Después de encadenar dos sonoros fracasos de ventas como su debut homónimo e Indelibly Stamped (1971), de perder el mecenazgo que les había brindado hasta entonces un excéntrico millonario y de que toda su banda les abandonara por segunda vez, unos Rick Davies y Roger Hodgson ya desencantados pensaron que lo mejor era dejarlo. Por suerte hubo dos cosas que les animaron a darse una última oportunidad: tenían un montón de canciones nuevas que sonaban bastante mejor que las que habían compuesto hasta la fecha (algunas de hecho databan de antes pero las habían perfilado) y su nuevo bajista, Dougie Thomson, trajo a la banda una dosis de entusiasmo más que necesaria y les animó a seguir adelante un poco más, después de todo sería una pena dejarlo antes de publicar estos nuevos temas tan prometedores.
OK, en este caso sí que puede decirse que a la tercera va la vencida. De entrada un factor decisivo es que por fin formaron una banda estable y que encajaba 100% con el sonido que buscaban. Se incorpora el batería Bob Siebenberg, de estilo siempre enfocado a reforzar la canción y no al lucimiento personal, y el saxofonista John Helliwell, cuyo marcado sentido del humor le dio un punto extra, lo cual me hace recordar esa escena de Los siete samurais de Akira Kurosawa en que uno de los cabecillas del grupo decide reclutar a un samurai entre otras cosas porque está siempre diciendo ocurrencias graciosas y "uno necesita tener a alguien así para animarle en los momentos difíciles". Y si algo necesitaba urgentemente Supertramp en aquellos momentos era alguien que les animara - y ya de paso la locuacidad de Helliwell le convertiría automáticamente en el frontman del grupo en todos los conciertos, un papel que los tímidos Rick y Roger se resistían a asumir.
Tenemos pues la combinación ganadora: buenos temas y una formación adecuada para ellos. Nuestros amigos se tomaron la cosa en serio y pasaron un largo tiempo conviviendo juntos para conocerse y trabajar todas las canciones nuevas antes de meterse en un estudio, de modo que este nuevo repertorio estaba más que trabajado y ensayado cuando tuvieron que defenderlo en vivo y en estudio.
Hay un aspecto que me fascina de esta historia y es el cambio tan súbito que dieron Supertramp de sus dos primeros discos a Crime of the Century (1974), no solo en términos de calidad sino de estilo. En sus anteriores obras apenas percibimos destellos del que sería su famoso sonido clásico, y de repente en el tercer álbum no es que hubieran encontrado su sonido... ¡es que lo exhibían totalmente definido y perfeccionado hasta el más mínimo detalle! ¡Está ya todo ahí! Lo normal es algo como por ejemplo lo que le sucedió a sus contemporáneos Queen, que desde su debut hasta A Night at the Opera (1975) fueron gradualmente descubriendo su sonido de forma escalonada. ¡Lo de Supertramp es como si Queen hubieran pasado de su debut con tintes heavy metal directamente a Opera sin todo lo que hubo en medio! En todo caso, tenían ya los temas y el sonido propio, solo hizo faltar convencer al gran productor Ken Scott para que les produjera el álbum y empezó la grabación del que considero la obra cumbre de su carrera.
Otro de los aspectos que más me llama la atención de Crime of the Century es que fue un disco bastante costoso y laborioso para los estándares de la época, lo cual resulta chocante si pensamos que lo grabó una banda que había encadenado dos fracasos de ventas seguidos y que llevaba 3 años girando sin mucho éxito. Eso es algo que dice mucho a favor de cómo funcionaban muchas de las discográficas en la época, que estaban dispuestas a apostar por grupos o artistas que no acababan de despegar basándose en la música que tenían a ofrecer. En el caso de Supertramp cuando éstos acudieron a la discográfica a pedir que les financiaran su tercer álbum, al principio todos se pensaban que habían ido para anunciar que se separaban, ya que era una de sus muchas bandas del montón que no llegaban a ninguna parte. ¡Cuál fue su sorpresa cuando Rick y Roger les dijeron que querían grabar un tercer disco! Y si aceptaron pese a lo mal que se habían vendido los anteriores es porque éstos les mostraron algunas de las maquetas que habían preparado y confiaron en el potencial de esas nuevas canciones. No voy a idealizar la industria discográfica de los 70, que seguía explotando y robando a muchos de sus artistas, pero al menos se guiaban también por la idea de apostar por la música, y no solo por lo que diera beneficios seguros.
La grabación de Crime of the Century fue una experiencia extenuante en gran parte por el perfeccionismo enfermizo del productor Ken Scott, el hombre clave en el sonido del disco. Es uno de esos álbums que están repletos de pequeños detalles que, por separado pueden parecer tonterías, pero que en conjunto le dan una mayor riqueza a la música. Además éste fue un disco que se elaboró pensando en el álbum como un todo y no como una mera suma de canciones. Por entonces Supertramp tenían bastantes más temas nuevos de los que acabaron en el tracklist final y tuvieron que hacer una rigurosa selección de los que entrarían. Cuando lleguemos a Crisis? What Crisis? (1975) nos preguntaremos cómo algunas de esas canciones tan buenas fueron descartadas de Crime of the Century, pero en realidad ya adelanto la respuesta: los temas que seleccionaron se hicieron no solo en base a su calidad sino a que encajaran mejor en ese puzzle de canciones que era ese disco, de modo que dejaron fuera algunas canciones que les parecían magníficas pero que no sabían cómo encajarlas en el Crime. Parece ser que la forma como hicieron este difícil cribaje fue en primer lugar escoger qué temas de Rick entrarían (ya que Roger tenía muchas más composiciones donde escoger y sería más complejo hacer esta primera selección) y luego ver qué canciones de Roger se complementaban mejor con éstas, siguiendo la estructura que luego repetirían en sus siguientes álbums de alternar temas de Rick y Roger para darle más heterogeneidad a la música y explotar uno de los fuertes de Supertramp, que era la combinación de dos voces y estilos tan distintos. Se dedicaron incontables horas en trabajar qué canciones elegían y mirar en qué orden colocarlas para que la experiencia sonora fluyera lo mejor posible, y es algo que se nota mucho: Crime of the Century es de esos discos en que cada canción desemboca a la siguiente con tanta naturalidad que sabe mal parar el álbum a medias, ya que cada composición parece un complemento o respuesta musical a la anterior.
El álbum se abre con uno de los temas definitivos de Supertramp, "School", la gran aportación musical de Roger al disco en que narra sus experiencias en el instituto y que se trata de la única canción del disco que realmente compuso a medias con Rick. Sí, para entonces Rick y Roger ya escribían completamente separados porque habían encontrado cada uno sus estilos propios, pero en este tema de Roger su compañero hizo unas aportaciones decisivas: el célebre solo de armónica inicial, el solo de piano y la parte intermedia en que dialoga con Roger. Tan importantes son estas pequeñas grandes contribuciones de Rick que cuando años después Roger se empeñó en separar qué canciones eran suyas y cuáles de Rick (como si dicha distinción no fuera obvia...), en el caso de "School" la aceptó como una canción de los dos.
Le sigue la más rockera "Bloody Well Right", que durante bastante tiempo no me entusiasmaba hasta que le cogí el punto sobre todo por las partes de guitarra eléctrica, breves pero que le dan un poco más de dureza en contraste con su estribillo tan melódico. Ya en estos dos temas distinguimos los dos estilos tan diferenciados entre Rick y Roger: Roger es mucho más melódico, e incluso cuando tira hacia temas más progresivos siempre se apoya mucho en la melodía; Rick tiene menos rango vocal que su compañero y un timbre menos reconocible pero a cambio tiene más mojo, y sus temas se mueven en un sonido más especial que bebe de influencias blues, progresivas y pop. De los dos quien tiene más las de ganar es Roger, pero a mí no me hagáis escoger, adoro a ambos y ya reivindiqué por aquí a Rick hace años.
"Hide in your Shell" es lo más parecido que conozco a algo que podríamos llamar pop progresivo, con una base melódica muy marcada pero un trabajo brutal de coros, teclados y diferentes efectos (la forma como suena la batería, el uso de ¡un serrucho! de fondo en el estribillo, etc.) y la letra es de mis favoritas. En contraste viene el gran tema oculto del disco, "Asylum", la canción que más suele pasar desapercibida por no ser tan pegadiza ni tener grandes golpes de efecto pero que con el tiempo se revela como un momento magistral por varios motivos: tiene la mejor interpretación vocal de Rick en el disco (fijaos cómo canta el trozo final mientras insiste que no está loco), la letra siempre me ha gustado bastante y los arreglos orquestales son una absoluta maravilla. Permitid que dedique unas palabras a esos arreglos porque son uno de los elementos clave del álbum. Me recuerdan a los que usaba Elton John en su época clásica por el hecho de que complementan las canciones a la perfección sin abusar ni volverse empalagosos o cobrar demasiado protagonismo, el punto intermedio justo que a veces es tan difícil de encontrar. En los últimos temas de la cara B se volverán aún más importantes.
La cara B se abre con el gran hit del disco, "Dreamer", que a mí es quizá el tema que menos me entusiasma sin desagradarme (en su faceta puramente pop prefiero otras canciones de Roger). Un detalle a resaltar es que aunque Ken Scott era un productor enfermizamente perfeccionista, tampoco perdía de vista que en un disco de rock la perfección no lo es todo, y en el caso de "Dreamer" se dieron cuenta de que por más que lo intentaran no lograban captar la frescura que tenía el tema en la maqueta que había grabado Roger años atrás. ¿Solución? En este caso construyeron el tema sobre la maqueta, añadiendo el resto de instrumentos y elementos y puliendo el sonido.
Seguimos avanzando y ahora nos encontramos con una composición que son palabras mayores: "Rudy" no es solo la mejor del disco, podría ser el mejor tema de Supertramp en general, un tema magistral de Rick con una de mis letras favoritas del rock en que un viaje en tren sirve de metáfora sobre el paso del tiempo y cómo la vida va pasando sin que el personaje que da nombre al tema haya sabido aprovecharla. Es el tema más puramente progresivo del álbum sin un estribillo propiamente dicho y con un segmento central que recrea el viaje en tren que me parece inconmesurable. La conexión que había entre Rick al piano y Roger a la guitarra complementados por los otros tres músicos pocas veces funcionó mejor que aquí, y la emoción con que Rick canta los últimos versos mientras se oyen las violines siempre me pone los pelos de punta.
El tramo final empieza con la gran joya oculta de Roger en este álbum, "If Everyone Was Listening", un tema terriblemente olvidado entre tantas grandes canciones pero que a mí me encanta. Es una de esas canciones con un feeling especial melancólico sin llegar a sonar triste y cuya clave es que sencillamente tienen algo que no sabría describir pero que sin duda está ahí. No en vano es la favorita del disco de Bob Siebenberg y una amiga fan del grupo incluso la citaba como su favorita de todo su repertorio. No obstante es la única composición del disco que no sale en su mítico directo Paris (1980) y la única que no he pillado (ni pillaré, me temo) nunca en vivo.
Y como gran cierre final tenemos otra de las grandes composiciones de Rick - éste es el único disco en que creo que supera a su compañero en cuanto a la calidad de sus temas - que es la propia "Crime of the Century", que sigue una estructura por la que siento debilidad: canciones que empiezan con unos pocos versos y luego desembocan en una larga parte instrumental (por ejemplo "The Dream's Dream" de Television sería otro ejemplo), que en este caso viene apoyada por una misteriosa melodía de piano que se va repitiendo hasta alcanzar el gran clímax del disco cuando se van sumando los arreglos orquestales y el saxofón de Helliwell, cerrando finalmente con el mismo solo de armónica que abría el álbum. Pocos cierres de disco se me ocurren a la altura de éste.
Aunque no lo parezca yo quería hacer una reseña más breve del disco - y desde luego las otras que haré no quiero que me queden tan largas - pero hay tantas cosas que decir, tantos detalles por resaltar, que me es difícil ser escueto. Me parece uno de los discos más perfectos que ha dado la historia del rock, pero además es un álbum muy emotivo y rebosante de sentimiento, y no es solo mera técnica o canciones bien construidas. Es por tanto una combinación que no siempre se da, al menos no de la forma que tenemos aquí.
Crime of the Century era la apuesta final de Supertramp, si el disco fracasaba el grupo se iba sin duda a la porra (y el escaso éxito que tuvo el single de adelanto que sacaron con esta nueva formación, "Land Ho", hizo que la apuesta pareciera cada vez más insegura). Por suerte lo lograron. Pero sabiendo lo cerca que estuvieron de separarse antes y lo razonable que habría sido que la discográfica les hubiera dado la patada, uno no puede evitar preguntarse cuántas potenciales obras maestras y grandes carreras nos hemos perdido de otros grupos que no pudieron o quisieron aguantar un poco más hasta dar con la tecla adecuada. Estuvimos muy cerca de perdernos una de las grandes obras maestras del rock, pero por suerte Rick y Roger decidieron darse una última oportunidad.