viernes, 27 de septiembre de 2013

The Who - Tommy


Mi relación con los Who ha decaído mucho en los últimos tiempos. Siendo hace 10 años uno de mis grupos predilectos por excelencia, a día de hoy apenas los rescato y han bajado dramáticamente de mi Top10 de bandas. Es un poco triste darte cuenta de que casi nunca te apetece escuchar un grupo que significaba TANTO para ti, y desde luego con 18 años jamás habría pensado que los Who dejarían de ser tan importantes en mi vida, pero en fin, estas cosas pasan.

Lo curioso es que la última vez que los rescaté un poco fue en Julio del año pasado retomando el Quadrophenia, y ahora en Julio de este año he hecho lo propio con su otra gran ópera-rock: Tommy.

Tommy es un disco que me genera diversas sensaciones. En primer lugar me trae muy buenos recuerdos ya que fue uno de los primerísimos discos que descargué de Internet (vía Kazaa canción por canción, lo cual era un trabajo nada desdeñable al tener más de 20 temas). De hecho los Who fueron una de las primeras bandas de las que bajé música. Era un grupo del que siempre oía grandes elogios pero de los cuales, a diferencia de otros grupos mitiquísimos, en casa no teníamos ningún disco. Tras ver un documental muy bueno del grupo en el Sputnik (bendito Canal 33) me bajé al instante un Greatest Hits y, poco después, el famoso Tommy. Era un disco hacia el que tenía muchas expectativas: el hecho de ser una ópera-rock (algo por entonces casi nuevo para mí) y un disco tan largo y trabajado, la historia tan extraña que contaba, el estatus del que gozaba, etc. Era un álbum del que había oído hablar mucho antes de adquirirlo y por tanto cuando lo escuché por primera vez fue con cierta reverencia.

Obviamente me gustó mucho y asocio los primeros temas a esas primeras escuchas tan especiales, cuando aún tenía la capacidad de sorprenderme y fascinarme tanto por un disco nuevo. Pero el caso es que Tommy nunca llegó a ser uno de mis discos favoritos, como sí lo fue para mis amigos fans de los Who (para uno de ellos de hecho fue uno de esos álbums que le marcaron un antes y un después). Yo siempre preferí sin dudarlo Who's Next y Quadrophenia, ya que siendo honestos, aunque me gustaba la música de Tommy, también es cierto que me costaba horrores oírlo entero. No solo por la duración sino porque es un disco que sigue un estilo muy similar, que por otro lado no es mi faceta favorita de los Who - siempre me han gustado más los Who setenteros o su faceta salvaje en directo por encima de los Who sesenteros más pop. Por ello siempre lo he considerado un muy buen disco pero no era mi primera opción cuando recurría al grupo, de hecho me era más ameno escuchar la versión del Tommy en directo de la edición deluxe del Live at Leeds, que me permitía disfrutar de las composiciones pero con la fuerza extra de sus directos que no está en el disco.

Roger Daltrey interpretando a Tommy, es decir, poniendo mirada perdida al vacío

Volviendo a retomarlo ahora y habiéndome reenganchado tras muchos años debo admitir que Tommy es realmente un gran disco. No solo eso sino que el salto de calidad que hay de sus obras anteriores a esta ópera-rock es impresionante. No lo digo en detrimento de los Who de los primeros discos, que ya tenían una colección fantástica de temazos a sus espaldas, sino por ser Tommy un disco tan trabajado. No sólo Pete Townshend se sacó de la manga una hora de composiciones de calidad (algo que se dice rápido, pero realmente no hay ni un solo tema malo en más de una hora de duración) sino que se curró esa historia tan bizarra y además le dio esa cohesión con melodías y temas recurrentes que se van repitiendo a lo largo del disco. Como resultado, Tommy es un disco que fluye muy bien (solo en el tramo final creo que pierde un poco) y que funciona excelentemente en conjunto. Pocos discos hay de esa época que funcionen tan bien en ese sentido, y de hecho es en ese aspecto que supera de lejos a la primera ópera-rock de la historia, SF Sorrow de los Pretty Things (que por otro lado me parece un disco mucho mejor que el Tommy). Eso reafirma mi convicción de que el arrebato de inspiración que tuvo Townshend entre 1969 y 1973 es algo fuera de lo normal (y lo digo sin ser ya un fanático del grupo): dos discos dobles con conceptos de óperas-rock como Tommy y Quadrophenia, el excelente Who's Next y por medio un proyecto desechado pero que contenía grandes composiciones que inexplicablemente se quedaron en el limbo (el proyecto Lifehouse cuyas canciones por suerte hoy día podemos oír como Bonus Tracks del Who's Next).

