Una de las fantasías por excelencia de todo fanático de un grupo es el poder ver un concierto de dicha banda dedicado a temas poco habituales pero largamente apreciados por sus fans más devotos: unos Queen haciendo un repertorio que abarque solo hasta The Game (1980), los Rolling Stones sustituyendo la mitad de clásicos imbatibles que caen siempre por temas poco oídos de su mejor época, AC/DC tocando algo que no haya caído ya en los últimos 20 años... Y Pink Floyd son ese sentido una banda que se presta especialmente a ello, puesto que entre la marcha de Syd Barrett y su bombazo comercial con The Dark Side of the Moon (1973) hay una etapa apasionante por descubrir, con discos, sí, irregulares, pero con un sonido fascinante al que luego renunciarían, un montón de temazos maravillosos y los mejores directos de su carrera. No somos pocos los fanáticos floydianos que adoramos también esa etapa tan olvidada tanto por el gran público como por los ex-miembros de la banda, si bien este repertorio no me acaba de pegar en el formato de gran estadio que llevan hoy día Roger Waters y David Gilmour.
¿Y quién nos diría en pleno 2018 que Nick Mason, que lleva retirado de la música desde la última gira del grupo en 1994; el multimillonario Mason, que ha dedicado su tiempo estas décadas a coleccionar coches y escribir la autobiografía del grupo; el ex-batería, que lo más que ha tocado en vivo son los 20 minutos del Live 8 y alguna canción concreta como invitado en conciertos de Waters y Gilmour; que, en definitiva, la persona menos probable del mundo para prestarse a ello, de repente aparecería de la nada ofreciendo una serie de conciertos en Londres dedicados exclusivamente a esa etapa del grupo? ¡Eso SÍ que fue una sorpresa! De repente Mason apareció de la nada con un grupo llamado A Saucerful of Secrets y dio unos pocos shows donde todo lo que se tocaba era.... ¡material pre-Dark Side of the Moon!
Es cierto que, aunque Mason es el único miembro del grupo no compositor (salvo alguna excepción solo aparece acreditado como co-autor en composiciones de grupo), siempre ha sentido una debilidad especial por esa etapa más experimental de la banda, y de hecho ha citado el Obscured by the Clouds (1972) como su álbum favorito del grupo, convirtiéndole quizá en la única persona del mundo que opina así. Pero estando ya casi retirado de la música, este capricho era algo inesperado. Y lo mejor de todo es que tras ver que esos pocos conciertos de calentamiento en Londres fueron todo un éxito, Mason decidió extender ese capricho a todo un tour por Europa que, por descontado, no pasaba por España, de modo que un servidor decidió coger su mochila y viajar hasta Düsseldorf (Alemania) para verle en acción.
Después de una telonera de folk francamente aburrida que además cortaba mucho el rollo con sus infructuosos intentos de hablar alemán, pocos minutos antes de las nueve sonó una introducción que no sabría describir más allá de decir que eran sonidos extraños y lo que parecía un diálogo de un astronauta con la torre de control. Pero sí que puedo decir que todo ese rollo realmente sonaba muy "floydiano" y sirvió muy eficazmente para poner al público en tensión hasta que se apagaron las luces y un foco iluminó a un guitarrista que abrió fuego con el inconfundible riff de "Interstellar Overdrive". Puede que hubiera tenido algunas reticencias pese al dinero gastado en este viaje (después de todo Mason es el músico menos interesante de los Pink Floyd clásicos y no conocía al resto de la banda, mi principal motivación era el setlist), pero desde el momento en que oí ese riff y posteriormente a toda la banda entrando con el tema, ya me tuvieron totalmente ganado. ¿Qué mejor forma de empezar un concierto que un tema psicodélico instrumental de ocho minutos?
Seguidamente y sin pausa afrontaron mi otra gran favorita del debut de Pink Floyd, "Astronomy Domine", con Mason, que me hacía dudar en su labor a la batería (no me gusta demasiado como toca en el último directo de la banda, Pulse) llevando adelante el ritmo tan marcado de la canción sin despeinarse. Cuando tras el saludo inicial atacaron "Lucifer Sam" yo no pude más y dejé mi asiento para ver el concierto desde la pista detrás de las sillas que había colocadas para los que tenían entrada de pista. Me era imposible oír esas canciones sentado, así que me puse al lado de un veterano alemán de unos 50 años que también estaba de pie allá abajo, siguiendo ese extraño principio de que si vas a hacer algo inapropiado, mejor que sea al lado de otra persona para poder decir "Como vi que había otro haciéndolo, pensaba que no pasaba nada...". Ahí estuvimos los dos saltando y cantando (¿no es maravilloso poder corear un verso que dice "That cat is something I can't explain"?) hasta que en el siguiente tema un tipo de seguridad me dijo amablemente que no podíamos estar ahí. Pero no se preocupen, al cabo de un rato la pista volvió a llenarse de más gente que prefería ver el concierto al fondo de pie y volví a las andadas justo en el mejor momento, cuando tocaron "The Nile Song", el tema más adrenalítico del setlist.
La banda que lleva Mason consigo incluye los guitarristas Gary Kemp, de Spandau Ballet (¡he visto a un músico de Spandau Ballet en directo!) y Lee Harris, Dom Beken a los teclados y, el más interesante de todos (aparte de Mason), Guy Pratt al bajo, quien ya tocaba en los Pink Floyd post-Waters. Es de destacar cómo Gary Kemp remarcó la ilusión que le hacía tocar esos temas al ser un viejo fan de la banda que los vio en la gira del Dark Side y la alegría con que Guy Pratt atacó "The Nile Song", que decía que era uno de sus temas favoritos del grupo y explicó cómo lo descubrió de joven con el Relics. Se notaba que era un concierto hecho por diversión, con el deseo de disfrutar de estos temas raramente interpretados en vivo... ¿qué otra motivación podría tener un señor de más de 70 años para salir de un cómodo retiro para dar una gira?
Mason se confirma que es todo un cachondo, algo que ya se intuía en su autobiografía del grupo, que está escrita con mucho humor. Al principio del show se presentó diciendo "No somos Roger Waters, ni David Gilmour, sino Nick Mason's a Saucerful of Secrets" y preguntó si alguien había estado en el último concierto que habían dado Pink Floyd en Düsseldorf, allá por el 72 (dos veteranos de mi grada gritaron que sí) y añadió que no recordaba nada de ese show pero que tocarían algunos temas que seguramente cayeron aquella lejana noche. Más adelante recalcaría que su motivación para estos conciertos era, como suponíamos, rescatar viejos temas del olvido, tocando incluso algunos que jamás fueron interpretados por Pink Floyd (así a bote pronto diría que "Fearless" o "The Nile Song" por ejemplo), y por supuesto pasar un buen rato.
Tras la ya citada "Fearless", que no la esperaba en absoluto y me emocionó muchísimo, cayeron dos temas del Obscured by the Clouds que quedaron sorprendentemente casi irreconocibles y luego otra remesa de temas de Syd Barrett como "Arnold Layne" y, una de las grandes sorpresas de la noche... ¡"Vegetable Man"! Un tema que no llegaron ni a acabarlo, tal y como explicó el propio Mason después de dedicar un recuerdo a Syd.
La otra gran sorpresa de la noche vino cuando, tras la intimista "If", la banda de repente se atrevió ni más ni menos que con la ambiciosa "Atom Heart Mother", de la que tocaron unos ocho minutos saliendo más que airosos del reto (este tema por cierto no había caído en los primeros conciertos que dio en Londres). También destaco la ya citada "The Nile Song", sin la inusitada furia que tiene en el disco pero aun así un tema adrenalítico que es ideal para oír en vivo; la intimista "Green Is The Colour" y el cierre del set principal con "One of These Days" (es divertido comprobar cómo solo con oír la primera nota de bajo el público ya se volvió loco).
En cierto instante Mason dijo que ahora iba a llegar un momento que había esperado durante años: "Veréis, Roger es un gran compositor y un buen amigo pero... a veces es un poco difícil como compañero de grupo (risas del público). El caso es que él nunca me dejaba tocar el gong, siempre quería ser él quien lo hiciera. Pero ahora, por fin, ¡voy a hacerlo yo!". Tras esta divertida introducción llegó el mejor momento de la noche: una absolutamente apoteósica "Set the Controls for the Heart of the Sun", tocada en el estilo del Ummagumma (1969), con mucha intensidad y manteniendo el espíritu del tema. Éste fue para mí uno de los grandes puntos a favor del concierto: el que Mason consiguiera preservar totalmente el sonido de los Floyd clásicos, de modo que un tema tan especial como éste sonó muchísimo mejor que las dos versiones que le he oído tocar a Waters, que en su formato de rock de estadio creo que no consigue hacerle justicia (también es cierto que es el único tema de Pink Floyd que no me gusta cómo le queda).
Y como cierre de la noche un bis atípico: primero la magistral "A Saucerful of Secrets" (que sonó a medio camino entre la célebre versión de Pompeya y la de estudio), cuya inclusión para mí ya justificaba el precio de la entrada y por último, una sorpresa más... ¡"Point me at the Sky"! Acabar un concierto con un single que nunca tuvo éxito y que no aparece en ningún álbum del grupo me parece una de las mayores vaciladas que le he visto hacer a un músico dinosaurio. De hecho a mí me encantó como cierre (es un tema que me gusta mucho) pero seguramente fue un cierre muy anticlimático para mucha gente del público al ser un tema bastante raro.
En definitiva uno de esos conciertos con los que uno siempre fantaseó y que nunca pensé que se haría realidad. Lo disfruté aún más que el (magnífico por otra parte) concierto que dio Waters en Barcelona hace unos meses y sin duda fue mucho más especial. Ojalá más músicos se animaran a realizar cosas así de vez en cuando. Puede que sea el músico menos destacado de Pink Floyd, pero sin duda Nick mola.
Interstellar Overdrive
Astronomy Domine
Lucifer Sam
Fearless
Obscured by Clouds
When You're In
Arnold Layne
Vegetable Man
If / Atom Heart Mother (Parts I-IV) / If
The Nile Song
Green Is the Colour
Let There Be More Light
Set the Controls for the Heart of the Sun
See Emily Play
Bike
One of These Days
A Saucerful of Secrets
Point Me at the Sky