jueves, 24 de diciembre de 2015

Miles Electric

Llevo un par de meses obsesionado con la música de este señor:


No soy un entendido en jazz. De hecho, no tengo ni idea. Pero de lo poco que he ido escuchando, nada me ha impactado tanto como Miles Davis (lo cual es muy poco original, me temo). Pero sobre todo el Miles Davis que se inicia en Bitches Brew (1969), que es el que siempre me ha apasionado.

Mi primer contacto con él fue a los 18 años, y es de esas primeras escuchas que se me han quedado grabadas para siempre. Era una de mis primeras semanas en la universidad y, cómo no, el metro se averió y me retrasé más de media hora. Cuando llegué al campus la primera clase de la mañana ya iba por la mitad, y pensé que puesto que iba a tener que pedir apuntes de todos modos era absurdo entrar a la mitad, así que me fui a la biblioteca a matar la media hora que faltaba. Estuve chafardeando entre los CDs y me topé con la portada del Bitches Brew:


La portada de por sí me atraía mucho por motivos obvios, con ese artwork tan sugerente y misterioso. No había oído nada de Miles Davis ni sabía nada sobre él.  Obviamente me sonaba el nombre, sabía que era un tipo importante pero no tenía ni idea de por qué ni qué había hecho. Así que totalmente virgen en música jazz, cogí este disco, me fui a uno de los equipos de música que había en la biblioteca, puse el CD, me coloqué los auriculares y lo primero que oí del señor Davis fue esto:

Miles Davis - Pharaoh's Dance.mp3

No era lo que esperaba, no era la idea que yo tenía de jazz. Sonaba disperso, pero no en el mal sentido, sino como algo "abierto". El teclado eléctrico me recordaba a un montón de grupos de rock que conocía. Me gustó, definitivamente.
Llegué a escuchar los primeros minutos del tema "Bitches Brew", que ya me noqueó por completo... esas trompetas tan extrañas repitiéndose en eco... realmente esto molaba MUCHO. No tardé en grabarme el disco y oírlo compulsivamente.

Tiempo después he ido escuchando otros álbums de Miles Davis que me han gustado mucho como Kind of Blue (1959) o In a Silent Way (1969), pero ninguno me ha superado la magia de Bitches Brew.

Es cierto que muchos fans del jazz aborrecen este disco y la etapa que le siguió, pero quizá por no ser un fanático del género a mí es la época que más me gusta. Este año decidí atreverme con el imponente Live/Evil (1971), un disco doble repleto de temas largos... y de nuevo fue otra primera escucha que se me quedó marcada de la impresión desde la primera canción:


Guau, es el mismo rollo que Bitches Brew pero con más guitarra eléctrica y más pasado de vueltas. Desde la primera escucha fue mi gran descubrimiento del año que me ha llevado a un par de meses obsesionado con el Miles Davis de primeros de los 70.

Quizá el gran motivo por el que me cuesta acabar de entrar en el jazz es que he empezado demasiado arriba con estos discos. O quizá que lo que más me gusta del género son un tipo de discos con un sonido muy específico que parece que solo Miles y su banda lograron transmitir.

Y ya el último paso fue cuando descubrí este vídeo en Youtube:


Éste es ya otro paso más respecto al Live/Evil, con un sonido cacofónico al borde de lo escuchable. En ese directo Miles ya casi hace menos de trompetista y más de director de orquesta. Los resquicios jazz están bajo mínimos y lo que saca de su banda es un estilo que no sabría definir, a medio camino entre el rock, el funk y otras historias.

Entiendo que a muchos fans del jazz no les guste nada esto. Quizá realmente no es jazz. Pero sea lo que sea, me encanta.