Antes de que se acabe el verano permitidme que os hable un poco del debut de Charlie Daniels.
Cuando uno se sumerge en un género que no es de sus predilectos a menudo tiene que hacerse a la idea de que muchas de las bandas legendarias de segundo nivel (ésas desconocidas para los no expertos en dicho género pero imprescindibles para los que sí lo son) seguramente no te matarán del todo. Es normal. En el caso del rock sureño, a mí me sucedió eso con Blackfoot y Black Oak Arkansas, al menos de momento. Pero en cambio resulta más gratificante cuando uno descubre que otros grupos menos conocidos tienen también discos que nos enganchan. En el caso del rock sureño me refiero a cuando uno sale del círculo clásico de Lynyrd Skynyrd, Allman Brothers, Marshall Tucker Band y Little Feat. En mi caso este año el género me ha aportado de nuevos descubrimientos destacables los debuts de Little Feat, Outlaws y Charlie Daniels.
Yo solo conocía a Charlie Daniels por la Marshall Tucker Band, en concreto por su colaboración en Where We All Belong, y decidí explorar lo que ofrecía este hombre por su cuenta y me bajé su debut. Debo reconocer que era un tanteo rutinario del que no esperaba mucho y que me sorprendí a mí mismo enganchándome al álbum en cuestión.
¿Vosotros no oiríais un disco de un hombre con estas pintas?
No voy a decir que es una obra maestra perdida del género y que es superior a otros discos de más renombre, pero sí voy a decir que es un gran disco que ha superado la prueba del tiempo al llevar ya varios meses oyéndolo sin dejar de disfrutarlo.
No tiene ninguna cualidad especial a la que pueda apelar, simplemente es un buen disco de rock sureño con buenas canciones que se ha convertido en uno de los álbums a los que más he recurrido esta primavera y verano.
Os dejo un par de temas: el primero es "Little Boy Blue", mi favorita del disco, una canción lenta preciosa; la segunda es "Georgia", un tema fantástico del que pongo una versión diferente a la del CD que tengo yo y que tiene uno de esos versos inolvidables: "A man is a man in Georgia".
Jimmy Reed es quizás la prueba definitivo del fascinante y cautivador sonido del blues.
No es un músico que destaque como guitarrista como sí hacen otros bluesmen como Freddie King o Buddy Guy. Tampoco es un cantante destacado como Howlin Wolf ni tiene ese aura legendario que envuelve a los primeros bluesmen como Robert Johnson. Y sin embargo a día de hoy es uno de mis bluesmen predilectos por encima de otros de mucho más prestigio. ¿Por qué, si no tiene ninguno de esos rasgos destacables? No lo sé, y sin embargo es así.
Y no es cosa mía, puesto que Jimmy Reed, pese a no ser tan famoso, fue una influencia directa para gente como Elvis o los Rolling Stones. Quizá la clave esté en ese concepto tan difícil de definir como es el "estilo". Reed tenía un estilo propio que prácticamente nunca cambiaba, pero que era tan bueno que no importa, cuando te engancha no te aburre en absoluto. Por otro lado, sus canciones son muy buenas, no es uno de esos músicos que se base solo en tener un estilo que suene bien, pero aparte de la calidad de las composiciones lo que le hace tan especial es su sonido: esa forma tan arrastrada de cantar, esos toques de guitarra sencillos pero impecables, los solos de armónica concisos pero que son absolutamente perfectos para la canción, etc.
Cuando escucho discos como el magistral At Carnegie Hall (1961) me imagino a Jimmy Reed sentado desgranando su repertorio tranquilamente, sin prisa pero sin pausa, como si le saliera solo interpretar estas canciones de esta manera. Y sin embargo por mucho que he buscado, no he encontrado otro bluesmen que tenga ese sonido que parece tan sencillo.
Sirva esta entrada como homenaje a un grande del blues.
