martes, 17 de julio de 2012

Geffen contra Neil Young


En 1983 tuvo lugar una de las demandas más extravagantes del mundo del rock: la discográfica Geffen denunció a un cliente suyo, Neil Young, bajo la acusación de ser pretendidamente anticomercial. Geffen pedía una compensación de 3 millones de dólares esgrimiendo como argumentos a favor los discos Trans y Everybody's Rockin.

Para entender esto (si es que puede entenderse) hay que remontarse años atrás. En los años 70 Neil Young era uno de los artistas más exitosos del momento con una carrera además muy prolífica. A principios de los años 80, David Geffen le fichó para su discográfica pensando que había hecho uno de los negocios del siglo. Lo que Geffen no podía sospechar es que los 80 serían la etapa más errática de la carrera de Neil, con discos irregulares y experimentos extraños. No era nada nuevo de hecho, en los 70 tras el éxito de Harvest Neil grabó los 3 discos más anticomerciales de aquella época y vetó un cuarto que tenía grabado que musicalmente era muy similar al Harvest y podía ser un potencial éxito en ventas.

Pero en los 80 se sumó esa actitud de Neil al hecho de ser una década muy problemática para todos los artistas de los 70. Neil experimentó con la música electrónica, hizo un disco de rockabilly y otro de country puro y duro en un margen de muy pocos años. Era casi mareante seguir su carrera. Y claro, los discos no vendieron bien.

Geffen, que pensaba haber contratado a un artista de éxito se enfadó y tras varias peleas le denunció acusándole de estar haciendo discos que eran expresamente anticomerciales. Finalmente se retiró la absurda acusación que por suerte no sentó ningún precedente, pero lo más interesante es saber cómo se cerró. La solución podría haber sido un pacto amistoso en plan "yo lanzo un Harvest 2 y a cambio me dejas grabar luego mis paranoias". Pero no fue así, lo que hizo Neil fue proponer un cambio en el contrato y hacer que le pagaran menos dinero a cambio de poder seguir haciendo lo que le diera la gana. Seguía siendo un sueldo enorme (medio millón de dólares en vez de 1 millón), pero debe ser el único caso de un artista de primer nivel que pide a su discográfica que le pague menos a cambio de que le deje grabar los discos que quiera.

1 comentario:

  1. Esta entrada se me paso por alto. Esta misma historia me la contaste hace tiempo. Es realmente curiosa la integridad artistica de Neil Young, tanto como la demanda de su discografica. Sus discos debian sonar muy marcianos para que los de Geffen pensasen "este tio quiere jodernos". De lo contrario no lo entiendo. Si acaso que hubiesen denunciado a los promotores por negligencia, pero que culpa tiene el pobre Neil. Quizas David Geffen advirtio que por aquel entonces, Bowie habia fichado por la EMI y les habia dado el disco mas vendedor de su carrera, Let's dance, y querian algo parecido de Neil.

    ResponderEliminar