a eso no me defraudó siendo un álbum menor, mientras que de Shakedown Street (1978) literalmente no esperaba nada y me he sorprendido viéndolo como una obra disfrutable. Hace unas semanas escuché por primera vez este último disco, con el cual ya he finalizado la escucha de los discos más relevantes de los Dead en estudio y por tanto diría que he llegado al final de una etapa.

Quedan el resto de álbums (en realidad solo tres en estudio), que tanteé mientras leía la magnífica biografía Un largo y extraño viaje de Dennis McNally, pero ya confirmé mis sospechas de que de ahí sacaré poca cosa. He llegado pues al punto en que lo que me queda es seguir buceando en bootlegs y más bootlegs y el tiempo dirá si llegaré a los niveles enfermizos de buscar la mejor versión de "He's Gone" o el mejor concierto de otoño del 74 o si me quedaré en el punto en que estoy. Pero sin necesidad de llegar a los niveles de un deadhead, los Grateful Dead han conseguido estos años convertirse en uno de mis grupos favoritos con el aliciente extra de la fascinación que me provoca todo lo que rodea el grupo, que descubrí gracias al libro que citaba de McNally. Realmente son una banda muy especial y que se hacen querer con sus defectos.


Además, creo que ser fan de los Grateful Dead siempre ha tenido un aliciente extra, siempre ha sido "algo más". En su época era el rollo deadhead de lanzarse a la aventura a seguirles durante toda una gira, el verles varias noches seguidas sabiendo que cada una sería una experiencia completamente distinta, el intercambiar cintas de bootlegs con otros fans. A día de hoy esto obviamente ya no es así (de hecho ya en los 90, cuando seguían en activo, todo este panorama había cambiado), pero sigue habiendo un "algo más" en ser fan de los Dead. Como mencionaba antes, uno de los aspectos que más me complicó mi aprendizaje del universo Grateful Dead es la existencia de tantísimos bootlegs y que no haya unanimidad respecto a cuáles son los imprescindibles. Eso me ha llevado a pasarme largos ratos navegando por internet y leyendo a deadheads discutiendo sobre cuál es el mejor bootleg de la gira del 72 o cuál es la mejor versión de "Eyes of the World". Esto implicaba un largo proceso de tantear bastantes directos que en líneas generales siempre sonaban de coña hasta encontrar uno con el que tuviera una conexión especial.

Hace poco me sucedió que estaba buscando uno del 77/78 que incluyera una versión de "Scarlet Begonias/Fire on the Mountain" porque este último tema lo descubrí hace poco. Probé con varios destacados por expertos deadheads como el Boston Garden del 77 (muy buen"Mississippi Half Step" y excelso "The Wheel/Wharf Rat" como cierre) o el Auditorium Theatre también de mayo del 77 (muy emotivo "Looks Like Rain"). Pero la clave en este caso para mí fue el de Illinois de abril del 78. Estaba paseando hace poco a mis perros y de repente me asaltó una versión de "Scarlet Begonias/Fire on the Mountain" tan extraordinaria que literalmente me tuve que parar para saborear lo que estaba oyendo, especialmente la parte de "Fire on the Mountain", con uno de los mejores juegos de guitarras que jamás les he escuchado Y entonces pensé "Por esto, por momentos como éste es tan gratificante ser fan de los Dead". Porque ser fan suyo implica hacer un esfuerzo de investigación y probar numerosos conciertos. Es agotador y a veces un tanto apabullante cuando uno tiene tanto donde escoger, pero ese esfuerzo vale la pena cuando uno llega a momentos especiales como éste. Y eso es lo que lo diferencia del resto de grupos para mí, que aunque tengan muchos directos o bootlegs, siempre hay unos más prestigiosos que otros, siempre es más fácil saber a donde tirar. Con los Dead no es así, te has de buscar la vida, y es parte de su encanto.


