viernes, 14 de junio de 2013

Marlon Brando, Neil Young and me

Ahora que me encuentro a solo unos días de ver a Neil Young con Crazy Horse en Dublín es quizá un buen momento para escribir esta entrada sobre la relación que he tenido con este tipo que con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los músicos a los que más admiro y a los que tengo un cariño más especial. El bueno de Neil.


Durante mucho tiempo para mí Neil Young era otro de esos nombres que me sonaban vagamente pero no asociaba más que a otra leyenda del rock mítica de la que no tenía ni idea. Supongo que descubrí "Heart of Gold" en algún recopilatorio, pero poco más.

Me decidí a profundizar en el amigo Young gracias a una página web con reseñas de discos de varios autores. Había uno en concreto que hacía unas reseñas tremendas de grupos que ya conocía como la Velvet Underground o los Rolling Stones, y vi que había escrito sobre varios de los discos míticos de Neil, así que le eché un vistazo a sus críticas. El caso es que aunque tarde o temprano habría acabado llegando a Neil de una forma u otra, fue este tipo quien me hizo dar el paso con sus textos desbordados de pasión sobre la magia de la música de Neil. Era imposible no dejarse contagiar por su entusiasmo, y me bajé Zuma, uno de los discos de los que mejor hablaba.


Vayamos por partes, Zuma me gustó pero no me encantó de primeras. Lo que me encantó fue "Cortez The Killer", que me fascinó desde la primera escucha. Recuerdo lo mucho que alucinaba con las guitarras del principio que parecía casi que estuvieran llorando, o al menos esa fue la impresión que me dio a mí. Y cuando empezó a cantar "He came dancing across the water...", ese verso se me quedó grabado. Había en esa canción una forma de tristeza que no estaba acostumbrado a oír en música que me caló y desde entonces no me ha soltado.
Como digo, el resto del disco me gustaba pero realmente no me volvía loco, mi enamoramiento fue progresivo. Recuerdo concretamente un sábado que me desperté solo en casa con muchas ganas de oír el álbum. Ese fue el momento en que todo hizo clic y cuando empecé a convertirme en un fan de Neil Young. Cuando descubrí la forma como "Don't Cry No Tears" me ponía automáticamente de buen humor, o que en temas de letras (e intenciones) tan incisivas como "Barstool Blues" o "Stupid Girl" me era imposible no ponerme de parte de Neil.

A partir de aquí decidí seguir profundizando en su carrera. Mi siguiente paso fue el Harvest, que encontré entre la colección de vinilos de un amigo de mi padre. No esperaba mucho del disco porque el crítico que mencioné antes no hablaba demasiado bien de este álbum, pero a mí me encantó desde la primera escucha. Es una de esas primeras escuchas que recuerdo con toda nitidez. Poner la aguja sobre el vinilo un domingo por la tarde, sonar las primeras notas de "Out on the Weekend" y esa armónica tan folkie. Eh, pues no empieza mal esto. Neil empieza a cantar:

Think I'll pack it in
and buy a pick-up
Take it down to L.A.
Find a place to call my own
and try to fix up.
Start a brand new day.

Y yo estaba embelesado. Me encantaba cómo sonaba, y eso que por entonces el folk no me iba mucho. Y entonces llega el estribillo, con esa guitarra pedal steel de fondo y Neil remarcando los versos con la armónica. Una canción tan sencilla que seguro que nadie resalta entre su repertorio y a mí fue de las que más me marcaron con diferencia.


El Harvest fue siempre uno de mis predilectos, aunque durante años solo lo tenía en vinilo. Siempre me gustó el contraste entre los temas más folk como el mencionado u "Old Man" y el ramalazo rockero del final.

Mis siguientes adquisiciones vinieron motivadas en gran parte por ser dos de los discos con mejor fama y porque en un foro que regentaba un tipo cuya opinión respetaba bastante los señaló como sus dos obras maestras: After the Gold Rush y Everybody Knows This Is Nowhere. No sabría decir cual vino antes, en mi recuerdo vienen juntos, por un lado el disco que representaba la faceta baladística de Neil y por otro el disco rockero por excelencia de Neil con Crazy Horse. Con ambos me pasó algo más parecido a Zuma que a Harvest: me gustaron enseguida pero me fueron encantando progresivamente, con el paso del tiempo.  En esa misma época conocí en la universidad a un buen amigo que también escuchaba música rock y que casualmente estaba descubriendo también a Neil Young en esa época. Durante esos años cambiamos continuamente impresiones sobre la música del canadiense, y cuando Neil vino en concierto unos cinco años después fuimos juntos. Aunque nos separamos dentro del recinto por la marabunta de gente, al acabar el show me confesó que lloró durante "Cortez The Killer". En cierto modo Neil siempre estará asociado para mí a ese amigo.

