Cuando me topé con este libro hace ya unos cuantos meses se me iluminaron los ojos. Una biografía de uno de mis grupos favoritos del cual además no hay mucha información por internet escrita por el único miembro de la banda que ha permanecido al pie del cañón prácticamente desde los inicios, ¿cómo resistirse a algo así?
Hace poco que lo he acabado y lo he disfrutado mucho. Desde luego es una lectura imprescindible para fans del grupo por toda la información que aporta, pero además es un libro muy ameno que combina información musical con anécdotas más jugosas de excesos, sexo y drogas. Algunas de las opiniones negativas que he leído atacan el hecho de que De La Parra da demasiados detalles sobre estos aspectos más morbosos, especialmente sus aventuras sexuales. Y sí, es cierto que el batería no se corta ni un pelo y que algunas anécdotas realmente no aportan mucho al no ser humorísticas ni especialmente curiosas, pero a mí personalmente tampoco me molesta y no se le puede reprochar que haya dejado de lado la música al centrarse en ese tipo de anécdotas, ya que no es para nada el caso (además, si realmente los excesos con drogas y las orgías con groupies formaban parte del universo Canned Heat es algo que también debe contarse, ¿no?).
Woodstock 69, su momento de mayor popularidad
El libro empieza narrando los inicios musicales de Fito de la Parra en algunas bandas musicales mexicanas hasta que se animó a cruzar la frontera lanzándose a la aventura. De esta parte me parece muy curioso leer cómo ya por entonces Fito despreciaba la música pop que se veía obligado a interpretar y se sentía mucho más interesado por el blues. De hecho Canned Heat son de las poquísimas bandas de la época que hablan de los Beatles de forma no muy halagadora. Por supuesto nunca hablan mal de ellos pero a diferencia de todos los contemporáneos que los elogiaban de una forma u otra, Fito dice que él no quería interpretar canciones de ellos cuando estaba en sus primeras bandas mexicanas y, más adelante, él y otros compañeros de Canned Heat ven como una mala señal que uno de los nuevos componentes de la banda sea fan de los Beatles en vez de adorar el blues arcaico.
Su entrada en Canned Heat fue sustituyendo al batería Frank Cook, con el que el grupo no estaba nada satisfecho. Un detalle que me cayó en gracia es cuando Fito va a la audición y se trae consigo algunos discos de blues (algo que según comenta hacía siempre para sugerir a la banda versiones a interpretar), gesto que no pudo imaginar que sería decisivo para su entrada en el grupo: tal y como le dijo el cantante Bob Hite, decidieron cogerle cuando le vieron traer esos discos de blues tan buenos, antes incluso de oírle tocar. Y es que no cabe olvidar que los dos grandes artífices del grupo, Bob Hite y Alan Wilson, eran expertos en blues con dos de las mejores colecciones de discos y rarezas que se podía tener en aquella época. De hecho antes de formar Canned Heat eran conocidos en el mundillo como coleccionistas y expertos.
Seguidamente viene el relato de la edad de oro del grupo, los únicos años de su larga carrera en que tuvieron éxito. Aquí Fito nos da detalles de la grabación de cada disco y de sus conciertos (junto a los consabidos excesos y locuras de rockstars). Un aspecto del grupo muy interesante es lo desorganizados que parece ser que eran, más dados a improvisar y dejarse llevar antes que planificar sus movimientos. Eso se notaba en sus conciertos, en los cuales no se dedicaban a hacer setlists basados en sus temas propios más populares, sino que iban interpretando libremente las versiones de blues que se les antojaban sobre la marcha - los directos que tenemos de esa época lo demuestran, están compuestos en gran parte por temas que no aparecían en los discos de estudio.
En lo que respecta a los discos, destaca mucho la faceta el que fueran un grupo tan "comunitario", casi una familia. Básicamente los miembros de la banda quedaban en casa de Bob Hite el Oso y se escuchaban sus discos mientras fumaban marihuana. Entonces cuando encontraban algún tema especialmente bueno trabajaban sobre él. La regla a seguir era la siguiente: si modificaban la canción lo suficiente para que acabara siendo una composición con vida propia, se la adjudicaban como suya, si consideraban que no se habían apartado lo suficiente del original, la firmaban como una versión. Ciertamente, Canned Heat jugaron bastante limpio en ese sentido, muchas de sus grandes canciones mantienen el autor original, y en el caso de algunas como "Let's Work Together" se esperaron un tiempo antes de sacarla para dar una oportunidad al autor de la versión original a ver si tenía éxito.
Algo de lo que el grupo se enorgullecía mucho es de haber conseguido el éxito haciendo blues puro y duro, sin venderse a las modas de la época. De hecho su condición de expertos en blues les permitió hacer llegar al gran público muchas composiciones que solo conocían los eruditos.
Uno de los detalles más interesantes del libro es ver cómo Fito de la Parra acabó asumiendo el liderazgo del grupo casi por eliminación. Inicialmente siempre se le consideró como la "mascota" del grupo, el chico nuevo, el mexicano que casi no sabía hablar inglés, de hecho Fito comenta con amargura cómo ni siquiera salía en la portada del primer disco en que participó. Musicalmente por supuesto era respetadísimo por sus compañeros y la banda en su mejor época era como una pequeña familia, pero él era el recién llegado. Con la muerte de Alan Wilson y la deserción de Larry Taylor y Henry Vestine, la banda quedó en manos del cantante Bob Hite el Oso, uno de sus principales líderes. No obstante, el ritmo de vida que llevaba Hite y su insensatez le acabaron pasando factura al grupo. Perdido en sus constantes excesos y adicciones, a mediados de los 70 Hite perdió el norte y sólo pensaba en divertirse. Fue entonces cuando Fito tuvo que asumir la responsabilidad de tomar las decisiones importantes del grupo para evitar que éste se autodestruyera. Hay un ejemplo muy significativo cuando antes de un concierto Fito exige que les paguen antes de tocar para evitar ser engañados de nuevo mientras que el Oso se despreocupa e insiste en salir a actuar ya.
En ese sentido, Canned Heat son uno de los ejemplos por excelencia de bandas que han seguido usando el mismo nombre pese a no contar casi con miembros clásicos en su formación. De hecho, sus cambios tan continuados de músicos hace difícil hablar de formaciones, pero a la práctica el único miembro estable en las últimas tres décadas ha sido Fito de la Parra. ¿Tiene sentido seguir llamándose Canned Heat sin sus dos líderes Alan Wilson y Bob Hite? En las formaciones en que reaparecían Larry Taylor y Henry Vestine eso estaba más justificado, pero éstos eran miembros clásicos que volvían al grupo esporádicamente.
Mi opinión al respecto es bastante clara: en general no doy importancia a que un grupo cambie su nombre o no, lo único que me importa es la música. Pero aún así, en el caso de Canned Heat y Fito de la Parra hay un detalle básico a tener en cuenta: Fito no volvió a formar el grupo años después con varios mercenarios buscando una reunión lucrativa, sino que de hecho siempre lo ha mantenido en activo. Aún encontrándose en un nivel de popularidad bajísimo, Fito siempre persistió en hacer que Canned Heat siguiera con vida. No se trataba de un negocio del que él se aprovechara, ya que con estas formaciones se pasó muchos años tocando en bares y clubs pequeños (¡e incluso en bases militares!). ¿Realmente haría esto si solo buscara lucrarse con el nombre de Canned Heat? Al contrario, cuando falleció Bob Hite hacía ya muchos años que Canned Heat habían tocado fondo a nivel comercial y de popularidad. Es por eso que creo que Fito merece todo el respeto del mundo dejando de lado si las formaciones que llevaba eran Canned Heat o no. Se lo ha currado durante décadas, podría haber dejado la música para buscar un negocio más lucrativo, para mí ha demostrado de sobras su fidelidad a la causa del boogie.
Canned Heat en una formación de finales de los 70 con el Oso en sus últimos años de vida
Un último aspecto a comentar del libro es que como autobiografía que es, se trata de una obra plenamente subjetiva. Eso le da algo más de calidez al escrito, pero en ocasiones creo que Fito se excede un poco a la hora de resaltar la popularidad y grandeza del grupo en su época... no pongo en duda que fueran una banda importantísima con mucho éxito, pero me sorprende que lo fueran tanto como él dice. En todo caso yo no estuve ahí y él sí, por tanto me inclino más a darle la razón, aunque sí que hay algunas afirmaciones en que sí se nota que le pierde un poco su fidelidad a la banda - por ejemplo, menciona que Grateful Dead siguieron teniendo éxito décadas después aún siendo ellos mejor banda gracias a que supieron montar una buena base de fans fieles (los Deadheads)... hombre, quizá habría que mencionar también que en los 70 siguieron sacando discos muy buenos mientras Canned Heat ya se contentaban con obras menores, y que sus directos de por entonces eran históricos mientras que la banda de Fito y Bob Hite iba muy perdida por la vida de caos y excesos que el propio Fito describe.
Donde no se corta ni un pelo y es de agradecer es en las quejas sobre cómo los músicos son sistemáticamente engañados por la industria y cómo no han cobrado buena parte de los ingresos que les corresponden por contratos injustos y engaños aprovechándose de su inocencia. No es nada que no sepamos, pero está bien leerlo en primera persona a un músico afectado al respecto.Lo que sí a veces me parece poco apropiado es cierto tono de lamentación que se acaba haciendo muy pesado, leerle continuamente reprochando lo poco que se recuerda al grupo con lo que mucho que se lo merecen. Hay un capítulo en que habla de un día que se sentó a ver en casa un documental sobre John Lee Hooker y acabó llorando ante el televisor porque no mencionaban nada de su colaboración con Canned Heat, que fue decisiva para el músico. O la rabia que le daba que los críticos le menospreciaran como un miembro poco importante de la banda. Hombre, entiendo que estos detalles le decepcionen, pero debería estar un por encima de esto al formar parte de una leyenda del blues y el rock como Canned Heat. No es el tipo de actitud que espero de un músico de ese calibre.
En todo caso, un libro muy entretenido que hace justicia a una de las más grandes bandas de la historia del rock. Imprescindible para fans.
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PD: me hizo gracia ver que en la web de Canned Heat, en la típica sección que recopila opiniones halagadoras del libro, hayan añadido ésta de la ex-mujer de Fito: "Repugnant!". Desde luego es un hombre con mucho sentido del humor.
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