Obviamente Tommy se trataba de un proyecto muy ambicioso, y es por eso que por primera vez los Who rompieron su regularidad de sacar un disco por año, ya que necesitaban más tiempo para desarrollarlo. De hecho inicialmente se iban a añadir arreglos orquestales para enfatizar la música (y según algún libro que he leído, ese es el motivo por el que se oye algo "apagado" a veces, porque se grabó pensando que luego tendría ese extra, aunque lo dudo, ya que suena como sus otros discos de la época), pero no se hizo por falta de tiempo, lo cual creo que ha sido para mejor.


No voy a ponerme a comentar cada composición pero como dije no creo que haya ninguna que sobre por completo, lo cual es una mejora brutal teniendo en cuenta que es, al mismo tiempo, el disco más largo que habían grabado hasta entonces y el que contenía menos material flojo: ¿cómo podía ser que hubiera temas flojos en sus álbums anteriores de 40 minutos y que en uno de más de una hora prácticamente no sobre nada? La única de la que prescindiría es de "Underture", que es una pausa musical a mitad de disco que se alarga demasiado, y algún tema del tramo final que no me entusiasma pero tampoco me parece flojo.

De los pocos temas que no pertenecen a Townshend para mí destaca "Cousin Kevin" del bajista John Entwistle y la versión de "Eyesight to the Blind" que encaja muy apropiadamente en el contexto del álbum (por la letra y por la forma como la adaptan).
Del resto me quedaría con temas como "Go to the Mirror" (inexplicablemente casi nadie lo menciona y creo que es de los mejores, por cierto en la película lo cantaba nada más y nada menos que Jack Nicholson), "Christmas" (de los primeros que me llamaron la atención), el dúo "Amazing Journey/Sparks" que gana enteros en la versión del Live at Leeds (la segunda de hecho es casi heavy metal en los conciertos) y que tuve la suerte de poder oír en directo, y por supuesto "We're Not Gonna Take It". No obstante una de las grandes ventajas del disco es que las melodías recurrentes que utiliza son de lo mejor que ha compuesto Pete: "See Me Feel Me" y "Listening to You". Son muy sencillas y fáciles de retener (algo imprescindible para que cumplan su función de vínculo), y además melódicamente son geniales. Cuando se repiten al final por última vez consiguen dar la sensación de que hemos llegado al final de un viaje, que supongo que era su intención.

En la época la gente debió flipar ante algo así y no me extraña que fuera un enorme éxito de ventas. Era novedoso y muy trabajado, pero al mismo tiempo mantenía ese toque melódico y las buenas composiciones que hacen que un disco se sostenga. Por otro lado, aquí ya se intuyen a unos Who mucho más rodados, que funcionan mejor como grupo: Roger Daltrey estaba excelente y en nada daría paso al Daltrey más fiero de los 70 que todos conocemos, la base rítmica de Moon y Entwistle suena a prueba de bombas y aunque donde verdad demostrarían su potencial es en vivo aquí hacen ya un gran trabajo, y en cuanto a Pete, como compositor ya he dicho todo, y como músico hace un gran trabajo. Townshend nunca llegó a reflejar en disco ese sonido tan salvaje que sacaba en directo, en lugar de eso prefería que los álbums reflejaran sus dotes de músico y en Tommy es donde creo que ya se intuye que no era un tipo cualquiera (en este álbum es curioso remarcar que la mayor parte de guitarras son acústicas por ello hay tanta diferencia entre la versión en estudio y en vivo). De hecho fue a raíz de Tommy cuando los Who subieron de estatus: de ser otra gran banda británica a ser una de las más importantes del mundo.

sábado, 21 de septiembre de 2013

David Bowie, artista anónimo

David Bowie, aparte de ser uno de los más grandes artistas de la historia del rock es un personaje muy interesante y lleno de contradicciones. En toda su carrera siempre ha basculado entre un tipo de música exitosa que le diera la fama y su querencia hacia ciertos sonidos y grupos más underground. Hacer un disco como Ziggy Stardust en aquella época era una maniobra muy inteligente a nivel comercial (obviamente eso no tiene nada que ver con su calidad), pero el tocar "White Light/White Heat" en todos los conciertos cuando por entonces nadie conocía la Velvet Underground demostraba sus inquietudes artísticas.

Del mismo modo, aún siendo un artista interesado en proyectar su imagen y alcanzar la fama, ha habido un par de ocasiones muy curiosas en que ha hecho el amago de huir de la fama y querer refugiarse en la humildad del anonimato.


La primera tuvo lugar a finales de los 70 con su exilio a Berlín. Como es de sobras conocido, en aquella época Bowie estaba tocando fondo en Los Ángeles debido a su drogadicción y falta de control sobre su situación personal, así que se fue a Berlín un tiempo para cambiar de aires y de paso impregnarse de las influencias de la capital germana para dar uno de los saltos artísticos más apasionantes de su carrera. Consigo se trajo como mascota a Iggy Pop, por entonces un desecho humano que quería rehabilitarse y emprender una carrera en solitario. Bowie le ayudaría en la grabación de sus dos primeros discos, The Idiot y Lust for Life, pero lo que no es tan conocido es que además luego giró con Iggy en el tour que hizo en el 77 como un miembro más de la banda.