Bueno, llegado a este punto Neil Young, quien unos pocos años atrás era un desconocido para mí, se estaba convirtiendo cada vez más en uno de mis músicos favoritos. Aunque aún conocía sólo esos discos, por esos años empecé a familiarizarme con su discografía y su personalidad. Por ejemplo me di cuenta de que era una figura respetadísima incluso en la comunidad grunge (ya saben, el padrino del grunge) y que Neil era un tipo algo testarudo al que le encantaba hacer lo que le diera la gana durante toda su carrera. También en esos años subió más puntos en mi escala cuando escuché el Déjà Vu de Crosby Stills Nash & Young, un álbum que se convirtió desde la primera escucha en uno de mis favoritos de todos los tiempos. Neil contribuía con dos temas, pero ya no se me escapaba que ese sonido de guitarras que se escuchaba en otros temas como "Woodstock" o "Almost Cut My Hair" debían mucho al canadiense, de hecho en el debut del grupo no existía ese sonido, así que su influencia era innegable.


Mi siguiente paso mientras estaba en la universidad fue Tonight's The Night, un disco oscuro y algo difícil por las circunstancias que le rodeaban - y de hecho era todo eso lo que lo hacía tan atrayente para mí - que durante mucho tiempo fue mi segundo favorito de Neil. La imagen que tenía en la portada con esas pintas tan andrajosas, la melancolía nocturna que impregnaba todo el álbum, la voz de Neil quebrándose en "Mellow My Mind"... todos estos detalles me fascinaban especialmente y me aportaban una nueva faceta de Neil que me encantaba.

Siguiendo por ese camino, mi siguiente adquisición fue On The Beach, que seguía un poco la línea de Tonight's The Night. El álbum era claramente inferior a todos los que tenía (al menos en mi opinión) pero de nuevo me fascinó por ese estilo tan triste y esa forma de abrir sus entrañas para dejar al descubierto sus fantasmas interiores. Por aquel entonces yo estaba acabando la carrera y Neil ya era oficialmente uno de mis músicos favoritos. Pero el año siguiente fue cuando se produjo la mayor "fiebre Neil" de mi vida.


2009 fue mi año Neil Young por varios motivos, de los cuales el más importante es obviamente que vino a Barcelona en concierto y pude verle en el que, de momento, es el que considero el mejor concierto que he visto en mi vida. Pero no nos adelantemos. Por entonces ya había adquirido la costumbre de escuchar un disco nuevo de Neil cada año, y con motivo del concierto pensé en adquirir alguno de los más míticos que aún me faltaban de los que seguramente tocaría algunos temas. La cosa estaba entre Rust Never Sleeps o Ragged Glory. Me decanté por el primero.

De entrada, nunca he considerado Rust Never Sleeps como uno de los discos cumbre de Neil Young aún cuando es de los más reputados. Partiendo de esa base, es decir que siempre lo he mantenido a distancia de los otros que mencioné antes (salvo On The Beach), me gustó sobre todo por algunos temas concretos: "Pocahontas" y "Powderfinger" se convirtieron instantáneamente y desde entonces en mis temas favoritos de Neil tras "Cortez The Killer" y "Hey Hey My My" literalmente me noqueó por lo bruto que sonaba. A esas alturas Neil me seguía sorprendiendo.

Tras este descubrimiento, los meses previos al concierto viví una fiebre Neil Young que superó mis propias expectativas y elevó a Neil directamente alrededor del Top5 de mis músicos favoritos, lo cual no es poca cosa. En ese misma época no me resistí a grabarme su directo Live San Francisco 1978, que complementé con el DVD del Live Rust. Durante más de un mes, cada tarde al llegar a casa subía a la terraza de mis padres, donde teníamos un pequeño equipo de música, y me ponía ese directo mientras estudiaba para un examen importante de francés que tenía por entonces. Siempre asociaré ese disco a esa época, ese mes de Mayo en que cada tarde llegaba, le daba al Play y empezaba a sonar "Sugar Mountain". Mi obsesión por Neil en aquella época rayó lo enfermizo - cuando me da fuerte por una obsesión musical, tiendo a sobrepasarme - y sospecho que mis vecinos debieron acabar más que hartos de ese puñetero disco, pero yo nunca me cansaba. De vez en cuando me ponía el DVD y me fascinaba ese inicio del set acústico en que Neil cantaba con un micrófono incorporado, de manera que se paseaba libremente por el escenario mientras rasgaba su guitarra.


El concierto en el Primavera Sound fue la coronación de mi fiebre Neil Young. Fue un cúmulo de circunstancias, comenzando por la feliz casualidad de verle justo en una época en que estaba obsesionado por su música. A eso hay que sumarle que esa gira se marcó un setlist maravilloso - según el tour los setlists de Neil son una lotería - donde no se dejó ninguno de sus típicos hits como "Heart of Gold", "Cinnamon Girl" o "Rockin' in the Free World" pero además me sorprendió interpretando temas suyos que me encantaban y no esperaba: "Cortez The Killer", que fue un momento sumamente especial al ser MI canción de Neil; "Down by the River", a la que justamente llevaba varias semanas enganchadísimo (cuando empezó a sonar no me lo podía creer) y, una sorpresa muy muy especial para mí, "Pocahontas" en versión eléctrica... justo la había descubierto ese año y estaba obsesionado con esa canción, y Neil decidió ofrecerme la sorpresa de interpretarla aún sin ser uno de sus clásicos más obvios.
A eso hay que sumarle que musicalmente estaba en plena forma, como bien demostró con ese inicio tan contundente con "Mansion on the Hill" y una desbocada "Hey Hey My My". También permanecía intacta esa capacidad suya tan especial de conmover al oyente, esa facilidad innata que tiene de tocar ciertas fibras sensibles a la que no todos los músicos llegan, como quedó claro en "Old Man" (con ese banjo tocado por un roadie al que la gente ovacionaba como si fuera una estrella) y, sobre todo, en "Mother Earth", un tema que no me gustaba especialmente pero que tal y como interpretó al órgano me hizo un nudo en la garganta. ¿Cómo puede conseguir que una canción que no me motiva demasiado me conmueva tanto?


Después de llegar a este punto de auge con Neil (complementado por cierto con la lectura de una biografía bastante interesante llamada Shakey) llegué a cierto punto de relajación. El año siguiente no tuve una fiebre Neil tan pronunciada como los anteriores y por ello decidí que ese año adquiriría como nuevo disco el recopilatorio Decade. ¿Por qué un recopilatorio? Porque ese incluye muchos temas que no están en sus discos de estudio y temas de Buffalo Springfield que no voy a poder tener de otra manera (no soy muy fan del grupo así que en principio no creo que compre los discos). En circunstancias normales me daría pereza adquirir ese en vez de un disco de estudio propiamente dicho, así que aproveché.

Los siguientes años fueron un poco por el estilo. Cada año tengo algunas rachas Neil en que rescato su música, pero no fueron tan obsesivos como los anteriores. El siguiente disco suyo que adquirí fue American Stars 'n Bars, consciente de que era una obra menor para reservarme otras más interesante para el futuro... como sucedió el año siguiente con el mítico Ragged Glory. Reconozco que el disco no me impactó tanto como desearía, quizá se me hizo algo espeso para asimilarlo bien, pero un año después ya le estoy cogiendo el punto y apreciando su grandeza.


2012 fue un gran año para muchos fans de Neil Young por un motivo: Young volvía a trabajar con los Crazy Horse. Después de muchos años yendo por su cuenta, Young volvió a acudir a sus compañeros Poncho Sampedro, Billy Talbot y Ralph Molina con los que grabó la friolera de dos discos en un mismo año... ¡y uno de ellos doble! El primero, Americana, eran versiones de canciones tradicionales americanas al estilo Crazy Horse, pero el segundo resultó mucho más interesante. No sólo era Psychedelic Pill el disco más largo de su carrera sino que tenía varias composiciones basadas en extensas jams que recordaban a los mejores momentos de los Crazy Horse. La comunidad de fans de Neil Young estaba eufórica, y por ello cuando se anunció el tour europeo muchos estuvimos atentos día a día a las fechas de los conciertos, que por desgracia no se anunciaron de golpe sino a cuentagotas.

Mi idea inicial era ir a verles en alguna fecha que cayera en sábado para no tener que solicitar un día libre en el trabajo, y de las pocas que había a escoger me decanté por Bruselas, ya que además era una ciudad que no conocía. Pero el temor a que cayera alguna fecha en España, aún sabiendo que era dificilísimo, me hizo esperar demasiado hasta que se agotaron las entradas de Bruselas. Eso me animó a lanzarme y de un día para otro me encontré de repente con una entrada para verle en Dublín la semana siguiente - el destino ha sido generoso conmigo, entre la fecha de Bruselas y la de Dublín tengo un examen de certificado de francés, en esta nueva fecha podré ir al concierto con la tranquilidad de haber hecho ya el examen.


Eso sucedió a finales del 2012, ahora me encuentro en pleno 2013 de nuevo nervioso por volver a ver a Neil... además con los Crazy Horse. Mi disco de Neil de este año ha sido lógicamente Psychedelic Pill para prepararme para el concierto, y debo decir que ha superado mucho mis expectativas. Aún reconociendo que no es mejor que Ragged Glory creo que lo estoy disfrutando más, quizá por la diferencia de expectativas que tenía ante cada disco o sencillamente porque me ha pillado de mejor humor. En todo caso me muero de ganas de oír estos temas en vivo, y realmente son poquísimas las veces en que he ido a ver a un artista de cierta edad y he deseado oír canciones de su último álbum. Que a estas alturas de la película Neil todavía consiga despertar interés hacia un disco nuevo  y yo no soy un fanático al que le guste todo lo que hace - dice mucho en su favor.

Comienza la cuenta atrás y rezo para que no surja ningún imprevisto (hace 4 años tuve que renunciar a un concierto en Roma de Crosby Stills & Nash con las entradas y billetes de avión comprados). Si todo va bien, allí nos veremos señor Young.

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