domingo, 15 de septiembre de 2019

Motorpsycho - Dababa (San Sebastián), 13 de septiembre del 2019


Es curioso constatar la enorme diferencia que hay en ocasiones entre el estatus que tiene un grupo a nivel global y el que tiene para uno mismo. Y con esto no me refiero únicamente a aquellas bandas hacia las que uno siente cierta debilidad pese a no ser muy conocidas, sino a casos en que incluso valorando la carrera de dicho grupo desde cierta distancia/objetividad uno no puede evitar preguntarse por qué esos músicos no son más valorados. No es menos curioso que los que considero los mejores grupos de las últimas décadas provengan de Escandinavia: los suecos Dungen, de los que he hablado largo y tendido y que ya considero uno de mis grupos favoritos en general, y los noruegos Motorpsycho, que si bien llevan en activo desde principios de los 90, su carrera en el siglo XXI me parece de las mejores que conozco.

Detengámonos a examinar a los segundos: treinta años en activo, más de veinte discos en estudio (¡se dice rápido!), una interesantísima carrera en que han ido coqueteando con diversos géneros (rock alternativo, hard-rock/heavy metal, psicodelia, progresivo, incluso un poco de fusion...) y una fama más que respetable a nivel underground. ¿Por qué no son más conocidos? Su música es indudablemente de calidad, sus discos venden razonablemente bien, tienen un directo apabullante y aunque a finales de los 90 tuvieron un moderado éxito, finalmente se quedaron en una posición más de culto. En consecuencia, un grupo que para mí (dejando de lado gustos, dentro de lo posible) debería estar haciendo giras en salas grandes lo cierto es que solo consigue llenar ese tipo de recintos en su país local (¡qué menos!) y que en el resto de Europa siguen anclados en el circuito de salas pequeñas. Por un lado es una pena, pero por el otro los miembros de la banda parecen cómodos en esta posición sin las presiones que van acompañadas de llegar a un público más grande y con unos pocos seguidores pero fieles repartidos por todo el continente.

Supongo que ante tal número de discos grabados la inevitable pregunta que le viene a uno es cuántos merecen realmente la pena y cuántos son realmente buenos, pero he aquí uno de los rasgos más loables de Motorpsycho: en estudio tienen una consistencia que roza casi lo anormal, porque no estamos hablando solo de 23 discos en estudio, sino que por si fuera poco estos tipos tienen la costumbre de hacer álbums realmente largos (cuatro de ellos son dobles). Es cierto que a cambio apenas poseen discos que puedan calificarse de obras maestras - para mí los que más cerca están de entre los siete que he escuchado son Timothy's Monster (1994) y Little Lucid Moments (2008) - pero la impresión que me da su inabarcable carrera es de no poseer ni muchos picos ni bajones marcados (por ejemplo cuando leo a gente opinando sobre sus discos favoritos del grupo no hay demasiada unanimidad y se mencionan un montón de obras diferentes). Por si eso fuera poco, otro rasgo que para mí juega poderosamente a su favor: sus últimas entregas de estudio son realmente muy buenas. Apenas conozco ejemplos de grupos que tras 30 años sean capaces de hacer discos, no digamos ya dignos, sino realmente muy buenos, que uno pueda favorecer positivamente en global dentro de su carrera, sin necesidad de bajar el listón por el hecho de que normalmente a estas alturas es excusable que un artista baje el nivel (el otro ejemplo que me viene a la mente es Sonic Youth). Tal es así que para mí The Tower (2018) y The Crucible (2019) se codean sin problema con anteriores entregas del grupo como Trust Us (1998) o Heavy Metal Fruit (2010) que se encuentran entre las mejor valoradas de su carrera. Ante este cúmulo de circunstancias, ¿cómo resistirse a la pequeña gira de salas que hacían este otoño pasando por San Sebastián, Madrid y Avilés? Y si bien la opción Madrid es la que mejor encajaba para aprovechar para ver una exposición de Pink Floyd, el hecho de que ahí fuera dentro de un festival me decantó por San Sebastián.



Otro nexo de unión entre las que cité como mis dos bandas favoritas de estas últimas décadas es, aparte de la zona de procedencia, Reine Fiske, guitarrista de Dungen que suele colaborar en otras bandas magníficas como los también suecos The Amazing y que fue segundo guitarrista de Motorpsycho en algunos discos. Para mi enorme sorpresa el grupo se lo ha traído en este tour como músico de apoyo (segunda guitarra y teclados), lo cual tiene su lógica dado que la complejidad de algunos temas hace difícil que se pueden apañar solo en formato trío (el bajista de hecho llevaba un bajo-guitarra muy molón que le permitía alternar partes de un instrumento y otro en una misma canción). Desafortunadamente el único punto negativo de lo que fue una actuación extraordinaria fue el sonido de la sala, que provocó que los momentos en que Reine tocaba el teclado éste apenas se distinguiera salvo en la segunda mitad del show cuando subió el volumen. Tampoco se oyeron en ocasiones las voces, compartidas por los dos líderes y únicos miembros estables del grupo, el guitarrista Hans Magnus Ryan y el bajista Bent Sæther, pero por suerte eso no estropeó el show.

Acompañados de proyecciones durante las dos horas y diez minutos de concierto, el grupo abrió fuego con la que es una de mis canciones favoritas de su carrera: "Year Zero (A Damage Report)", con ese inicio melancólico que luego acaba subiendo de intensidad hasta estallar al final. Teniendo en cuenta que dada su enorme discografía iban a tocar mayormente una canción por disco (salvo los dos últimos), me sentí muy afortunado de escucharla, y de hecho fue el único tema suyo que conocía a excepción de los pertenecientes a sus últimas entregas. La primera parte del show optó por temas más largos y jams a tutiplén, hasta el punto de que en la primera hora de concierto solo habían hecho cuatro canciones. En "In Every Dream Home" aprovecharon la parte instrumental final, que en el disco está protagonizada por flautas, para lanzarse a la primera de las largas jams de la noche, donde juguetearon Ryan y Fiske con las guitarras a su antojo. Que el tercer tema de la noche fuera el épico tema titular de The Crucible, de 20 minutos de duración, también dice mucho sobre la confianza que tienen en sus últimas obras. Para mí fue de lejos uno de los momentos cumbre del show donde por cierto me di cuenta del extraordinario trabajo de Sæther al bajo conduciendo el tema.

El único instante más relajado junto al tema inicial fue la preciosa "A Pacific Sonata" de su último álbum que ya en su versión de estudio invitaba a dejarse llevar por pasajes más ensoñadores. A partir de aquí el show dio un giro radical y optó por temas más contundentes y directos como "Walking on the Water" (el más coreado de la noche, con reminiscencias a cuando tenían un sonido más cercano al rock alternativo 90s) o, mi favorito de ese segmento, el cierre final con una desbocadísima versión de "Black to Comm" de MC5 que sirve como argumento para incluir a los de Detroit en cualquier lista que se precie de bandas de protometal. Del mismo modo que un concierto tan enérgico, entregado y excitante confirma a Motorpsycho a mi parecer en cualquier lista que se precie de grandes bandas de estos años.

Year Zero (A damage report)
In Every Dream Home
The Crucible
Mountain
A Pacific Sonata
Überwagner or a Billion Bubbles in My Mind / The Pilgrim
Psychotzar
Hogwash
Walking on the Water
Black to Comm

The Tower/ Fools Gold


jueves, 12 de septiembre de 2019

Alice Cooper - Sant Jordi Club (Barcelona), 8 de septiembre del 2019


En algún lugar de internet hay una reseña absolutamente entusiasta de mi yo de hace 14 años después de haber visto por primera vez a Alice Cooper en la gira del Dirty Diamonds el 2005. Era una reseña no solo escrita por un yo más impresionable que ha visto un grandísimo concierto, sino también por alguien que acaba de descubrir a un magnífico artista y ha tenido la suerte de disfrutarlo en vivo justo en el subidón que siente uno ante un reciente gran hallazgo. Porque efectivamente en cuestión de unos meses pasé de no conocer más que temas sueltos de Alice Cooper a sumergirme en la mejor parte de su carrera y verle en directo presentando un grandísimo disco de estudio. No podía haberme salido mejor.

