Odio la gente que dice que los Stones molarían mucho más si se hubieran retirado tras el Exile on Main St.. Y por varias razones.
1- Los Stones siguieron grabando grandes discos tras el Exile.
2- No veo por qué un grupo es mejor por retirarse a tiempo cuando lo que cuenta es la música buena que nos dejan.
3- Si se hubieran retirado no habría podido verles nunca en directo.
Y un cuarto motivo en el que quiero extenderme: a mí me parece apasionante seguir la evolución del grupo a lo largo de estas cuatro décadas.
Rolling Stones, 70s
Todo esto viene a raíz de que los Rolling (los llamo así para tocar un poco la moral a los tiquismiquis) han dado hace poco unos conciertos puntuales con la excusa del aniversario de la formación del grupo. Y si ya había gente que pedía que se retiraran en los 80, imaginen los comentarios que se dirán ahora.
Pero volvamos al comentario anterior, me alegro de que hayan seguido todos estos años, claro que sí. Aparte de los tres motivos antes mencionados para mí su carrera tiene un punto especialmente interesante, el ver cómo ellos y su música han evolucionado todos estos años. Coged los Stones de los primeros años, tocando versiones de blues, luego mirad cómo pasan a encontrarse a sí mismos como músicos y compositores y sacan discos tan arrogantemente buenos, a continuación podemos ver cómo pierden un poco su buen pulso a mediados de los 70 y lo recuperan de nuevo con Ron Wood, y desde entonces ahí les tenemos, sacando discos de tanto en cuando, tanteando carreras en solitario que no han llevado a ninguna parte y dando giras mastodónticas.
Rolling Stones, 80s
A mí todo eso me parece maravilloso, su carrera tan criticada por ser demasiado larga es un ejemplo de la evolución que ha sufrido la música popular en estos años y de los vaivenes que se han producido en el seno de uno de los grupos de rock más grandes de la historia. Hay gente que prefiere la versión mitificadora: una banda que se separa en la cumbre y se mantienen apartados con una discografía impecable y reluciente. Yo no, prefiero ver por dónde han tirado todos estos años, cómo se equivocaron y rectificaron, las consecuencias de esas peleas internas y cómo siempre acaban llenando estadios de nuevo.
Rolling Stones, 90s
Por ello defiendo toda la carrera de los Stones. Inclusos sus discos malos. De hecho si os paráis a pensarlo, los Stones son una institución en el rock que siempre han estado ahí. Han resistido contra las modas, los cambios de la industria musical, la pérdida de miembros cruciales en el seno de la banda y sus propios problemas personales. El día en que desaparezcan se irá con ellos un pedazo de la historia del rock. Y es que aunque su carrera sea irregular, también lo ha sido la historia del rock. Y en cierto modo para mí ellos representan mejor que nadie la palabra "rock". Por eso, el día en que eso suceda (y me temo que, ahora sí, cada vez queda menos) el rock estará de luto.
Aunque no soy el mayor fan de Sigur Rós del mundo, hace tiempo que quería verlos en directo, ya que sus conciertos tienen muy buena fama y su música me gusta bastante como para que sea todo un aliciente poder verla en vivo. Por otro lado, el precioso documental Heima no hace sino subir las expectativas respecto a lo que pueden ofrecernos los islandeses en concierto.
El 2008 ya vinieron a Barcelona pero no sé por qué motivo no fui a verlos, de hecho ni recordaba que hubieran venido, así que quizá no me enteré o no tenía nada de dinero y lo olvidé enseguida al no poder ni planteármelo. El caso es que cuando anunciaron su única fecha en España para esta gira decidí que no se me escaparían más. Como aliciente añadido, no se trataba de un tour presentando disco (el último que han hecho no me ha matado demasiado) sino que iba a ser una gira con nueva una puesta en escena donde por tanto picotearían a lo largo de toda su discografía.
Después de soportar estoicamente la cola con el frío de febrero, entramos en un Sant Jordi Club que había agotado entradas y nos encontramos el escenario oculto tras un telón blanco semitransparente donde a las 20:30 salió el telonero a deleitarnos con su recital de música electrónica. No quiero ser demasiado cruel porque puede que al fin y al cabo el hombre en cuestión sea un buen tipo que intenta ganarse la vida honradamente, pero mentiría si no dijera que fue el peor telonero que he soportado en mi vida. No es solo que yo personalmente aborrezca la música electrónica, es que incluso desde la distancia soy incapaz de entender como alguien podría encontrar cierto interés al batiburrillo de samples que nos ofreció.
