miércoles, 12 de septiembre de 2012

Thee Oh Sees - Castlemania (2011)


Este año estoy descubriendo un número inusualmente alto de discos actuales para lo que suelo oír yo. De todas estas novedades la que me ha llamado más la atención y la que me ha impactado de forma más marcada es sin duda el último disco de Thee Oh Sees llamado Castlemania.

De entrada que conste que yo no sabía quiénes eran los Thee Oh Sees más allá de sonarme su nombre de haberlo leído por ahí. En todo caso, aunque parece que son una banda de garage el disco que estoy comentando no lo clasificaría como garage. En realidad no sé cómo clasificarlo, y ése es uno de los aspectos positivos del álbum.

Castlemania es un ejemplo de un tipo de disco que me encanta y que hoy en día no encuentro en los géneros que sigo: un disco heterogéneo y colorido, que discurre casi como una montaña rusa, en que de un tema a otro puede pasar cualquier cosa. Cada canción tiene exactamente el sonido que necesita, con detalles muy cuidados que me recuerdan mucho a los discos de este estilo de los 60.

Supongo que puestos a clasificarlo lo metería en el saco de la psicodelia, pero en realidad es un álbum que va por libre, a veces es más popero, a veces más garage y a veces se vuelve muy loco. De hecho esta gente están muy locos. Y eso me gusta,

Hay temas más machacones junto a otros más ligeros, y en las primeras escuchas puede dar a veces la sensación de que pierden algo el norte, pero no es así. El inicio del disco ya es bastante sintomático de lo que uno va a encontrar, pasando en menos de 10 minutos de la bizarra "I Need Seed" (esa melodía y voces tan machaconas me llamaron mucho la atención como primera toma de contacto) a una excentricidad como "Corprophagist (A Bath Perhaps)" y la bruta "Corrupted Coffin", hasta esa pequeña obra maestra psicodélica que es "Stinking Cloud". En ese mismo disco hay espacio para momentos más ruidosos (que van más en la línea de lo que he oído de sus anteriores obras) y al mismo tiempo para sorpresas como un tema puramente ambiental llamado "The Horse Was Lost" o una canción dulcemente tenebrosa como "I Won't Hurt You".

Es uno de esos discos que no te acabas y que captura a la perfección el espíritu musical de los 60. Una pasada.

We’re deeead, deeead, dead as I’ve already said...

No hay comentarios:

Publicar un comentario