Desde entonces le volví a ver dos veces más. Ambos muy buenos shows pero sin ser tan especiales como aquel primer encuentro: en ambos la banda que llevó no me gustó tanto por tener un sonido algo más heavy (ya volveremos a este detalle más adelante), y por un lado el del 2010 en el Sant Jordi Club hizo un setlist en que los temas clásicos de la Alice Cooper Band eran prácticamente los mismos que la vez anterior (nada que objetar ante esos temazos pero siempre se agradece alguna sorpresa) y en el 2017 en el Rockfest me pareció que se decantaba demasiado por un sonido muy metalero. No obstante, todavía no ha llegado el día en que Alice Cooper toque en mi ciudad y yo vaya a dejar de verle salvo por causas de fuerza mayor, de modo que cuando anunció un nuevo show en el Sant Jordi Club para el 2019 no dudé en repetir por cuarta vez.



Es curioso el tema de la popularidad de Alice en España. Cuando el 2002 un incauto promotor lo metió en el Palau Sant Jordi fue un pinchazo absoluto de público. Fue un error de cálculo, Alice nunca antes había tocado en España fuera de un festival y no se sabía a cuánto público atraería, de modo que para su siguiente gira fueron más precavidos y lo trajeron por salas. En la gira del 2010 se hizo necesario ampliar a recintos medianos para que cupiera toda su parafernalia y en Madrid la venta de entradas fue tan floja que decidieron mover el show a una sala. El problema: no entraba todo el atrezzo, de modo que Alice tuvo que elegir entre dar un concierto con menos parafernalia o mantener el concierto allá pero bajando el caché para compensar la venta más bien justa de entradas. Eligió lo segundo. Y ahora, casi 10 años después, con entradas sustancialmente más caras, Alice ha agotado en aquel recinto de Madrid y en Barcelona me dio la impresión de que había bastante más gente. ¿Qué ha pasado? Por un lado cada vez más gente tiene conciencia de que las oportunidades de ver a estas viejas glorias se están acabando y que uno las pilla ahora o nunca, algo que se ha notado en la venta de entradas y en lo rápido que se agotan a día de hoy (a principios de los 2000s uno podía comprar una entrada para AC/DC tranquilamente el día antes del concierto, hoy se agotan en unas horas). Por el otro no hay que restarle méritos al bueno de Coop. Ha estado años dando giras por España y paseándose por festivales como el Azkena o el Rockfest dándose a conocer a gente que solo sabía quien era de oídas, se acercó por curiosidad a ver su show y salió convertida en fan. Es decir, se lo ha ganado a pulso.

¿Qué nos ofrece pues este veterano de 71 años en concierto? De entrada en esta gira Alice exhibe quizá el escenario más vistoso de los que le he visto, con un decorado gigantesco de un castillo con el encanto de la típica atracción de feria del tren de la bruja y varios monstruos de obvio cartón piedra que sirven para poner en evidencia a aquellos detractores suyos que le echan en cara que su espectáculo tiene una apariencia de terror cutre-barato y lo único que hacen con esa afirmación es demostrar que aún no han pillado la broma. Alice está un espléndido estado de forma para su edad y mantiene intacto su carisma y saber hacer sobre el escenario, si bien cuando uno lo compara con veces anteriores resulta innegable que se va notando un poco el paso del tiempo. Aunque se movía con ligereza por el escenario le noté algo menos suelto y un tanto más estático que en otras ocasiones (ya es bastante tener que subir y bajar las escaleras de ese castillo a su edad) y a nivel de voz en ocasiones le vi un poco más justo, por ejemplo en "Steven" no entonaba excesivamente melódico y prefirió cantarla en su registro más rasposo. El hecho de que cada vez que lo veo reduzca un poquito más el show (en esta ocasión apenas hora y media) me confirma esa idea. Pero insisto, eso son detalles que no empañan su magnífico papel y el hecho de que para su edad está extraordinario, si bien a veces me hacen pensar que, ay, esto difícilmente va a durar otros 14 años.


Los conciertos de Alice a día de hoy se basan en una especie de negociación entre su etapa clásica setentera y su etapa de resurgimiento heavy en que el setlist tiende a decantarse más por la primera opción y el sonido de la banda se encuentra en una suerte de punto intermedio más cercano al heavy que al rock clásico. En esta ocasión Alice decidió ofrecernos un setlist que optaba por eliminar todas las referencias a sus discos setenteros post-Welcome to my Nightmare y a toda su carrera actual salvo la obligada referencia al nuevo disco y centrarse totalmente en esas dos etapas. A cambio, como viejo zorro que es, no se olvida de dar a los fanáticos algunos caramelos, que si bien antes eran los temas de finales de los 70 ("Nurse Rozetta", "Goes to Hell", "It's Hot Tonight", etc.) y ciertas referencias a sus discos anteriores (debí ser de los pocos que en el Rockfest celebró eufórico que mantuviera en el setlist un tema del Dirty Diamonds), ahora son temas de su etapa setentera que van más allá de lo obvio: la divertidísima "Raped and Freezin'" con su deje mexicano final incluido, "Dead Babies" y, sobre todo, "My Stars", ¡que no había vuelto a tocar en directo desde su época con la Alice Cooper Band clásica! De hecho, en esta ocasión Alice me compensó de sobras la falta de sorpresas en el setlist respecto a la otra vez que le vi en este mismo recinto, no solo añadiendo estos temas sino dejando fuera otros que yo pensaba que jamás faltarían en un concierto suyo, como "Only Women Bleed", "Welcome to my Nightmare" o "Ballad of Dwight Fry". Respecto a la última, jamás se lo habría perdonado si fuera la primera vez que lo vi (es mi tema favorito suyo), pero después de haberla oído tres veces la cambio encantado por "Dead Babies". En cuanto a las otras dos, no las lamenté especialmente porque de hecho "Steven" me parece claramente el mejor tema del Welcome to my Nightmare, si bien es llamativo que no tocara ninguno de los singles de ese disco. Obviamente el resto fueron los clásicos que todos conocemos (o al menos deberíamos) y que jamás me cansaría de oír en directo, y un detalle a favor de la confianza que tiene Alice en su show es que hacia la mitad del concierto se ventilara seguidos tres de sus himnos más obvios como "I'm Eighteen", "Billion Dollar Babies" y "Poison", como si tuviera tantos ases en la manga que no se veía obligado a ir dosificándolos o dejarlos como traca final.

El único problema que le achaco a día de hoy a Alice es en ese obligado término medio que se ve obligado a mantener entre su faceta heavy y su faceta más clásica, algo típico de artistas o grupos que han tenido un marcado cambio de estilo que ha conquistado a otra generación de fans y en directo se ven obligados a repartir un poco para ambos bandos (otro ejemplo que me viene a la cabeza son Queen, a los que los puristas se niegan a perdonarles que sigan dando tanta cancha a sus temas ochenteros cuando es lo que buena parte del público quiere oír). De todos modos, que a día de hoy el público de Alice - al menos en España - lo componen más heavies que fans del rock clásico se hizo claramente visible anoche en el contraste entre cuando tocó "Bed of Nails" (que el público recibió eufórico pero yo desconocía) y cuando justo después vino "Raped and Freezin" (momento en el que fui yo el que me volví loco pero me quedé prácticamente solo saltando y coreando en mi zona). De modo que difícilmente se le puede reprochar esa tendencia hacia ese sonido aunque yo preferiría una banda de estilo clásico.