Bueno, olvidémosle a él y pasemos a los que realmente nos interesan. A día de hoy los tres componentes de Sigur Rós (su teclista les dejó poco antes de empezar el tour) están acompañados de ocho músicos más que fueron un complemento fundamental: dos multiinstrumentistas que se alternan en la percusión, teclados y guitarras; tres violinistas y tres encargados de los instrumentos de viento.
El otro gran complemento fueron los audiovisuales de los que se acompañaron. Sigur Rós son plenamente conscientes del poder evocador de su música y siempre han cuidado mucho la imaginería visual que le ha acompañado. En este caso el escenario estaba lleno de bombillas que iban encendiendo y apagando según la intimidad del momento, y además proyectaban imágenes de fondo en una pantalla panorámica. Aparte, en los tres primeros temas, la banda se quedó tras el telón semitransparente sobre el que se proyectaban imágenes, consiguiendo un efecto fantástico que no me habría importado que durara más.
En lo que se refiere a la música, empezaré de forma algo crítica diciendo que no me gustó del todo cómo empezaron el show. El tema inicial es una composición nueva, "Yfirborð", que está bien pero palidece al lado del resto del setlist y que, en todo caso, no me pega para abrir el concierto. El resto del show a cambio no deparó muchas sorpresas con un setlist que se centraba en sus tres grandes discos, Ágætis byrjun, ( ) y Takk.... De sus dos últimos discos de estudio rescataron sólo una canción de cada uno (destacando para mi gusto la balada intimista "Fljótavík") y además ofrecieron un segundo tema nuevo bastante mejor que el primero llamado "Kveikur", con el que cerraron el set principal y que los devuelve a su faceta más contundente.
Así pues, para mí el concierto empezó a arrancar a partir del segundo y tercer temas, "Vaka" y "Ný Batterí" del ( ) y Ágætis byrjun respectivamente. A partir de aquí la banda se desenvolvió sin problemas alternando hermosos pasajes respetados (¡increíblemente!) por un público entregado y silencioso, junto a otros llenos de rabiosa intensidad. El disco por el que apostaron más fue Takk... del que cayeron cuatro de sus mejores temas. Para mí destacó una intensísima y colosal "Sæglópur" que la garganta de Jón despachó sin problemas incluso en sus tonos más altos y la preciosa "Glósóli", quizá el que mejor combina el sonido etéreo del grupo con sus pasajes de furia.
Por otro lado, el clásico y optimista "Hoppípolla" fue el que gozó de una mayor ovación del público y tuvo un acompañamiento visual muy bello, con imágenes de luces moviéndose como cometas en el cielo.
Cuando la banda abandonó el escenario se me hizo extraño pero al consultar el reloj vi que llevaban ya hora y media, pero se me había pasado tan rápido que ni me di cuenta. El bis fue absolutamente infalible. Abrieron con uno de sus grandes clásicos (y por muy típica que sea, mi favorita del grupo), "Svefn-g-englar", que puso los pelos de punta en el momento en que Jón se quedó cantando casi a cappella a mitad del tema poniéndose la guitarra en la cara para que su voz pareciera más lejana. Inolvidable.
El cierre era, cómo no, "Popplagið" un tema del ( ) con el que acaban todos sus conciertos, y no es difícil saber por qué. El intensísimo y furioso segmento instrumental final es pura adrenalina, Jón se desata a la guitarra lanzando el micrófono al foso y el batería Orri golpea la batería desbocado. Realmente algo así es difícil de superar.
El público ovacionó pletórico a la banda, que salió dos veces a saludar, pero por desgracia parece ser que su tradición es acabar siempre con ese tema y no hubo segundo bis.
Para mi gusto se dejaron en el tintero tres de sus mejores canciones, pero había dos con las cuales no contaba porque (incomprensiblemente bajo mi punto de vista) me consta que no suelen interpretarlas en directo: "Mílanó" del Takk... (¿nadie más cree que es una de sus mejores composiciones?) y "Viorar Vel Til Loftarasa" de su segundo álbum. En cambio sí que tenía esperanzas depositadas en escuchar la hermosa "Sé Lest", ya que en el documental del grupo la interpretaban muy bien en vivo y al contar con instrumentos de viento y un segundo percusionista podrían salir airosos fácilmente con la parte final en que se oye una orquesta.
