miércoles, 10 de julio de 2013

Crosby Stills & Nash - Festival Jardins de Pedralbes, Barcelona (8 de Julio 2013)


Hacía ya años que mi lista de grupos/artistas a los que más ganas tenía de ver en directo estaba encabezada por Crosby, Stills & Nash, y de hecho el 2010 estuve a punto de viajar a Roma a verles al comprobar que no había forma de que se dejaran caer por nuestro país (su anterior visita fue en Barcelona el 2005, pero no me hice fan de ellos hasta un año después, lo cual fue un desgraciado ejemplo de descubrimiento tardío de un grupo). Pero por fin la suerte me sonrió y se anunció un concierto de la superbanda para Julio de este año en Barcelona. La mala noticia es que no fue en el Poble Espanyol como muchos supusimos, sino en un nuevo festival ubicado en los Jardines de Pedralbes. Esa ubicación y el hecho de que la promotora fuera la misma que el Festival de los Jardines de Cap Roig nos hizo esperar lo peor, es decir, precios desorbitados en un evento orientado específicamente al público de clase alta. Y no nos equivocamos, pero como era el concierto que más ganas tenía de ver desde hace años decidí tirar la casa por la ventana por una vez en la vida y comprar las entradas de primera fila a 120 dolorosos euros. En fin, me planteé ir al extranjero a verles y eso me habría salido más caro.

Una vez ahí efectivamente confirmamos que el festival no se hizo para gente como nosotros: puestos de comida que ofrecían sushi y cava, hot dogs a 6 euros y un montón de folletos promocionando sorteos o descuentos en coches. El público era una curiosa y variopinta mezcla entre personas como nosotros con aspecto de gente que va a un concierto de rock (es decir, vestidos informalmente o con camisetas de un grupo) junto a otros que parecía que iban a una boda. Un choque cultural entre la gente que iba por ser seguidores del grupo y los que acudían como acontecimiento social "chic" de la temporada y podían permitirse gastar 100 euros en una banda que les era algo indiferente. En el concierto ese choque se hizo más patente con el contraste entre los que aplaudían entusiasmados y gritaban emocionados entre temas y los que aplaudían cortesmente sin demasiados aspavientos - algunos de los cuales se fueron antes del final del concierto. Resulta algo triste que muchos de esos auténticos se vieran relegados a las gradas más lejanas (y asequibles económicamente) mientras que en las primeras filas hubiera mucha gente que obviamente no mostraba un excesivo interés en el concierto, pero por suerte en la primera fila éramos todos fans y no nos sentimos por tanto fuera de lugar.


Finalmente, a las 10 de la noche, tras utilizar una versión instrumental del "A Day in the Life" de los Beatles como introducción, Crosby, Stills & Nash junto a los 5 músicos que les acompañan llegaron al escenario. La banda incluía dos teclistas (uno de ellos hijo de Crosby, y no, no llevaba un bigote como el de su padre) y varios viejos conocidos: el batería es el que llevan Crosby y Nash consigo, el guitarrista ha colaborado con Stills y el bajista lo han tomado prestado de la banda de Jackson Browne (con el cual hicieron un bis en el concierto que dieron en Barcelona el 2005).

Empezaron a lo grande, sin miramientos, con una de sus mejores canciones, "Carry On", y empalmaron con la maravillosa "Military Madness" de esa joya que es el debut en solitario de Graham Nash. Con este segundo tema estuve a punto de soltar alguna lágrima de emoción, algo que hacía años que no me sucedía, y es que estos tres tipos han sido muy muy especiales para mí y esta canción me cala demasiado hondo, por momentos mientras la cantaba no podía evitar pensar que por fin les estaba viendo, ahí, a tres metros de mí. Seguidamente cerraron este inicio con "Long Time Gone", que contó con un Crosby pletórico.

Así como en sus años mozos la banda era famosa por sus violentas discusiones provocadas por el choque de egos, hoy día parecen estar en armonía tras haber encontrado una forma equilibrada de convivir - y, por qué no decirlo, tras darse cuenta de que se necesitan mutuamente, ya que no funcionan igual de bien por separado. El procedimiento es el mismo que en los directos de los 70: cada uno de ellos tiene una tercera parte del setlist para gestionar sus composiciones como más le plazca, y a partir de aquí cada uno va tocando un tema propio ordenadamente a su turno.