*Estos son los que tengo a día de hoy:
  • Live Lyceum Theatre London 25/05/72
  • Dave's Picks Vol. 5 - Live Los Angeles 11/17/73
  • Dick's Picks Vol. 7 - Live London 9/11/74
  • Live Beacon Theater 14/6/76
  • Dick's Picks Vol. 29 - Live San Bernardino 26/02/77
  • Dave's Picks Vol. 7 - Live Horton House 24/04/78
Obviamente espero añadir más en el futuro.

Y como es habitual en estos posts que hago de reflexiones personales sobre un grupo, dejo mis canciones favoritas de los Dead incluyendo versiones en vivo:

1) Box of Rain
2) Eyes of the World (cualquier version en vivo de los 70s con la jam final)
3) Dark Star (no sabria destacar una versión en vivo, pero destacaría la del Dicks Picks 7 del 74 o la del Fillmore 69)
4) China Cat + I Know You Rider (cualquier version en vivo de la gira del 74)
5) Brown-Eyed Women (Europe 72)
6) Candyman (quizá mi solo de guitarra favorito de Jerry en estudio aunque no sea muy vistoso, es con steel)
7) Morning Dew (directo Dave's Picks 29, del 77)
8) Friend of the Devil
9) Playing in the Band (aunque es de Bob en solitario, es casi un tema de los Dead - cualquier version en vivo)
10) Bertha (Skulls and Roses)

Y en breve supongo que añadiré este "Scarlet Begonias/Fire on the Mountain" del 78 que mencioné antes.

domingo, 5 de abril de 2020

Van der Graaf - Vital (1978)


Vital (1978) de Van der Graaf Generator ("Van der Graaf" a secas por entonces, pero ya llegaremos a eso) es uno de los discos en directo que más curiosidad me han despertado antes de escucharlos, ya que había leído opiniones radicalmente opuestas sobre él: desde que era algo terrible a que se trataba de una obra maestra. Otro aspecto que despertaba mi interés es el ser un álbum que ha sido alabado tanto por fans del prog como por aficionados más cercanos al punk (por ejemplo Ian Curtis de Joy Division). ¿Qué endiablado artefacto podría poner de acuerdo a aficionados de estilos tan distintos?

En mi caso mi opinión se queda en un término medio entre ambas valoraciones tan extremas aunque mucho más cerca de la positiva que de la negativa. De hecho me parece uno de los discos en vivo más interesantes que he oído de prog-rock entre otras cosas porque documenta a la perfección un momento muy concreto y efímero: no solo se separarían poco después de grabar el álbum sino que la formación que vemos aquí era un tanto peculiar, fruto de una época bastante inestable en el seno del grupo. Pero para entenderlo mejor habría que hacer un repaso a la historia de Van der Graaf Generator, la cual, mucho me temo, es compleja y enrevesada, así que quizá la mejor forma de hacerlo sin resultar muy farragoso sería por puntos:


Van der Graaf Generator - Formación clásica


- Peter Hammill, cantante, guitarrista-teclista y compositor, forma un grupo llamado Van der Graaf Generator junto a unos amigos de universidad. Cuando, tras un tiempo de actividad, deciden grabar su debut se encuentran con que no es posible hacerlo por problemas legales: él había firmado previamente un contrato con la discográfica Mercury y el resto de sus compañeros no tienen ningún acuerdo con ellos. A causa de ello, el grupo se prepara prácticamente antes de nacer.
- Hamill decide grabar un disco en solitario en que emplea a sus ex-colegas como músicos de sesión (?) que al final acaba saliendo bajo el nombre de Van der Graaf Generator (????) tras haber solucionado los temas legales.
- Poco después, graban su primer disco como grupo de verdad, esto es, con lo que sería la formación clásica (aparte de Hammill, Hugh Banton al teclado, Guy Evans a la batería y David Jackson al saxofón) más el bajista Nic Potter, que se iría después de este disco porque el sonido tan oscuro y experimental del grupo le confundía.
- Con esta formación sacan tres auténticas joyas del rock progresivo que no venden casi nada... salvo en Italia, donde tienen un éxito tan apabullante que la gente les reconoce por la calle.
- Como la cosa no acaba de funcionar comercialmente y están agotados de girar sin parar, disuelven el grupo de forma amistosa en 1972.
- Hammill graba algunos discos en solitario que suenan a puro Van der Graaf Generator usando a sus ex-compañeros como músicos de sesión (?).
- Deciden volver a juntarse en 1975 siguiendo la filosofía de no mirar atrás y basar sus conciertos en toda la música nueva que tienen entre manos. Graban 3 discos en 12 meses. Dos de ellos son otras obras maestras.
- En 1977 Banton y Jackson dejan el grupo. Hammill les sustituye con un violinista y fichando de nuevo a Nic Potter al bajo. Cambia el nombre del grupo a Van der Graaf a secas y graba un nuevo álbum de estudio. En paralelo ha seguido sacando discos en solitario con algunos elementos de protopunk.
- En el momento en que se grabó Vital se había añadido a otro miembro como violoncelista y, además, para esos conciertos concretos se invitó de nuevo a David Jackson al saxofón, aunque por problemas técnicos apenas se le oye.

Es difícil no perderse entre esta marea de nombres e idas y venidas. Pero el caso es que en 1978 Van der Graaf (Generator) eran una banda un tanto extraña e inestable que incluía desde miembros antiguos que se habían ido y vuelto (Nic Potter), otros totalmente nuevos (el violinista y violoncelista) y otros fijos (Guy Evans y un poco David Jackson de rebote). No solo eso, sino que el sonido que seguía Hammill en aquellos años basculaba entre el progresivo tan oscuro y experimental que caracterizaba a la banda y un rollo mucho más sucio y directo que lo emparentaba con el punk. Los Van der Graaf de Vital son por tanto un monstruo mutante con un pie en el progresivo y otro en el punk, con miembros del pasado y otros del futuro, con un setlist que incluía temas nuevos (algunos nunca habían sido grabados en estudio) y otros muchos de discos clásicos. El resultado es un álbum oscuro y furioso con un sonido muy especial que creo que le hace único.


Van der Graaf - Formación de 1977

Aunque los fans del grupo lamentamos que no haya un gran directo oficial de su primera época, el propio Hamill dice que no eran especialmente buenos en directo por entonces. Pero lo cierto es que, aunque lo poco que hemos podido oír de esos años contradice esa aseveración (ciertas grabaciones de la BBC y un directo que existe en vídeo en que tocan entero su primer disco de retorno, Godbluff), cabe admitir que las versiones en directo que oímos ahí no difieren casi nada de las de estudio, y eso que son canciones que dan pie a improvisaciones y variaciones. Por eso Vital es, contra todo pronóstico, el mejor directo posible de los Van der Graaf de los 70, porque aunque no refleje su edad de oro sí que nos los muestra en una época en que eran más dados a cambiar el estilo de los temas en directo y a retorcer su sonido llevándolo a nuevos caminos. No será un reflejo de lo que fue el grupo en esos años pero sí de la época más interesante e imprevisible en vivo.

El directo abre y se cierra con los dos temas más protopunk del concierto: en primer lugar la potente "Ship of Fools", una cara B de su último disco (no me digan que no mola empezar un show con una cara B, hasta Neil Young lo hizo en la gira del Rust Never Sleeps) y como cierre "Nadir's Big Chance", un pequeño clásico de su discografía en solitario que suele citarse como principal vínculo de Hammill con el punk. En medio tenemos un buen repaso a la carrera de Van der Graaf Generator incluyendo prácticamente un tema de cada uno de sus discos clásicos - con la excepción del magnífico e infravalorado The Least We Can Do Is To Wave to Each Other (1970) y de World Record (1976), su obra más floja dentro de esa etapa clásica - con interpretaciones que, según el caso, son más o menos fidedignas a sus versiones de estudio.

