sábado, 20 de marzo de 2021

Supertramp - Supertramp (1970)

 

Pues después de un año sin apenas poder añadir contenido, he decidido a raíz de la excelente biografía de Supertramp que estoy leyendo estos días ir comentando por aquí la discografía clásica del que es uno de mis grupos favoritos álbum por álbum con algunos datos que saco de allá y reflexiones mías que me están viniendo a la mente mientras rescato sus discos. Como toda tarea que implica cierta constancia y asiduidad pero que se encuentra en la parte baja de tu lista de prioridades personales (no es por falta de ganas, sino de tiempo), no estoy seguro de si podré seguir hasta el final o si me quedaré a medias, pero me apetece intentarlo y dedicar unas cuantas entradas a los buenos de Rick Davies y Roger Hodgson, de modo que empecemos con su debut.

Los dos primeros discos de Supertramp son toda una rareza en su carrera. De entrada los únicos miembros clásicos que tenemos ahí son a los ya citados Davies y Hodgson, pero además el sonido de estos álbums no se parece en nada a lo que vino después, de modo que es fácil desdeñarlos, pero a mí me gustan bastante y creo que tienen sus virtudes. De esos dos discos el más peculiar es su debut homónimo porque es el que menos se parece al tipo de música que les haría famosos. De hecho resulta sorprendentemente alejado de lo que sería el sonido Supertramp y se nota que aún no tenían muy claro que querían hacer con sus vidas. De entrada Roger Hodgson, que más adelante aparte de vocalista sería el guitarrista y uno de los teclistas del grupo aquí toca el bajo, y no porque le apeteciera sino sencillamente porque cuando él y Davies estaban fichando músicos para la banda se encontraron con un guitarrista que les gustó, Richard Palmer-James, y el puesto de bajo tenía que ocuparlo alguien. Por otro lado el teclista Rick Davies, que en el futuro cantaría la mitad de temas, aquí solo es vocalista en una canción y con un tono de voz para mí irreconocible, y además utiliza mucho más el órgano en lugar del piano eléctrico que sería un signo de identidad del grupo. Finalmente es la única formación de Supertramp en formato cuarteto, sin instrumentos de viento, si bien Roger toca la flauta en algunos temas. Considerando esta suma de circunstancias, lo extraño sería que esto sonara a Supertramp.

Soy consciente de que Supertramp (1970) no es un gran disco pero realmente me gusta bastante y disfruto escuchándolo aunque no suene a ellos, supongo que porque siento debilidad por el sonido que tenían aquí, ese rollo progresivo-pastoral tan característico de principios de los 70. Pero el caso es que ése no puede ser el único motivo que me haga disfrutar de este álbum, porque si bien hay muchas obras de ese estilo en esa época superiores a ésta, no son tantas las que me han motivado a reescucharlas o acabar añadiéndolas a mi colección. Por tanto, si rescato Supertramp de vez en cuando es porque algo debe haber aquí que merece la pena, que es lo que estoy intentando confusamente desgranar en este post.

Retrospectivamente, Hodgson resaltó como una de las virtudes de este disco que rebosa inocencia, y tiene razón. Se nota que aquí eran unos músicos aún descubriéndose a sí mismos, que no sabían muy bien por dónde tirar y que lógicamente se dejaron contagiar por algunos de los sonidos predominantes de la época antes de descubrirse a sí mismos. Lo curioso es que como mínimo Hodgson ya tenía compuestos muchos temas que serían futuros clásicos de Supertramp pero fue reticente a incluirlos en los dos primeros discos del grupo, como si quizá intuyera que convenía dejarlos reposar a la espera de que tuviera las cosas más claras. En su lugar el disco está formado por composiciones co-escritas por los dos artífices de Supertramp junto a letras de Richard Palmer-James, y el resultado es bastante impersonal. Son canciones que podría haber compuesto cualquier banda de ese estilo en la época, pero las redime que el nivel es bastante potable y sobre todo que Hodgson las canta con una sinceridad y sensibilidad que las hace más válidas. Puede que Supertramp fuera un disco algo forzado (cuatro músicos que no se conocían y sin mucho en común encerrados en una casa intentando componer música nueva para su proyecto, más que un grupo surgido de la espontánea química entre miembros a partir de la cual la música surgiría sola) pero no suena falso.

El único testimonio en vídeo que se conserva de los Supertramp pre-Crime of the Century. Impagable documento que nos muestra lo mucho que cambiaron en 4 años.

Hay algunos temas bastante rockeros en la línea de bandas de la época a las que ellos admiraban como Spooky Tooth, por ejemplo el magnífico "It's a Long Road", "Nothing to Show" (cuyo breve solo de teclados a medio tema es de los poquísimos precedentes que podemos rascar de algo parecido a los Supertramp clásicos) o mi favorito del disco, "Try Again", que desemboca en un climático segmento instrumental que en vivo se convertiría en el momento cumbre de los conciertos, durando a veces hasta 15 minutos. Pero en general predominan temas más melancólicos como "Words Unspoken" (con algunas partes vocales como la del estribillo que le dan algo más de interés), "Maybe I'm a Beggar" (quizá la mejor de ese estilo aunque preferiría que la cantara Roger en vez de Richard Palmer-James) o el final de "Surely" que creo que funciona bien como cierre de álbum.

Precisamente por no parecerse en nada a lo que hicieron después, Supertramp seguramente sea un disco que satisfaría más a los amantes del prog-rock o el rock de teclados de los 70s antes que a los fans del grupo, y quizá si a mí me gusta es más como fan del prog-rock o rock de teclados de los 70s que como fan de Supertramp. No es una gran joya por descubrir y resulta comprensible que en su época pasara completamente desapercibido, pero insisto, no creo que si lo siga oyendo sea simplemente porque tenga el nombre del grupo en la portada. Tiene mucho encanto, es un disco claramente inocente y de juventud bien interpretado en que unos prometedores músicos se buscaban a sí mismos. Y les llevaría aún unos años encontrarse. No desdeñemos pues esta primera formación de Supertramp y celebremos que esta efímera banda llegara a grabar un álbum como testimonio de esos años confusos.

En la gira de ese disco ya añadieron a un saxofonista, pero eso ya se verá en el siguiente capítulo.

1 comentario:

  1. A mí me parece un buen disco y estoy de acuerdo con lo que dices. Yo creo que Surely\It's a long road podrían haberla recuperado para sus conciertos posteriores, dado que funciona muy bien.
    Yo sí veo ahí bastantes trazas de los Supertramps clásicos; Nothing to show podría haber estado en Crime o Crisis.
    Es in estupendo artículo, secillo, directo y con contenido. Bravo. Te seguiré.

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