sábado, 25 de agosto de 2012

Jimmy Reed


Jimmy Reed es quizás la prueba definitivo del fascinante y cautivador sonido del blues.

No es un músico que destaque como guitarrista como sí hacen otros bluesmen como Freddie King o Buddy Guy. Tampoco es un cantante destacado como Howlin Wolf ni tiene ese aura legendario que envuelve a los primeros bluesmen como Robert Johnson. Y sin embargo a día de hoy es uno de mis bluesmen predilectos por encima de otros de mucho más prestigio. ¿Por qué, si no tiene ninguno de esos rasgos destacables? No lo sé, y sin embargo es así.

Y no es cosa mía, puesto que Jimmy Reed, pese a no ser tan famoso, fue una influencia directa para gente como Elvis o los Rolling Stones. Quizá la clave esté en ese concepto tan difícil de definir como es el "estilo". Reed tenía un estilo propio que prácticamente nunca cambiaba, pero que era tan bueno que no importa, cuando te engancha no te aburre en absoluto. Por otro lado, sus canciones son muy buenas, no es uno de esos músicos que se base solo en tener un estilo que suene bien, pero aparte de la calidad de las composiciones lo que le hace tan especial es su sonido: esa forma tan arrastrada de cantar, esos toques de guitarra sencillos pero impecables, los solos de armónica concisos pero que son absolutamente perfectos para la canción, etc.

Cuando escucho discos como el magistral At Carnegie Hall (1961) me imagino a Jimmy Reed sentado desgranando su repertorio tranquilamente, sin prisa pero sin pausa, como si le saliera solo interpretar estas canciones de esta manera. Y sin embargo por mucho que he buscado, no he encontrado otro bluesmen que tenga ese sonido que parece tan sencillo.

Sirva esta entrada como homenaje a un grande del blues.





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