"Still Life" es de las que sale más beneficiada con el añadido del violín y violoncelo, que le dan un tono más solemne, y seguramente sea por ello la versión del disco más agradecida de escuchar incluso para quienes no simpaticen con el sonido que despliega aquí el grupo. Algo parecido diría de "Last Frame", típico tema que en estudio a uno no le llama especialmente la atención (o al menos ése fue mi caso) pero que en directo gana enteros sin necesidad de apartarse excesivamente de la versión original, simplemente enfatizando la presencia del violín y los estallidos de violencia, que a medida que avanza el álbum serán más frecuentes.


Esto sí que es publicidad contundente

Por cierto, ¿he dicho ya que Peter Hammill es uno de mis cantantes favoritos? Me encanta su estilo tan expresivo y visceral, y en este directo está especialmente desatado explorando su faceta más agresiva (que no es la única que tiene como cantante, como me demostró cuando le vi en un precioso concierto intimista que dio él solo con un piano hace años en Madrid). Incluso en temas que inicialmente parecen más reposados como "Sci Finance" o "Mirror Images" al final acaba estallando la banda hacia el final; no estaban para sutilezas. Éstos por cierto eran algunos de los temas nuevos que ofrecía el disco por entonces y que en este caso acabaron apareciendo en discos posteriores de Hammill en solitario. Siguiendo con esa filosofía de mirar adelante, tenemos otras composiciones desconocidas para el público que asistió al concierto como la casi heavy metal "Door" con ese riff tan infeccioso, que fue grabada en las sesiones del anterior disco de Van der Graaf e inexplicablemente acabó descartada (ahora se puede oír en las reediciones en CD), o  la magnífica "Urban" que tiene intercalado un pequeño fragmento del clásico "Killer" en su sección central y que es la única que nunca llegó a grabarse en estudio.

No obstante los dos tour de force que ofrece el álbum parten de clásicos de Van der Graaf (Generator) en estudio: una intensísima (casi agotadora, en el buen sentido del término) versión de un cuarto de hora de "Pioneers Over C" y un medley que parte del que creo que es su mejor tema, la suite de más de 20 minutos "A Plague of Lighthouse Keepers" que sorpresivamente acaba desembocando en la juguetona parte final de "The Sleepwalkers". Dada la complejidad de "Lighthouse Keepers", en aquella época el grupo nunca la interpretaba entera en directo salvo una versión que grabaron para la televisión belga por petición expresa de los realizadores del programa, y no sería curiosamente hasta una gira del 2013 (y además sin la ayuda de David Jackson al saxofón) cuando se animaron a hacerla entera por sistema. En este caso no obstante podemos disfrutar del hermoso inicio y de cómo va poco a poco desembocando en el caos, y en general creo que les funciona perfectamente siendo uno de los mejores momentos del disco.


Haciendo balance general, Vital es un disco intenso, que puede ser algo agotador de escuchar al principio por ofrecer un sonido diferente al que espera un aficionado del grupo y la numerosa presencia de composiciones que uno no conoce. Pero es de esos álbums que crecen con las reescuchas y creo que tiene algo especial el hecho de que el gran disco en vivo de Van der Graaf Generator sea uno que no represente realmente lo que era el grupo, sino el testimonio de una etapa efímera pero excitante.

Nota: el autor ha publicado este post el día que teóricamente tenía que haber estado en Génova disfrutando del segundo concierto de la gira de reunión de Van der Graaf Generator tras muchos años de silencio. Desafortunadamente las circunstancias que todos conocemos han obligado a posponer la fecha hasta Septiembre. ¿Conseguirá verlos en esas fechas? ¿Habrá vuelto el mundo a una cierta normalidad para entonces? Servidor prefiere no hacerse ilusiones por si acaso, pero esperemos que así sea.