Por algún motivo, los Eagles son uno de esos grupos que hoy en día gozan de poquísimo prestigio entre muchos aficionados al rock. Al principio yo lo atribuía al hecho de que el estilo que practicaban de folk-pop-rock no gustara a mucha gente hoy día. Pero cuando luego vi esa nueva moda actual hacia lo que se llama "americana" entonces sí que no entendí nada. Por ejemplo, los Jayhawks son una banda con discos excelentes, pero tienen los defectos que se les suele achacar a los Eagles (cierta ñoñería y tendencia a hacer demasiados temas lentos de folk-pop), e incluso los Eagles tienen una faceta rockera más marcada que los Jayhawks. Pero bueno, en todo caso hoy los reivindicaremos con una de sus mejores obras, On The Border (1974).
En este álbum, los Eagles quisieron alejarse un poco del sonido country-rock de sus dos primeras obras y adoptar uno más rockero. Como sabemos, más adelante decidieron tirar hacia el pop radiofónico, así que este álbum fue un pequeño paréntesis que marcaba una tendencia que no tendría mucha continuidad en su carrera.
La principal novedad es la incorporación del guitarrista Don Felder, quien inicialmente participó solo como músico de sesión invitado pero hizo tan buen trabajo que el resto de la banda le pidió que se uniera al grupo.
El álbum se inicia con la mejor composición de todas: "Already Gone", que es además una de las mejores canciones del grupo sin ningún lugar a duda. Es un tema perfecto: rockero, con buena melodía y alegre. De esas canciones que siempre te ponen las pilas y te dejan de buen humor. Imprescindible.
Los otros temas más marcadamente rockeros son el pequeño clásico "James Dean" y "Good Day in Hell". El resto en realidad no se aleja mucho del estilo de los discos anteriores, y eso que la intención del grupo era sonar más rockeros, pero a cambio la mayoría son todos grandes temas.
Los otros singles del disco fueron la más country "Midnight Flyer" (fijaros en la parte instrumental de en medio, que siempre pasa más desapercibida respecto a la parte cantada y a mí me parece mejor), una magnífica versión del "Ol' 55" de Tom Waits adaptada a su estilo, la balada "Best of my Love" (las letras de los Eagles son terriblemente ñoñas) y el tema homónimo, que si soy franco me parece directamente una tontería de canción a la que nunca le he visto la gracia.
Entre los temas menos conocidos yo destaco la balada "You Never Cry Like a Lover", que me parece magnífica (insisto en lo de las letras ñoñas), aunque las otras dos también son muy buenas: "My Man" e "Is It True?". De hecho me parecen mejores que la balada "Best of my Love", y eso que ésta fue single.
En líneas generales se trata de un disco muy regular, cuyo momento cumbre se encuentra en el inicio pero que luego no decae apenas (salvo el tema homónimo) y se escucha de forma muy agradable. Todavía no se habían decantado directamente por el pop, y por tanto la combinación entre temas rock, baladas y folk lo hace muy ameno de escuchar.
Al ser el miembro más discreto de Queen, no hay muchas imágenes o vídeos jugosos de John Deacon, pero éste es uno de ellos: un vídeo en el que parece sospechosamente alegre durante una fiesta de Queen.
Y de regalo, unas breves imágenes de John en Budapest durante el Magic Tour de 1986. Al final se le ve hablando con una niña de forma bastante entrañable:
A todo esto, John Deacon ha cumplido hoy 61 años, ¡felicidades!
Como todos ustedes sabrán, uno de los principales objetivos de toda banda de rock es alcanzar el éxito y vender millones y millones de discos. Se puede hablar largo y tendido sobre el dificultoso camino que realizaron todos los grandes del rock hasta conseguir tan ansiado premio, pero hay otra cara de la moneda que también me parece muy interesante y de la que quiero hablar hoy: ¿qué pasa cuando lo has conseguido?
Me refiero a cuando un grupo ha sacado un disco con un éxito arrollador que sabe que difícilmente podrá superar. Y es que llegados a ese punto supongo que todos se dan cuenta de algo tan simple como que cuando has llegado a lo más alto lo único que puedes hacer es descender. Por supuesto, los millones que has ganado suavizan mucho la caída, pero el ego y la presión de todo músico hacen de este momento un punto bastante delicado.
El caso más significativo creo que es el de Pink Floyd. Después de 5 años de carrera, en 1972 trabajaron muy duro para sacar un disco que fuera perfecto. Una vez éste salió a la venta, The Dark Side of the Moon se convirtió al instante en uno de los mayores éxitos no solo de la época sino de la historia del rock. Pues según leí, después de la gira de presentación del mismo el grupo llegó a tal estancamiento que se plantearon separarse.
Puede parecer absurdo, ya que llevaban muchos años trabajando juntos para llegar hasta ahí pero imagino que la presión para colmar las expectativas era tal que les tentó la solución cobarde de separarse.
Voy a hablar de algunos casos bastante significativos de bandas que se encontraron en esa situación: sacaron un disco superventas que tuvo tal éxito que se vieron en serios problemas para dar un siguiente paso. Vamos allá:
- Pink Floyd: tal y como expliqué antes, la resaca post-Dark Side of the Moon fue dificultosa para Pink Floyd. Cuando empezaron a pensar en nuevas composiciones tuvieron una primera idea muy extravagante: un álbum interpretado con objetos y no con instrumentos musicales. Estuvieron trabajando un tiempo en ese concepto y de hecho se llegaron a grabar algunos temas, pero al final se abandonó el proyecto. Puede parecer una locura, pero era una forma de 1) continuar experimentando como habían ido haciendo hasta ahora y, sobre todo, 2) evitar las odiosas comparaciones con un disco que no se parecería en nada a lo que habían hecho.
En su lugar, como bien sabrán, comenzaron a componer los temas que darían forma a Wish You Were Here (1975) y Animals (1977), álbums que los mantuvieron en lo más alto durante el resto de década, superando pues la prueba.
A día de hoy pueden escucharse algunas grabaciones de ese proyecto, llamado Household Objects:
- Eagles: el caso de los Eagles es uno de los más sintomáticos de este tipo de situaciones. Hotel California fue como ya sabrán un éxito abrumador, histórico incluso diría yo. ¿Consecuencia? El bajista Randy Meisner no soportó más la presión y se fue tras la gira y los dos líderes Don Henley y Glenn Frey se volvieron locos para grabar un álbum a la altura de las expectativas.
Tardaron la friolera de dos años en acabar el disco, y uno de los detalles más significativos en mi opinión es que querían que fuera doble, pero no porque les sobraran canciones. Es decir, ellos mismos se impusieron esa condición, lo que demuestra esa presión de tener que superar Hotel California de alguna forma, y uno de los medios de hacerlo era con el consabido mítico álbum doble que todas las grandes bandas de los 70 sacan tarde o temprano. Ellos no pudieron por no tener suficientes temas para completarlo (no obstante el 2007 hicieron por fin su ansiado doble álbum: Long Road Out of Eden).
En fin, The Long Run (1979) se grabó en varios estudios a lo largo de 2 años y el resultado fue un éxito de ventas aunque en mi opinión fue el álbum más flojo de su etapa clásica. Suena demasiado forzado para mi gusto y la producción tan pulida creo que no le hace ningún bien.
- Yes: nuestros amigos Yes son cualquier cosa menos gente sencilla. Una de las bandas progresivas por excelencia que destacaban por sus temas largos y complejos con letras místicas. El sueño de cualquier fan de los Ramones. Con Close to the Edge (1972) arrasaron por completo y se convirtieron en una de las grandes bandas del momento. Pero entonces tuvieron que plantearse algo: ¿cómo superas un disco como ése formado por tres obras maestras largas y soberbias? La respuesta en "términos Yes" es obvia: con un disco doble formado por cuatro temas más largos aún.
Podría escribir largo y tendido sobre Tales from Topographic Oceans (1973) pero me reservo porque quiero dedicarle una entrada entera como se merece. El título del álbum ya os da una idea de por donde van los tiros, y los títulos de los temas no se quedan cortos: "The Revealing Science of God (Dance of the Dawn)". Los ambiciosos Jon Anderson y Steve Howe directamente perdieron el norte en su intento de hacer el gran disco de su carrera, sin ser conscientes de que en realidad ya lo habían grabado y que éste sería considerado durante un tiempo (injustamente) como uno de los peores discos de la historia. Todos los temas rozan o sobrepasan los 20 minutos de duración y NINGUNO justifica esa duración, todos están alargados con pasajes algo aburridos que se empeñan en extender hasta el límite de la cara del vinilo una composición que en realidad debería durar la mitad. Pero es que su nuevo álbum tenía que ser un disco doble aún cuando fuera a costa del mismo disco.
En la grabación del álbum, el teclista Rick Wakeman acabó tan harto de todo que empezó a escaparse al estudio de al lado para emborracharse con Black Sabbath. Mientras tanto, Anderson quería grabar el disco en el campo para inspirarse en la naturaleza, pero al no ser posible simplemente decoraron el estudio para sentirse en un ambiente campestre. BRUTAL.
El resultado final no es malo, pero indudablemente se les fue de las manos:
- Supertramp: para los que no conozcan el contexto, Supertramp tuvieron unos inicios algo dificultosos en que el éxito parecía rehuirles. Por otro lado los únicos miembros estables eran los líderes del grupo, Rick Davies y Roger Hodgson. Por ello en 1974 consiguieron con Crime of the Century un logro a varios niveles: a nivel artístico, comercial y de banda, ya que el disco sería al mismo tiempo su obra maestra, su primer éxito de ventas y el primer álbum grabado con una formación estable de Supertramp.
Desgraciadamente, al mismo tiempo que consiguieron eso, las relaciones entre Davies y Hodgson empezaron a enfriarse hasta volverse muy tensas. Años después, con Breakfast in America (1979) consiguieron el mayor éxito de su carrera. Era un álbum donde tiraban descaradamente hacia un sonido pop más comercial (eso no quita que fuera también un excelente disco), y el público reaccionó positivamente dándoles el mayor éxito de su carrera.
¿Qué pasó después? Pues como era de imaginar, las relaciones entre Davies y Hodgson empeoraron aún más, pero aparte tuvieron serios problemas para decidir el rumbo a emprender. Ambos habían estado de acuerdo en apostar por el pop en Breakfast in America, pero ahora Davies quería volver al sonido progresivo más complejo de sus obras anteriores (es decir, la opción Pink Floyd de "hagamos algo diferente para evitar comparaciones"). Hodgson en cambio optaba por algo un tanto contradictorio: quería seguir haciendo pop pero al mismo tiempo quería echar a toda la banda salvo a ellos dos para cambiar un poco de aires y probar cosas nuevas (es decir, seguir haciendo la misma música pero con gente diferente). Davies se negó rotundamente, después de todo les costó años conseguir una formación estable. Sin ser capaces de llegar a un acuerdo, en su siguiente álbum (...Famous Last Words...) prácticamente trabajaron por separado, reservándose además algunos temas para futuros discos, puesto que ya intuían que pronto habría una ruptura.
El resultado es sorprendentemente bueno teniendo en cuenta las circunstancias y que Davies casi se lavó las manos grabando sus temas y luego dejando el resto del proceso enteramente a Roger. Pero eso no quitaba que fuera el disco más flojo de la formación clásica del grupo y una despedida de Hodgson un tanto deslucida.
- Lou Reed: después de revolucionar la historia del rock a cambio de no tener nada de éxito con The Velvet Underground, Lou Reed se retiró temporalmente de la música para ver cómo su banda tenía un éxito póstumo con su último álbum, Loaded. Reed decidió volver a la carga con un disco debut que por desgracia no convenció mucho pero por suerte apareció por ahí David Bowie y le rescató con el mayor éxito de su carrera, Transformer, donde Reed se apuntó a la moda glam.
Después de más de 5 años grabando discos que no escuchaba nadie y tocando en clubs de mala muerte por fin le sonrió el éxito. ¿Qué mejor manera de celebrarlo que grabando un álbum sobre una prostituta berlinesa que acaba cortándose las venas? Cuando los de la discográfica oyeron que Reed, el último gran éxito de la compañía, quería hacer un álbum doble sobre ese tema tan comercial y acorde con el espíritu glam, se asustaron. Solo consiguieron que el disco no fuera doble. El fracaso del álbum desalentó la idea inicial de acompañar el disco de una versión teatral (otra idea típica de músico ambicioso que de repente alcanza el éxito). No fue hasta décadas después cuando empezó a ser reivindicado.
- Steely Dan: no soy fan de Steely Dan ni conozco el disco que voy a comentar, pero sabiendo el exitazo que tuvieron el 1977 con Aja y habiendo oído algo de su perfeccionismo enfermizo, intuí que podría haber una buena historia sobre su continuación. No me equivoqué. A Steely Dan simple y llanamente se les fue la olla después de Aja.
Para grabar la continuación de su afamado éxito de ventas, Steely Dan estuvieron un año en el estudio y utilizaron a más de 40 músicos diferentes en la grabación del disco, incluyendo Mark Knopfler. Todos los músicos que colaboraron en el álbum acabaron hartos de Donald Fagen y Walter Becker (los dos miembros que quedaban del grupo), quienes eran tan perfeccionistas y obsesivos con los detalles que nunca estaban satisfechos, incluso cuando los temas realmente no eran demasiado complejos.
El disco fue un nuevo éxito pero desgastó al dúo por completo, quienes se separaron poco después.
- Fleetwood Mac: : aquello que los Eagles no fueron capaces de hacerlo, sí lo lograron Fleetwood Mac: grabar su álbum doble. Aunque la gestación de Rumours (1977) se realizó estando las dos parejas que formaban el grupo en proceso de separación (y el batería Micl Fleetwood en medio), el enorme éxito del álbum les obligó a aplicarse eso que cantan en "The Chain" sobre mantenerse unidos. El resultado, Tusk (1979), fue un ambicioso disco doble que en su momento se convirtió en el disco más caro grabado hasta el momento costando un millón de dólares de la época.
Por último quiero mencionar la curiosa tendencia de ciertos grupos underground cuando consiguen el éxito con un álbum más o menos asequible y luego intentan resarcirse grabando un disco más oscuro, como si estuvieran avergonzados de haberse vuelto más comerciales.
El gran precedente es Neil Young, que pasó del exitosísimo Harvest a editar una trilogía de discos oscurísimos y claramente anticomerciales: el directo Time Fades Away, On The Beach y Tonight's The Night. Pero eso se nota mucho en bandas de rock alternativo que dan el salto de la escena alternativa al éxito masivo: R.E.M. pasando del exitoso y popero Out of Time al oscuro Automatic for the People o Nirvana del gran disco de principios de los 90, Nevermind, al mucho menos accesible In Utero. En ambos casos la elección del primer single del disco post-éxito ya dice mucho de por donde van los tiros, y más cuando en ambos casos los discos tienen temas con mucha más madera de single pero que ellos se resistieron a que salieran como canción de adelanto. En el caso de Nirvana fue "Heart-Shaped Box" y en el de R.E.M. fue "Drive", con la que acabo este artículo no solo por ser una de mis canciones favoritas del grupo sino porque el videoclip muestra gráficamente la idea de este texto, con esa masa de fans engullendo a Michael Stipe:
Mis dos discos del verano pasado fueron Workingman's Dead de Grateful Dead y Giant Step/De Ole Folks At Home de Taj Mahal. Como ya he dado mucho el coñazo con Grateful Dead, he decidido hablar un poco del segundo, uno de mis discos de blues favoritos.
Este álbum, el tercero de su carrera, era un disco doble: el primer vinilo, Giant Step, incluía canciones interpretadas junto a su banda, mientras que el segundo, De Ole Folks At Home eran temas que Taj Mahal interpretaba en acústico acompañado sólo de su guitarra y armónica. A día de hoy soy incapaz de decantarme por uno u otro, ya que ambos me encantan: el primero es más alegre, un disco que te pone una sonrisa en la cara, mientras que el segundo es más intimista y con varios números instrumentales.