Resulta bizarro que el protagonista de los conciertos, Iggy, fuera mucho menos conocido que el que oficialmente era simplemente el teclista y corista de la banda, David Bowie, pero así fue. Imaginen la escena: Iggy desbocado por el escenario y al fondo Bowie aporreando el teclado indiferente sin buscar ningún protagonismo, simplemente como un músico más. Imagino que la razón de ser de esto era la necesidad de Bowie de evadirse un poco del frenético ritmo de vida de estrella que llevó en los últimos 5 años y que casi acaba con él, una forma de volver a  dedicarse a la música sin preocuparse por ser el centro de atención.


Saltemos diez años adelante. Entre medio habían pasado muchas cosas en el universo Bowie. De entrada se encontró en el cambio de década arruinado después de tantos años produciendo éxitos de ventas y tours interminables. Frustrado, con un hijo al que mantener y después de unos últimos discos más experimentales que fueron celebrados por la crítica pero no el público, Bowie decidió mandar todo a la porra y dedicarse a sacar dinero. Ni más ni menos. No se le puede reprochar nada: había triunfado ya con creces y había perdido todo, había demostrado inquietudes artísticas pero esos discos no vendieron bien. ¿Qué hacer ante una situación así? Pues ir a lo fácil: en los 80 Bowie se convirtió en una máquina de hacer dinero. No sólo grabó una serie de discos que se arrimaban descaradamente a los sonidos más de moda de la época sino que se sumergió de pleno en toda la vorágine promocional de la época: videoclips de lujo, continuas entrevistas, tours gigantescos y excesivos en estadios (teniendo de improbable guitarrista en uno de ellos a ¿¿¡¡Peter Frampton!!??), colaboraciones con otros artistas reputados (¿recuerdan el "Dancing in the Streets" con Mick Jagger?), etc. 

Funcionó, en esos años Bowie ganó dinero para el resto de su vida compensando con creces todo lo que había perdido en los 70. A cambio había renunciado a su integridad artística y más adelante llegaría a reconocer avergonzado que no se sentía orgulloso de lo que había hecho en esos años. Para compensarlo, a finales de los 80 tomó una bizarrísima decisión: se le ocurrió formar un grupo de rock llamado Tin Machine en que él sería "un miembro más de la banda". No solo renunciaba al horrible pop de sintetizadores volviendo a sus raíces rock, sino que para purgarse por la comercialidad en que había caído decidía renunciar al protagonismo e intentar esconderse como si no fuera más que "el cantante y guitarrista de Tin Machine". 

Como podéis ver, para que no le reconocieran, Bowie se dejó perilla en aquellos años.

Obviamente a estas alturas no colaba, y habrá quien sospeche que no se trataba más que una de sus muchas maniobras comerciales quizá oliéndose los cambios que estaban a punto de producirse en el mundo del rock. Sea verdad o no, él fue consecuente con su idea y grabó dos discos bajo el nombre de Tin Machine sin usar su nombre en ellos. Aunque los promotores insistían en anunciar los conciertos que la banda daba en pequeños locales como "la nueva banda de David Bowie", éste se empeñaba en que se anunciasen como Tin Machine a secas. El repertorio por otro lado no incluía ningún tema de su carrera anterior a Tin Machine, y sí muchas versiones incluyendo algunas de artistas poco conocidos por entonces a los que ya tenía echado el ojo, como los Pixies (aún por entonces el bastardo estaba muy al tanto de lo que se cocía en el underground).

Obviamente, como ya he dicho, no coló porque la gente se interesaba por Bowie no por la banda, y el propio Bowie no tardaría en recuperar su carrera en solitario. Una de dos, o Bowie picó de ingenuo o fue otra maquiavélica estrategia publicitaria para compensar tantos años entregado al comercialismo más descarado. En todo caso son dos episodios de lo más curiosos dentro de la carrera de Bowie.

lunes, 16 de septiembre de 2013

What I did on my holidays

Mis descubrimientos del verano:


The Who - Sell Out (1967)


Santana - III (1971)



Eric Clapton - 461 Ocean Boulevard (1974)


Delaney, Bonnie & Friends - On Tour With Eric Clapton (1970)


Spirit - Clear (1968)


The Rolling Stones - It's Only Rock 'n' Roll (1974)

Mi redescubrimiento del verano (disco que conocía de sobras pero he empezado a apreciar de verdad este verano, el año pasado fue Abraxas):


The Rolling Stones - Goat's Head Soup (1973)

Con mención especial a un gran olvidado durante muchos años:


George Harrison - All Things Must Pass (1970)


Y mis dos canciones del verano: