Si ponen "devorando discografías" en Google Imágenes, sale este cuadro
Una de las cosas que me he encontrado más a menudo en Internet y que más me ha chocado (o chocaba, ahora ya lo veo normal) es el encontrarme en foros o blogs de rock a chavales de 15 años que se conocen ya toda la discografía de la mayoría de clásicos del rock: Beatles, Stones, Aerosmith, Led Zeppelin, etc.
Inicialmente, y siendo bien pensado, pensaba que quizá eran jóvenes que habían mamado esa música desde pequeños por influencia de hermanos mayores o algo así, pero en casi todos los casos que conozco acabé descubriendo que no era así, que habían empezado a interesarse por la música con 12 años más o menos. ¿Cómo podía ser entonces que en 3 años hubieran devorado todas esas discografías? ¿Realmente se puede asimilar toda esa música en tan poco tiempo?
El tener un acceso tan fácil a la música creo que ha acabado teniendo como consecuencia cierta obsesión por consumir todo de un grupo de forma descontrolada. Es demasiado fácil bajarse de un clic la discografía de cualquier banda, y es demasiado tentador, es cierto. Y aunque no soy nadie para juzgar cómo consume música otra persona (o sí, qué puñetas, este es mi blog y aquí mando yo), no puedo dejar de pensar que esta forma de consumo tiene sus inconvenientes.
En primer lugar, no creo que uno pueda asimilar tantos grandes discos en tan poco tiempo. O al menos no extrayéndoles todo el jugo que dan de sí. Que es cierto que luego pueden reescucharlos toda su vida y sacarles todo el jugo posible, pero entonces entra mi segundo inconveniente: ¿realmente sale a cuenta haberse oído ya todos los discos de X en un año? Quizá es que yo tengo una visión excesivamente romántica y anticuada, pero para mí el adentrarse en un nuevo disco de un grupo que me encanta es un acontecimiento especial que merece ser dosificado. Incluso si suprimimos todo el halo romántico que tenía cuando éramos jóvenes e impresionables y no existía Internet (ir a la tienda, buscar el CD, ojear el libreto camino a casa en el Metro, etc.), el hecho de dar un paso más en la discografía de una banda que me gusta para mí es algo especial. Supone escuchar otra obra de unos músicos hacia los que siento una gran admiración, descubrir qué es lo que me ofrecerán ahora, toparme por primera vez con música nueva que no sé hasta qué punto me gustará.
Éste también me ha salido en esa búsqueda de Google...
Obviamente el ritmo de consumo de discos ya es cosa de cada uno, y aquí admito que el mío es excesivamente lento. A causa de eso, a estas alturas aún no he completado la discografía de casi ninguno de mis grupos favoritos con una carrera de más de 6 discos, y en muchos casos ni siquiera la considerada su discografía clásica, aunque cada vez más me voy acercando al fin de muchos casos: de Led Zeppelin y Pink Floyd ya solo me quedan dos álbums más por escuchar, de los discos clásicos de Canned Heat solo me falta el álbum con John Lee Hooker, de la Creedence sólo el Mardi Gras y de los Doors el Waiting for the Sun, mientras que de otros como Allman Brothers ya he completado toda su discografía clásica.
Aún así, sé que mi ritmo de consumo era demasiado lento, normalmente solo escucho un disco nuevo de un grupo por año, salvo casos en que me da una fijación obsesiva por un grupo, en cuyo caso mi cuerpo me pide más droga y rompo esa media (casos más recientes: Van Der Graaf Generator y Grateful Dead). Pero mi actitud es no pasar a un nuevo disco hasta que no tenga la sensación de que ya he agotado los que tengo o de que se me queda corto el material que tengo de ellos. Eso ha provocado que a veces tarde muchísimo tiempo en completar algunas carreras llegando en algunos casos a extinguirse mi interés por el grupo quedándose solo un disco suyo en mi colección (es lo que me ha pasado con muchas bandas de grunge como Alice in Chains), mientras que en otros casos tengo muchos discos de bandas que en realidad no son de mis favoritas pero que me agrada escuchar y cuyos discos "agoto" rápido (por ejemplo, Wilco). No es un modus operandi perfecto pero es el mío...
Tontería personal vinculada a este post: a veces me compro algún CD porque lo veo barato o en una edición chula, pero no lo escucho hasta que no me apetece avanzar en la discografía del grupo en cuestión.
Eso hice con este disco de King Crimson, el Obscured by the Clouds de Pink Floyd, y el homónimo y el Captain Fantastic de Elton John.
Eso hice con este disco de King Crimson, el Obscured by the Clouds de Pink Floyd, y el homónimo y el Captain Fantastic de Elton John.
En fin, cada uno tiene derecho a decidir mejor que el resto cómo consume música pero, sin querer mostrarme como ejemplo de nada, no puedo evitar desaprobar esa forma de hacerlo que mencioné antes. Creo que viene vinculada también por una fijación que tenemos todos de adolescentes y es de no querer quedarse atrás en cuanto a conocimientos respecto a los demás. Quiero decir, uno es un chaval de 15 años que entra ilusionado a un foro de rock donde se habla de música y a menudo sucede que la mayoría de gente tienen 30-40 años y ya se conocen las discografías de todos los grandes grupos. Claro, uno quiere participar en una discusión sobre cual es el peor disco de Led Zeppelin, pero ¿cómo vas a hacerlo si no conoces TODOS sus discos?
Lo que uno pierde de vista en estas situaciones es que 1) la gente de 30-40 años que conoce todos los discos de Led Zeppelin ha tenido 20 años más que tú para ir oyéndolos poco a poco, y sobre todo, 2) está sobrevaloradísima la idea de que para opinar de un grupo tengas que conocer todos sus discos. El conocimiento enciclopédico es importante para juzgar un grupo, pero también el cualitativo, el saber apreciar los matices y el contexto de cada obra. Para mí es preferible reconocer que no has oído X discos imprescindibles del grupo pero a cambio soltar una opinión sensata, bien pensada y que demuestra que has sabido sacar todo el jugo del álbum.
Por tanto, si algún jovenzuelo que se sienta identificado con este texto llega a este pequeño rincón de la red, le aconsejo que se tome las cosas con calma y que, si puede, dosifique los álbums. Las discografías son finitas, inevitablemente siempre llega el día en que has agotado todo y solo te queda reescuchar, pero ¿por qué tiene que llegar ese día con 16 años? Después de todo tiene su encanto encontrarte con un disco "nuevo" de Led Zeppelin a los 26 años.