El inicio es de uno de los más bonitos que conozco, una brevísima pieza instrumental llamada "Ain't Gwine Whistle Dixie No More" que Taj Mahal acompaña silbando seguida del tema "Giant Step", una de esas canciones que me gusta escuchar por las mañanas recién levantado porque me pone instantáneamente de buen humor.
En general se trata de un disco entrañable y con aroma campestre (Taj Mahal de hecho dudó en su época entre dedicarse a ser un granjero o seguir el camino de la música, por suerte eligió el segundo). Otro tema que sigue el tono del ya mencionado y que podría ser mi favorito del disco es el clásico "Farther On Down The Road", una auténtica maravilla, una preciosidad.
También hay otros temas de tono más blues-rock como "Give Your Woman What She Wants" o su versión de "Six Days on the Road".
El disco dos no se queda corto. En esta segunda mitad destaca su destreza a la guitarra acústica y consigue evocar con eficacia el sonido puro del blues primigenio de los años 30. Mi favorita de esta parte es su versión de "Wild Ox Moan", que es muy evocadora. Me deja boquiabierto la forma como consigue llenar todo el tema con su voz y un mínimo acompañamiento de guitarra. Quizá no es muy representativo como otras canciones que sí demuestran su destreza a la guitarra pero es una debilidad personal.
En realidad no empecé a sentir cierto interés hacia Santana hasta que vi su incendiaria actuación en Woodstock. Pero tuvo que ser un amigo mío quien me empujara a escuchar Abraxas, disco al que él por entonces estaba enganchadísimo. Lo descargué y me gustó pero nunca llegué a conectar con él al 100%, era el típico álbum que te pones de vez en cuando pero que no oyes muy seguido. Supongo que el problema es que el sonido latino no me gusta, y obviamente hay mucho de eso en Abraxas, pero por otro lado lo que domina es el rock y hay no pocas influencias jazzísticas o psicodélicas, que eran mi nexo de unión con el disco.
Por algún motivo, casi 5 años después de habérmelo grabado, estos meses me ha dado fuerte por este disco. Primero de forma espontánea, luego gracias a que en el concierto de Dickey Betts lo pusieron de música de fondo previa a la actuación. Finalmente me he conseguido enganchar y he aprovechado para oír también su genial debut, pero prefiero centrarme en Abraxas.
Santana es un músico que, al margen de gustos, es respetadísimo en EEUU y que en su momento supuso un gran impacto en la escena musical, y no cuesta entender el por qué: eran una banda que tenían ese sonido jam salvaje psicodélico de la época con un toque latino que en su momento parecería refrescante. Debió ser muy curioso ponerse este disco en 1970 y escuchar una versión latina del tema de puro blues-rock "Black Magic Woman" seguida de una versión de Tito Puente. De hecho la gracia de la banda era que cada miembro aportaba una influencia diferente que luego se reflejaba en la música con ese sonido que va desde percusiones latinas a los clásicos solos de guitarra y el órgano hammond.
En sus inicios Santana eran básicamente una banda que se basaba en largas jams instrumentales (hay un directo en Fillmore del 1968 que lo atestigua), y si bien en sus discos aparecen más domesticados mis momentos favoritos son los instrumentales precisamente. Por ejemplo, la versión de "Black Magic Woman" es muy buena (prefiero la original de Fleetwood Mac por eso) pero me gusta más cuando empalman con la instrumental "Gypsy Queen" (versión del guitarrista húngaro Gábor Szabó del que Santana era un gran admirador).
Mis canciones predilectas de hecho son instrumentales. Mi favorita del disco es "Incident at Neshabur", que empieza con un riff que muchos grupos de la época utilizarían para dar forma a un tema de blues-hard-rock pero que aquí está en el estilo Santana. Seguidamente llega una parte instrumental que me parece preciosa.
Después de ésta me quedaría con la clásica "Samba Pa Ti", una de las baladas más populares del grupo.
Para acabar, de los temas menos populares-obvios me gustaría resaltar "Mother's Daughter", un tema de puro rock setentero escrito por el teclista de la banda que es una de mis debilidades del disco: