Parte del aliciente está en que 1976 fue un año un tanto "raro" en el mundo del rock. Los géneros que habían predominado en esa década (progresivo, glam, cierto tipo de hard-rock) empezaron a estancarse, sobre todo con el grado de saturación y excesos que estaban sufriendo ya las bandas. Todavía no había salido la vieja guardia punk a darle un soplo de aire fresco (aunque su contribución ya he comentado que se tiende a sobrevalorar o malinterpretar) y en algunos álbums de la época se puede apreciar a bandas antes exitosas buscando un nuevo sitio en estos tiempos cambiantes (Black Sabbath) mientras otros arrasaban en las radiofórmulas suavizando aún más su sonido (Eagles) y entraba en escena el famoso AOR (el debut de Boston, que no ha entrado en mi lista por los pelos).
No es un año de grandes novedades musicales, incluso estilos más bizarros como el kraut-rock empezaron a estar de capa caída y otros como el jazz-rock o fusion llegaron a unos extremos de marcianadas que a mí me cuestan de asimilar (eso incluye clásicos innegables de ese año como Romantic Warrior de Return to Forever o Wired de Jeff Beck que, ay, son demasiado para mí). Pero resulta muy interesante como muestra de una escena que estaba saturándose y como ejemplo de que pese a eso siguió habiendo grandísimos discos.
15) Blue Öyster Cult - Agents of Fortune
Aunque por estilo me pegan mucho más los discos anteriores de Blue Öyster Cult, lo cierto es que de lo que he oído de ellos simpatizo más con su primer acercamiento al AOR. Aunque no sea tanto mi rollo la sucesión de temazos que hay aquí habla por sí sola, además de tener una de mis canciones favoritas de todos los tiempos (ya saben cuál es).
14) Led Zeppelin - Presence
Titular asociado a este álbum: el inicio de la decadencia de Led Zeppelin.
Mi respuesta: ¡bendita decadencia si la de todos los grupos fuera así!
Sí, es cierto que es un bajón innegable respecto a lo que venía antes, pero incluso hoy día que los tengo más apartados reconozco que es un gran disco, incluso más allá de los dos grandes temas clásicos (¡y qué dos temas!).
Mi respuesta: ¡bendita decadencia si la de todos los grupos fuera así!
Sí, es cierto que es un bajón innegable respecto a lo que venía antes, pero incluso hoy día que los tengo más apartados reconozco que es un gran disco, incluso más allá de los dos grandes temas clásicos (¡y qué dos temas!).
13) Invisible - El Jardín de los Presentes
El músico argentino Luis Alberto Spinetta tiene el mérito de ser tan bueno que consigue que supere el para mí infranqueable obstáculo de oír música rock cantada en castellano. Un tipo apasionante que estuvo metido en varios proyectos y bandas, en Invisible optó por hacer una banda con cierta tendencia al jazz-rock (especialmente visible en la instrumental "Alarma entre los ángeles") pero que en realidad no se aleja tanto de lo que hacía antes. A destacar la inmensa "Niño condenado".
12) David Bowie - Station to Station
En estos años de incertidumbre nuestro camaleón preferido estaba en plena transición. Ya hacía un par de años que se había bajado del carro del glam antes de que el género decayera oficialmente, había probado con el soul y ahora, aunque aún quedaban resquicios de esa etapa, iba hacia nuevos caminos que desembocarían en la trilogía berlinesa, convirtiéndole en uno de los dinosaurios que mejor supo evolucionar al cambio de tiempos.
Station to Station es por tanto un gran disco de transición entre etapas, que para mí tiene dos de las mayores obras maestras de su carrera - y eso es decir mucho - en el tema homónimo y "TVC15".
11) Rush - 2112
Ya comenté anteriormente la jugada-vacilada que hicieron a su discográfica con 2112, donde mandaron a la porra su demanda de volver a sonar a Led Zeppelin como en sus primeros discos y apostaron de forma aún más contundente por el rock progresivo. Y contra todo pronóstico se salieron la suya y se consagraron definitivamente.
Reconozco que la cara B necesito repescarla de vez en cuando para recordar lo buena que es, pero es que la suite homónima de la cara A (y en especial su obertura) eclipsa prácticamente cualquier cosa.
10) Be-Bop Deluxe - Sunburst Finish
Una de mis debilidades personales, Be-Bop Deluxe fue uno de esos grupos que empezó con la excusa del glam pero que luego tiró hacia lo que hoy conocemos como el cajón de sastre art-rock. El principal artífice es su cantante, guitarrista y compositor Bill Nelson, un guitarrista excelso (fíjense en el solo de "Crying to the Sky") con un gran talento además para escribir buenas canciones que en otras manos habrían optado por darle un toque más convencional. Este álbum es considerado el gran clásico de su carrera (que no es decir mucho dado lo desconocidos que son) y una buena puerta de entrada a uno de los muchos secretos por descubrir de los 70.
9) AC/DC - High Voltage (versión europea)
Mientras el hard-rock fue tirando más esos años hacia el boogie-rock o un sonido más radiofónico, en Australia dos hermanos estaban gestando una banda que volvía al sonido más crudo y primigenio del invento, y que contra todo pronóstico acabarían siendo una de las bandas más famosas de la historia. Su debut es quizá mi disco favorito suyo, repleto de himnos incendiarios de hard-rock y tintes blueseros (la inmortal "The Jack"). Descubrir en su época las guitarras de los hermanos Young y el carisma arrebatador de Bon Scott debía ser algo sensacional.
8) Elliott Murphy - Night Lights
Cuando el señor Elliott Murphy todavía parecía tener esperanzas de consagrarse como cantautor, una especie de mezcla de sus idolatrados Bob Dylan y Lou Reed, se sacó de la manga su disco más ambicioso: Night Lights, más alejado del folk-rock clásico de sus primeros discos y apostando por una producción más ampulosa que al principio me pilló un poco por sorpresa, pero que a la práctica es su disco más redondo. Desafortunadamente no lo logró y ha quedado relegado a esa etiqueta tan simpática de músico de culto, de modo que tenemos que escarbar para llegar a él y a canciones tan inmortales como la estremecedora "You Never Know What You're in For".
7) Genesis - A Trick of the Tail
Tiempos de cambio para una de las bandas más emblemáticas del rock progresivo: su carismático cantante Peter Gabriel se larga, y en su lugar ponen a cantar a su batería, un tal Phil Collins. Nadie daría un duro por ellos en su momento, pero lo cierto es que no solo funcionó sino que consiguieron el mayor éxito de su carrera.
No me enrollaré mucho (ya lo hice en su momento) pero la clave está en dos factores: las canciones siguen siendo muy buenas y la banda apostó por unirse a esa tendencia de aquellos tiempos de tirar el rock progresivo hacia un sonido más amable (¡hola Supertramp!) que tuvo muchísimo éxito.
6) Al Stewart - The Year of the Cat
Es curioso, no he logrado profundizar en serio en la obra de Al Stewart estos años por mucho que adore este álbum, el más mítico de su carrera. Sin poder juzgar si tiene más discos a la altura, sí que diré que The Year of the Cat es una magnífica muestra de pop radiofónico bien hecho, fácil de escuchar pero con canciones sólidas. No creo que haga falta defender el tema homónimo (una de esas canciones que "lo tienen") pero hay mucho más, miren sino "Sand in your Shoes" o "Midas Shadow".
5) Camel - Moonmadness
¿Recuerdan lo que dije de Genesis? Aplíquenlo también a Camel. La banda de Andrew Latimer llegó más tarde que los otros grandes del progresivo, saltándose la época de primeros devaneos y entrando cuando el género estaba en su apogeo y sus excesos. De modo que cuando el progresivo tiró hacia un sonido más light, ellos estaban todavía en pleno crecimiento musical, y además les vino bien porque, siendo honestos, siempre habían sido una banda progresiva que tiraba más hacia sonidos amables.
Moonmadness podría ser perfectamente su mejor obra: entra de maravilla (tiene uno de mis sonidos de teclado favoritos, a modo de detalle a destacar) y canciones como las tres primeras que lo abren te enamoran al instante. No es mi faceta favorita del género, pero cuando está tan bien hecha, ¿qué le voy a reprochar?
Moonmadness podría ser perfectamente su mejor obra: entra de maravilla (tiene uno de mis sonidos de teclado favoritos, a modo de detalle a destacar) y canciones como las tres primeras que lo abren te enamoran al instante. No es mi faceta favorita del género, pero cuando está tan bien hecha, ¿qué le voy a reprochar?
4) Relatively Clean Rivers - Relatively Clean Rivers
La rareza de la lista: una de esas bandas underground que hicieron un solo disco rescatadas hoy día gracias a los blogs de rarezas setenteras. No sé muy bien de dónde sale esta joya, solo sé que fue un disco perpetrado por un tal Phil Pearlman, que había estado en otros proyectos que tengo pendientes de investigar, y que en su época no llegó a casi nadie porque se hicieron solo unas copias de este álbum. Bendito internet que lo ha sacado a la luz, porque a mí me encanta: tiene el sonido exacto de rock americano o folk-rock que más me gusta, con un rollo a lo Grateful Dead o Crosby Stills & Nash, y - lo más sorprendente de todo - muy buenos temas. Que una joya así quedara relegado casi a un capricho de una discográfica es algo que no puedo entender.
3) Van Der Graaf Generator - Still Life
Peter Hammill, completamente a su bola, había decidido reformar su banda Van Der Graaf Generator en una fecha tan poco propicia para el progresivo como 1975. E, ignorante de los cambios que se producían en el género, fue lanzando más grandes discos que seguían su estilo personal tan reconocible al mismo tiempo que anunciaban nuevos caminos. Still Life es una muestra de cómo el hombre iba aún sobrado de talento, como demuestra la emotivísima "Pilgrims" que abre el disco, el tema homónimo o la pequeña suite final.
Yo le tengo además un cariño especial por ser el primer disco que oí del que hoy es uno de mis grupos favoritos.
Yo le tengo además un cariño especial por ser el primer disco que oí del que hoy es uno de mis grupos favoritos.
2) Queen - A Day at the Races
Considerado como el hermano menor de A Night at the Opera (1975), en realidad A Day at the Races es un disco que prueba otros derroteros, no tan excesivo y operístico como su predecesor. Y eso no quita que sea una obra maestra, y de hecho uno de los mejores álbums de Queen. Menos vistoso que los discos que le rodean, A Day at the Races es un álbum que, más allá de sus clásicos - la hard-rockera "Tie Your Mother Down" y la gospeliana "Somebody to Love" (la magia de Freddie Mercury es que adoraba a partes similares a Led Zeppelin, Liza Minnelli y, como se ve aquí, Aretha Franklin) - está repleto de clásicos ocultos del grupo esperando ser descubiertos: mi tema favorito de Roger Taylor ("Drowse"), una de las mejores baladas de Freddie ("You Take my Breath Away"), la mejor canción de John Deacon junto a "Spread Your Wings" ("You and I", que no entiendo cómo no es un clásico) y una de mis mayores debilidades, la balada folk de Brian "Long Away".
1) Be-Bop Deluxe - Modern Music
Me permito repetir grupo porque ambos discos de Be-Bop Deluxe merecían salir aquí. Si Sunburst Finish es su pequeño clásico, el que se cita cuando se quiere recordar a la banda de Bill Nelson, Modern Music es su obra maestra absoluta. Un disco que se me resistió durante años y ante el cual he acabado cayendo rendido, donde afinaron más que nunca ese sonido propio tan especial que - mucho me temo - dejaron más de lado en su siguiente y último álbum, donde las composiciones de Nelson están no solo más refinadas que nunca sino impecablemente secuenciadas a lo largo del disco. Sin ir más lejos la cara B es quizá una de mis suites favoritas del rock, una maravilla de principio a fin.
Qué voy a decir, uno de mis álbums favoritos de todos los tiempos.
Qué voy a decir, uno de mis álbums favoritos de todos los tiempos.