También resulta claramente patente la división de personalidades que hay en el grupo, que es la misma que ya había en los 70: por un lado Crosby y Nash, por el otro Stills. No es que Stephen Stills no se hable con sus dos compañeros, pero se nota que él va más por libre, mientras que Graham y David intercambian bromas continuamente ("cada vez que me levanto del teclado antes de tiempo, he de pagarle 10 dólares") e interpretan juntos bastantes temas sin el apoyo de Stills. Esta división también se corresponde con una clara separación musical: el gran fuerte de Crosby y Nash son sus melodías vocales, que mantienen sorprendentemente intactas, mientras que el de Stills son sus dotes de guitarrista, que siempre han sido muy superiores a las de sus compañeros. De esta forma, cada uno de ellos interpreta su rol sin pisar al resto: Nash es el encantador músico de origen británico encargado de hacer de maestro de ceremonias y comunicarse con el público, Stills es el músico en mayúsculas relegado en la sombra y que nos sorprende repentinamente con sus increíbles solos de guitarra, y Crosby... bueno, Crosby simplemente hace de Crosby (quienes conozcan al grupo sabrán lo que quiero decir).
Cada uno de ellos tiene talento y composiciones propias como para sostener un concierto por sí solo, pero uniendo sus fuerzas surge la magia: ¡Crosby Stills & Nash! No sabría destacar a uno por encima del resto, los tres tuvieron grandes momentos inolvidables. Nash me ofreció las dos canciones más emotivas del concierto con esa sensibilidad pop tan especial. Crosby es quizá quien tiene más números de haber sido el favorito de la noche con sus números en solitario, sus charlas tan divertidas y esa voz que tan bien conserva. En cuanto a Stills, se hace raro viéndole en un papel más secundario sin apenas comunicarse con el público y escondiéndose al fondo del escenario en varias ocasiones. ¿Qué fue del Stills de los 60 y 70 que se quería erigir como líder del grupo y que tenía un ego desmesurado? Seguramente desapareció cuando su carrera se vino abajo y en su lugar ha quedado el músico, pero un músico prodigioso a reivindicar siempre que se pueda.


El concierto duró tres horas con una pausa de veinte minutos y un bis, y pese a eso me pasó volando. El setlist picoteaba inteligentemente de los clásicos intachables del grupo junto a otros temas de sus carreras en solitario y alguna composición nueva. De los discos de Crosby Stills & Nash posteriores a los dos primeros sólo cayeron tres composiciones: la inevitable (por desgracia) "Southern Cross"  con esos aromas ochenteros, y dos temas de Nash pertenecientes al CSN (1977), "Just a Song Before I Go" (aunque es el gran clásico del disco nunca me entusiasmó) y una impresionante "Cathedral" que mantuvo toda la fuerza de la versión en estudio.

Sobre los tres temas nuevos que sonaron, el de Crosby no estaba mal y mantenía su estilo propio, pero imagino que la pulida e impersonal producción de estudio lo convertirá en un tema acústico frío e insípido. En cambio los otros dos, de Nash, salen bastante peor parados, con un sonido algo hortera que no les hace ningún bien aún cuando su contenido tiene buenas intenciones de crítica social (no faltó un pequeño discursito sobre el tema y alguna broma más ligera en que hablaban de lo mal que está su país).


Del primer tramo del concierto destaco, además del inicio, una conmovedora "Our House" coreada por todos los asistentes (en mi opinión es una de las canciones más bonitas y especiales del pop) que me moría de ganas de oír, una versión pletórica de "Déjà Vu" con un final en que cada miembro de la banda improvisaba un pequeño solo con su instrumento (en el caso de Nash con la armónica) y, una grata sorpresa, "Bluebird" de Buffalo Springfield, una canción que nunca me ha entusiasmado pero que Stills bordó literalmente con el mejor solo de guitarra de la noche. Como ven he escogido una de cada uno de ellos, y no está hecho a propósito, realmente el protagonismo estaba bastante bien repartido entre ellos.


Ouuuur house, is a very very fine house....

El segundo tramo de nuevo abrió con dos temas destinados a encandilar a todo el público: "Helplessly Hoping" (canción que por algún motivo suelen tocar en formato eléctrico aún siendo acústica en el disco) y el clásico "Teach Your Children" coreado por todos los presentes.

Seguidamente, Crosby y Nash se quedaron solos en el escenario y Crosby acaparó un poco de protagonismo por unos instantes. Cabe decir que nuestro bigotudo amigo es un tipo realmente carismático, que sabe tratar con el público y que solo con su presencia consigue que la mirada de uno no se aparte de él. Por ejemplo, en cierto punto del concierto alguién gritó "¡¡Déjà Vu!!" y Crosby respondió "¡Badabú!", provocando las risas de los presentes y añadiendo a continuación que no entendía lo que gritaban y que de todos modos la gente que grita le trae recuerdos de la cárcel. Volviendo a ese punto del concierto, hizo un pequeño discurso sobre cómo el mundo seguía gobernado por gente corrupta y adinerada y que por ese motivo siguen interpretando el tema que venía a continuación, "What Are Their Names", de su debut en solitario. Lo cantaron él y Nash totalmente a cappella (gracias a Dios el público mantuvo un silencio sepulcral), y fue un momento de pelos de punta en que demostraron lo bien que siguen sonando sus voces.


