miércoles, 11 de julio de 2012

Iggy & The Stooges - Festival Cruïlla 6-7-2012

Hace unos 10 años se cumplió el sueño de muchos cuando Iggy Pop y su antigua banda, los Stooges, comenzaron a girar juntos 30 años después de su separación. Ver a Pop acompañado del excelente e infravaloradísimo guitarrista Ron Asheton interpretando sus dos álbums íntegros era algo histórico. Con el tiempo la reunión dejó de ser algo tan especial al pasarse 5 años de gira, y en el caso de España se les pudo ver a menudo, eso sí, siempre en festivales: el Azkena Rock Festival, el Primavera Sound o el FIB. Por ese motivo yo me los perdí, y cuando Asheton murió el 2009 me dolió doblemente: por la pérdida de un gran músico que estaba cosechando el éxito que le fue negado en su época y porque jamás le podría ver en directo.

En ese momento Iggy sorprendió a todos anunciando que continuaría girando con los Stooges pero en esta ocasión con la formación de su tercer disco, es decir, con el guitarrista James Williamson. Williamson sólo había trabajado como músico con Iggy en los 70 y luego abandonó el mundo del rock para trabajar como ingeniero electrónico. Recientemente Williamson se jubiló de su trabajo en Sony y fue convocado por Iggy para girar con él, una manera muy curiosa de vivir la jubilación.

Aún cuando el material grabado con Williamson también era genial, a mí no me gusta ni la mitad como guitarrista que Asheton. No obstante, cuando supe que iban a venir a Barcelona al festival Cruïlla y que podría comprar mi entrada por 40 euros (cuando vinieron al Primavera, la entrada de día eran unos 60-70 euros), no lo dudé. Yo iba ante todo por Iggy, sin querer menospreciar a Williamson, que en sus discos con Iggy demostró ser muy buen guitarrista, pero cuya presencia para mí tenía más el atractivo anecdótico de ver a los Stooges de Raw Power que otra cosa (la batería seguía estando ocupada por Scott Asheton, el único superviviente de la formación original junto a Iggy, y el bajista era un tal Mike Watt, que hizo un grandísimo trabajo).

Estos conciertos se concentraban obviamente en Raw Power, el disco que grabaron los Stooges de James Williamson, pero también caían temas del álbum que grabó Iggy con Williamson (Kill City, reseñado en su blog amigo), algunas rarezas Stooges bien conocidas por los fans y algunas agradecidas referencias a sus álbums anteriores.


En estos años de fiebre festivalera ha llegado un punto en que surgían nuevos festivales sin seguir ninguna línea musical. Se basaban más bien en reclutar grupos de éxito para que acudieran a verlos los fans de cada banda al no tener otra alternativa, ya que habitualmente tocaban en exclusiva en ese festival. El Cruïlla nació de esa tendencia y decidió coger ese defecto y disfrazarlo de virtud, basando su lema en exponer sin tapujos que, efectivamente, no sigue ninguna línea musical, pero es que es un festival hecho para personas abiertas musicalmente.

A mí eso me era indiferente mientras me permitiera ver a Iggy y los suyos, pero no obstante cuando llegamos al Fòrum nos pasamos antes a ver a la banda de surf nacional Tiki Phantoms, que tocaban en otro escenario.  Para nosotros fueron como unos teloneros, hacían música divertida, sin ser muy destacable pero entretenida para matar media hora. Para amenizar el concierto, la banda proponía de vez en cuando algunos juegos con el público como formar una conga o llevar a una chica encima de una colchoneta por el público. Sin embargo, no nos quedamos hasta el final y a las 20:30 nos fuimos ya al escenario de Iggy para guardar un buen sitio.


Uno de los momentos que más le impacta a uno cuando ve en directo a una leyenda del rock en concierto es ese instante en que le ves por primera vez en el escenario. Cuando ves ahí, en persona, a ese tío al que has estado viendo durante años en fotos y vídeos. El momento en que eres consciente de que esa persona que parecía casi ajena a tu mundo existe y está ahí en carne y hueso a unos pocos metros de ti. Con el tiempo he ido perdiendo esa sensación al haber visto ya a muchos de mis ídolos favoritos y al ir cada vez a menos conciertos de grandes nombres del rock. Con Iggy Pop sin embargo me ha vuelto a pasar. Cuando a las nueve la Iguana salió al escenario con el torso desnudo y contoneándose de forma salvaje me quedé hechizado al ver ahí, a tres metros de mí, al gran Iggy Pop.




Doy por hecho que el lector conoce el estado de forma sobrehumano en que se encuentra Iggy a sus 65 años, así que simplemente lo confirmaré: en todo el concierto no paró quieto ni un solo momento, como un niño hiperactivo, sigue siendo un frontman formidable y enérgico que disfruta haciendo enloquecer a su público (había en el escenario un roadie encargado únicamente de vigilar el micrófono de Iggy para que no se enredara o desenchufara, una tarea bastante agotadora). No voy a entrar en el debate sobre si lo que vemos en el escenario es espontáneo o a estas alturas ya no es más que un guión predefinido que Iggy sigue cada noche. Me da igual, lo que importa es que como frontman lo da todo en escena y consigue su propósito: entretener al público y hacerles vivir un show memorable.


Iggy & The Stooges empezaron fuerte. Muy fuerte de hecho, ya que agotaron las tres balas del Raw Power nada más empezar, abriendo con los tres grandes clásicos del disco seguidos: "Raw Power", "Search and Destroy" y "Gimme Danger" (esta última con uno de los mayores momentos de lucimiento de Williamson a la guitarra). El público enloqueció y mantenerse con vida en las primeras filas resultó agotador pero apropiado para la música que oíamos.


Antes de afrontar el cuarto tema, "Shake Appeal", Iggy dijo que estaba "muy solito" (literalmente, en español) y pidió al público que subiera al escenario, cosa que hicieron unos cuantos afortunados.
Seguidamente nos dejó un poco de descanso con el más bluesero "I Need Somebody", que sonó maravillosamente. Pero enseguida volvió a enloquecer al público con la apoteósica "1970", mi favorita de los Stooges, que sin embargo se deslució un poco porque apenas se oía al saxofonista (el mismo que participó en el Fun House por cierto), o al menos era así en mi zona. Le siguió "Fun House" un tema que nunca imaginé muy enérgico en directo pero que acabó siendo de los mejores de la noche, sobre todo porque en vivo se remarcaban más los cambios de tiempo (y de hecho se formó un mosh pit, o como se diga, durante el tema). La primera parte del show acabó con la infaltable "I Wanna Be Your Dog", apoteósica y que acabó con Iggy lanzándose al público.




Habían pasado solo 45 minutos pero el bis duraría media hora (imagino que Iggy necesitaba descansar a medio concierto). Abrieron con "Penetration" y seguidamente Iggy anunció "No Fun", que fue en mi opinión uno de los momentos cumbre de la noche. En esta parte del show la banda se concentró sobre todo en temas del Kill City o canciones de los Stooges no aparecidas en ninguno de sus 3 discos clásicos pero bien conocidas por los fans. Se notó sin embargo el bajón en el público y creo que debería haber distribuido estos temas por todo el setlist en lugar de concentrarlos en el bis. Pudimos disfrutar por ejemplo de "Kill City" o "Johanna" intercaladas con temas que faltaban de Raw Power como "Your Pretty Face Is Going To Hell" o una maravillosa versión de "Louie Louie" coreada por todo el público. Este último tema creo que habría sido un final perfecto de ésos que te dejan con una sonrisa en la boca. Por ello cuando luego siguieron para tocar "Open Up and Bleed" me extrañó un poco, pero luego lo entendí: preferían acabar con la faceta más ruidosa-salvaje de los Stooges, ya que en la parte final se desbocaron tocando salvajemente. Fue junto a "L.A Blues" del set inicial, la referencia a los Stooges más ruidosos de los 70.


Se le podría achacar su corta duración, 75 minutos, pero a cambio se puede argumentar también que durante esa hora y cuarto Iggy lo da todo sin hacer prácticamente pausas entre canciones. En todo caso para mí fue un concierto histórico.



Como epílogo no puedo dejar de hacer una mención a los otros conciertos que vi esa noche: sobre Gogol Bordello lo más amable que puedo decir es que no son mi estilo, así que pasaremos de largo sobre ellos; Amadou & Mariam es un dúo africano que vi por acompañar a un amigo que era fan de ellos y al final acabé pasándolo mejor de lo que pensaba, ya que sin ser mi estilo sonaban muy bien; y finalmente tenemos a Guadalupe Plata. Esta banda andaluza de blues-rock son una de las más prestigiosas a nivel underground en este país. Yo los descubrí recientemente y tras oír tantas alabanzas sobre sus directos eran mi otro aliciente de la noche. No decepcionaron: hora y media de blues-rock sudoroso con tintes sureños sin descanso. Por destacar algunos temas diría "Lorena" y "Gatito" pero al no estar familiarizado con su música no recuerdo apenas títulos de temas y si los reconocí fue por los pocos versos que cantaban. Me quedé con ganas de verles en una sala, la próxima vez que vengan aquí no me los voy a perder.

Así pues una gran noche en que por fin pude cerrar esa asignatura que tenía pendiente con Iggy. Demos gracias a Dios por mantenerlo con vida y en tan buena forma.

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