martes, 29 de enero de 2013

The Doors - Strange Days (1967)


Strange Days es uno de esos discos que en su momento fueron injustamente tratados por el público a causa de las inevitables comparaciones. Y en este caso creo que resulta en cierto modo comprensible la decepción que se llevaron los fans de los Doors cuando oyeron el nuevo disco del grupo en comparación con su primer álbum. El debut de la banda liderada por Jim Morrison no solo fue uno de los grandes álbums de 1967 sino que es una de las grandes obras maestras de la historia del rock. En una ocasión leí a alguien decir que era uno de esos discos que parecía un recopilatorio, y creo que es una muy buena definición, ya que prácticamente su contenido es un temazo tras otro sin parar. No solo tenían un sonido llamativo y refrescante para la época, no solo contaban con un frontman que no se parecía a ningún otro cantante de entonces, sino que además sus composiciones eran intachables.

Al lado de algo así, Strange Days queda como una pálida segunda parte, y en cierto modo no deja de ser eso, ya que buena parte de las canciones existían desde antes de que grabaran su primera obra. Lo que sucede es que eso no quita que sea un álbum magnífico. En 1967 es comprensible la decepción al lado de ese debut, pero en nuestra época creo que estamos en situación de poder juzgarlo con justicia.
Sí, es cierto que está muy por debajo de las dos grandes obras maestras del cuarteto (The Doors y L.A. Woman) pero para mí es el tercer mejor disco de su carrera.

En su momento es cierto que la banda se llevó una gran decepción, ya que  aunque se vendió bien fue uno de los discos que peor funcionó comercialmente del grupo. Y es comprensible, porque se trata del disco más oscuro y psicodélico del grupo. Apenas hay temas con gran gancho como "Light My Fire" o "Break On Through" y no es tan variado y sorprendente como el primer álbum, es de esos discos que de entrada no resultan tan atractivos y que crecen con el tiempo. Pero claro, en 1967 el público aún no lo sabía.

El trabajo de producción a cargo de los mismos responsables del anterior y los siguientes discos del grupo (Paul Rothchild y Bruce Botnick) es magnífico, las canciones están llenas de pequeños toques y el tratamiento de los instrumentos a veces le da un toque casi irreal. Por ejemplo, las guitarras de Robby Krieger en el disco llaman mucho menos la atención que en el debut, pero cuando uno se fija con calma en su aportación en las canciones, se da cuenta de lo gran guitarrista que era y de la importancia de la guitarra en muchos temas (fíjense por ejemplo en ese solo tan especial de "Unhappy Girl").


Se trata de un álbum que por algún motivo relaciono con ambientes nocturnos, como su debut, pero mientras The Doors lo asocio a juergas nocturnas, Strange Days me evoca más bien noches de soledad y melancolía (o quizá me estoy flipando un poco, no me hagan mucho caso). En lo que respecta al grupo, ellos lo plantearon indudablemente como una obra que potenciara la faceta artística del grupo, y de hecho de su corta filmografía es el álbum en que queda más clara esa intencionalidad por la multitud de detalles que aparecen en las canciones o su curiosa portada (la única en que no aparece la banda).

De todos los temas del disco para mi gusto destacan dos como canciones con suficiente fuerza como para ser clásicos del grupo: "Love Me Two Times" y "Moonlight Drive". La primera es una divertida composición pop del guitarrista Robby Krieger que se convirtió en el tema más celebrado del disco para mayor rabia de Morrison, quien todavía le tenía cierto rencor por haber sido el autor del gran hit del grupo, "Light My Fire" aún cuando él era el autor de la mayoría de composiciones. "Moonlight Drive" es una canción irresistible que tiene el aliciente extra de ser la primera composición de los Doors que Jim Morrison le cantó a Ray Manzarek antes de que existiera la banda. Cuando el teclista escuchó esa melodía animó a Morrison a que formaran una banda y el resto imagino que ya lo conocéis...

Pero el gran tema estrella del disco es indiscutiblemente "When The Music's Over", una composición de más de 10 minutos que, pese a no ser tan popular como "The End" se convirtió enseguida en un clásico indiscutible que el grupo interpretaba prácticamente en todos los conciertos. Es más difícil de asimilar que "The End" por su complejidad pero igualmente una de las obras cumbre del grupo, con un clímax que se convirtió en uno de los grandes versos del grupo "We want the world and we want it... now!". Como curiosidad, la banda quería grabar el tema en directo en el estudio, es decir interpretándolo todos juntos a la vez, pero Jim no acudió el día acordado y lo hicieron sin él cantando Manzarek sus partes. Cuando el cantante apareció al día siguiente pidió que volvieran a grabarlo en una versión en directo con todos presentes, como estaba acordado. Pero el resto se negaron, ya que musicalmente les había salido muy bien, así que Morrison tuvo que grabar sus partes cantadas aparte.


El resto del disco nos ofrece un pequeño tema experimental llamado "Horse Latitudes" que siempre me ha parecido muy bueno y curioso, temas intimistas como "You're Lost Little Girl" (la primera composición de Krieger) o "I Can't See Your Face in the Mirror" (de nuevo fíjense, aparte de lo en más evidente - Jim y Manzarek -, en la sutil guitarra de Krieger), otros más psicodélicos y paranoicos ("Strange Days") y algunos toques vodevilescos de Manzarek al piano muy curiosos que es uno de los rasgos más característicos del álbum (en "Moonlight Drive" mismamente).

Un disco al que creo que el tiempo ha dado la razón y le ha hecho algo de justicia. Aún estando muy lejos de su primera y última obra, un álbum muy bueno de una de las bandas clave de la época.


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