El último disco de los Faces es uno de esos álbums que me han ganado mucho con el tiempo, curiosamente por una cualidad suya que al principio para mí jugaba en su contra: su modestia.
En las primeras escuchas, Ooh La La me gustaba, obviamente, ¿cómo no le va a gustar uno un disco setentero con Rod Stewart, Ron Wood, Ronnie Lane, IanMcLagan y Kenney Jones? (he citado a todos los miembros del grupo a propósito, la base de los Faces es ese sonido tan molón que conseguían los cinco). Pero me sabía a poco. Apenas duraba ni media hora y las canciones duraban entre dos y tres minutos. A eso le añado el hecho de que se grabó en una época en que la banda estaba a punto de separarse, con Stewart más preocupado por sus exitosas aventuras en solitario, manteniéndose muy ausente en la grabación del disco y diciendo abiertamente que éste no le gustaba cuando se publicó. Me venía a la mente el típico álbum que se entrega desganado por cumplir pero que aún así sonaba genial por la calidad de sus implicados.
Pero no es así. La gracia de Ooh La La está en esa modestia, en esas píldoras de rock 'n' roll setentero, breves pero impecables. Los Stones por ejemplo en esos años tendían a perder algo de espontaneidad por complicar un poco algunas de sus canciones, lo cual les funcionaba bien, claro está, pero me sirve como demostración de que los Faces, moviéndose en las mismas coordenadas, quisieron ir a lo simple, lo esencial. Lo cual comporta que uno interprete erróneamente a veces eso como un defecto o algo descuidado, cuando no tiene por qué ser necesariamente así.
Fíjense por ejemplo en "Flags and Banners", una composición que es puro Ronnie Lane, con un sonido muy agradable acompañado por el órgano de McLagan... y antes de que nos demos cuenta se ha acabado. A mí al menos siempre me ha chocado ese cierre tan inesperado, tan de golpe. ¿Ya está? ¿No vas a seguir un poco más, Ronnie? Aunque es el ejemplo más radical al ser la más breve de todas (apenas dos minutos), creo que representa un poco el espíritu del disco.
El sonido se mueve entre temas rockeros marca de la casa y varias composiciones lentas, que son las que antes me costaban un poco y a las que he acabado cogiendo el punto con el tiempo. Porque obviamente, nadie en sus cabales va a poner pegas a ese inicio con "Silicone Grown" y "Cindy Incidentally". Dos canciones de puro rock buenrollista que pueden parecer simples pero que cientos de bandas actuales que copian el estilo de los 70 son incapaces de componer, y no por demérito suyo. Lo mismo diría de "Borstal Boys" o la instrumental "Fly in the Ointment" (si Rod no viene al estudio, nosotros nos apañamos sin él). De los temas lentos supongo que el que más me gusta es la melancólica "Glad and Sorry" con esa bonita melodía de piano.
Me dejo para el final la mejor del disco y directamente una de las mejores composiciones de la época. Uno de esos temas a los que muchos no se sentirían cómodos concediéndole ese título por su carácter más sencillo y entrañable, pero precisamente ahí está la magia. Hablo, claro está, de "Ooh La La". Parece ser que Rod no estuve presente en las primeras semanas de grabación y cuando llegó se quejó de que los temas no estaban adaptados a su tono. Tuvieron que volver a cambiarlos, pero en el caso de "Ooh La La" no lo hicieron y pensaron en principio pasárselo a Ronnie Lane, uno de sus coautores, que canta algunos temas del grupo. Pero al final quien lo cantó fue curiosamente su otro coautor, Ron Wood, que nunca había ejercido esa labor en los Faces. Y aunque no es un cantante tan dotado, ese timbre de voz es lo que acaba de darle encanto a esta canción tan increíblemente entrañable. Es sencillamente mágica, si no veis más que un vulgar tema acústico, no insistáis, es de esas canciones que o te enamoran o no les ves absolutamente nada:
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