En todo caso dudo que nadie saliera decepcionado o que no se plantee repetir si vuelven por aquí. Yo mismo sin ser un fanático de la banda (sólo conozco a fondo sus tres grandes discos) no lo dudaré. Ya de por sí la interpretación musical es excelente, pero sumada al poderoso acompañamiento visual, la experiencia es sencillamente mágica.
Sólo me queda por agradecerles el cuidado y la entrega con que desarrollaron el concierto con un sencillo Takk.
No me gusta escuchar la radio. De hecho nunca me ha gustado.
Entiendo su importancia en la era pre-internet, al igual que las revistas de música, pero nunca he tenido la costumbre de escucharla. Aún así cuando empecé a sentir curiosidad por la música y aún no tenía Internet para descubrir nuevos grupos me habría encantado tener algún programa de radio como guía. Sé que los había porque luego leí a mucha gente alabando programas que seguían en esa misma época que les dieron a descubrir muchos grupos... el problema es que yo no tenía a nadie que me aconsejara y me los descubriera, así que tuve que apañarme sin radio.
Una vez tuve Internet a mano ya no tenía necesidad de escuchar programas de radio: para descubrir grupos ya tenía Internet, y para oír música yo mismo podía ponerme discos o hacer un playlist en mi ordenador.
Así ha sido hasta hace un par de años. De hecho cuando algún conocido me recomendaba alguna emisora o programa de radio que siguiera mis gustos musicales (básicamente rock clásico) no solían engancharme porque ponían las mismas canciones. No tengo nada contra los temas clásicos-prototípicos del rock que todo Dios conoce, pero si me pongo una emisora de radio agradezco algo de variedad, no una canción predecible tras otra.
Por supuesto ya no hablo de las clásicas radiofórmulas, a las que les tengo una manía especial y que detesto profundamente: emisoras que se dedican a poner las mismas canciones siempre para que sus oyentes se queden tranquilos escuchando composiciones que conocen y aprueban, nada nuevo ni arriesgado. El horror.
El caso es que cuando empecé a trabajar en mi actual oficina hace ya un par de años descubrí que mi ordenador tenía instalado un programa que en circunstancias normales no me gusta por relacionarlo con los iPods (un invento que detesto más aún que las radiofórmulas): el iTunes. Pero el caso es que como reproductor me venía bien, me traje varios discos en MP3 y me los escuchaba ahí mientras trabajaba. De vez en cuando renovaba el material con nuevos álbums, y eso sumado al Spotify (o la mágica combinación "Youtube + "título del disco + full album") para cuando me apetecía oír algo que no tenía a mano, me venía de perlas.
Sin embargo hay ocasiones en que no me apetece oír nada en concreto en las cuales agradecía una emisora de radio. Investigando descubrí que en el propio iTunes venían un montón, pero volvía al problema de antes: no quería una emisora de radio que programara "Smoke on the Water" y "Layla" 24 horas. Por suerte encontré el elemento clave de cara a animarme a escuchar radio por fin: emisoras que programaban rock clásico pero sin repetir los hits de siempre.
Fue un grandísimo descubrimiento. Por supuesto las emisoras de ese tipo que encontré eran extranjeras, de países donde hay una mayor cultura musical. Así pues, en su programación uno se encuentra desde hits obvios a canciones oscuras de grupos famosos y temas de bandas desconocidas de esa época. Magnífico para escuchar música relajadamente sin agobiarse con las canciones de siempre y de paso descubrir nuevos grupos. Pese a que las que sigo tienen una extraña obsesión con Johnny Winter y Robin Trower, se agradecen emisoras de ese estilo y que por ejemplo no se cortan en poner la suite de 20 minutos del Pawn Hearts de Van Der Graaf Generator entera. También recuerdo con especial cariño una vez en que estaba muy obsesionado con Be-Bop Deluxe y dudaba entre ponerme un disco suyo o una emisora de éstas, me decido por lo segundo y, voilà, "Ships in the Night" de Be-Bop justo en ese mismo momento.
Para acabar esta entrada nada mejor que citar las que suelo escuchar más a menudo:
Peace Radio: creo que es francesa, mi favorita, una combinación excelente de clásicos con temas oscuros y/o más difíciles.