A continuación otro momento intimista, "Guinnevere" dedicada a su mujer, de nuevo interpretada solo por ellos dos. Para cerrar ese tramo Crosby del concierto, éste explicó mientras la banda volvía al escenario que las canciones a veces cambian con el tiempo como las personas, y que el siguiente tema empezó de forma acústica hasta que se encontró con su hijo y no volvió a ser el mismo. Al principio me costó mucho reconocer cual era, pero en el estribillo lo cacé, era "Triad", su oda al menage à trois que los Byrds le censuraron y que solía interpretar él solo en acústico. Sonaba muy curioso en formato eléctrico, prácticamente irreconocible salvo el estribillo, pero debo decir que me gustó el experimento (y, por otro lado, me agrada que a estas alturas sigan reinterpretando sus viejas canciones... siempre que los resultados sean buenos, claro).


Mientras tanto, ¿qué ha sido de Stills? El bueno de Stills como dije se mantenía en un segundo término, yéndose incluso en algunos temas de Crosby y Nash a descansar a un lateral del escenario, pero siempre que el tema requería de un solo de guitarra, volvía a situarse al borde del escenario deslumbrándonos con sus dotes musicales. En ese instante tuvo su momento de protagonismo sin la presencia de sus dos compañeros y eligió interpretar "Treetop Flyer" de un disco suyo de los 90. No me pareció una gran elección, pues aunque no era mal tema y su interpretación vocal fue muy buena, me parecía que no terminaba de despegar. Peor aún fue saber posteriormente que el siguiente tema iba a ser "For What It's Worth" de Buffalo Springfield, pero lo dejó de lado,

Estuvo mucho mejor en cambio en la recta final, en que enlazaron tres grandes temas que además interpretaron magníficamente. De hecho cada uno estuvo tan bien llevado que yo me pensaba que de cada una me pensaba que era la canción con la que iban a cerrar, pero para mi sorpresa me equivoqué en las dos primeras ocasiones. Empezaron este tramo final con el gran clásico de Stills en solitario, "Love the One You're With", le siguió "Almost Cut My Hair" con un Crosby pletórico al micrófono, y cerraron con una soberbia "Wooden Ships". Sin ser una de mis favoritas del grupo, la interpretación del tema fue espectacular, la mejor de la noche, y eso que Stills no cantó sus partes (lo hizo Nash por él) debido a sus limitaciones vocales.



Tras abandonar el escenario, volvieron a hacer el bis de rigor, con todo el público ya arremolinado alrededor del escenario (¡y yo consiguiendo por pura suerte una púa de Stills!) y Nash llamándonos locos por seguir queriendo oír música mientras Crosby hacía el gesto de que era hora de irse a dormir. El tema escogido fue para mi sorpresa, "Suite: Judy Blue Eyes", un tema que tenía entendido que casi nunca tocan hoy en día y que fue un cierre perfecto, de esos que te dejan con una sonrisa en la boca de camino a casa.


El repertorio obviamente no fue perfecto pero cuando tocas dos horas y tres cuartos los errores se pueden obviar con más facilidad. Aunque algunos temas no me mataron del todo, a cambio tocaron las canciones imprescindibles del Déjà Vu, la mitad de su debut, y tras algo así es más fácil olvidar las omisiones.
¿Temas que faltaron? De los clásicos y objetivamente imprescindibles, sin duda faltaba "Pre-Road Downs", que fue la que más eché en falta de las que eran probables que cayeran. Y es que aunque el setlist está lleno de grandes canciones, aún faltaban ésa y otras como "Marrakech Express""Woodstock" "You Don't Have To Cry", lo cual demuestra que sus dos primeros discos son sobrenaturales.
Entrando en sus carreras en solitario, personalmente nunca me ha vuelto loco "Chicago" de Nash - aunque reconozco que ganó mucho -, y en su lugar hubiera elegido otra de su debut como "Man in the Mirror" "Better Days". Sobre Crosby me parece de lamentar que no caiga algún tema más de su especialísimo debut en solitario. Y en cuanto al amigo Stills, el tema que escogió no estaba mal, ¡pero los fans queremos temas de Manassas!

De todos modos, de las veces que tuve la oportunidad de verles, este setlist es mi favorito de los tres (en Roma faltó "Carry On" y en Barcelona en 2005 "Our House", y ambas son imprescindibles para mí) y creo que ante esta lista de temazos uno no puede quejarse más allá de hacer algunas puntualizaciones.

En todo caso, es una suerte que tres músicos tan buenos que han hecho música tan especial sigan en activo y que se mantengan tan en forma. Uno de los conciertos de mi vida.

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