Ahora sí, den la bienvenida al Elton John clásico as we know it. ¡Adiós Elton John cantautor serio! ¡Hola, Elton John estrella de rock e inminente reina del glam!
Así es, pese a que esta portada aún nos haga pensar en el Elton de su primera época, en realidad supone el primer paso serio de cara a reformularse como músico de rock. De hecho en esos años, Elton estaba más que harto de la etiqueta de cantautor serio. En directo había demostrado que sabía armar un buen espectáculo y lo que quería por entonces era centrarse en esa faceta, divertirse y dejar de ser tan serio.
Estas nuevas inquietudes coincidieron con el estallido del glam-rock sobre todo a raíz del colosal éxito de artistas como David Bowie o Marc Bolan, con el que Elton hizo buenas migas (incluso en esas fechas apareció en su documental Born to Boogie). Al igual que ellos dos, el pianista ya llevaba mucho tiempo antes en activo y se introdujo en la moda glam como forma de explotar su talento. En el caso de Elton además el movimiento glam le sirvió para quitarse de encima el principal problema que tenía para convertirse en una estrella de rock: el hecho de no parecerlo. En esos primeros años en que se debatía si venderse como cantautor o músico pop, Elton siempre fue algo receloso porque sabía que su físico no concordaba con lo que el público entendía por un rockero. No obstante el glam le dio la plataforma que necesitaba para evitar ese problema: ¡no hacía falta que fuera atractivo o pareciera auténtico, bastaba con disfrazarse de forma excéntrica sin prejuicios! La diferencia es que él nunca explotó el glam jugando con la ambigüedad sexual y el erotismo (como sí hacía Bowie) sino buscando expresamente llevarlo a lo grotesco y exagerado.
Ya solo faltaba un detalle para reconvertirse en estrella de rock: necesitaba un guitarrista, ya que las posibilidades del formato trio estaban agotadas. De nuevo acudió Gus Dudgeon en su ayuda presentándole a Davey Johnstone en las sesiones del Madman Across the Water. La elección era algo extraña, puesto que Davey tocaba en un grupo de folk progresivo Magna Carta, y no parecía el más apropiado para dar un giro rockero a la carrera de nadie. Pero sucedió que en el momento de grabar el tema homónimo del disco anterior Elton y Davey conectaron instintivamente y el guitarrista hizo su parte de guitarra en muy pocas tomas. Elton, un tipo muy impaciente y exigente que además tenía que grabar sus discos en tiempo récord, valoró muy positivamente la experiencia. Al día siguiente le ofrecieron el puesto y Davey aceptó. Con estos tres músicos se inicia la época glam-rockera de Elton John que acabó siendo la más conocida de su carrera.
Volvamos al disco que nos ocupa. Grabado en los estudios franceses a los que hace referencia su título, Honky Château se encuentra a medio camino entre la etapa anterior y la que vendría a continuación teniendo un pie puesto en cada bando.
De entrada el álbum legó a la posteridad uno de los mayores clásicos de su carrera y uno de sus primeros grandes hits: "Rocket Man", una absoluta obra maestra del rock, que por muy quemada que esté sigue pareciéndome impresionante. No solo la melodía es memorable sino el uso que hace el tema de las guitarra y los sintetizadores acaban de redondearlo dándole auténtica personalidad. Este mismo tema con el tratamiento del disco anterior sería muy bueno pero no sería tan colosal. Por muy típico que sea, es la mejor canción del álbum sin duda alguna.
Otros dos clásicos menores son "Honky Cat" y "Mona Lisas and Mad Hatters". La primera es un divertido tema muy pianístico que pedía a gritos ser interpretado en vivo con ese solo final tan virtuoso. No obstante creo que todos los fans preferimos la segunda, una de las baladas más especiales del Elton John clásico, con una sensibilidad especial que la hace conmovedora.
Entrando en la parte menos conocida del álbum encontramos un poco de todo. Por ejemplo, "Hercules", "I Think I'm Going to Kill Myself" y "Susie (Dramas)" ya apuntan hacia el Elton John más lúdico de futuros álbums. De estos tres me quedaría con el tercer tema, de esos en que nunca te fijas pero con el paso del tiempo te das cuenta de que es un temazo. Entre lo más destacado también deben mencionarse la preciosa balada "Salvation", con un estribillo que siempre me ha gustado como lo cantan o un retorno al country con "Slave", donde ni siquiera hay piano.
En general Honky Château se perfila como un disco sobresaliente que mantiene el sano nivel medio de composiciones que tenía Elton John y que abre las puertas hacia otro camino. Su enorme éxito le facilitó el cambio.
Durante tres años, Elton se convirtió en una de las estrellas del momento gracias a sus magníficas composiciones y al equipo del que se rodeó: la Elton John Band clásica, capaz de cazar al vuelo sus nuevas canciones y grabarlas en un par de tomas; Gus Dudgeon, el creador del sonido Elton John y un productor excelente por méritos propios, y Bernie Taupin dándole las letras que necesitaba. Hasta entonces Elton nos dejó una serie de discos igualmente magníficos (algunos son de los mejores de su carrera) que merecen ser reivindicados más allá que como curiosidad para fans. Espero que ustedes les hagan justicia y los disfruten.