La principal pega la tengo sobre todo con dos miembros de la banda: el batería Glen Sobel, que le da una pegada demasiado heavy a las canciones y la guitarrista Nita Strauss, que aunque se ha convertido en la segunda protagonista de los conciertos con sus exhibiciones guitarreras, a mí su estilo tan heavy con esos solos tan flipados no me gustan nada. De hecho, ¿hacen falta tres guitarristas para tocar estas canciones? A cambio Alice todavía mantiene a bordo a Ryan Roxie, que es el músico más estable y longevo que ha tenido Coop en estos años y sí que toca la guitarra en un estilo más setentero. En todo caso, aunque creo que la banda es la misma que cuando le vi en el RockFest hace unos años tengo la impresión de que en esta ocasión Alice ha reducido un poco el tono heavy de algunos temas, o al menos a mí me ha sonado menos metalero el concierto. Y al fin y al cabo, si lo que hace Nita es añadir un solo heavy a algunos temas clásicos en lugar de sustituir el solo clásico por uno heavy, tampoco es tan grave (esto es lo que hicieron en temas como "I'm Eighteen", con el solo original interpretado por Ryan Roxie y luego Nita acoplándose para un segundo solo).


A nivel de setlist he de decir que el tema inicial me pareció muy poco acertado (creo que ni a sus fans heavies les entusiasma "Feed my Frankenstein" y aun así Alice la toca siempre) pero a cambio como sabía que iba a caer en un momento u otro sirvió para quitárnosla pronto de encima. La única referencia al nuevo disco, un "Fallen in Love" de tintes blues-rockeros, sonó muy bien con Alice deleitándonos con algunos solos de armónica, de hecho cuando en casa escuché la versión de estudio me pareció que perdía bastante respecto a lo que oí en directo. Pero para mí la clave fueron los temas clásicos que no esperaba. "Raped and Freezin" y "Muscle of Love" ya me predispusieron muy positivamente hacia el setlist, pero luego esa maravilla de "My Stars" me conquistó por completo aunque solo fuera un fragmento. "Steven" fue un lujo repescarla desde la gira del Dirty Diamonds y en fin, qué se puede reprochar a un cierre con "Under my Wheels" y "School's Out" seguidas... Todo ello complementado con el divertido espectáculo que Alice siempre trae consigo: un Frankenstein gigante, una tétrica novia cadáver, un bebé gigante (mi monstruo favorito de todos), billetes con su cara por los aires y por supuesto, la guillotina, si bien debo decir que la forma como hacen ese número me resultó menos impactante que las otras veces.

Realmente con esas canciones y el espectáculo es difícil no pasarlo bien. Haciendo balance general, pese a ser un concierto más breve que los otros suyos que vi y pese a la sobreabundancia de temas de su época heavy, realmente creo que ha sido mi segundo show favorito de los que he visto (el del 2005 doy por imposible que lo supere). Ycomo prueba de ello hay un detalle que para mí siempre es un indicador muy acertado de que un concierto ha sido una gran experiencia: el día después he estado oyendo compulsivamente a Alice... ¡e incluso he rescatado el Welcome to my Nightmare (1975), que es un disco suyo que nunca me ha vuelto loco! Ojalá Coop siga dando guerra muchos años más.

Feed My Frankenstein
No More Mr. Nice Guy
Bed of Nails
Raped and Freezin'
Fallen in Love
Muscle of Love
I'm Eighteen
Billion Dollar Babies
Poison
Roses on White Lace
My Stars
Devil's Food (band only jam)
Black Widow Jam (with Black Juju drum solo)
Steven
Dead Babies
I Love the Dead
Escape
Teenage Frankenstein

Under My Wheels
School's Out

sábado, 27 de julio de 2019

Es fantástico ser Ron Wood



¿Es Ron Wood uno de los tipos más enrollados de la historia del rock?

A veces sucede que un músico a uno le cae inevitablemente bien aunque no lo conozca en persona, que lo poco que uno sabe de él hace que le dé buen rollo. Partiendo de esa base, yo creo que hay poca gente a quien no le pueda caer bien Ron Wood... al menos desde la distancia (luego quién sabe si en el trato personal es un tipo insoportable, pero no lo parece, y si no lean la anécdota que narro al final de este post). En cierto modo su caso es el de una posible carrera magnífica que quedó algo desperdiciada cuando entró en los Rolling Stones, donde no tendría - ni tuvo - la oportunidad de lucirse mucho, pero luego uno lo ve en el último concierto que dieron en Barcelona con una sonrisa en la cara en todo el show, saltando, bailando, disfrutando de cada solo que hacía... y se da cuenta de que ese hombre no puede ser más feliz y que en el fondo está desempeñando su trabajo soñado.



Tanto por la forma como le he visto desenvolverse en vídeos como por su divertida biografía, Wood me da la imagen de ser un tipo sin demasiadas ambiciones y que simplemente ha querido pasarlo bien haciendo rock 'n' roll toda su vida. Algo que para mi confirma esta impresión es su participación en los primeros discos en solitario de Rod Stewart. Por aquel entonces él y Rod estaban en los Faces - la banda buenrollista por excelencia - pero el cantante desde el principio fue alternando su actividad en ese grupo con sus primeros pinitos por su cuenta. Durante unos años eso no fue ningún problema porque el hiperactivo Rod sacaba tiempo para todo y de hecho tal fue el entendimiento entre los implicados que los discos de los Faces y de Stewart se mezclaban con total armonía: miembros de los Faces a menudo tocaban en los discos de Rod, y en los conciertos del grupo el setlist incluía temas de ambas discografías sin ningún tipo de problema (junto a generosas dosis de versiones). Con el tiempo sucedería que la carrera de Rod en solitario tendría tantísimo éxito que éste iría paulatinamente perdiendo el interés por los Faces, teniendo como consecuencia final que en las sesiones de su último álbum, Ooh La La (1973), Stewart, ya convertido en una prima donna, se presentó días tarde y no hizo más que quejarse de las canciones que habían compuesto y negarse a cantar algunas (cuando el disco salió empeoró la cosa haciendo saber públicamente que no le gustaba).

Pero hasta que eso sucediera, Wood era el escudero por excelencia de su colega Rod, no solo haciendo un magnífico trabajo como guitarrista en sus discos sino coescribiendo muchas de esas canciones. Es decir, en vez de guardar estas composiciones para la banda de la que formaban parte ambos, el guitarrista no tenía ningún problema en cederlas para los álbums en solitario de Rod sabiendo que en cierto modo le estaba ayudando a lograr el éxito como artista.

Una muestra del buen rollo que inspiraban los Faces: el momento en que deciden pasar del playback... ¡para ponerse a jugar a fútbol! ¿Cómo pueden no caerte genial unos tipos así?


Algo parecido sucedió cuando años después Ron grabó su primer disco en solitario, I've Got my Own Album To Do (1974), donde colaboraron un montón de amigos del tipo Keith Richards, Rod Stewart o George Harrison. Uno de ellos era ni más ni menos que Mick Jagger, con quien escribió el clásico "It's Only Rock 'n' Roll" que acabaría en el álbum de mismo título de los Stones... pero acreditado a nombre de Jagger/Richards. Parece ser que Mick le pidió que le dejara la autoría de ese tema a él y Keith a cambio de dejarle a Ron el tema "I Can Feel the Fire" para su álbum y este último aceptó el trato (de hecho Richards quitó las guitarras que había grabado Ron para ponerlas él). Aunque puede entenderse esto como un gesto más astuto de lo que parece (congraciarse con el líder de los Stones de cara a una posible entrada en el grupo, y más sabiendo lo poco generoso que es Mick compartiendo autoría con otros músicos), a mí me parece bastante espontáneo y auténtico conociendo a Ron, y una muestra de su forma de ser más relajada y buenrollista.

Como sabemos, luego cuando se fue Mick Taylor y buscaron un sustituto Ron fue obviamente el candidato más indicado, no solo por sonido sino porque se entendía a la perfección con sus nuevos compañeros. De hecho, una cosa que suele olvidarse es que Ron no se convirtió en un miembro 100% oficial de la banda (con los mismos derechos a nivel financiero que el resto) hasta 1990, es decir, casi 15 años después de haber entrado, en lo que debe ser uno de los periodos de prueba más largos que se han exigido a un trabajador. Pero eso demuestra una vez más que Wood no era alguien resentido o que solo estuviera ahí por el dinero, su sueño desde joven había sido tocar en los Rolling Stones y lo había conseguido, ¿para qué pelearse por temas legales-financieros o exigir más participación creativa en la banda? Si incluso se reconcilió con Rod Stewart después de los roces en los últimos años con los Faces y volvió a tocar con él en numerosas ocasiones. Definitivamente Ron es un tipo enrollado, y tiene motivos para serlo. Pese a los problemas personales que ha tenido en su vida (sobre todo el alcoholismo) su historia nos refleja la faceta más amable y buenrollista del rock. Definitivamente debe ser fantástico ser Ron Wood y saber que has participado en tantos grandes discos y poder tocar en estadios ante multitudes que te aclaman. ¿Qué más se puede pedir?


Y ahora una pequeña anécdota que le sucedió a un amigo de un amigo (pese a que este inicio pueda sonar a historia falsa, me consta que es real). En cierta ocasión iba este buen hombre paseando por la calle Paseo de Gracia de Barcelona cuando se encontró en la puerta de un pub o club de alto standing a un tipo fumando. No sabía quien era pero por las pintas intuyó "que sería alguien famoso" (sic) y ni corto ni perezoso decidió jugársela y le preguntó si podía hacerse una foto con él. El desconocido con pintas de famoso accedió encantado, se hicieron la foto juntos y antes de despedirse nuestro protagonista pensó que seguramente sería un músico y se la jugó diciendo un "Very good music" antes de despedirse de él. El desconocido con pintas de famoso le agradeció el cumplido, había acertado, era músico. Así pues nuestro hombre le envió esa foto a mi amigo, que es uno de los mayores fanáticos que hay de los Stones, con el comentario "Oye, me he hecho una foto con este hombre, su cara me sonaba pero no estoy seguro de qué, ¿sabes quién es?". Mi amigo flipó. Se había hecho una foto con Ron Wood, que desde hace un tiempo tiene una segunda residencia en Barcelona.

domingo, 21 de julio de 2019

Mis 15 conciertos favoritos



Después de 17 años yendo a conciertos a estas alturas tengo un historial bastante respetable tras mis espaldas. De hecho si me paro a pensar en todos los grupos y artistas que soñaba con ver cuando era adolescente la verdad es que he acabado viendo a un porcentaje muy alto, bastante más de lo previsto, incluyendo bandas que no se prodigan mucho por aquí (Television o Todd Rundgren) y otras que estaba convencido de que no volverían a juntarse más (Mott The Hoople o Black Sabbath). A raíz de esta reflexión pensé que sería divertido recopilar mis 15 conciertos favoritos de todos estos años.

La selección se basa en una mezcla de intentar ser algo objetivo pero también de preferencias personales. Por ese motivo no he incluido el que seguramente sea el concierto más especial para mí (Queen + Paul Rodgers en el Palau Sant Jordi el 2005), porque aunque lo he reescuchado en bootleg y puedo corroborar que fue un muy buen concierto, me es realmente difícil juzgarlo con cierta objetividad por el componente sentimental que tiene para mí (la oportunidad de ver por primera vez a dos miembros de mi grupo favorito con uno de los mejores cantantes de la historia). Y lo mismo es cierto a la inversa: sé que el concierto que vi de Pearl Jam el 2006 en Badalona fue sensacional (de nuevo tengo un bootleg para atestiguarlo) pero a nivel personal no fue de mis predilectos, no ya porque no sea fanático del grupo sino porque me dio un mareo a medio concierto y me tuve que salir de la pista a medio show... difícilmente un concierto así puede estar entre mis favoritos.

Eso explica por qué la mayor parte de conciertos escogidas son de viejas glorias. He presenciado muchos conciertos fantásticos de bandas más recientes (por ejemplo, el primero que vi de Godspeed You Black Emperor), pero por mis gustos casi ninguno de ellos puede competir con la implicación emocional que siento hacia esos otros grupos de la era clásica del rock, siendo la única posible excepción el que vi de Dungen en París hace unos años, que es uno de los que se me ha quedado fuera de la lista por poco y que me ha hecho plantearme aumentar la selección a 20... ¡pero eso es trampa! Una lista sin alguna ausencia dolorosa no es una lista como Dios manda.

En fin, sin más preámbulos aquí va en orden inverso para hacerlo más emocionante para todos:


15) Jane's Addiction - Sala Razmatazz (Barcelona) - 16 de octubre del 2003

Uno de esos en que quizá pesa más el componente personal que la valoración objetiva. Por entonces estaba obsesionado con Jane's Addiction, dando el coñazo con ellos a cualquiera que quisiera escucharme... y a quien no también. Que justamente se juntaran entonces y pudiera verles en vivo fue una de las noticias más excitantes de mi adolescencia.

Si a eso le sumamos que fuera mi primer concierto en sala (hasta entonces solo había ido a pabellones, donde la distancia con el artista es mayor), que estuviera en primera fila y que Perry Farrell estuviera apoteósico como frontman (compensando de sobra que anduviera justo de voz), todo ello lo convierte en uno de los conciertos clave de mi vida.



14) Roger Hodgson - Poble Espanyol (Barcelona) -1 de julio del 2009

Es curioso lo del ex-líder de Supertramp, Roger Hodgson. En mi época de mayor fanatismo hacia el grupo (2005-2006 aproximadamente) seguía su web con frecuencia a la espera de algún ansiado concierto en España... en vano. Llegué a escribir preguntándoles si alguna vez actuaría aquí y su webmaster me dijo que no había nada previsto pero me sugería una fecha al sur de Francia. Y a día de hoy, en pleno 2019, nos hemos hartado de verle aquí, hasta el punto de que aunque toca en mi ciudad ya no voy a verle porque toca siempre lo mismo y ya he presenciado ¡cinco! conciertos suyos.

No obstante es de justicia decir que el tercero de esos conciertos fue una maravilla y un show muy especial que destaca por encima de los otros cuatro por ser el que tenía mejor setlist, por incluir la primera interpretación que le vi hacer de mi tema favorito suyo ("Fool's Overture") y porque creo que por entonces estaba en muy buen momento musical, antes de acabar repitiéndose a sí mismo.


13) Iggy & The Stooges - Festival Cruïlla (Barcelona) - 6 de julio del 2012

Por mi manía a los festivales dejé escapar en su momento la única oportunidad que tuve de ver a los Stooges con Ron Asheton a la guitarra cuando vinieron al Primavera Sound (otra oportunidad habría sido verles ¡gratis! en el fracasado festival Dr. Loft, pero por entonces no podía saber que debido a la baja venta de entradas iban a regalarlas el mismo día del concierto). Por ello cuando supe que la formación del Raw Power (1973) iba a venir al Festival Cruïlla esta vez no me lo pensé por suerte.

Mi acompañante y yo éramos pocos amigos de meternos en la zona de jaleo en los conciertos con mucho caos y peligro, pero en este caso hicimos una excepción y conscientemente nos pusimos en las primeras filas porque creíamos que era la mejor forma de ver a Iggy. En cierto modo agradecimos la brevedad del show (hora y cuarto) porque salimos cubiertos de sudor y agotados, pero también felices. Todo lo que han leído sobre Iggy como frontman es cierto, pero hay que verlo para creerlo.


12) Ten Years After - Sala Bikini (Barcelona) - 19 de octubre del 2008

El mejor argumento contra el rollo de "no tiene sentido que sigan girando si falta X componente esencial del grupo" es este concierto de los Ten Years After sin su líder absoluto, el carismático cantante y guitarrista Alvin Lee. ¿Que no es lo mismo sin él? Sí. Pero aun así es uno de los mejores conciertos de blues-rock que he visto en mi vida, una absoluta barbaridad con algunas jams sensacionales. La vez anterior que les vi ya me había gustado mucho pero creo que la siguiente se superaron, y luego hubo una tercera donde sí que noté que habían bajado el pistón. En efecto, se había ido parte de la química y esta formación se separó poco después.


11) Alice Cooper - Sala Razzmatazz (Barcelona) - 29 de julio del 2005

La combinación ganadora de ir a ver a un artista que acabas de descubrir con el subidón de la novedad (me compré la entrada solo conociendo algunos de sus hits intuyendo que valdría la pena), ir acompañado de un amigo que se encuentra en exactamente la misma situación, que el artista en cuestión esté presentando un nuevo disco realmente bueno - Dirty Diamonds (2005) - y que además el show sea divertidísimo.

De los conciertos en que mejor me lo he pasado, además con la mejor formación que le he visto a Alice (a día de hoy van tres veces y a pocos meses de la cuarta), con un sonido más clásico y menos metalero.



10) Mott The Hoople - Hammermisth Apollo (Londres) - 1 de octubre del 2009

Hay veces en que simplemente uno tiene que obedecer al destino. Una tarde paseaba con un amigo y le comenté de pasada que Mott The Hoople se habían vuelto a juntar para unos pocos conciertos y él me responde si no me había planteado ir a verlos. La verdad es que no, porque iba muy justo de dinero, pero a petición suya me comprometí a mirar en casa si quedaban entradas (probablemente no) y cuánto valían. ¿Y qué me encuentro? Que habían añadido un par de fechas nuevas y que las entradas salían a la venta justo al día siguiente. Lo tomé como una señal y me dejé mis pocos ahorros en las entradas y el vuelo. Aun no le he agradecido lo suficiente a mi amigo el empujón que me dio para cometer esta locura.

Fue uno de los conciertos más especiales que he visto, con una sala llena de fanáticos del grupo que estaban entregadísimos desde la introducción de Gustav Holst y una banda que se notaba que se retroalimentaba con dicho ambiente. El final con "Saturday Gigs" es quizá el mejor cierre de concierto que he visto, tanto por la interpretación como por la reacción del público, coreando el verso final mientras la banda se iba.




El 2008 compré una entrada para ver a mis idolatrados Crosby Stills & Nash en Roma y me la tuve que comer por motivos de trabajo. Durante mucho tiempo di por hecho que no les vería, ya que además no giraban mucho por aquí. Si tenemos eso en cuenta se podrá entender la enorme ilusión que me hizo que vinieran a Barcelona y que estuviera dispuesto a pagar las carísimas entradas que supone el festival de Pedralbes sin dudarlo.

Verlos ahí, a unos pocos metros, tocando esas canciones inmortales fue emotivísimo, y faltó poco para que se me escapara alguna lágrima con "Military Madness" y "Our House".


8) The Rolling Stones - Estadi Lluís Companys (Barcelona) - 29 de junio del 2003

Años antes del incidente del cocotero los Stones eran todavía una banda de rock estadio imbatible en directo, y así pude atestiguarlo yo cuando les vi en la gira de presentación del recopilatorio Forty Licks (2003). Un repertorio sin incómodos temas nuevos, la impresión de ver por primera vez de cerca a esa fuerza de la naturaleza que es Mick Jagger, descubrir un temazo como "Can't You Hear Me Knockin'" y ver a Keith Richards cuando aún no había perdido fuelle como guitarrista... todo ello creo que justifica en si mismo que lo siga recordando como uno de los mejores conciertos que he visto.

7) John Fogerty - Sant Jordi Club (Barcelona) - 14 de julio del 2009

He visto a Fogerty tres veces en directo e inicialmente no sabía cual incluir en la lista: la primera en el Royal Albert Hall el 2008 fue la más especial (además de la primera vez que viajaba al extranjero para ver un concierto) mientras que la última en Amberes fue la que tuvo mejor setlist. Finalmente he optado por el término medio de Barcelona 2009, que tuvo un setlist mejor que el de Londres y una banda que me gustó más que la de Amberes, si bien los tres conciertos fueron magníficos.



6) Arcade Fire - Palau Sant Jordi (Barcelona) - 21 de noviembre del 2010

La banda más "joven" que se ha colado en mi lista por dos motivos: porque durante mucho tiempo fueron mi grupo favorito de este siglo y, sobre todo, porque tienen un directo absolutamente imbatible. Este concierto de la gira del The Suburbs (2010) podría ser perfectamente uno de los mejores que he visto en mi vida. La banda había empezado a hacerse realmente grande hacía poco (yo en su momento pensé que el Sant Jordi era demasiado para ellos) y aún conservaban esas ganas de comerse el mundo de los grupos que todavía están escalando al estrellato. Si a eso le sumamos que por entonces no tenían ni un disco malo y que el público es de los más entregados que he visto, el resultado fue un concierto descomunal.

A modo de curiosidad, es de los pocos shows de los que jamás he leído ni una reseña negativa o simplemente tibia (incluso de gente no muy fan del grupo que iba de acompañante), y no es para menos. Podrá gustar o no su propuesta musical, pero tras ver ese espectáculo no hay duda de que se dejaban literalmente la piel sobre el escenario.



5) King Crimson - Forum Karlin (Praga) - 14 de septiembre del 2016

He visto a King Crimson ya cuatro veces y no he presenciado ni un solo concierto que no fuera como mínimo sobresaliente y merecedor de aparecer en mi Top10. Si me decanto por el segundo que vi (en Praga, porque por entonces no sabía que vendría ese año a Barcelona) es porque es el que tiene el setlist más perfecto acorde a mis gustos: de los temas habituales no me faltó ninguno imprescindible (y es la única vez que vi los dos primeros "Larks Tongues in Aspic" en un mismo show) y además se añadieron "Fracture" (!!) y buena parte de "Lizard" (las otras veces solo hicieron unos versos cantados obviando la parte instrumental de después). Rock progresivo en su mejor acepción del término.




4) AC/DC - Palau Sant Jordi (Barcelona) - 31 de marzo del 2008

El mejor concierto de rock 'n' roll que he visto en su acepción más pura y adrenalítica. Una absoluta barbaridad escuchar esta selección de temas inmortales (además el disco que presentaban a mí me gusta mucho) sostenidos por esa inconfundible base rítmica y con un Angus Young que a sus 50 y muchos años de edad seguía estando pletórico y me hizo sudar a mí de verle corriendo y saltar sin parar durante más de dos horas. Definitivamente AC/DC son los mejores en esto.



3) Elton John - Palau Sant Jordi (Barcelona) - 6 de diciembre del 2014

Otro ejemplo de astros alineados a mi favor. De las cuatro veces que he visto a Elton John, ésta fue aquella en que se conjugó el mejor setlist (incluyendo un tema que adoro y jamás pensé que vería en vivo como "Burn Down the Mission") con la vez en que más en forma estaba, destacando la mejor versión que le he oído de "Rocket Man" y un "Levon" con una improvisación final espectacular que consiguió una de las mayores ovaciones de la noche pese a ser un tema poco conocido.

Se nota que sigue dando giras porque disfruta como nadie de tocar en directo y con ese repertorio que tiene tras de si difícilmente puede salir mal, pero que aun así supere tus expectativas cuando ya le has visto un par de veces y crees saber qué esperar realmente es algo digno de aplaudir.




