Una parte de lo que dije en el post anterior de John Mayall también puede aplicarse a Elton John con ciertas (obvias) diferencias. Cuando tienes 67 años y eres uno de los hombres más ricos del mundo del espectáculo en todo el mundo y sigues cada año dando giras sin parar con conciertos de más de dos horas, es porque realmente te gusta lo que haces. Y se nota. A Elton John le encanta dar conciertos y recibir los aplausos del público, y se los merece.
Le he visto tres veces: el 2003 en un concierto él solo a piano en que tocó un montón de rarezas, el 2009 con banda en un Greatest Hits a saco y anoche. Y la mejor de las tres ha sido sin duda la de anoche... ¿no se supone que con el tiempo uno va perdiendo facultades?
La gira se supone que es la del aniversario del Goodbye Yellow Brick Road (1973) pero alguien debería decirle a Sir Elton que eso fue el año pasado, aunque quizá él lo sepa pero se le ocurrió la idea este año y no quiso desaprovecharla - además que una gira aniversario del Caribou (1974) no sería tan atrayente, ¿verdad? En todo caso da igual, si eso es una excusa para tocar bastantes temas del susodicho disco, bienvenida sea. Y más si eso ha servido para que por fin, tras dos conciertos, haya conseguido escuchar en directo una de mis canciones predilectas de su repertorio: "Funeral for a Friend/Love Lies Bleeding" con la que empezó el concierto espectacularmente, era una deuda que por fin pude saldar.
Cuando después de tocar seguidas tres más del Goodbye Yellow Brick Road ("Bennie and the Jets", "Candle in the Wind" y, sobre todo, esa joya oculta que es "All the Girls Love Alice") anunció que tocaría dos de mi otro gran favorito de su carrera, Madman Across the Water (1971), difícilmente podía ser más feliz. Una sería "Tiny Dancer", claro, pero la otra fue aún mucho mejor, un "Levon" pletórico, espectacular, el mejor momento de la noche con una larga improvisación final muy en la línea de sus directos de principios de los 70.
Puestos a ser quisquillosos, solo le puedo achacar que ese inicio fue tan espectacular que luego necesariamente se notó un pequeño bajón, o al menos para mi gusto con temas de los 70 que nunca han sido de mis predilectos como "Daniel" o "Philadelphia Freedom" (esta última es de sus temas clásicos de los 70 que menos me gustan). Luego el setlist fue basculando entre pequeñas referencias a su etapa post-70s y su edad de oro. Aunque Elton John tiene un montón de hits repartidos en los 80 y 90 parece que él mismo cree que el mayor peso está en los 70 y afortunadamente decanta siempre la balanza hacia esa época. De hecho, el otro momento cumbre de la noche junto a "Levon" sería un "Rocket Man" inmenso, el mejor de los tres que le he visto, iniciado con una larga improvisación a piano. La primera parte la interpretó llevando él todo el peso, con un toque casi bluesero al que luego se le unió toda la banda. Espectacular de veras.
La referencia a su pasado más reciente fue "Hey Ahab" de su disco grabado junto a su héroe Leon Russell (palabras textuales suyas), que aunque no está a la altura de sus grandes temas sonó muy bien - por cierto ni rastro del disco que lanzó el año pasado. En cuanto a sus baladas más lentas, "Your Song" y "Sorry Seems to Be the Hardest Word" recibieron las mayores ovaciones (el público por cierto en general muy cálido y respetuoso, y eso que yo me temía lo peor), mientras que mi gran sorpresa fue "The One", un tema de los 90 que me provoca indiferencia a día de hoy pero que en formato a pelo seco a piano sonaba muy bien. En la gira pasada me pasó lo mismo con "Nikita", una canción que detesto pero que en ese formato descubrí que como composición era buena y además sonaba 100% a él. Lástima de producción en sus versiones en estudio.
De cara al tramo final, me llevé una enorme alegría con la segunda gran sorpresa de la noche. Si al haber empezado con "Funeral for a Friend/Love Lies Bleeding" saldaba una cuenta pendiente con una de mis canciones favoritas suyas, más avanzado el concierto lo haría con otra pero que en este caso no esperaba ni por asomo: "Burn Down the Mission", quizá mi favorita de todas. Cuando sonaron las primeras notas se me escapó un sonoro "¡¡Ostia!!" y me desgañité cantando con la banda el estribillo. Fue mi momento especial de la noche, un detalle que Elton rescatara un tema de su gran obra maestra olvidada, Tumbleweed Connection (1970).
El tramo final fue como en el tour pasado una suma de temas cañeros para acabar a lo grande, con el público ya de pie: "The Bitch Is Back", "I'm Still Standing" (no la soporto pero entiendo que ha de sonar), una última referencia sorpresiva al disco que da nombre al tour con "Your Sister Can't Twist (But She Can Rock 'n Roll)" (de todos modos no sonó tan bien como debería, es casi imposible tocarla al ritmo del disco) y la infalible "Saturday Night's Alright for Fighting", que fue otro de los mejores momentos de la noche, con una interpretación mucho mejor que la de la gira pasada, solo de piano incluido.
No se hizo esperar mucho Sir Elton para el bis, antes del cual firmó unos cuantos discos a gente de las primeras filas. La canción escogida era previsible, la divertida "Crocodile Rock", pero como sorpresa, luego acabó él solo con dos temas que decía que para él eran muy especiales. La gracia es que para mí lo eran aún más: sus dos canciones de la banda sonora de El Rey León, "Circle of Life" y "Can You Feel the Love Tonight". Sí, en su repertorio tiene canciones mejores pero para mí fue un final especialmente emotivo, ya que empecé en este tinglado del rock que ha acabado por definir buena parte de lo que soy y que ha sido una de mis mayores pasiones, gracias a esas dos canciones. Fue como un recuerdo de mis orígenes. Un bonito detalle, Sir Elton.
La banda continua con los dos miembros de la Elton John Band de los 70 (un muy envejecido Nigel Olsson a la batería y Davey Johnstone a la guitarra) a los que se les suman un nuevo bajista (el que ha llevado en los últimos años se suicidó recientemente), un percusionista y un segundo teclista. En general agradezco que no tuviera una banda tan grande en que no supieras de dónde viene cada sonido, y la puesta en escena fue mucho más sobria que en el Red Piano Tour, solo con algunas imágenes de fondo en la pantalla de vez en cuando (algunas más afortunadas que otras pero, amigos, lo kitsch forma parte intrínseca del universo Elton John).
Me faltaron temas, claro, pero para mí este tipo tiene uno de los mejores repertorios del rock, así que es inevitable. Me extrañó la ausencia de "Someone Saved my Life Tonight", que suele ser de las fijas, y me supo fatal que en esta parte del tour no toque "Grey Seal". Aparte de éstas podría mencionar un montón de temas que adoro pero que sería altamente improbable que tocara, dentro de las "no-tan-improbables" diría "The Border Song" (la primera vez que le vi fue la segunda que tocó), "Harmony" o "Curtains/We All Fall in Love Sometimes".
Dos horas y media espectaculares, mi concierto del año (y era difícil superar lo de Steve Hackett) y el mejor de los que le he visto. Sir Elton sigue en forma y disfrutando claramente de su estatus de leyenda de rock aclamada por los fans. Continuamente se levantaba del asiento a saludar a la gente y en cierto momento soltó un bonito discurso (rozando lo ñoño, todo sea dicho) sobre cómo tras más de 40 años en activo ahora es cuando disfruta más de las giras.
Cuando yo digo que es uno de los más grandes artistas de la historia del rock, no exagero, créanme.
Funeral for a Friend/Love Lies Bleeding
Bennie and the Jets
Candle in the Wind
All the Girls Love Alice
Levon
Tiny Dancer
Believe
Daniel
Philadelphia Freedom
Goodbye Yellow Brick Road
Rocket Man (I Think It's Going to Be a Long, Long Time)
Hey Ahab
I Guess That's Why They Call It the Blues
The One
Your Song
Burn Down the Mission
Sad Songs (Say So Much)
Sorry Seems to Be the Hardest Word
Don't Let the Sun Go Down on Me
The Bitch Is Back
I'm Still Standing
Your Sister Can't Twist (But She Can Rock 'n Roll)
Saturday Night's Alright for Fighting
Crocodile Rock
Circle of Life / Can You Feel the Love Tonight?
Ver a un músico en un tour dedicado a celebrar su 80º aniversario tiene su mérito. Pero más aún lo tiene que sobre el escenario uno le eche fácilmente 20 años menos y que se mueva con toda soltura (a diferencia del recientemente fallecido Johnny Winter, a quien se le notaba la edad sobre el escenario), más aún. Ese es el caso del infatigable John Mayall.
Sé que el lector pensará que tengo manía a Eric Clapton, y le aseguro que no es así, que es uno de mis guitarristas favoritos y que me gustaría volver a verle en vivo, pero el caso es que es inevitable hacer comparaciones. Por un lado tenemos al que fuera alumno de Mayall (lo que no quita que luego le superara, ojo), perteneciente a una generación más joven y que a día de hoy gira en grandes recintos con una numerosa banda de musicazos que le permite estar más acomodado, además de plantearse a los 60 y pocos retirarse de una vez (en su autobiografía ya lo dejaba caer, desde entonces lo ha vuelto a dar a entender en varias ocasiones). Por el otro está el que fue el maestro de Clapton y otras luminarias que alcanzarían el éxito con otras bandas, el señor John Mayall, que a sus 80 años recién cumplidos y sin atisbos de querer jubilarse gira con una sencilla banda (batería, bajo y guitarrista) por salas y parece disfrutar aún del contacto con el público. No planteo esto en detrimento de Clapton, quien si sigue en activo a su edad y con su fortuna es porque le sigue agradando su profesión aunque no lo demuestre, sino para enaltecer a Mayall.
Porque, repito, con sus 80 años, sigue siendo un profesional como la copa de un pino y no una vieja gloria a la que uno debe ver con cierta condescendencia por eso de "para lo mayor que está lo hace muy bien". Porque el tipo lleva un mes haciendo un intenso tour que va ¡a casi concierto por día! (mirando en la web, después del concierto de Barcelona que yo vi le espera una semana de un concierto cada día con solo uno de descanso, en las fechas anteriores lleva siguiendo un ritmo similar). Porque en su último concierto en el Liceu tocó hora y media directo al grano. Sin largos discursos, agradecía al público el recibimiento, anunciaba cada tema y de qué disco venía, además de su compositor si era una versión, y punto. Y porque el tipo se permitió un setlist que no iba a lo fácil, con solo un tema del famoso disco de Clapton y ni uno del más célebre de su carrera, el directo The Turning Point (además parece ser que suele cambiar bastante el setlist en cada concierto, es decir que no se apoya en un listado de canciones fijas). Y curiosamente no lo lamenté, porque lo bueno de Mayall es que aunque rescate temas de discos más modernos, siempre se ha mantenido dentro del blues y en directo todas las canciones salen bien paradas (la mejor del concierto de hecho fue una que no conocía de nada, "Chicago Line", con una larga improvisación y solos de bajo).
A Mayall se le veía motivado, encarando cada canción con ganas y dejando generosamente que los miembros de su banda se explayaran (Rocky Athas a la guitarra, Jay Davenport a la batería y Greg Rzab al bajo). Habrá quien crea que los músicos deben jubilarse al llegar a cierta edad, pero para mí Mayall es el ejemplo de lo que debería ser una respetable leyenda de blues que quiere seguir en activo: un tipo que sigue girando infatigable, él solo con sus tres músicos y sus canciones. Nada más.