Radio IO 70s Rock: ésta es más clásica pero incluye mucha variedad y no se hace pesada. A cambio ponen mucho un anuncio de un locutor de otro programa de radio llamado Bubba the Love Sponge que me da muy mal rollo. Pero mucho.
Radio IO Progressive Rock: la tanteé en una etapa muy enganchado al prog, pero en realidad su concepto de "rock progresivo" es muy amplio e incluye no solo a nombres habituales del género sino grupos y canciones que realmente no son progresivos pero encajan con el perfil medio de oyente.
Charlietown Blues: mi favorita de blues de las que he probado.
Rory Gallagher es uno de esos músicos de los que difícilmente oiréis palabras negativas, y debo decir que lo entiendo. Es un artista que reúne dos características que le hacen ser especialmente querido por el público rockero. En primer lugar su estilo musical, blues-rock de toda la vida bien hecho, con un sonido de guitarra irresistible y lleno de talento. Podrá gustar más o menos como lo hace, pero es un tipo de música que difícilmente se hará insoportable a alguien. En segundo lugar, el personaje tras la música.
Rory es uno de los pocos grandes artistas de los 70 al que nunca se le subió el éxito a la cabeza. Leyendo y oyendo declaraciones de gente que le conoció y trabajó con él, todos coinciden en su descripción: un hombre sencillo que siempre vivió por y para su música. Nunca intentó componer algún single de éxito fácilmente radiable ni hizo discos comerciales adaptados a los nuevos tiempos. Su estilo evolucionó tanteando el hard-rock pero siguiendo siempre fiel a sí mismo, y hay muy poca gente en este mundo que se haya mantenido siempre así. Por suerte, cuando sus discos dejaron de venderse tanto como antaño Rory pudo seguir en activo gracias a sus brutales conciertos, ya que tenía tan buena fama en directo que siempre consiguió atraer público incluso en sus años más flojos comercialmente. Y eso a él ya le venía bien, porque él concebía así la música: girar con su guitarra a cuestas y darlo todo sobre el escenario cada noche, prefería eso a hacer música más comercial que le diera mayor fama.
¿Cómo puede uno no sentir debilidad ante un tipo así? Yo mismo, que no lo tengo como uno de mis artistas predilectos (aunque sí es uno de mis guitarristas favoritos) he acabado comprándome originales unos cuantos discos suyos antes que los de otras bandas que seguramente me gusten más.
Su música como podrá deducirse no inventa nada nuevo, pero tiene un estilo personal que se hace querer y que invita a ser escuchado a la mínima que uno sienta cierto interés por el rock setentero. Por otro lado, a juzgar por varios discos suyos que he escuchado en estudio me da la sensación de que es uno de esos músicos que no tiene una gran obra maestra en mayúsculas sino varios discos muy buenos. Resulta lógico teniendo en cuenta su alto ritmo de producción (grabó nueve discos de estudio en los 70 además de girar sin parar) y no debe entenderse esa afirmación como un reproche: no todos los grupos y artistas facturan discos magistrales, algunos mantienen un muy buen nivel medio con varias obras notables, y Rory creo que es uno de esos casos. En todo caso, el disco que más me gusta de los que conozco en estudio es Deuce (1971).
En cambio en lo que se refiere a directos ya es otra cosa, el Irish Tour (1974) es uno de los mejores discos en vivo de la historia del rock, y eso es indiscutible. Ésa fue mi primera toma de contacto con Rory, y recuerdo que fue de una forma algo peculiar. Leí a un conocido en un foro hablar maravillas de él y de este disco en concreto, así que lo descargué por el Soulseek. El caso es que me bajé el disco de alguien que no había numerado las canciones, de forma que no me las bajé en el orden correcto sino en orden alfabético (¿qué cuesta poner el maldito número delante del título de cada MP3?). En todo caso, esa eventualidad acabó teniendo una feliz consecuencia: la primera canción que oí de Rory Gallagher fue su versión en vivo de "A Milion Miles Away", que es aún a día de hoy mi momento favorito de su carrera. Tras oír algo así caí rendido. Obviamente de haberlo oído en el orden correcto habría funcionado igual, pero el empezar con esa canción fue un flechazo que me predispuso a favor de ese irlandés. De hecho, al igual que me pasó con Deep Purple tardé años en disfrutar de sus discos de estudio porque me sonaban algo cojos al lado de sus versiones en directo, y por ello empecé con sus dos primeros discos en solitario, porque no toca ningún tema de éstos en el Irish Tour y las comparaciones se hacían menos odiosas.
En todo caso siempre es un buen momento para hablar de Rory y rescatar su música. Como dije, nunca lo pondría - al menos de momento - entre mis grupos/artistas predilectos, pero es de esos músicos a los que siempre me agrada recurrir de vez en cuando y cuya música soy capaz de disfrutar en casi cualquier momento. Eso unido a esa personalidad tan honesta y auténtica hacen del señor Gallagher un músico al que es fácil encariñarse.
Por último decir que cuando fui a Irlanda visité religiosamente la calle que tienen con su nombre en Dublín y en Cork. Da gusto ver cómo reconocen el talento de este gran guitarrista.
Este tema de Skip James es un reflejo de la América de la Depresión, de una época donde la desesperación se veía a diario en las calles (no hay más que ver fotos de la época o leer alguna novela de John Steinbeck para ponerse en situación). Skip James siempre me ha gustado especialmente como cantante, tiene una sensibilidad especial a la hora de interpretar sus temas que me encanta. Aquí va pues una de mis canciones favoritas suyas:
Hard times is here and everywhere you go
Times are harder than they ever been before
Um, hm-hm
Um-hm
Um, hm-hm
Um, hm-hm-hm
You know that people they are drifting from door to door
But they can't find no heaven I don't care where they go
Um, hm-hm
Um-uh-hm
Mm-hm-hm
Um, hm-hm-hm
Hear me tell you people just before I go
These hard times will kill you just dry long so
Um, hm-hm
Um-uh-hm
Mm-hm-hm
Um, hm-hm-hm
Well, you hear me singing this old lonesome song
People, you know these hard times can last us so very long
Hm, hm-hm
Hmm, hmm
Hm, hm-hm
Hm, hm-hm-hm
People, if I ever can get up Off of this old hard killing floor
Lord, I'll never get down this low no more
Um, hm-hm-hm
Hm, um-hm
Hm, hm-hm
Hm, hm-hm-hm
You know, you'll say you had money you better be sure
But these hard times gonna kill you just drive a lonely soul
El año pasado me animé como fanático que soy de las listas a hacer un Top200 de mis discos favoritos, pudiendo repetir tantos como quisiera de un mismo grupo. Las únicas limitaciones eran no incluir recopilatorios o discos en directo con temas de otros álbums (hice dos excepciones con dos álbums que incluían un disco de estudio y otro en vivo pero valorando sobre todo los temas no aparecidos antes). En parte es por ello que no incluí discos de jazz o blues, ya que en esos géneros escucho sobre todo recopilaciones y directos. De hecho en el caso del blues es absurdo de hablar de discos de estudio frente a recopilaciones, ya que muchos de los grandes bluesmen del género simplemente grababan sus canciones y éstas aparecían de mil formas distintas, pero no se pensaba en disco en conjunto. Reconozco que tiene algo de excusa para no complicarme aún más la vida, pero también digo que a la práctica de jazz solo incluiría algunos discos de Miles Davis (el Bitches Brew estaría segurísimo en el Top100). En cambio, de blues me sería difícil distinguir entre recopilatorios y discos de bluesmen que ya grababan LPs propiamente dichos.
Este año he decidido repetir la hazaña ampliando la lista a 250 discos. Esos 50 incluyen tanto discos que descubrí el 2012 (y uno recién descubierto este 2013 que me ha encantado al instante), como álbums que se quedaron fuera el año pasado por los pelos o que a día de hoy habría colado también en un Top200. La lista a grandes rasgos es muy similar pero he cambiado el orden de muchos discos, en algunos casos solo unos pocos puestos, en otros han subido y bajado radicalmente de posición. Ya se sabe, estas cosas son muy subjetivas y cada día modificaría algún disco de puesto, por ello he decidido conservar el Top200 del 2012 por si algún día me da por comparar.
Algunas estadísticas para diversión de toda la familia:
* Disco más antiguo: The Animals (1964)
* Disco más moderno: Wilco - A Ghost Is Born (2004), Dungen - Ta Det Lugnt (2004) y Arcade Fire - Funeral (2004). Había un par de discos más recientes que se quedaron en las puertas.
* Grupos con más discos: Queen (8 discos), Neil Young (8 discos), The Rolling Stones (7 discos), Led Zeppelin (7 discos) y Pink Floyd (7 discos).