2) Roger Waters - Palau Sant Jordi (Barcelona) - 21 de abril del 2007

Waters tenía dos conciertos candidatos a esta lista: el de la gira en que tocaba entero el Dark Side of the Moon (1972) y el de la gira en que hacía íntegramente The Wall (1979). El segundo es sin lugar a dudas el show más espectacular que he visto a nivel de puesta en escena integrada con la música, pero a nivel global creo que me quedo con la gira del Dark Side, ya que no solo tocaba entero mi disco favorito de todos los tiempos sino que además incluía un setlist casi hecho a mi medida con una épica versión de "Sheep" (¡cerdo gigante incluido!) que casi le quita el protagonismo al disco que iba a ser el centro de la velada. Aparte de eso, la banda que llevaba Roger en esa gira era buenísima y consiguió incluso que temas que lucen poco en estudio adquirieran nueva vida en vivo como "On the Run". Si le añadimos un final por todo lo alto dedicado a The Wall, realmente no me queda ninguna duda de por qué este show es uno de mis favoritos de siempre.



1) Neil Young + Promise of the Real - Poble Espanyol (Barcelona) - 20 de junio del 2016

Cuando vi a Neil Young por primera vez en el Primavera Sound 2009 salí con la impresión de haber visto el mejor concierto de mi vida. Y curiosamente, siete años después el propio Neil se superaría a sí mismo con otro show que ahora mismo ocupa ese puesto en mi ranking particular. Porque aunque los primeros puestos de esta lista son intercambiables, nunca tuve ninguna duda del número uno.

Ver a uno de tus músicos predilectos siempre es un gran acontecimiento, y si es en un recinto tan especial como el Poble Espanyol, más aún. Pero que de repente el señor Young te pille por sorpresa con un repertorio tan maravilloso, mezclando los clásicos que uno nunca se cansa de escuchar con algunas rarezas para fans, y ofreciendo algunas de las mejores interpretaciones musicales que le he oído de algunos de estos temas, eso es algo que no me esperaba en absoluto. Gran parte del mérito es el haberse rodeado de una banda joven como Promise of the Real que le han insuflado energías renovadas y ganas de volver a rockear sobre un escenario como cuando era joven. Pero no nos engañemos, la mayor parte le corresponde a él, por ser todavía uno de los mejores intérpretes que he visto sobre un escenario, capaz de emocionarte como pocas personas lo han conseguido. Uno no puede hacer otra cosa que quitarse el sombrero ante el gran Neil.

domingo, 14 de julio de 2019

Sobre King Crimson y el progreso continuo


Hay dos hechos determinantes en la carrera de King Crimson y de su gran artífice, el guitarrista Robert Fripp, que luego marcaron de forma crucial la forma de ser del grupo y que, no obstante, sucedieron por causas más bien circunstanciales y no obedeciendo a ninguna estrategia.

El primero tuvo lugar a finales de 1969 cuando la formación de su exitosísimo debut se desintegró tras apenas un año de vida dejando como único miembro a Fripp. Éste, desolado al ver que un proyecto tan excitante se venía abajo, propuso ser él quien se fuera dejando el mando al teclista y saxofonista Ian McDonald, ya que creía que el futuro de King Crimson estaba por encima de todo lo demás. Tenía sentido, aunque no era una banda con un claro líder en aquel entonces McDonald era seguramente el músico que más destacaba (había escrito las dos únicas canciones del debut que no eran composiciones conjuntas y era quien tocaba el mellotron, el instrumento más distintivo del primer álbum del grupo), pero rechazó la oferta y dejó a King Crimson en manos de Fripp.

El segundo sucedió bastante tiempo después, más concretamente en 1981. Para entonces hacía ya años que Fripp había decidido disolver King Crimson justo en la cúspide de su carrera - aunque en honor a la verdad propuso al resto de la banda seguir sin él con otro guitarrista (él sugirió a Steve Hackett), pero en aquel entonces la idea de Crimson sin Fripp carecía ya de sentido. Después de varios años de colaboraciones y discos en solitario de diversa índole el guitarrista formó una nueva banda llamada Discipline con la que dio unos pocos conciertos. El caso es que a los pocos meses de repente se les ocurrió que lo que estaban haciendo iba muy en línea con el espíritu de la antigua banda de Fripp, y aunque sonoramente no tenía nada que ver con lo que habían hecho antes, decidieron usar el nombre de King Crimson.


Estas dos pequeñas anécdotas son a mi parecer la base de lo que hizo de King Crimson toda una entidad en la historia del rock. Si en el primer caso McDonald hubiera aceptado la propuesta de Fripp, estoy convencido de que este último habría hecho una gran carrera por su cuenta, pero ya desvinculada de ese fabuloso debut y quien sabe si de forma estable con una banda o más bien como hizo a finales de los 70, saltando de un proyecto a otro. Por otro lado, es probable que King Crimson habría acabado siendo uno de esos muchos grupos de los 70 con un álbum increíble y probablemente unos pocos más de calidad... pero ya está (esto es pura suposición pero la carrera más bien difusa de McDonald tras su fantástico debut con Michael Giles me hace apostar por ello).

Y por otro lado, con la decisión de rescatar el nombre de King Crimson para un proyecto que sonoramente no tenía nada que ver con su antigua banda, Fripp de forma consciente o no estaba dando forma a la idea de "el espíritu de King Crimson", el hecho de que King Crimson no es simplemente un grupo de rock progresivo de los 70 sino una forma de hacer música que podía englobar tanto el progresivo como la new wave. La suma de ambas circunstancias creó por tanto esa idea de King Crimson como algo que va más allá de un grupo (con un sonido definido, unos temas clásicos, etc.) y que se transforma casi en un concepto que seguramente se resuma en la idea de estar siempre evolucionando, nunca mirando atrás.


Esto ha llevado durante décadas a algo tan impopular como que Fripp se negara tajantemente a tocar en directo temas de sus discos de los 70 salvo un par o tres de excepciones. Siguiendo el principio crimsoniano de siempre evolucionar, Fripp rehusaba el camino fácil de ofrecer al público lo que quería, tocando canciones de su época más conocida y popular. Por ello, cuando desde hace unos años Fripp de repente rescató a King Crimson con una formación que, contra todo pronóstico, basaba sus setlists en temas de los 70 que hacía décadas que no tocaban, la sorpresa fue mayúscula. Después de todo, el guitarrista se había salido con la suya: había conseguido mantener una carrera estable y medianamente exitosa (puede que no tanto como antes pero sí lo suficiente para seguir girando por todo el mundo) siguiendo sus firmes principios de evitar sus discos más populares. Y de repente a Fripp le daba por rescatar temas como "Starless" o "Epitaph" para jolgorio de su público. Quizá se dio cuenta de que, a esas alturas, ya no tenía que demostrar nada. O quizá sencillamente cambió de opinión.

El caso es que yo como fan de su época setentera celebré como muchos otros este inesperado cambio de actitud (que en el fondo no creo que responda solo a su idea de no mirar al pasado sino a cierta cabezonería de no depender de su repertorio más popular, ya que en sus giras de los 90 y 00s no tenía problemas en tocar temas de los 80, que por entonces ya eran parte del pasado) y disfruté mucho de tres grandes conciertos que son de lo mejor que he visto en directo.



¿A qué viene esta larga disertación? Pues quizá a que anoche le vi por cuarta vez y en esta ocasión el repertorio deparó unas pocas sorpresas más. No me refiero a que tocara temas como "Moonchild" (que los King Crimson clásicos jamás hicieron en vivo) o "Islands", o que por primera vez en su carrera ahora interpreten la coda de "In the Court of the Crimson King", sino a que ahora han añadido también temas de su trilogía ochentera.

Porque, cosa extraña, en esta nueva encarnación crimsoniana que miraba sin rubor al pasado, inicialmente Fripp dejó totalmente de lado la trilogía de los 80 que realizó mano a mano con Adrian Belew, los discos que supusieron el renacimiento de King Crimson y su nacimiento como entidad y no como grupo progresivo. Y de repente en los conciertos que dieron el año pasado empezaron a asomar la cabeza temas de Discipline (1981) y Beat (1982). Desconozco por qué dejó esos álbums de lado durante los primeros años de esta gira más revival, pero me hizo ilusión que tocara canciones de esa época, no porque me gusten los discos (en directo los temas suenan como un cañón pero no entrarían ni de coña en mi setlist ideal del grupo) sino porque con esta novedad los King Crimson actuales están tocando literalmente temas de todas las épocas, repasando casi todos sus discos. Y me gusta pensar que, ya en el final de la carrera, tras años con esa ideología tan estricta de estar pensando siempre "qué es crimsoniano y qué no lo es" y con esa obsesión de no vivir del pasado, quizá Fripp se ha dado cuenta que después de todo el último paso que le quedaba por hacer era simplemente reconocer todo su legado, abrazar abiertamente la música de todas sus etapas y no renegar del pasado. Que lo más honesto es reconocer que King Crimson es todo lo que ha hecho a lo largo de estos 50 años bajo el nombre del grupo y que, por tanto, todas esas canciones tienen el mismo derecho a hacerse un sitio en su repertorio.

sábado, 22 de junio de 2019

El inesperado post sobre la carrera de Roger Taylor en solitario


Siento cierta fascinación por aquellos casos de músicos de grandes grupos que parecen haber tenido más ambición que talento para tirar adelante carreras en solitario al margen de sus bandas madre. No quiero decir que se traten de músicos sin talento, sino que sin ser compositores especialmente remarcables ni parecer tener nada especial a decir, se han empeñado en tener una carrera en solitario de un interés yo diría que discutible. Para mí hay dos casos clarísimos al respecto: Roger Daltrey de los Who y Roger Taylor de Queen. ¿Casualidad que ambos se llamen igual? Probablemente sí.

Así de entrada el batería de Queen parecía la persona menos apropiada del grupo para iniciar una carrera en solitario: era el compositor menos talentoso de los cuatro y bastante menos prolífico que Freddie y Brian. El bajista John Deacon tampoco se prodigaba mucho pero a cambio entre sus composiciones se encuentran algunos hits del grupo y además sus inclinaciones musicales escapaban mucho al universo Queen, de modo que habrían hecho justificable que le interesara probar algo aparte.  Roger no tuvo verdaderos éxitos en el catálogo de Queen hasta mediados de los 80, cuando ya llevaba un par de discos en solitario, y sus inclinaciones musicales no se apartaban tanto del seno de Queen... por tanto, ¿qué le podría llevar a tener tantas ganas de iniciar una carrera en solitario? No parece que tuviera un inmenso talento desaprovechado en Queen ni que tuviera nada especialmente remarcable a decir, pero el caso es que lo hizo.



Seamos justos. Tampoco quiero decir que Roger no tenga talento. De entrada es multiinstrumentista y cantante, lo cual le facilita la tarea de hacer discos en solitario: muchos grandes músicos no especialmente buenos a las voces han tenido problemas para lanzar carreras en solitario porque eso implicaba buscar otro cantante y la gente suele asociar a éste el producto que ofreces (véase el caso de Tony Iommi). Y es cierto que el tipo tenía carisma, de modo que, ¿por qué no? En 1977 Roger lanzaría su primer single en solitario, "I Wanna Testify":


La canción no resulta muy prometedora y ya augura una carrera en solitario que, lo diremos ya claramente, va a ser muy poco brillante, por decirlo elegantemente. Tiene su gracia el vídeo con él tocando todos los instrumentos pero la verdad es que es un tema feucho que me recuerda a sus peores aportaciones en los Queen de los 70.

De todos modos no deja de ser curioso que en un grupo con un choque de egos tan marcado entre dos tipos tan talentosos como Freddie Mercury y Brian May éstos no se animaran a probar en solitario hasta muchos años después: Brian en 1983 con el proyecto hard-rockero que se montó con algunos colegas como Van Halen llamado Star Fleet (del cual nunca me canso de citar su entrañable videoclip) y Freddie Mercury con Mr Bad Guy en 1985 - no, pese a lo que diga el biopic de Queen Freddie no fue el primero en probar algo en solitario... ¡de hecho fue el tercero de los cuatro en hacerlo! Para entonces Roger ya había sacado su primer LP, Fun in Space (1981), donde de nuevo tocaba casi todos los instrumentos con resultados muy poco halagüeños. ¿Cuando en este tema dice "Don't need nobody else but me" estaba soltando una indirecta respecto a su posición en Queen o su capacidad para grabarse un disco entero él solito? Por entonces venían del enorme éxito de The Game (1980) de forma que no había motivos para que Rog estuviera mosqueado con sus colegas.


No les voy a engañar, he oído el disco solo por encima. Es terriblemente ochentero pero con un puntillo extraño, mezclando diferentes sonoridades de la época de una forma diría que inapropiada, dando de sí un producto hijo de su tiempo hecho por alguien que sabía en qué coordenadas moverse pero no cómo hacerlo para que suene bien (o sencillamente sin el talento para componer temas pegadizos con que articular esos sonidos). Por el camino uno se encuentra cosas muy bizarras como este "Interlude in Constantinople" con una letra RARÍSIMA:

Good evening Constantinople
The best audience in the world we've bin told
We really hope the dope'll
Make you clap
At all that crap
That you've been sold.

...¿qué?

Su siguiente disco, Strange Frontier (1984) es menos raruno y más orientado al pop comercial ochentero. Igual de ofensivo para mis oídos pero sin ese puntillo a veces algo extravagante del anterior. Aquí no deja de ser pop descafeinado que no encaja con la imagen que quería dar Roger de sí mismo de un tipo cool y rockero - si no miren el videoclip homónimo donde emula a James Dean haciendo una carrera de coches con esa mirada de "cómo mola ser Roger Taylor". A ello quizá influye que aquí participan más músicos - de hecho los otros miembros de Queen aparecen como invitados en algunos temas - que en general le dan un toque más profesional y menos "marcianada DIY" de sus primeros trabajos. Me cuesta pensar que a día de hoy alguien reivindique estos discos.

Después de la segunda edad de oro que vivieron Queen a mediados de los 80 y en medio del largo parón entre A Kind of Magic (1986) y The Miracle (1989), Roger quiso hacer otro intento de dar un impulso a una carrera en paralelo. Y esta vez pensó que quizá lo que necesitaba era rodearse de otros músicos, de modo que formó una banda llamada The Cross.

En realidad la razón de ser de The Cross creo que era tener una banda con la que poder girar para dar impulso a sus discos en solitario, ya que la mayoría de canciones del primer álbum estaban ya escritas antes de que se formara el grupo y seguramente Taylor tendría mono de seguir de gira en esos años en que Queen estaba inactivo (de hecho al poco de formarse el grupo ya se haría obvio por motivos de sobra conocidos que Queen no iban a tocar más en vivo). Por otro lado The Cross le serviría para poder dar por fin conciertos como cantante y guitarrista rítmico, que era una novedad respecto a su puesto habitual de batería.

El único miembro medianamente conocido de The Cross era el teclista Spike Edney, colaborador habitual de Queen, mientras que el resto fueron reclutados con un anuncio anónimo en la prensa. El resultado fue un grupo que tuvo una corta vida y que nunca llegó a tener demasiado éxito. En Reino Unido su impacto fue testimonial y eso que se auparon en la fama de Queen, curiosamente solo llegaron a funcionar de forma relativa en Alemania.

El primero de sus discos, Shove It (1988) tiene los ya consabidos defectos y limitaciones de la carrera de Roger en solitario: sonido ochentero anticuado y composiciones poco inspiradas. Tenemos algunas letras que a mí me parecen simplonamente divertidas como "Love Lies Bleeding (She’s A Wicked Wily Waitress)" cuyo título ya lo dice todo; organillos ochenteros terribles por doquier en lo que se supone que es un pequeño clásico de The Cross, "Cowboys and Indians" y un montón de pop-rock ochentero de segunda que no encaja con las pintas de chicos durillos que tenía el grupo en las fotos. Lo más interesante es que Freddie aparece como vocalista estrella en la balada "Heaven for Everyone" que luego Queen reharían de forma muy mejorada y que en el tema título recuperamos la faceta bizarra-WTF de Roger. Hay que oírlo para creerlo:


Una base simplona sin especial gracia ni musicalidad, samples de canciones de Queen a doquier que parecen puestos al azar y esos coros de "We love it!!". ¿Qué rayos es esto, Roger?

Mad, Bad and Dangerous to Know (1990) suena ya menos ofensivo y es candidato a ser la mejor entrega de Roger en solitario hasta la fecha, no porque sea un buen disco sino porque es simplemente insípido y no ofensivo al buen gusto. Aquí apuesta más por un sonido rockero y aunque no deja de ser rock genérico, como mínimo ya suena más a una banda con cara y ojos, lo cual nos da una pista de la conclusión a la que llegaré al final de este emocionante post, y es que Roger parece necesitar a otros músicos para que su música suene decente. El single de adelanto, "Power to Love" tiene por cierto un videoclip extrañamente subido de tono que no encaja para nada con la música ni con la letra, demostrándonos que Roger no pierde la buena costumbre de hacernos arquear una ceja como mínimo una vez por entrega en solitario:


A ambos álbums le siguieron dos breves giras que no iban mucho más allá de Inglaterra, Alemania o Suiza. Una de las cosas que me gusta tanto de internet es que cuando yo leía sobre The Cross siendo un chaval fanático de Queen no me podía imaginar a qué sonaban más allá de parecer un proyecto flojuno. Ahora gracias a la magia de Youtube podemos ver cómo eran en directo y disfrutar de cómo Roger masacra su tema emblema "I'm in Love with My Car" de Queen:



No queda mucho más que decir de este proyecto. The Cross sacaron un tercer disco virtualmente olvidado, Blue Rock (1991), que al haberse comenzado a gestar mientras éste estaba ocupado en sus compromisos con Queen (Freddie por entonces estaba grabando sus últimas canciones) se realizó con mayor peso compositivo del resto de la banda. ¿Y saben lo más irónico? Que no suena mal. Es inofensivo y montonero pero si me viera en la tesitura de tener que escoger un disco de The Cross sería éste. Segunda ironía: la discográfica no quiso sacar el álbum porque los anteriores no vendieron bien y solo salió en el mercado alemán, que era donde el grupo mejor funcionaba. Lógicamente el grupo se separó poco después relegados al olvido. Como curiosidad el 2013 volvieron a reunirse para un concierto puntual del que no tengo ninguna referencia y he descubierto que en su momento hubo una web creada por un fan ruso de The Cross, con foro incluido. Lástima que ya no exista:


Tras la disolución de Queen, Roger sacaría en los 90 dos discos que son los que mejor fama tienen de su carrera en solitario: Happinness? (1994) y Electric Fire (1998).  Ambos me aburren por igual: rock adulto aburrido y sin gancho con una producción radio-friendly. Roger se nos hacía mayor, pero los dos tienen un pequeño hito asociado a ellos. El primero tiene como novedad que incluyó el único tema algo exitoso de Roger en solitario, "Nazis 1994", aupado por la polémica que rodeó a su letra (que criticaba el auge del neonazismo) y su videoclip. El segundo fue promocionado con unos pocos shows de los cuales uno de ellos se hizo medianamente célebre en su momento porque fue de las primeras veces que se retransmitió un concierto en vivo por internet. En mis inicios internautas recuerdo haberlo visto disponible para descargar en varias webs de Queen. 



Desde entonces, y ya liado con las reuniones con Paul Rodgers y Adam Lambert, Rog solo ha sacado un álbum más, Fun on Earth (2013), que sigue el mismo estilo pulido y aburrido de rock adulto de los anteriores. Y para nuestra sorpresa este año ha sacado un tema nuevo que de musicalmente ya no aporta sorpresas, si bien hay que reconocer que el tipo sigue mojándose tratando temas polémicos y de denuncia social:



Esto nos lleva pues a la conclusión final: ¿ha valido la pena todo este esfuerzo, Roger? A ver, obviamente sí. Por mucho que haya ironizado sobre sus aventuras en solitario, siento un gran respeto por cualquier músico que tenga inquietudes y, después de todo, Roger mola. Pero no puedo evitar pensar lo curioso que resulta que el miembro menos destacado de Queen como compositor haya sido el más activo en ese campo en solitario. Es como si todos los indicios le hicieran ver a Roger que dicha senda en solitario no le va a funcionar y éste se empeñara tenazmente en insistir. Puede que el mundo no esté ansioso por oír a Roger en solitario, pero Roger en solitario está ansioso por hacerse oír, haya más o menos gente que le escuche.

Y esto me conduce a una segunda pregunta: ¿cómo puede ser que sus mejores composiciones sean con Queen? Obviamente no he oído todos sus temas en solitario pero nada hace augurar que me haya perdido un "Tenement Funster" o un "I'm in Love with My Car". Sobre eso tengo dos teorías que creo que se complementan. La primera es que mis composiciones favoritas de Roger están en Queen porque ahí se enmarcaba en un sonido más rockero. No es que en Queen no hubiera sitio para experimentos, pero sí que parece que ahí prefería centrarse en el rock más puro, y sus contribuciones en ese estilo han envejecido mucho mejor.

Pero, ¿es solo eso? Me niego a creer que sus canciones en los Queen de los 70 me gusten más solo porque sean rock, realmente creo que son mejores composiciones. Aquí va mi segunda teoría: Roger no funciona como compositor en solitario, necesita de otros músicos que redondeen sus composiciones. Como ya sabrán, en los inicios de Queen Freddie Mercury impuso la norma de que el autor de las canciones era el que había escrito su letra, haciendo que si otros hubieran contribuido a la música de un tema no quedaran acreditados. Quizá esos temas que tanto me gustan de Roger en el seno de Queen funcionan mucho mejor porque el resto de la banda los pulió y mejoró, e incluso puede que en algún caso hasta merecieran en otras circunstancias un crédito como co-autores. Hay un ejemplo conocido: su segundo gran hit de los 80, "A Kind of Magic", era una canción suya que dejó medio grabada en el estudio antes de irse unos días fuera. En su ausencia Freddie la modificó dándole el toque definitivo que la convertiría en un hit en potencia. Fíjense en la diferencia:




Vale, es una demo, pero creo que da una idea de lo que seguramente era la canción inicialmente respecto al sonido final: la melodía y la letra están ahí, pero le falta lo que hace que la canción adquiera vida propia (y lo digo sin ser muy fan del tema). De hecho es fácil reconocer el estilo de composiciones de Roger, creo que es alguien que no tiene especial buena mano para las melodías y que suele hacer temas "poco coloridos", sobre todo en contraste con el resto de miembros de Queen, un rasgo que noto incluso en sus mejores temas (salvo quizá "Tenement Funster", que es la que menos suya parece).

Segundo argumento a favor de esta teoría: la única canción que no me gusta de los Queen 70s es "Fight from the Inside" en la que, oh sorpresa, él toca todos los instrumentos. Tercer y último argumento a favor: probablemente sus discos más rescatables sean aquellos de The Cross en que el resto de la banda tuvieron más peso. De modo que irónicamente toda esta carrera en solitario más que demostrar el talento de Roger Taylor ha servido más bien para hacer evidente que, sin ser un mal compositor, necesita de otros músicos para brillar.

No obstante, eso no quita que desde aquí respetamos y aplaudimos a Roger por haberlo intentado y por habernos dado tanto grandes momentos musicales como otros más divertidos.