viernes, 4 de abril de 2014

Camel - Sala Barts (Barcelona) - 18 de Marzo del 2014

Aunque con algo de retraso, no podía dejar de escribir algo sobre el magnífico concierto de Camel que presencié hace ya un par de semanas, el 18 de marzo.

De entrada debo decir que yo no soy un fanático del grupo (al menos no todavía), y que de hecho sólo conozco sus cuatro primeros discos, que me gustan lo suficiente como para decidir ir a verlos sabiendo además que la mitad del setlist estaría centrado en uno de ellos: The Snow Goose (1975), el primer gran éxito del grupo.

Aún así, habría que ser de piedra para no dejarse contagiar por el componente emocional de esta gira por mucho que uno no sea un gran fan de la banda. Su líder y único miembro clásico, el cantante y guitarrista Andrew Latimer, llevaba muchos años con un problema de salud que se le complicó el 2007 hasta el punto de tener que cesar toda su actividad. A finales de ese mismo año se sometió a un transplante de médula ósea tras el cual estuvo años en reposo. Muchos dábamos por hecho que la carrera de Camel se acabaría aquí,  habiéndose sometido su líder a una operación tan delicada.


Pero, oh sorpresa, en pleno 2013, cinco años después de la intervención quirúrgica, nos llegaron noticias de que Camel volverían a los escenarios a dar unos pocos conciertos interpretando en su totalidad su disco instrumental The Snow Goose. Vale, unos conciertos sueltos en Reino Unido, cerca de su hogar, tenían sentido. Lo que yo no esperaba es que el año siguiente iniciaría una gira europea en toda regla que pasaba además por nuestro país, donde Camel han gozado siempre de mucha popularidad entre fans del rock. Y así es, Latimer ha vuelto a lo grande, no como un respetable y delicado anciano que apenas se mantiene en pie, sino dando conciertos de dos horas y media (lo repito por centésima vez: vergüenza para los grupos jóvenes que tocan solo hora y media, bises incluidos).

Con entradas agotadas tanto en el concierto de Madrid como el de Barcelona, el teatro Barts se llenó un público más heterogéneo de lo que pensaba, ciertamente la mayoría eran cuarentones-cincuentones pero tengo la sensación de que cada vez veo más presencia joven en los conciertos de rock progresivo clásico a los que voy (¿quizá gracias al auge de bandas tipo Opeth o Porcurpine Tree?).

A las 9 en punto, se apagaron las luces y mientras sonaba la introducción del disco la banda entró al escenario. El miembro más veterano es el bajista Colin Bass (con ese apellido no podía tocar otro instrumento), que lleva con Latimer desde inicios de los 80. El resto son incorporaciones más recientes: Denis Clement es batería suyo desde inicios de los 2000, el teclista Jason Hart se incorporó en esta gira y el otro teclista Ton Scherpenzeel ha colaborado anteriormente en alguna otra gira de Camel y ha entrado en sustitución de Guy LeBlanc, quien participó en la primera parte del tour pero ha caído enfermo.

Pero el protagonista absoluto e indiscutible de la noche fue Latimer, quien ya recibió una primera ovación cuando tocó las primeras notas de flauta de "The Great Marsh". De hecho hacía muchísimo tiempo que no veía a un público tan entregado y entusiasmado como el de esa noche, y es curioso porque no me lo esperaba en absoluto. Entre algunos de los segmentos del Snow Goose hubo marcadas ovaciones y a lo largo de la noche el público se levantó de sus asientos unas tres veces para laurear a Latimer. De hecho creo que él mismo se quedó algo asombrado de tamaña recepción, puesto que en un par de momentos se le notaba visiblemente conmovido.


En su primera aparición sobre el escenario se le veía caminando con cierta dificultad (quizá fruto de su operación) pero cuando entró en calor se desenvolvió sin problemas y, desde luego, sus habilidades como músico no quedaron en ningún momento en entredicho. Aún sin ser uno de mis favoritos, creo que es uno de los mejores guitarristas que he visto en directo, manteniendo ese sonido propio tan delicado que define los discos de Camel. De hecho su interpretación dotó de interés a algunos temas lentos de sus últimos discos como "For Today", que cerró el set principal y habría sido una balada algo aburrida de no ser por su impresionante solo de guitarra.

Del set dedicado al Snow Goose cabe remarcar que introdujo algunos pequeños pasajes nuevos que funcionaron bastante bien, aunque en general se mantuvo muy fiel a la original. Lógicamente mis momentos favoritos fueron los del disco, como la melodía principal y su reprise en la emotivísima "La Princesse Perdue" con ese fondo imitando una noche estrellada, o "Fritha Alone" que sonó con un tono oscuro extra muy estimulante.

El siguiente set se abrió sobre seguro con su primer gran hit "Never Let Go", que interpretaron de forma diferente al disco: primero en formato totalmente acústico con Colin Bass a la segunda guitarra y el batería tocando el bajo, y luego introduciendo el solo eléctrico de guitarra. Estuvo bien pero en este caso hubiera preferido que fuera más fiel a la versión del disco, ya que lo que creo que hace tan especial ese tema es ese tono acústico pero al mismo tiempo interpretado con tanta fuerza, que se perdió en esta versión.


Mucho mejor fue "Song Within a Song" de Moonmadness (1976), uno de los momentos cumbre de la noche, recibido con euforia por parte del público - inolvidable el largo segmento instrumental con todos los asistentes acompañando el ritmo con palmas y algunos incluso ¡tarareando la melodía de los sintetizadores!
Le siguió otra referencia clásica, "Echoes" del Breathless (1977), tras la cual se centró sobre todo en obras más recientes. Aunque desconozco por completo esos discos en general ninguno se me hizo aburrido gracias a la interpretación de Latimer, pero sospecho que en estudio no me funcionarían tan bien sin ese aliciente. El mejor de todos fue la extensa "Fox Hill", cantada por Colin, quien además hizo la presentación del mismo. Pese a ser una composición muy reciente, el estilo de este extenso tema me sonaba a puro rock progresivo recordándome a los Genesis clásicos. El bis fue previsible y efectivo, su gran himno "Lady Fantasy" (con la cual bromeó diciendo que era una composición muy antigua, de los años 30 o 40) uno de los momentos cumbre de la noche que nos recordó la magia de los grandes himnos épicos del rock progresivo.

Ciertamente el setlist del segundo set se centró bastante en sus últimas obras (de los discos clásicos tocó solo un tema de cada uno, pero de Harbour of Tears y A Nod and a Wink cayeron dos respectivamente) y se habría agradecido que hubiera caído alguna más de sus discos de los 70, pero es cierto que Latimer siempre ha apostado bastante por sus obras más recientes y que su interpretación fue extraordinaria en todo momento.
Fueron tres horas de concierto (con 20 minutos de descanso a mitad) realmente entrañables y llenas de emotividad. ¡Andrew Latimer ha vuelto!

The Snow Goose
The Great Marsh
Rhayader
Rhayader Goes to Town
Sanctuary
Fritha
The Snow Goose
Friendship
Migration
Rhayader Alone
Flight of the Snow Goose
Preparation
Dunkirk
Epitaph
Fritha Alone
La Princesse Perdue
The Great Marsh (reprise)

Never Let Go
Song Within a Song
Echoes
The Hour Candle (A Song for My Father)
Tell Me
Watching the Bobbins
Fox Hill
For Today

Lady Fantasy

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